Ecologismo igualitarista y decrecimiento sostenible: la economía ecológica de Martínez Alier


Con decir "la economía ecológica de Mtz. Alier" se pretende dar a entender que, a diferencia de otras disciplinas sociales, como la misma economía mainstream, tan odiada por aquí y por allá pero tan poco estudiada, sobre la economía ecológica hay muchas visiones divergentes. La economía ecológica de Martínez es distinta a la de Daly mismo, por ejemplo, y acaso sin mucho que ver con la que se practica y publica en la Journal de la Sociedad Int'l de Economía Ecológica.
Esto es producto de la vocación multidisciplinaria que la caracteriza: fuera de la llamada visión pre-analítica dibujada por Georgescu-Roegen y Daly, fecunda a grado tal de hacer surgir campos de investigación por entero, no hay modelos estándar en economía ecológica (no hay un par, por ejemplo, del modelo intencional del homo economicus mainstream, sobre el que gravita el grueso de la investigación y docencia de la economía contemporánea).

Sin duda, JMA lleva razón cuando clama que él ha sido y es uno de los protagonistas de la historia de economía ecológica. Sus manuales de finales de los 80 y de los 90 son clásicos, por lo menos en lengua castellana. La economía ecológica de JMA, que comparte la visión general de la relación entre economía y medio ambiente dibujada por Daly, Georgescu y compañía, se separa rápido para comenzar a ser ecología política, lo que es en sí muy bueno, pues contribuye a la diversidad del campo ofreciendo una entrada a cuestiones que no necesariamente ocupan un lugar en el escritorio de los economistas ecológicos, ni qué decir de los economistas mainstream.

Pero la separación lleva riesgos. Algunos se hacen explícitos con el avance de la noción, por demás opinable, del decrecimiento sostenible. En este caso, los riesgos son los de la desinformación sobre lo que ocurre en el corazón de la teoría económica contemporánea en la actual crisis económica global. También los hay por la poca atención que se presta a la vinculación existente en la economía global como fruto de la famosa globalización. En una entrada anterior, habíamos reproducido y comentado un texto reciente de JMA sobre esa noción. La entrevista que se reproduce a continuación, y que se comenta más abajo, da más información sobre la trastienda de la visión política de la economía ecológica de JMA y contextualiza su apoyo al decrecimiento sostenible.

La entrevista se reproduce de rebelion.org,... se han corregido en esta reproducción muchos errores de dedo que desviaban la atención sobre los contenidos. La redacción original, no obstante, se mantiene intacta...

Entrevista a Joan Martínez Alier
“El ecologismo igualitarista enraizará sobre todo entre los desposeídos del mundo”

CIP-Ecosocial


A partir de una primera pregunta de carácter general sobre la crisis de nuestro tiempo, esta entrevista recorre la formación y el trabajo de un académico, de un ecologista, de un ecosocialista que ha hecho confluir economía política, ecología, antropología social y termodinámica en el desarrollo de una crítica ecológica de la economía, y en la construcción de una ecología política que sirva de apoyo a los movimientos sociales del sur del mundo que luchan contra la degradación del medio ambiente. Joan Martinez Alier es catedrático del Departamento de Economía e Historia Económica de la Universidad Autónoma de Barcelona, ex-presidente de la Sociedad Internacional de Economía Ecológica (International Society for Ecological Economics) y autor de numerosos libros y artículos de carácter transdiciplinar de reconocido prestigio internacional.

Pregunta: Los discursos más avanzados de la izquierda social culpan al capitalismo de la situación en la que nos encontramos, una situación injusta desde el punto de vista socio-económico y ecológico, y señalan el socialismo como la alternativa para alcanzar una situación distinta. Sin embargo, los experimentos de carácter socialista llevados hasta ahora no se han caracterizado precisamente por su unión entre aspectos ambientales y sociales. ¿Qué cree Vd. que la izquierda está haciendo mal en este sentido? ¿En qué medida un ecosocialismo es posible en nuestra sociedad?

Respuesta: Me parece bien el ecosocialismo, y también el eco-feminismo, pero será un socialismo sin referencia alguna a los partidos leninistas del pasado. Me interesa más bien algo que se base en el gran movimiento por la justicia ambiental y social que hay en el mundo. El sistema de mercado no garantiza que la economía encaje en los ecosistemas, ya que los mercados no valoran las necesidades futuras ni los perjuicios externos a las transacciones mercantiles, como ya senaló Otto Neurath contra Von Mises y Hayek en el famoso debate sobre el cálculo económico en una economía socialista en la Viena de 1920. El conflicto entre economía y medio ambiente no puede solucionarse tampoco con jaculatorias tales como “desarrollo sostenible”, “eco-eficiencia” o “modernización ecológica”. Ahora bien, si el mercado daña a la naturaleza, ¿qué ocurrió en las economías planificadas? No sólo explotaron a los trabajadores en beneficio de una capa burocrática de la sociedad, sino que preconizaron el crecimiento económico a toda costa, y además les faltó la posibilidad, por ausencia de libertades, de tener grupos ecologistas que protestasen. Hay que inventar algo nuevo, pero eso no lo hará un partido, sino una suma de movimientos sociales.

P: ¿Cuáles son los momentos fundamentales que han influido sobre el desarrollo de esta posición, desde la perspectiva que nos ha expuesto, a lo largo de su rica experiencia intelectual y humana?

R: Desde mis estudios en economía en la Universidad de Barcelona y mi posterior especialización en economía agraria en Oxford, he ido madurando una cierta sensibilidad política en relación con la autonomía de las comunidades, un tipo de sensibilidad “populista” al estilo ruso, por decirlo de otra forma. Aunque al principio de los años 70 mis posiciones sobre la cuestión de las comunidades eran todavía las de un marxista abierto a las influencias de la antropología social y también sensible a las influencias del científico social Karl Polanyi, ya no estaba de acuerdo con la posición que defendía, por ejemplo, Hobsbawm en su libro Primitive Rebels (1959) según el cual los agricultores eran los rebeldes “primitivos” y la verdadera vanguardia sólo podía ser el proletariado industrial y el partido del proletariado. Digamos que en rigor no fui un anarquista, pero estaba muy influido por la historia de Cataluña, y también por los intelectuales antifranquistas y libertarios del Ruedo Ibérico, exiliados en Francia. Todas estas contaminaciones fueron determinantes a la hora de desarrollar esta sensibilidad anti-leninista. También tengo que subrayar la importancia que tuvo, en este sentido, mi experiencia andina donde trabajé no sólo la cuestión de la antropología ecológica, sino que también fui testigo de la resistencia “anti-moderna” de las comunidades indígenas, como en Ecuador, los huasipungueros, o en Perú, los huacchilleros, que vivían en haciendas: ellos no eran siervos a la manera feudal, sino campesinos que resistían a la “modernización” capitalista.

P: De esa manera, uno de sus temas principales de investigación y trabajo ha llegado a ser el así denominado ecologismo popular, la ecología de los pobres, especialmente en los países del Sur del mundo. Todo esto, siempre ha ido unido al afán de indagar la relación entre la economía y el medio ambiente no sólo en términos monetarios sino sobre todo en términos físicos, analizando las incertidumbres resultantes, los problemas de inconmensurabilidad de valores, el problema de los lenguajes de valoración, etc. llegando a ser uno de los pioneros en el campo de la economía ecológica. ¿Podría explicarnos estos dos diferentes planos de investigación y cómo se relacionan?

R: He sido, durante los últimos veinte años, uno de los principales actores en los demorados nacimientos de la economía ecológica y de la ecología política, así como en explicar cómo el enfrentamiento inevitable entre economía y medio ambiente (estudiado por la primera de las dos disciplinas) abría el espacio para el ecologismo de los pobres (estudiado por la segunda), potencialmente la corriente más fuerte del ecologismo. En este sentido, siempre he tenido la idea de que la economía ecológica tenía que servir principalmente de apoyo a los movimientos sociales en el sur del mundo que están luchando contra la degradación del medio ambiente, lo que me hace estar convencido de que el ecologismo igualitarista, y no el socialdarwinista,[1] enraizará sobre todo entre los desposeídos del mundo. Por ejemplo, los activistas de Vía Campesina que incorporan temas de economía ecológica, como la eficiencia energética, la pérdida de biodiversidad, la contaminación química, etc., aunque a veces sin conocer todos los supuestos teóricos de esta disciplina. Y también el fuerte papel de las mujeres, que están a menudo a la vanguardia de las luchas populares ecologistas. Es sobre todo la aparición de ese formidable grupo de ecologistas de carácter popular, así como la fuerza y potencialidad que reconozco en ellos lo que me mantiene activo políticamente, con una serie de viajes en América Latina, en la India, etc.

P: ¿Entonces se puede hablar de conciencia ecologista dentro de esos movimientos populares o sencillamente se trata de una lucha básica por la supervivencia?

R: Para entender el asunto, el libro de Ramachandra Guha, acerca del movimiento Chipko es muy importante. Él demuestra cómo un movimiento campesino, muy similar a otros movimientos de esta región del Himalaya, pero también de otras partes de la India, lucha contra la nacionalización de los bosques, ya iniciada por la administración colonial británica, con el pretexto de realizar una gestión racional. Obviamente, esto significaba que los pueblos indígenas perdían el acceso a los bosques, y de ahí las protestas. También hubo luchas contra un proyecto de plantaciones, porque la comunidad prefería el roble nativo en lugar de las plantaciones de árboles de crecimiento rápido como el pino, por ejemplo. Como se puede ver, estas luchas eran en realidad una forma de lucha por la biodiversidad, aunque se correspondían con los intereses de supervivencia de los que vivían allí. Pero, el movimiento Chipko, que comenzó en la década de 1970 constituye sólo un ejemplo típico de este tipo de movimientos. Algo muy similar pasa con el movimiento de Chico Mendes en Brasil: un sindicalista que había aprendido a leer con la ayuda de un superviviente de la guerrilla comunista refugiado en el Amazonas, en la frontera con Bolivia. Mendes comienza como un defensor de los seringueiros, los recolectores de caucho de la selva amazónica, y posteriormente se da cuenta de la importancia de reclamarse como ambientalista, ecologista, quizás como una forma de protección. Definitivamente, el ecologismo popular es un ecologismo que no sabe que es ecologista hasta la década de 1970 o 1980, es decir, cuando ya era complicado no darse cuenta.

P: Pero en muchos de los sectores más populares de los países del sur del mundo es innegable que existe una fuerte atracción y aspiración a copiar los modelos de consumo y los estilos de vida del norte, de la parte enriquecida del mundo desde un punto de vista monetario. Muchos de sus líderes no esconden una perspectiva muy modernizadora, que hablan de la ecología como de un lujo del mundo rico. También hay que reconocer que las sociedades pre-industriales o pre-capitalistas no siempre han protegido sus ecosistemas y sus servicios. Teniendo presente esto, ¿cuál cree Vd. que pueda ser la verdadera fuerza del ecologismo popular?

R: La teoría del ecologismo popular no dice que todos los pobres del mundo son ecologistas porque, por supuesto, eso es falso. Lo que remarca, simplemente, es que en muchos conflictos ambientales, los pobres se alinean al lado de la preservación de los recursos naturales, no por ideología ecologista, sino en virtud de sus propias necesidades de supervivencia, de preservar los medios de vida, a veces expresadas en un idioma culturalmente específico, como la idea de la santidad de las fuerzas de la naturaleza de algunos grupos indígenas. Por el momento, en América Latina, Perú, Argentina, en particular, pero no sólo, hay decenas de conflictos en torno a la minería, por ejemplo, ahora mismo en Orissa (en India) por la minería de bauxita, enormes conflictos entre grupos indígenas como los Dongria Kondh que defienden la montaña sagrada de Niyamgiri y las empresas extranjeras del aluminio. En este enero del 2009 he estado allí unos días. Y habrá más y más conflictos, porque el metabolismo de nuestra sociedad, la cantidad de energía y materiales utilizados en el carrusel de la producción y el consumo, sigue aumentando más y más. No hay crecimiento económico desmaterializado y la idea de “crecimiento económico angelical”, como Herman Daly dijo irónicamente, es una utopía. Lo que sí es posible es que la intensidad material de la economía baje un poco en los países ricos, pero seguirá creciendo en términos absolutos. En Europa, por ejemplo, ya no producimos el aluminio y el acero, pero lo importamos, como el petróleo, el gas, etc. Las economías en apariencia más “limpias”, funcionan sobre la base de importaciones “baratas”, y son tan limpias porque trasladan hacia fuera el coste ambiental relacionado con la producción.

P: Hacemos un pequeno paréntesis justo en relación a la última idea que acaba de desarrollar. Cada vez más se escucha que hace falta un verdadero cambio del sistema, un cambio que muchos intelectuales cómo Vd., cómo Serge Latouche en Francia, llaman decrecimiento. ¿Cuáles son, entonces, los puntos que debería de incluir cualquier programa de decrecimiento?

R: El decrecimiento económico ya lo tenemos aquí, en la crisis del 2007-2008 del mundo rico. Este ano bajarán las emisiones de dióxido de carbono en España, en Estados Unidos, etc. Se juntó la crisis financiera (por el exceso de hipotecas y de la construcción de viviendas) con una crisis económica. Todo eso ayudado por el precio del petróleo (por el oligopolio de la OPEP, que se mantiene por la escasez de petróleo a la larga). El coste energético de conseguir energía está aumentando. Este decrecimiento económico debería ser socialmente sostenible, hacen falta nuevas instituciones, redistribuir la producción, redefinir el trabajo para incluir el trabajo del voluntariado, también el trabajo doméstico no remunerado, etc. Entender que estamos a un nivel muy alto de ingreso, y que si bajamos un poco no pasa nada. Instituir la renta básica. Evitar el racismo con los inmigrantes. Estamos viendo lo que yo llamo “la Segunda Muerte de Friedrich von Hayek”. Estos días vuelve Keynes, hasta los bancos piden que el Estado los nacionalice porque están temerosos de que los clientes pidan su dinero. Hace falta pues un cambio del sistema financiero. Así que este decrecimiento necesario hay que medirlo no tanto en términos de PIB, sino con indicadores físicos (menor uso de materiales, menor producción de gases con efecto invernadero, etc.) y aplicando el principio de precaución a las tecnologías. Mientras que en los países ricos debe ocurrir esto, en los países más pobres hay que aumentar el uso de energía porque todavía es muy bajo.

P: Acerca de ese nuevo juego de equilibrios entre Norte y Sur, Vd. en muchas ocasiones ha hablado también del problema de la “deuda ecológica”. ¿Qué consideraciones haría al respecto?

R: Hay una gran injusticia en el mundo, el Norte tiene una deuda ecológica hacía el Sur, existe una deuda de carbono, además de todas las deudas colonial y postcolonial que los europeos han contraído en el Tercer Mundo. Se deberá evaluar el importe de dichas deudas, que podría resolverse mediante la eliminación de la totalidad o parte de la deuda externa de los países del Sur, por ejemplo, y desarrollando mecanismos institucionales para garantizar la reinversión del dinero ahorrado en los programas contra la pobreza y la promoción de energías alternativas en el Sur.

P: Volviendo a sus investigaciones en el seno de la economía ecológica y de la relación con la economía crematística, la ortodoxia dominante dentro del mundo académico. En lo que se refiere a estas disciplinas, 'por qué y de dónde nace esta dicotomía, y cuáles son los autores que han sabido expresarla con mayor lucidez y rigor científico?

R: La diferencia entre economía y crematística fue explicada por Aristóteles en su libro Política. Digamos que la primera es el estudio del abastecimiento del oikos o de la polis, mientras que la segunda es el estudio de la formación de los precios en los mercados. La Economía Ecológica critica el “imperialismo” crematístico en dos casos: las extracciones de recursos energéticos y materiales agotables o lentamente renovables, y las inserciones en el medio ambiente. Y en este sentido la crítica ecológica va a tocar un tema ante el cual la ciencia económica no tiene ninguna respuesta convincente: la inconmensurabilidad de los elementos que componen la economía. La Economía Ecológica empieza, pues, poniendo en solfa con mucho gusto buena parte del instrumental de la economía ortodoxa, y a continuación trata de explicar el uso de energía y materiales en ecosistemas humanos. Este punto de vista ha existido por lo menos desde hace unos 120 anos (con Frederick Soddy, Patrick Geddes), pero pocos de los autores de la segunda mitad del siglo XX como Paul Ehrlich, Herman Daly, Barry Commoner, Howard y Eugene Odum, David Pimentel, René Passet, Kenneth Boulding o Nicholas Georgescu-Roegen, han conocido a sus predecesores, cuyas obras yo estudié en mi libro de 1987, Ecological Economics. En este libro expliqué que Podolinsky en 1880, según reconoce Vernadsky en 1925 en su libro Geoquímica, estudió la economía agraria como un sistema abierto a los flujos de energía. Y eso le hace un importante precursor de la Economía Ecológica.

P: Unos de los indiscutidos padres de la economía ecológica del siglo XX fue el ya citado Nicholas Georgescu-Roegen. ¿Cómo se acercó a él y qué obra destacaría del economista rumano?

R: Georgescu-Roegen es muy importante. En 1971 publicó su gran texto, La Ley de Entropía y el Proceso Económico, y uno de mis grandes amigos, José Manuel Naredo, un joven economista que trabajaba por aquel entonces en la OCDE en París, me lo senaló. Ya sabía un poco acerca de él, porque fue también un experto en economía agraria, y en 1960 había publicado un artículo sobre la economía campesina en Europa Oriental, donde todavía no explicita el análisis de la economía en términos del flujo metabólico de energía. Su libro de 1971 que, como un poco toda su obra, resulta bastante difícil de leer, representa un texto fundamental de la Economía Ecológica. El supo investigar de manera atrevida pero brillante sobre los asuntos de la bioeconomía, cómo la denomina él, sabiendo tender, gracias a su enfoque transdisciplinar, puentes fundamentales entre economía, termodinámica y ecología a la hora de explicar cómo el proceso económico se da dentro de un sistema abierto a la entrada de materia y energía y a la salida de residuos.

P: Las preocupaciones por tender puentes entre las ciencias de la naturaleza y la ciencia económica seguramente representan un aspecto fundamental para los economistas ecológicos, y en Georgescu todo esto estaba relacionado con la aplicación de la segunda ley de la termodinámica a la teoría de la producción. ¿Podría comentar algo más acerca de esta ley y su importancia dentro de la Economía Ecológica?

R: La teoría económica neoclásica describe la economía como un sistema cerrado en el que las mercancías se intercambian a través de un sistema de precios regulados por el mecanismo de la oferta y la demanda. Esto tiene alguna utilidad en la medida en que ha desarrollado una serie de ideas relativamente interesantes, pero en última instancia se trata de una visión ontológica equivocada, aún cuando puede ser metodológicamente aprovechable. En realidad, la economía es un sistema abierto que no puede funcionar sin los insumos de energía y materiales, comenzando con la energía del sol a través de la fotosíntesis, o el carbón y el petróleo, que son acumulados, almacenados gracias justo a la fotosíntesis. Pero este sistema produce también residuos. En volumen, el residuo más importante es el dióxido de carbono, pero también cadmio, residuos radiactivos, que son prácticamente imposibles de reciclar. Hay gráficos para ilustrar la naturaleza abierta de un sistema como el económico, como los publicados por René Passet, en su libro Principios de Bioeconomía (traducción al castellano de su obra L’économique et le vivant de 1979). Creo que Passet fue el primero en mostrar gráficamente la economía como un subsistema de un sistema más amplio. Así que en este sistema, no todo es reciclable. Esto es lo que la economía neoclásica denomina “externalidades”, y que pretende “internalizar” por medio del sistema de precios, como si fuera sólo una cuestión de detalle. En general, los economistas hablan de energía y materiales sin preocuparse por las leyes que gobiernan la “gestión” de esos recursos. En concreto, el economista rumano decía que las dos leyes eran la limitación física a la expansión del sistema económico, y que la nueva ciencia de la termodinámica representaba la física del valor económico.

P: Para concluir esta entrevista. Lo que se deduce de lo que ha mencionado anteriormente es que el tema de los flujos de materia y energía, así como la importancia de las leyes físicas en los procesos económicos, son cuestiones fundamentales en la reflexión que se está llevando desde hace algunas décadas a nivel académico. ¿Piensa Vd. que en algunos autores existe la clara intención de elaborar una teoría puramente energética del valor económico?

R: No, pienso que ya no hay tales autores. Yo creo que una teoría del valor energético es equivocada. La importancia del segundo principio de la termodinámica para la economía es que la energía no se puede reciclar. Quemamos petróleo, y se acabó, la energía se “disipa”, ya no sirve para mover el automóvil. Y el petróleo tiene un stock limitado, estamos llegando al pico de la curva de Hubbert. Y además al quemarlo, el petróleo produce dióxido de carbo- no y por tanto aumenta el efecto invernadero. Esos aspectos quedan ocultos en la economía convencional. Los precios están mal puestos. Pero no creo que podamos o debamos contar todo en unidades de energía con la intención de servir de guía para decisiones sociales.

[1] El socialdarwinismo es la creencia de que el concepto de selección natural entre las diferentes especies mediante la lucha por la existencia, y el consecuente triunfo de las más adaptadas, resulta también aplicable a distintos grupos humanos (J. Martínez Alier y K. Schlüpmann, La ecología y la economía, FCE, México, 1992, p. 25).

Monica Di Donato es responsable del Área de Sostenibilidad del CIP-Ecosocial

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Comentarios a la entrevista:

  • Sobre el ecologismo de los pobres: Con todo respeto, se me hace una actitud un tanto alzada hablar con tanta extrañeza de los "pobres." La ecuación grupos indígenas=pobreza que valida JMA no sólo es falsa (ahí están los seminoles), sino políticamente indeseable. JMA parece abrazar el papel del intelectual que desarrolla "teoría" que luego abrazan los pobres en sus luchas políticas "aunque no entiendan los principios teóricos." ¿Es ese el papel de los intelectuales? ¿Andar diciendole a la gente cómo vivir? Considero mejor la vocación de promover el acercamiento entre los movimientos sociales y el conocimiento científico (incluído, claro está el de las economías estándar y ecológica) y que sean ellos, y no los intelectuales, quienes enriquezcan con la ciencia su programa político. La economía ecológica, dice JMA, tiene que servir a los movimientos sociales. Bueno, obvio. Pero también la matemática, la ciencia política y, seguro, la economía estándar. Si no fuera así, ¿Qué hace tan especiales a los economistas ecológicos? ¿No se estarán subiendo a su ladrillito? El papel de la economía ecológica, aun siendo ecología política, para integrarse en programa político de movimientos sociales es no distinto ni más importante que el papel del resto de las disciplinas científicas. Para decirlo domingueramente, en lugar de decir "aquí esta la neta", me parece que cabría seguir explorando el terreno en común entre la vocación sistémica y multidisciplinaria de la economía ecológica y las tradiciones políticas de izquierda, incluyendo desde luego aquellas que tienen la posición, muy defendible, de que el sujeto "revolucionario", si es que sigue existiendo, ya no está en el proletariado industrial... Sin menospreciar un centímetro la excelente obra de fundación y divulgación de JMA, me parecen más fecundas las ideas a este respecto de Fco. Fernández Buey en "Nuestro Marx," aunque Fernández Buey no se haya puesto a hacer economía ecológica (no que sepamos).

  • JMA dice que el sistema de mercado no hace que la economía encaje en los ecosistemas. Considero este un reclamo con cierta necedad: la sociedad humana misma no encaja en los ecosistemas. La tecnología humana no encaja en los ecosistemas. La ciencia humana no encaja en los ecosistemas. ¿Qué hay de extraño en que "el mercado" hace que la economía no encaje en los ecosistemas? La pregunta sería ¿qué hay en la sociedad humana que sí encaja?

  • ¿Qué es un anarquista "en rigor"? No hay que olvidar que JMA defendió la posición anarquista en un famoso intercambio epistolar con Sacristán y Daniel Lacalle.

  • Tengo la noción de que el ecologismo que JMA defiende, aquél que los pueblos pobres cultivan para defender sus propios medios de vida, se asocia con una situación (la de depender tan directamente del medio natural local, que a su vez se asocia en promedio con tener ingresos per capita muy bajos) que los pueblos mismos quisieran dejar atrás. Basta comparar la calidad de vida (con la medida convencional, es decir, la occidental) entre la vida urbana en general y la vida rural de los ecologistas pobres. A riesgo de ser grosero, me parece que el asunto no es ir a estudiar cómo es que dichos grupos se vuelven ecologistas "sin quererlo," o cómo pueden esgrimir tal o cual concepto que los intelectuales de la economía ecológica ahora ofrecen. El asunto es estudiar cómo es posible lograr, si acaso, que el sistema social asegure calidad de vida para todos, incluidos, claro está los 3 mil millones de personas que aún hacen falta antes que la población mundial se estabilice.

  • La idea del decrecimiento sostenible ya la comentamos antes.
Ha habido oportunidad de discutir otras nociones sobre ecología política, que por mala fortuna no se conocen tanto en los ámbitos de la economía ecológica en castellano...

Escritores y gobiernos...

En el contexto de el acoso del gobierno de Chávez a un foro organizado por el libertario instituto Cato, http://www.cato-at-liberty.org/2009/05/27/chavez-tries-to-shut-down-pro-free-market-educational-conference/ Vargas Llosa es detenido en el aeropuerto. A ver si no lo declaran culpable por terrorismo de las ideas... Recuerdo en México, en 2006, el gobierno y los medios se lanzaron contra la Poniatowska por su abierto apoyo a López Obrador en su campaña presidencial. Recuerdo una columna de Sergio Sarmiento encanijado porque atacaban a la que él llama "Elenita". Sarmiento pedía, tal cual, que la dejaran en paz, y que si estuvieran en una cantina Sarmiento se liaba a golpes en su defensa... Y eso viniendo de Sarmiento, que no es ningún patrono de los corazoncitos de la izquierda mexicana...

Algo similar pasa con el autor de La guerra del fin del mundo (una de las mejores novelas que andan por ahí en lengua castellana). La obra literaria del peruano es imponente, y uno no puede sino admirarla.

No es secreto que el MVLL tiene agenda política latinoamericana. Todos recordamos la cercanía con Fox (quien lo declaró su amigo, además de, instalado en la ignorancia, premio nobel, además de colombiano... )... y qué? ¿Cuál es el problema?

Lo que ocurre con Chávez y el acoso al foro del Cedice y a Vargas Llosa (y a su hijo) es el acoso del Estado contra quienes no comparten la visión (en el ridiculo, Chávez ya lo declaro "ex-intelectual"). Es el ataque a la disidencia.
Si se invirtieran los colores, si Chávez fuera considerado un dictador de derecha en lugar de uno de izquierda, si el Cato Institute y Vargas Llosa fueran percibidos como activistas de izquierdas, el acoso observado causaría un escándalo en las izquierdas. Pero ya se ve que las izquierdas no miden con la misma vara, y no sería sorpresa que callaran ante el acoso de un régimen a un escritor que es libre de expresar lo que piensa, y de actuar políticamente como mejor le parezca...

El gremio, a favor de los trabajadores...

No está vacía la historia de intervenciones ocasionales, vía cartas públicas, que economistas destacados realizan para promover o para atacar alguna cuestión de la vida económica en cualquier parte del mundo. ...

Ya habíamos dado cuenta de el encontronazo (que visto de cerca no lo era tanto) entre quienes promovían y atacaban el paquete fiscal que el gobierno de EUA acabó implementando...
[aquí] y [aquí]

Ahora, la revista Sin Permiso traduce al castellano una carta pública (cuya versión original no he logrado encontrar aún... no obstante, por obvias razones, damos por buena la traducción de SinPermiso y la existencia de la misma...) de varios economistas (que de otra manera díficilmente firmarían algo juntos, como Arrow, Stiglitz, Solow, Rubini, DeLong, Blinder...) apoyando al colectivo laboral ante la situación en la que se encuentra en términos de las negociaciones con las organizaciones patronales en EU. A ver si muchos de quienes piensan que los economistas "tradicionales" o "mainstream" o etc.. se la pasan pensando en el bienestar de los capitalistas (pues tal es el maniqueísmo ocasional en muchas izquierdas) reconsideran un poco...

Noten, no obstante, que la posición de los economistas no es ninguna desviación del núcleo sólido de la teoría económica estándar, que incluso se puede encontrar en cualquier manual introductorio, en particular la noción de que el aumento salarial real debe ir equiparado con el aumento de la productividad...


40 destacados economistas norteamericanos firman una declaración a favor de la resindicalización de la vida económica
Kenneth Arrow · Dean Baker · Joseph Stiglitz · Robert M. Solow · et alteri ·
24/05/09

Premios Nobel como Arrow, Sollow y Stiglitz, y otros 37 científicos sociales norteamericanos de primer nivel, como Dean Baker, James Galbraith, Brad De Long, Robert Frank, Richard Freeman, Frank Levy, Lawrence Michel y Robert Pollin, en apoyo de los sindicatos, de los trabajadores y de una nueva legislación que democratice la vida laboral en los EEUU.

Aunque su colapso ha dominado la reciente cobertura de noticias por parte de los medios de comunicación, el sector financiero no es el único segmento de la economía estadounidense que atraviesa graves dificultades. Las instituciones que gobiernan el mercado de trabajo han fracasado también, generando la insólita e insana situación actual, en la que la remuneración horaria de los trabajadores norteamericanos se ha estancado, a pesar del incremento de su productividad.

En efecto: entre 2000 y 2007, el ingreso del hogar mediano en edad laboral cayó en 2.000 dólares, un desplome sin precedentes. En ese tiempo, prácticamente todo el crecimiento económico de la nación fue a parar a un reducido número de norteamericanos ricos. Una de las razones de peso que explican este paso que va de una prosperidad ampliamente compartida a una creciente desigualdad es la erosión de la capacidad de los trabajadores para organizarse sindicalmente y negociar colectivamente.

Una respuesta natural de los trabajadores incapaces de mejorar su situación económica es organizarse sindicalmente para negociar una participación más equitativa en los resultados de la economía, y ese deseo queda bien reflejado en encuestas recientes. Millones de trabajadores norteamericanos –más de la mitad de los que no tienen cargos ejecutivos— han dicho que desean la presencia de sindicatos en su puesto de trabajo. Sin embargo, sólo el 7,5% de los trabajadores del sector privado están ahora mismo representados por una organización sindical. Y en todo 2007, menos de 60.000 trabajadores lograron una posición sindical mediante elecciones sancionadas por el gobierno. ¿Qué es lo que explica tamaño hiato?

El problema es que el proceso electoral supervisado por el Comité Nacional de Relaciones Laborales ha degenerado y se ha vuelto hostil, con feroces campañas de la patronal para prevenir la sindicalización, a veces hasta el punto de incurrir en flagrante violación de la legislación laboral. Los simpatizantes de los sindicatos son rutinariamente amenazados y aun despedidos, y tienen pocos recursos efectivos para defenderse legalmente. Y aun cuando los trabajadores logren superar esa presión y votar por la presencia sindical en sus puestos de trabajo, dada la resistencia de la patronal, una de cada tres veces son incapaces de lograr contratos.

Para remediar esa situación, el Congreso está reflexionando sobre la oportunidad de la Ley de Libertad de Elección de los Empleados (EFCA, por sus siglas en inglés). Esa ley cumpliría tres propósitos: en primer lugar, daría a los trabajadores o la oportunidad de usar un mecanismo de firmas mayoritarias –instituyendo un procedimiento sencillo para que los trabajadores pudieran indicar, con sólo estampar una firma, su apoyo a la presencia sindical en el puesto de trabajo—, o la puesta en marcha de unas elecciones supervisadas por el Comité Nacional de Relaciones Laborales; en segundo lugar, triplicaría el castigo para los empresarios que despiden a sindicalistas o violan otras leyes laborales; y en tercer lugar, crearía un proceso capaz de garantizar que se dé a los empleados recién sindicalizados una oportunidad justa para obtener un primer contrato, pudiendo acudir a un arbitraje tras 120 días de negociaciones infructuosas.

La EFCA reflejará mejor los deseos de los trabajadores que la actual “guerra en torno a la representación”. La Ley rebajará también los niveles de acrimonia y desconfianza que acompañan ahora a menudo las elecciones sindicales bajo el presente sistema.

Una marea creciente sólo levanta todos los botes cuando el trabajo y la patronal negocian en condiciones de relativa igualdad. En las últimas décadas, el grueso del poder negociador ha estado del lado de la patronal. La actual recesión seguirá debilitando la capacidad de los trabajadores para negociar individualmente. Más que nunca, los trabajadores necesitan actuar colectivamente.

La EFCA no es una panacea, pero restauraría cierto equilibrio en nuestros mercados laborales. Como economistas, creemos que es de vital importancia avanzar en la reconstrucción de nuestra vida económica y robustecer nuestra democracia fortaleciendo la voz del pueblo trabajador en el puesto de trabajo.

Firman esta declaración: Henry J. Aaron, Brookings Institution; Katharine Abraham, University of Maryland; Philippe Aghion, Massachusetts Institute of Technology; Eileen Appelbaum, Rutgers University; Kenneth Arrow, Stanford University; Dean Baker, Center for Economic and Policy Research; Jagdish Bhagwati, Columbia University; Rebecca Blank, Brookings Institution; Joseph Blasi, Rutgers University; Alan S. Blinder, Princeton University; William A. Darity, Duke University; Brad DeLong, University of California/Berkeley; John DiNardo, University of Michigan; Henry Farber, Princeton University; Robert H. Frank, Cornell University; Richard Freeman, Harvard University; James K. Galbraith, University of Texas; Robert J. Gordon, Northwestern University; Heidi Hartmann, Institute for Women’s Policy Research; Lawrence Katz, Harvard University; Robert Lawrence, Harvard University; David Lee, Princeton University; Frank Levy, Massachusetts Institute of Technology; Lisa Lynch, Brandeis University; Ray Marshall, University of Texas; Lawrence Mishel, Economic Policy Institute; Robert Pollin, University of Massachusetts; William Rodgers, Rutgers University; Dani Rodrik, Harvard University; Jeffrey D. Sachs, Columbia University; Robert M. Solow, Massachusetts Institute of Technology; William Spriggs, Howard University; Joseph E. Stiglitz, Columbia University; Peter Temin, Massachusetts Institute of Technology; Mark Thoma, University of Oregon; Lester C. Thurow, Massachusetts Institute of Technology; Laura Tyson, University of California/Berkeley; Paula B. Voos, Rutgers University; David Weil, Boston University; Edward Wolff, New York University.

Traducción para www.sinpermiso.info: Ricardo Timón

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Como Robin Hood, pero de cabeza

[Como en la fórmula de William Baumol...]

Del Correo Ilustrado de La Jornada de hoy (25 mayo 09)
Solicitan la gratuidad en el transporte público pero una tarifa reducida en el concesionado...

Que la mayor parte del costo del subsidio solicitado caiga sobre la sociedad toda... y sobre los empresarios del transporte concesionado, sólo un chachito...


Como si el presupuesto público fuera fuente inagotable de subsidios. Como si no se pagara, a final de cuentas, con impuestos de toda índole...

Ya se ve quién ocupa un lugar más grande en el corazoncito de las Redes Universitarias...

No sería sorpresa que este tipo de medidas acabara teniendo un efecto regresivo: beneficiando más a quien menos lo necesita (o perjudicando más al más amolado)

Y eso por no decir el costo de oportunidad que los recursos públicos tienen. Cualquier peso destinado a apoyar a los universitarios (incluyendo a los de las universidades privadas...o ¿a poco también están pidiendo que los peseros discriminen: si eres de la UNAM, UAM, Poli, etc. un precio, si eres del Tec, ITAM, Unitec, etc. otro?) es un peso menos que se puede destinar, por ejemplo, a dotar de agua a las ciudades perdidas, o a apoyar a familias marginadas para que lleven a los chamacos a la primaria, a a dotarles desayunos para combatir la mala alimentación,..., o incluso, para invertir en infraestructura de cualquier índole en el DF... pero no... las Redes Universiarias, por lo que se ve, no ven mucho más allá de sus narices...

Si quieren que el costo del transporte no sea razón para la deserción de estudiantes de universidades públicas, mucho mejor sería, y mucho más barato, un programa focalizado de apoyo a dichos estudiantes, basados en estudios socioeconómicos que de por sí practican a sus estudiantes dichas universidades...

¿Por qué no, en lugar de hacer berrinche y estirar la mano, fomentan un programa de apoyo solidario entre estudiantes para hacer un fondo de aportación y disfrute anónimos? ¿Por qué no apelar y cultivar el sentimiento de colectividad y altruismo? Si la banda sabe que ese pesito que le sobró en las quekas, donado, puede pagar el metro del compañero que de plano no tuvo ese día para transportarse a la escuela, es muy probable que lo done... En la ciencia social experimental hay evidencia de que el altruismo y el anonimato pueden dar mejores resultados que los programas de transferencia centralizados (como el del subsidio solicitado)... Aquí, un excelente survey de experimentos que apoyan la hipótesis de que el altruismo (el tecnicismo anglosajón en este contexto es "other-regarding preferences") y la reciprocidad juegan un papel mucho más importante de lo que se podría concluir a partir de la ciencia social (en particular económica) tradicional (crf, el homo economicus...)

Como sea, apelar a eso sería más cercano a las tradiciones de izquierda (solidaridad, comunidad...) y más alejado del paternalismo de estirar la mano a papá gobierno que, cuál parásito, nos come la creatividad...

pero a lo mejor no es tan sexy ni tan rentable políticamente hablando...

Econometría y Ciencia: Las ideas al vuelo de Ricardo Medina


Con todo respeto. No se puede resistir el juego de palabras con el título de su columna.
Pero es que no se puede estar de acuerdo con su columna "El Enigma de la Recuperación." Yo no soy econometrista. Pero no por ello desestimo el poder analítico de dicho conjunto de herramientas. Hay que responder a estas críticas mal fundadas pues a veces funcionan como pretextos autoreforzadores entre estudiantes que no quieren quemarse las pestañas estudiando econometría o matemáticas...





Aquí el vínculo

Aquí la columna, comentada en rojo, que ya hacía tiempo no lo hacíamos...

El enigma de la recuperación

La econometría es una herramienta más en la lucha de los economistas por entender la realidad de la que se ocupan – que no es otra que discernir cuáles asignaciones de recursos resultan más o menos eficientes, entre varias opciones, para enfrentar la escasez- e incluso, para algunos optimistas incorregibles, la econometría podría ser útil para elaborar pronósticos acertados.

[Pero entonces estamos llenos de optimistas incorregibles...]

Esto último es mero abuso de la econometría. Es ponerle numeritos a los horóscopos. Una variante del “wishful thinking”, ensoñación que el diccionario Webster describe así: the attribution of reality to what one wishes to be true or the tenuous justification of what one wants to believe

Mero abuso de la econometría! ¡Ponerle numéritos a los horóscopos! ¿Quién iba a decir que la política económica mundial estuviera diseñada por aprendices de Walter Mercado?]

Hay indicios de que los mercados mundiales creen que lo peor del golpe recesivo ya pasó. Los mercados – que no son otra cosa que personas de carne y hueso arriesgando recursos propios- suelen ser más acertados que los econometristas de laboratorio y mucho más certeros que los profetas interesados en que la realidad se ajuste a sus cartabones ideológicos.

[Los mercados: personas de carne y hueso arriesgando recursos propios que suelen ser más acertadas que los econometristas... ¿Y se ha tomado la molestia Medina de preguntar qué usan "los mercados" para elaborar pronósticos y determinar en dónde arriesgar los recursos propios? Digo, no creo que usen econometría, que puesta a adivinar es pura chapucería barata.... (Aquí aplica el "Si no se ha dado cuenta, Srita., estoy siendo irónico"...)]

La economía, comparada con otras ciencias, tiene pocas certezas que ofrecer. En el terreno de las disciplinas que estudian la conducta humana, con el auxilio de herramientas matemáticas y a través de métodos más o menos experimentales, terreno al que pertenece la economía, el principio de incertidumbre del físico Werner Heisenberger (enunciado en 1927) se vuelve algo así como el principio de lo incognoscible.

[La economía no tiene certezas que ofrecer, claro, comparada, digamos, con la física cuántica :o) No quiero ser necio, pero no veo cómo el principio de incertidumbre de Heisenberg se aplique a cualquier cosa en ciencias sociales. Me parece que Medina cae en el lenguaje: es más o menos sabido que "principio de incertidumbre" es mala traducción del alemán, que más bien qusiera decir "principio de indeterminación". Indeterminación no es no-cognición (no es lo mismo no saber cosas, que saber que no se pueden saber cosas...para muestra, el desarrollo tecnológico basado en el avance teórico cuántico...). Es común, pero erróneo, trasladar la "incertidumbre" de Heisenberg, que es más indeterminación, a la incertidumbre de la que se ocupa la economía, que es más estadística y probabilística...y ZAZ que creen? Una excelente herramienta para lidiar con esta incertidumbre es..tamborileo... la econometría!!!...]

Sabemos que habrá recuperación, sospechamos, gracias a los mercados y a un puñado de indicadores – digamos la venta de nuevas casas en Estados Unidos –, que ya se “tocó piso” o casi, pero no sabemos mucho más. Ponerle numeritos a esas u otras conjeturas podrá ser, en todo caso, un juego divertido o una estratagema para defender o atacar a tal o cual gobierno, a tal o cual ideología, a tal o cual creencia, pero nada tiene que ver con la ciencia.

[Sospechamos que habrá recuperación. Pero "sospecha" no es lo mismo que "pronóstico". Pero ¡aguas Ricardo!, no vayas a hacer un pronóstico basado en mera adivinanza... Ah! "Lo dicen los mercados". Ah bueno, ya con eso. "Los mercados" sí saben, ya se ve. Así que hay que prestar atención a la venta de nuevas casas para saber si indica recuperación. Para eso hay que ver cómo se ha comportado dicha variable en pasadas recesiones (ya provocadas por crisis financieras, ya por asuntos cambiarios) y hacer pruebas de hipótesis para ver si tiene o no tiene un efecto estadísticamente significativo antecediendo la recuperación... Chin! eso quiere decir que hay que ponerse a hacer econometría! Pero Medina dice que eso es "ponerle numeritos a las conjeturas"... "hacer un juego divertido para defender o atacar gobiernos". "Nada que ver con la ciencia". Caray. Que proposición mas desafortunada e incorrecta. Pocas herramientas son tan transmisibles y tan poderosas como la econometría. Estirando las palabras, es una herramienta que democratiza la ciencia de la predicción (aunque la "democratización" requiera de un año de estudio fuerte para aprender sus virtudes y sus limitaciones). No por nada otras disciplinas "fuertes", como las ingenierias, las matemáticas aplicadas, o la física estadística, estén recurriendo más y más a ese artificio que se perfeccionó en el gremio... Qué lástima que Ricardo sólo vea en algo que no comprende a cabalidad herramientas ideológicas...]

Mucho menos hemos logrado, en economía, dilucidar con exactitud la cadena de causas y efectos detrás de las recuperaciones.

[A riesgo de que los 4 lectores (Catón dixit) me recenten el "neoliberal", bien haría Medina en leer a Friedman y Schwartz con su recuento de la gran depresión y de la recuperación posterior. También podría revisar el trabajo de Bernanke, experto él mismo en depresiones y recuperaciones. Pero también haría muy bien en explicar qué quiere decir con "exactitud". Si exactitud es "Un auto a 100km por hora hace 2 horas recorriendo 200 kilometros" pues entonces está peleando con enemigos a modo.]

Cuando se verifique el repunte de la actividad económica en Estados Unidos no sabremos a ciencia cierta si fue por las carretadas de dinero público o porque alguien atinó a las palabras que hicieron recobrar la confianza o simplemente porque millones de personas siguieron trabajando, se ajustaron el cinturón, aceptaron pérdidas y se levantaron…

[No pues ¿quién está acudiendo a la conjetura indemostrable? Con todo respeto, si no se entera Medina "a ciencia cierta" de las razones de la recuperación, bien podría ponerse a revisar el debate del gremio, sobre el que hemos venido hablando en esta bitácora y precisar, de nuevo, qué quiere decir con "a ciencia cierta". Certeza en ciencias sociales no es lo mismo que certeza en ciencias duras. ]

Es la “ciencia” de muchos enigmas no resueltos. Por lo pronto, hay indicios de recuperación y la mayor parte de las carretadas de dinero público aún no se ejercen…Tal vez lo más honesto sería ahorrarle todo ese dinero a los sufridos contribuyentes.

[De nuevo. Sobre los supuestos indicios de recuperación: http://gregmankiw.blogspot.com/2009/03/wanna-bet-some-of-that-nobel-money.html También vaya este artículo, cuyo anuncio vi en el blog de Mankiw, sobre recesiones y recuperaciones. Aquí el abstract:
Abstract
Using panel data for a large set of high-income, emerging market, developing, and transition countries, we find robust evidence that the large output loss from financial crises and some types of political crises is highly persistent. The results on financial crises are also highly robust to the assumption on exogeneity. Moreover, we find strong evidence of growth over optimism before financial crises. We also find a distinction between the output impact of civil wars versus other crises, in that there is a partial output rebound for civil wars but no significant rebound for financial crises or the other political crises. (JEL D72, D74, E32, E44, O17, O47)

A lo mejor Medina es la versión doméstica de ese "sobre optimismo" sobre la recuperación. La literatura económica, en su conjunto, es bastante menos conclusiva. Pero a lo mejor Medina no quiere prestar atención a la literatura económica porque usa econometría, como el estudio referido. También sería honesto de su parte anunciar a sus lectores que su desestimación por la econometría le lleva a desestimar a la disciplina casi en su completitud, pues es la herramienta mas usada, aunque no la única, en sus estudios empíricos]

El mito de la recuperación económica...

El debate académico respecto la crisis financiera internacional podría ser dividido en tres etapas.
  • El desenvolvimiento de la crisis (Regulación excesiva vs regulación laxa)
  • El paquete de estímulo (¿Qué tanto es tantito?)
  • El inicio de la recuperación (Crecimiento rápido o crecimiento lento, "if any")
A pesar de lo diverso y disperso del gremio, pareciera que el debate ha sido llevado a cabo por un conjunto muy pequeño de personajes ubicados en el corazón mismo del mainstream (Gente asociada a la FED, en la vertiente monetaria, académicos "estrella", en la fiscal y "general," por así decir) (Bernanke, Taylor, Mankiw, Krugman, DeLong, Fama, Rubini, Rodrik, Acemoglu, Samuelson, Stiglitz, Lucas, ...)

Y para añadirle candela al asunto, el intercambio entre Mankiw y Krugman ha subido de tono aún. Mankiw retó a Krugman a apostar plata sobre sus respectivos pronósticos de recuperación. Krugman, pa decirlo rápido, se rajó.

http://gregmankiw.blogspot.com/2009/05/paul-krugman-concedes.html




¿Quién sabe en qué mundo viven?

Unos y otros: tanto los que dijeron lo que dijeron como los que transmiten el mensaje...
A la otra nos van a recetar la teoría del compló. 

... a estas "izquierdas" hay que recordarles la frase de Sacristán que está por debajo del título de esta bitácora.

El ciclo del agua y el sentido del humor...

Estaba revisando este reporte sobre los recursos hidricos en el mundo...


http://dlc.dlib.indiana.edu/archive/00004198/01/REPORT19.pdf





Luego encontre el usual dibujo que muestra el ciclo del agua:



Ven algo malo?

Hay algo especial?

Pues parece que aun en tiempos en los que hay seriedad extrema en los reportes de investigacion, papers, etc., aun queda quien tiene sentido del humor para acompaniar al oscuro reporte (oscuro por la informacion contenida sobre la crisis hidrica) con un sonriente sol...

El cóctel regulatorio que viene: el manejo del agua en México

De este, que parece ser un excelente documento,


el siguiente cuadro:
¿¡Qué tal!? ... y eso que no aún no está incluida la interacción entre agua superficial y agua subterránea (Si el agricultor de riego no es muy eficiente en el uso de su bien privado, el agua con la que irriga, y se le escurre la mitad, está contribuyendo a la recarga del acuífero, que es un bien público.... Quiobo? Áteme Ud. esta mosca por el rabo...

Sobre profecías autovalidantes

Va, de la imaginación del Gabo, un ejemplo de lo que puede ser una profecía autovalidante. Esto es, una situación que, una vez que se tiene considerada su realización en las expectativas de los agentes, influye de tal manera en las decisiones de éstos a tal grado que su comportamiento lleva a que se cumpla.


Algo muy grave va a suceder en este pueblo


Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde:

–No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.

Ellos se ríen de la madre. Dicen que esos son presentimientos de vieja, cosas que pasan. El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice:

–Te apuesto un peso a que no la haces.

Todos se ríen. Él se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla. Contesta:

–Es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo.

Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mamá o una nieta o en fin, cualquier pariente. Feliz con su peso, dice:

–Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque es un tonto.

–¿Y por qué es un tonto?

–Hombre, porque no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo.

Entonces le dice su madre:

–No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces salen.

La pariente lo oye y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero:

–Véndame una libra de carne –y en el momento que se la están cortando, agrega–: Mejor véndame dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado.

El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar una libra de carne, le dice:

–Lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas.

Entonces la vieja responde:

–Tengo varios hijos, mire, mejor deme cuatro libras.

Se lleva las cuatro libras; y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor. Llega el momento en que todo el mundo, en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto, a las dos de la tarde, hace calor como siempre. Alguien dice:

–¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo?

–¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!

(Tanto calor que es pueblo donde los músicos tenían instrumentos remendados con brea y tocaban siempre a la sombra porque si tocaban al sol se les caían a pedazos.)

–Sin embargo –dice uno–, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.

–Pero a las dos de la tarde es cuando hay más calor.

–Sí, pero no tanto calor como ahora.

Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz:

–Hay un pajarito en la plaza.

Y viene todo el mundo, espantado, a ver el pajarito.

–Pero señores, siempre ha habido pajaritos que bajan.

–Sí, pero nunca a esta hora.

Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.

–Yo sí soy muy macho –grita uno–. Yo me voy.

Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde está el pobre pueblo viéndolo. Hasta el momento en que dicen:

–Si éste se atreve, pues nosotros también nos vamos.

Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo.

Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice:

–Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa –y entonces la incendia y otros incendian también sus casas.

Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, clamando:

–Yo dije que algo muy grave iba a pasar, y me dijeron que estaba loca.


Cuento contado por Gabriel García Márquez, en un congreso de escritores, al hablar sobre la diferencia entre contar un cuento o escribirlo


Seguridad alimentaria y agua virtual

Pocos conceptos imprecisos se difuminan con tanta velocidad como el del agua virtual.
Hace poco salió una nota en un diario con algunas cifras del agua virtual. [Aquí el enlace]

¿Cuánta agua se requiere para un vaso de cerveza? 75 litros
¿Cuánta agua se requiere para un zeppelin de refresco? 900 litros
¿Cuánta agua se requiere para un par de jeans Levi's? 1900 litros

El concepto hace un gran trabajo para transmitir los requerimientos indirectos del recurso para producir algún bien determinado. Lo único malo es el nombre "virtual", pues el agua usada será todo lo que quieran menos virtual. "Incorporada" es más preciso, pero no tan "sexy"...

Pues bien. Es común en los ambientes nostálgicos del nacionalismo sesentón referir la seguridad alimentaria (la capacidad del sistema agricola para producir más alimento del que se requiere) como una de las virtudes del desarrollo liderado por el Estado. No se mencionan, convenientemente, las estadísticas poblacionales, ni los datos del agua que se requeriría hoy para lograr dicha situación. En el país hay crisis hídrica. Esta imagen da muestra de ello.

Es común definir un ratio de retiro/disponibilidad del 40% para definir una situación de escasez. La línea horizontal de la gráfica muestra dicho umbral. Las barras indican los ratios respectivos a las 13 regiones hidrológicas-administrativas en las que la CNA divide al país. Los númerillos abajo indican participación en el PIB. Ahora bien, este artículo, que ya habiamos referido antes, argumenta que la composición del comercio agrícola de México le ha ahorrado enormes cantidades de agua. De acuerdo al World Water Assessment Programme de 2009, el comercio de agua incorporada o agua virtual le ahorra al país 8,300 millones de metros cúbicos al año.

El artículo da una imagen de lo anterior, aunque con datos un poco viejitos
Primero, el balance económico:


Fuente: Aquí.

Luego, el balance hídrico
Fuente: Aquí.

Los datos son impactantes. Así que cuando escuchen que alguien propone "¡seguridad alimentaria ya!" pregúntenle ¿y de dónde sacamos el agua necesaria?


10 meses a 10 años: La huelga del CGH en perspectiva


10 meses a 10 años: La huelga del CGH en perspectiva

Carlos A. López Morales

Más allá de afirmar que el evento que se conmemora es un capítulo más en el historial de movimientos estudiantiles en la Universidad, y más allá de atender o no a dicha conmemor

ación (cuya memorabilia incluirá está vez, de nuevo, marchas, mítines, festivales, o simples reuniones teñidas de nostalgia), conviene preguntarse si hay en ese movimiento lecciones que puedan resultar de utilidad para el presente y el futuro. Lecciones no sólo para aquellos interesados en participar en movimientos de esa naturaleza, sino para la comunidad universitaria en su conjunto. Este documento supone que es así: que en esa historia hay piedras con las que no habría que volver a tropezar, pero también procesos y enseñanzas que habría que valorar y promover; y ofrece una breve caracterización al respecto. La obra política del filósofo marxista español Manuel Sacristán opera ahora, como en ocasiones anteriores, como base de reflexión.

La perspectiva que da el tiempo

Si bien puede decirse que la comunidad universitaria, diversa como es, no recuerda la huelga de 99-00 de una forma homogénea, también se podría afirmar que acaso es mayoría la de aquellos que la recuerdan con hastío y desesperanza, ya porque representó, sin más, una irrecuperable pérdida de tiempo; ya por ser fuente de impotencia ante la degradación definitiva de la actividad política que ocurrió en el seno del movimiento con el paso de los meses. Para los "nuevos", los que ahora están en preparatorias, cecehaches y facultades, y que por entonces no formaban parte de la UNAM, la huelga de 99-00 puede no ser más que un capítulo del historial de movimientos estudiantiles, y tal vez uno que no tuvo ni tanta pena ni tanta gloria como otros que les puedan merecer más atención, como el del 29, como el del 68.

El balance ya comienza a ser negativo. Tal vez no puede ser de otra forma. Un movimiento de esa naturaleza, que paraliza por meses las labores sustantivas de una institución de esa envergadura, tiene que ser catársis, tiene en su naturaleza algo de catástrofe. Puede ser normal entonces que los recuerdos sean de trauma, cargados de negatividad, aún a pesar de que ya media una década entera. Pues bien, a pesar del balance que ya se antoja negativo, hay que poner los puntos sobre algunas íes; por lo menos sobre dos. La primera: la UNAM, gracias al movimiento, sigue siendo gratuita. La gratuidad equivale a una colegiatura de 20 centavos de peso al año. Es muy probable que la cantidad que se gasta cobrando esa cantidad (en salarios, en material, en oficinas) sea superior a la cantidad que nominalmente se reúne. Si no ocurre así, si la recaudación es mayor que los egresos para obtenerla, es probable que se deba al altruismo universitario, a que los estudiantes dan más que esos 20 centavos. Como sea, el movimiento del CGH tuvo éxito al derogar los cambios que el CU había hecho al RGP en aquella sesión de marzo en el Instituto de Cardiología. El movimiento surgió a favor de la gratuidad, y logró la gratuidad.

La segunda: si uno confía en los diferentes rankings que ahora son costumbre y que suelen guiar la opinión pública, se puede decir con cierta soltura que la UNAM goza de más prestigio hoy que antes de que estallara aquella huelga. Al margen de la poca o mucha veracidad de dichos rankings, la presencia en ellos es síntoma de que la Universidad está cumpliendo sus funciones sustantivas de buena forma, que hay en ella vida académica que trasciende los límites en ocasiones infranqueables que suponen los muros de las diversas facultades, y que por tanto llega a trastocar, más para bien que para mal, la vida cultural del resto de la sociedad. Esto muestra que muchos de los argumentos ofrecidos por quienes se oponían a la huelga y, sobre todo, por quienes apoyaban el establecimiento de las cuotas -en el sentido de que gratuidad y masa es sinónimo de baja calidad, cuando no de fracaso- estaban (y están) equivocados. El movimiento del CGH atizó entonces un debate que sigue vigente (tal vez lo esté mientras exista la universidad como ahora la conocemos): el de la provisión pública, subsidiada y masiva de la educación superior.

Puede haber muchas razones socio-políticas de interés a favor de ese tipo de provisión, pero aquí enunciamos una razón económica simple: toda educación trae consigo externalidades positivas (capital humano capacitado, elevación de la productividad agregada, cultura entendida ampliamente, etc.), que no son contabilizadas por los agentes individuales en el examen de costos y beneficios privados. Por esa razón, en una situación hipotética en la que el mercado privado fuese el único provisor de educación, éste "se quedaría corto," por así decir, respecto a lo que socialmente es deseable.1

Así que a pesar de los presagios oscuros que por entonces se avanzaban para oponerse al movimiento del CGH sobre la imposibilidad de la educación superior pública y gratuita, hoy contamos con una UNAM que sigue siendo gratuita (a decir de aquellos 0.20 pesos anuales de colegiatura) y que goza un prestigio tal vez nunca igualado en su historia cuatricentenaria. Mayor prestigio, no obstante, no es sinónimo de menos problemas. Dificultades y vicios los tiene la UNAM por racimos, y acaso en eso también vaya sin parangón entre sus pares.2

Con todo, al menos por estas dos razones (la gratuidad y la calidad), el "haber" del movimiento del CGH no se encuentra vacío. Eso no quiere decir, por mala fortuna, que el movimiento haya sido exitoso. A los movimientos sociales hay que contemplarlos a la luz de sus potencialidades, por la factibilidad del programa que orienta sus acciones. El CGH no se propuso el objetivo absurdo de destruir a la Universidad contemporánea (como se decía en los medios), sino el objetivo suscribible de su transformación democrática. Así pues, contemplado amplíamente, el movimiento estudiantil de 99-00 fue un fracaso cuya rotundidad comienza a ser visible con el paso del tiempo. Es un fracaso de la política. Un fracaso de una generación.


La Universidad en la sociedad capitalista

En contraposición a algunas visiones un tanto ilusas que querían ver a la Universidad (y a la detención de sus labores) como medio para comenzar un imposible levantamiento social de aspiraciones mucho más abarcantes, el fracaso del movimiento del CGH llama a recordar la función de la universidad en las sociedades contemporáneas, papel que la ubica por cierto muy lejos de aquellos cuerpos sociales cuyo papel auto asignado sería el de promover revoluciones. Para resolver la cuestión de la función de la universidad con frecuencia se suele recurrir a la visión liberal que la entiende como el lugar de la diversidad, de la libertad e integridad culturales. Pero esta visión, si bien acierta al reconocer el papel de la institución en las sociedades capitalistas contemporáneas, y que Manuel Sacristán identificara sin rodeos como el de creación de hegemonía, falla al desligar dicho papel de la realidad a la que atiende, de la descentralizada división del trabajo de las sociedades capitalistas modernas.3

El conjunto social ilustrado por el paso en las aulas tiene como misión el dominio de la técnica y, por tanto, tiene en germen la posibilidad de influir en los medios de producción. Pero la hegemonía no sólo termina por expresarse en el dominio de los oficios, según Sacristán, sino que influye en el resto de la sociedad determinando amplios aspectos de su cultura. El conjunto universitario, en tanto grupo social, contribuye por eso al sostenimiento y al perfeccionamiento de la división social del trabajo de las economías modernas. La visión liberal, que ve por misión de la Universidad la de "integrar lo que anda hecho pedazos por el mundo," como diría Ortega, pasa por alto el fin último de la Universidad, determinado y posibilitado por la disgregación productiva que es la organización capitalista.

Pero la relación de la Universidad con la división del trabajo no termina allí, en la instrucción particular y especializada del cuerpo social que ha de gestionar el proceso productivo, sino que la misma división del trabajo a la que responde tiene para ella una labor mucho más profunda. Labor que tiene que ver con el desarrollo y promoción de esa fuerza productiva que es la ciencia. La labor de creación de hegemonía cultural se acompaña en la universidad por la misión del desarrollo científico indispensable en el sistema productivo contemporáneo.

Así pues, continua Sacristán, quien escribía en España en situación de crisis universitaria, cuando la Universidad es masiva se corre el peligro de que la hegemonía cultural pierda justificación y sentido. Cuando el título universitario deja de asegurar movilidad social, cuando los espacios de la élite no se explican por el grado académico, por argumentos técnicos, sino por el ius primi occupantis, entonces se hace explícito el carácter jerárquico y elitizado de la división clasista del trabajo, carácter que Marx mismo, apunta Sacristán, pensaba en su tiempo que ya podía ser superado.

La Universidad es un lugar, entonces, en donde se instruye ciencia y donde se transmite cultura hegemónica, cultura de dominio. Pero es precisamente por eso que la convicción de su transformación democrática tiene la mayor de las relevancias. Se trata de anteponer a la elitización inherente que es la creación de hegemonía cultural el acceso masivo al conocimiento. "Los pueblos tienen que seguir llegando, acrecentadamente, a la enseñanza superior, y tienen que impedir que los fraccionen jerárquicamente en ella."4 El fin último de este programa, que acaso se imbrique con otros más generales, es, a decir del filósofo español, el de una "organización de la enseñanza del investigar y de las profesiones que rompa con la contaminación ideológica hegemonizadora de hombres y eternizadora de una división del trabajo ya innecesaria... ."

Es por eso que tenía y tiene sentido, en un primer momento, anteponer el acceso gratuito a la intención de cobrar colegiaturas.5 Es por eso, también, que el programa político que el CGH se fijó para guiar sus acciones, el de la transformación democrática de la Universidad, que si bien nunca estuvo plenamente definido, aunque contemplaba un mecanismo con reglas claras, el congreso, para implementarse, traspasaba por tanto el asunto de la gratuidad, e iba por un objetivo para el que la gratuidad era tan sólo requisito. Por ello el programa del movimiento adquirió profundidad y alcance, al tiempo de ser políticamente factible, aunque por un breve período de tiempo (que acaso pasó inadvertido).


El fracaso de la política

En la búsqueda de sus objetivos políticos (gratuidad y transformación), el CGH tuvo varias etapas en lo que hace a su organización política interna. Pensemos, a efectos de la exposición, en tres etapas fundamentales y consecutivas cronológicamente: la organización colectiva, el enfrentamiento de corrientes, y la degradación final. La primera es muestra del éxito (y constancia de los riesgos) que tiene la organización colectiva por medios asamblearios. La segunda es en parte consecuencia de esos riesgos y en parte respuesta ante la intrusión de agentes externos (partidos políticos, por ejemplo) en la dirección (aún atomizada) del movimiento. La tercera es, sin más, triste recuerdo del fracaso de la política colectiva y victoria rotunda del grupúsculo sectario poseedor de la última moralidad posible. Esta etapa, que acaso comenzara simbólicamente con los alambres de púas resguardando a los moderadores de interminables asambleas, llevó a lo que quedó del movimiento a su martirización, en esa suerte de "quedarse hasta el final, aunque no tenga ningún sentido," para acabar en prisiones después de la violación a la autonomía que fue la incursión policiaco-militar del 6 de Febrero.

La política interna del movimiento estudiantil es un fuerte claroscuro que muestra lo más brillante y lo más negro de la organización colectiva estudiantil, que es un tipo de organización no partidista. Ante la ilusión de que era posible, al fin, algún ejercicio de lo que Sacristán llamó alguna vez "vida política decente," en este caso alejada de los partidos políticos y de las organizaciones tradicionales -ilusión bien fundamentada, además, no en aspiraciones trasnochadas, sino en la experiencia de las primeras etapas organizacionales del CGH-, rápido se contrapuso la triste constatación de que incluso entre universitarios que quieren universidad democrática la política también va cargada de mentiras, de agendas externas, y de dobles discursos.

Los riesgos del asambleísmo que desconfía de sus integrantes, en combinación con una suerte de crisis de identidad generacional, constituyeron parcela fértil a los descalificativos mutuos que el movimiento importó del discurso mediático que le atacaba. Rápido, el CGH se convirtió en fauna con identidades políticas irreconciliables, al grado tal de no poderse explicar cómo grupos tan contrarios pudieron hacer algo juntos alguna vez, y de requerir ridículas taxonomías para poder diseccionar su composición grupuscular. La miopía del cuerpo estudiantil universitario, supuesto poseedor de métodos de discernimiento y capaz de imaginarse universidades democráticas, le impidió eludir el torito simplón de la división cultural que los medios y los partidos políticos, ambas instituciones de hegemonía cultural establecida, promovieron para controlarlo.

El fracaso del movimiento estudiantil en lograr su objetivo transformador es un fracaso mucho más amplio, que trasciende al mero grupo de individuos que lo componía: es el fracaso de la política que nace no partidista y que muere con los cuadros incorporados orgánicamente en el corazón de los partidos. Es el fracaso de la política que nace despersonalizada y desconfiada de los individuos, elevando lo colectivo a niveles pocas veces vistos, y que muere en la descalificación con nombre, apellido, pertenencia a grupo político y código postal. Es el fracaso, a final de cuentas, de un grupo social, el estudiantil universitario, al que la sociedad le otorgó la oportunidad de saber en dónde demonios estaba parado -pero que se negó a ver- para luego botar todo por la ventana imaginándose procesos imposibles, victorias inalcanzables y enemigos a modo. Las consecuencias culturales de semejante derrota son profundas y duraderas. La necesidad de enfrentarlas, y acaso superarlas, puede resultar imperiosa. Podríamos empezar por dejar de crearnos enemigos a modo y batallas morales que se ganan con goles de vestidor, y comenzar a estudiar con lo que la Universidad misma ofrece la sociedad cuya injusticia se pretende superar.

Al final del día, el fracaso del movimiento, de su política, que tiene por definición características de mecanismo de implementación, no implica fracaso del objetivo, de lo que se quería implementar. La misma regla que se aplica ahora a procesos mucho más amplios y profundos, aunque de igual forma dependientes de los movimientos sociales, tradicionales o no, y de su política, como es el caso del socialismo y de su tradición, se puede aplicar al movimiento estudiantil de hace una década: El fracaso del CGH no debe verse como el fracaso de la universidad democrática en tanto objetivo del movimiento universitario. Las lecciones están allí, en esa historia, para quien quiera revisarlas. Las labores pendientes también.

Notas

  1. Así pues, la intervención pública, aquí como en muchas otras áreas, está fundamentada analíticamente. Hay que reconocer que ésta es razón económica reconocida en el gremio (al punto de incluirse en los libros de texto de introducción a la economía). Milton Friedman mismo, por ejemplo, no sólo no atacaba, sino que promovía la provisión pública y subsidiada de este bien. Mecanismos de provisión y de subsidio los hay muchos, y allí está el detalle, pero esa es discusión de otro texto.

  2. Una muestra familiar en Economía es la rigidez colectiva que lleva a que en más de treinta años sólo se haya modificado el plan de estudios una vez, en 1994, y con muchos errores. Muestra de eso lo es también el arduo proceso político que ha representado la presente reforma académica (que se extiende ya por 4 o 5 años), y que debiera dejarnos con nuevo plan y con nueva cara.

  3. Las ideas que se exponen en los párrafos que siguen se basan muy de cerca en el texto "Sobre la Universidad y la división del trabajo" de Manuel Sacristán (ver nota al pie siguiente), y que fuera glosado en el segundo número de intervenciones:
    http://mx.geocities.com/intervenciones_economia/si.pdf

  4. Sacristán, Manuel, 1977, La Universidad y la División del Trabajo, Argumentos 6 (1). Texto basado en conferencias dictadas entre 1969 y 1970. Hay versión electrónica:

  5. En ocasiones se solía argumentar la necesidad de las cuotas citando cambios en la composición social del cuerpo estudiantil. Con el paso del tiempo, decía el argumento, más clase media que baja entraba a la Universidad, por lo que habría que aprovechar la mayor capacidad de pago para ayudar a su financiamiento. La aludida modificación en la composición social del cuerpo estudiantil no debe motivar cambios en la política de cuotas (que acaso terminen por volver definitiva esa composición), sino cambios en la política de acceso.


Sobre el uso del agua, la ecología política y el antropocentrismo

Este párrafo extraído de

http://fiesta.bren.ucsb.edu/~alloret/waterstuff/Global%20Water%20shortages%20BARKER.pdf
es muy revelador:

(BCM parece querer decir miles de millones de metros cúbicos)

El punto se relaciona con la sentencia sacristaniana de que los asuntos de ecología política son por definición antropocéntricos. La preocupación por demás justificada de los impactos ambientales de las grandes presas debe sopesarse, o contrastarse, con la situación de los recursos hídricos en general. Mientras el agua superficial es, para decirlo rápido, renovable -aunque dependiente del ciclo hidrológico, que ahora parece modificarse debido al cambio climático, el agua subterránea, muchas veces recurso fósil, no lo es (sobre todo cerca de las costas, debido a la intrusión salina). Por el aumento de la población, por el crecimiento económico, por el cambio en las dietas (que cuando se sale de la pobreza se componen de más carne, por tanto de más tierra y de más agua por proteína consumida), la demanda creciente del agua requiere cada vez más la extracción de los mantos freáticos.
Por tanto, para resolver el problema humano de alimentar a los 9 mil millones que seremos tal vez se requiera dejar el agua subterránea en niveles sustentables (extracción = recarga), o en veda (extracción=0), como de hecho ya ocurre con varios acuíferos en México, y aumentar el aprovechamiento del agua superficial, aún a pesar de los gritos de ambientalistas nostálgicos de equilibrios ecosistémicos imposibles; pero asumiendo entonces los costos asociados, incluídos, claro está, los ambientales. Pero el punto es que no hay que decir "¡no más presas!" sino "más agua para alimentar a todos los que vienen," y acompañar todo el asunto con oposición ante el absurdo en que se convierten las dietas en el mundo (incluída, ya se ve, la de centenares de millones que en China ya reclaman su ración de carne roja). Un cambio en las dietas, pues, a fin de volverlas ya no "sustentables" o "amigables con el ambiente," sino meramente factibles.

Agricultura en México y gráficos dinámicos e interactivos de Google Documents

Esto es excelente.
De a poco que uno explore la gran diversidad de productos que Google ofrece se da cuenta de lo bueno que es la condenada compañía. Además del buscador, del servicio de correo, del servicio para albergar bitácoras como ésta y sitios personales en Google Pages y Google Sites, de personalizar el Internet con iGoogle, del servicio de fotos de Picasa, del servicio de calendario, etc etc etc; existe el servicio de Office, Google Documents. A medida que pasa el tiempo, Google documents, y todos los demás servicios, se van mejorando. 

Casi casi he dejado de usar Microsoft Office (excepto Excel, pues programas como matlab, lingo, gams tienen todavía una interface exclusiva con excel para vincular hojas de cálculo). Pero de allí en fuera utilizo Open Office.

El asunto del código libre, estimo, resulta superior al código bajo patente como el de Microsoft. Y así, explorando las posibilidades del "sofware libre", exploraba lo nuevo que hay en Google Documents. El procesador de palabras aún no es sustituto del Word de Office y del Writer de Open Office. Si acaso, sirve para publicar textos convenientemente en internet, como este. La aplicación de presentaciones puede resultar muy buena para eliminar las incompatibilidades de software que suelen ocurrir en conferencias y universidades: sólo se requiere acceso a Internet, y desde allí puedes dar tu presentación. 

Pero la aplicación que, de menos, consideraría ya complementaria a excel de Microsoft o calc de Open Office, es la hoja de cálculo de Google Docs. Aunque trabajar toma un poco de tiempo (cualquier cálculo que ordenes se realiza en un servidor quien sabe dónde, en lugar de en tu disco duro), hay aplicaciones que se simplifican y se mejoran enormemente respecto las existrentes en los procesadores de datos mencionados. Una de ellas es el gráfico dinámico. 

Ya habíamos visto un gráfico dinámico, como este de Sala-i-Martin. Pero ahora es posible hacer uno de forma sencilla. Google docs tiene un gráfico de demostración, que es de verdad impresionante. Este gráfico es capaz de mostrar hasta 5 dimensiones: las dos espaciales en los ejes, la temporal con el movimiento, una más con los colores usados, y otra con el tamaño de los datos. Como si fuera poco, el gráfico es interactivo: uno puede decidir qué variables observar, de qué forma, cambiar colores, dimensiones, pasarlo a gráfico de barras, etc.

Así que aquí está la primera prueba de un gráfico animado a través de la hoja de cálculo de Google Docs. Muestra datos agrícolas para México. Divide los productos agrícolas en tres: granos básicos, oleaginosas, y otros granos. Toma en cuenta superficie sembrada en millones de hectáreas, vólumen de producción en millones de toneladas y productividad por hectárea. [La posibilidad de meter hasta 5 dimensiones de las variables hacen poco trivial la creación del gráfico. Hay que darle una buena pensada. De mientras, con fines de prueba, tenemos una variable redundante -la productividad- y aún podríamos meter otra variable más] 



Quisiéramos que con el paso del tiempo los puntos se fueran trasladando al Noroeste del cuadrante (reduciendo territorio sembrado pero elevando la producción).  La productividad en las tres categorías aumenta durante el periodo (posa el mouse sobre cualquiera de los puntos para ver cómo van cambiando los valores de las variables), aunque no ha sido una tendencia continua. En el primer lustro (95-00), otros granos. categoría que incluye a la soya y la cebada, mostró un comportamiento de péndulo: iba y venía al Suroeste y al Noreste...
Si uno ve el comportamiento de las oleaginosas directamente en valores absolutos, parece que los valores están anclados en la esquina inferior izquierda. Para eliminar la interferencia que provocan las diferencias en los niveles absolutos de hectáreas y producción podemos pasar el gráfico a escala logarítmica. Dicha escala da más peso a variaciones que ocurren a niveles bajos con respecto al asignado a variaciones en niveles altos. Operar así revela una caída libre en hectáreas y en producción de oleaginosas entre 1998 y 2000. Y aún otra más pronunciada entre 2001 y 2002. El sector se recupera, aunque sin mejorar productividad, en 2003 y 2004.

Los granos básicos, donde básico viene por su importancia en la dieta mexicana -maíz, frijol, arroz, etc., muestran alguna mejoría. Entre 1995 y 2001 la bolita se traslada horizontalmente, a la izquierda, y apenas verticalmente. Esto quiere decir que se mantiene el nivel de producción mientras la superficie utilizada se reduce. A partir de 2003 comienza una tendencia alcista sin que aumenten las hectáreas utilizadas: este sector muestra significativos aumentos de la productividad. No obstante, si el cambio en productividad se mide por cambio en el color, resulta más significativo, en términos relativos, el aumento en la productividad del sector de otros granos. Más información se puede obtener si se dividen los cultivos de acuerdo a su tecnología principal (irrigación o temporal). Lo bueno es que estas variables se pueden meter sin problemas en estos gráficos. Una nueva versión aparecerá en días venideros....

México: Narcotráfico e incentivos... y sigue la mata dando

Cierta confusión existe respecto los resultados de la operación Xcellerator, dados a conocer ahora. Diversos diarios, en sus portales electrónicos, dan por titular que dicha operación capturó a 755 integrantes y asociados del Cártel de Sinaloa. 

Las notas:

Se puede pensar que los arrestos ocurrieron en un mega operativo simultáneo, de tintes cinematográficos. Pues no. Los arrestos ocurrieron a lo largo de 2 años que ha durado la operación. La DEA asegura que ha desarticulado el brazo operativo en EUA de dicho Cártel, y declara que, en efecto, esto es una guerra. Por otro lado, los recursos del famoso Plan Mérida han sido aprobados. Así que llegará una buena inyección al aparato policiaco-militar que en México combate al narcotráfico.

El asunto que nos motiva en esta entrada se expresa en un par de frases de Leonhart, administradora de la DEA, y que han sido recogidas por la nota en La Jornada:


A su vez, la administradora en funciones de la DEA, Michelle Leonhart, dijo que se trata de un duro golpe contra el cártel de Sinaloa y señaló que el alza en los precios de la cocaína en Estados Unidos muestra el impacto de la ofensiva mexicana contra estas organizaciones delictivas.

Expuso que en los últimos 24 meses ha aumentado el precio de la cocaína en 104 por ciento, mientras que la pureza disminuyó en 34.8 por ciento.


En una entrada previa, habíamos preguntado si la guerra mexicana y estadounidense contra el narco, cuyos resultados ahora se extienden, ya era hora, al vecino norteño, no tendría el resultado imprevisto de aumentar los incentivos que operan en dicha actividad. Para el caso mexicano, preguntábamos también si estos incentivos crecientes no tendrían el resultado no deseado de fortalecer la organización del narco mientras que en el Estado mexicano ocurría lo contrario. Pues bien. Las frases de Leonhart muestran que en efecto hay consecuencias de la lucha mexicana que se hacen sentir en el mercado estadounidense: los precios suben (duplicándose) y la calidad baja. Así que conviene dedicarle un tiempito a organizar nociones para ver, de forma sencilla, qué podría estar pasando, y sirve de excusa para hacer este ejercicio que ya daba vueltas desde hace algún tiempo...

Todo esto es síntoma de dos cosas, al menos: la oferta es muy inestable y la demanda muy inelástica. Inestable porque responde muy fuerte, desplazándose, a choques externos. Inelástica porque el asunto es una adicción. Además, podría pasar que la demanda dependa más del incremento poblacional que del entorno económico, de forma tal que se podría estar desplazando a la derecha incluso cuando hay crisis, o también precisamente porque hay crisis... Pero por efectos de exposición consideremos que la demanda se queda quieta.

La pregunta de la entrada ya comentada se relaciona con ver qué pasa con los ingresos en este mercado. Demanda inelástica y oferta inestable. ¿Cómo quisieramos que fuera la oferta? ¿Elástica o inelástica? ¿Cuál situación puede asociarse con que los golpes al narcotráfico sean eso, verdaderos golpes, y no eventos que acaben trasladando ingreso a los narcos, fortaleciéndolos?

Veámos dos casos extremos para distinguir los efectos que la elasticidad de la oferta puede tener. Primero la oferta perfectamente inelástica: 
... y la perfectamente elástica:

La reducción de la oferta incrementa sin ambiguedades el precio. Debido al supuesto de estabilidad en la demanda, la cantidad distribuida se reduce también (Si la demanda estuviera creciendo, como de hecho podría suceder, la cantidad distribuida podría incluso aumentar asociándose a incrementos mayores en los precios. Esta es una posibilidad que hay que considerar). 

En el caso de la oferta inelástica, la traslación de la curva provoca pérdida social neta (ingresos y excedentes que se dejan de percibir) igual a E+D. Con la oferta 1, el excedente de los productores es C+D. Con la oferta 2, es B+C. Los consumidores gozaban un excedente igual a A+B+E y ahora sólo igual a A. Hay una transferencia de ingresos de los demandantes a los oferentes. El dibujo muestra que, con una traslación adecuada de la oferta y con una elasticidad de la demanda lo suficientemente baja, los ingresos de los productores pueden de hecho aumentar (es decir, casos en los que B>D no son imposibles). ¿Qué pasa si la demanda se estuviera desplazando a la derecha? La situación sólo empeora: la mejora de los productores puede incluso quedar asegurada. Sólo escenarios en que ocurren reducciones significativas en la demanda los productores pueden quedar peor que antes.

En el caso de la oferta elástica sucede que, por construcción, el excedente de los productores no sólo no cambia, sino que es igual a cero. Además, este escenario se puede asociar con un incremento en los costos de producción medidos por el area debajo de la curva de oferta. Con la oferta 1, los costos de producción son C+D. Con la oferta 2, estos son B+C. Así que desplazamientos adecuados de la oferta pueden elevar los costos de producción incluso cuando se está distribuyendo una cantidad menor que antes. Los consumidores pierden el área B+E: B se va a los productores; E representa la pérdida social neta (que en este mercado particular no sería mucha "pérdida"). En el caso en que la demanda se este deplazando a la derecha, la oferta elástica mantiene el precio constante, por lo que sólo ocurre un aumento del gasto en producción y un aumento del excedente de los consumidores.

¿Dónde nos deja todo esto? Contrario a lo que se piensa, la reciente "guerra" contra el narco, a pesar de estar enfocada en el proceso de oferta, sí afecta a la demanda (aunque no genera desplazamientos directos, ni cambios en su elasticidad): en ambos casos, ocurre una transferencia de excedente (igual al área B) hacia los productores. Y aquí esta la cuestión. Esta transferencia puede más que compensar la pérdida de ingresos ocasionada por el choque derivado de los operativos: si la oferta es inelástica, la transferencia es puro beneficio, y los productores pueden incluso estar mejor que antes; si es elástica, el excedente es por construcción cero, y el choque sólo implica que sea más costoso distribuir la misma cantidad, o incluso cantidades menores. 

La hipótesis de que la guerra contra el narco puede estar de última beneficiándolo es plausible conforme más inelástica sea la oferta, y conforme la demanda se vaya a la derecha. Ojalá que los operativos tengan como consecuencia no sólo desplazamientos de la curva, sino también disminiciones en el valor (absoluto) de la elasticidad. Sin duda, mejores resultados aún se pueden obtener si las acciones se acompañan con reducciones directas en la demanda...

Sobre el asunto de las televisoras y los spots...

El asunto es sencillo:


NOS ESTÁN VIENDO LA CARA...

TAN TÁN...
Fuente: http://img144.imageshack.us/img144/9415/televisatvazteca2sb0.jpg

Qué le pasa a Salinas Pliego:

Pactan Televisa y TV Azteca 

El presidente de Televisión Azteca, Ricardo Salinas Pliego, reconoció que concertó con Televisa pasar en bloques los spots de los partidos al arrancar las precampañas para no perder audiencia.

"El problema era, si hacíamos un corte nosotros a una hora y Televisa a otra, mi audiencia se iba a perder y viceversa. Entonces, lo lógico fue: nos pusimos de acuerdo para no perder la audiencia. Ni la tuya ni la mía. Vamos a hacerlo al mismo tiempo (transmitir spots electorales). Entonces, todos vayan al baño, háganse un sándwich, y regresamos en seis minutos", admitió Salinas Pliego ante estudiantes del Tec de Monterrey, de acuerdo con un audio que difundió ayer la periodista Carmen Aristegui en su programa de radio en MVS.


Fuente: Reforma En Línea. Nota de Manuel Durán.

Lo tremendo es que las televisoras están obligadas por ley a transmitir esos spots y a contribuir a la cultura democrática... ¡¡Ya se ve!! 

Este asunto de los spots es todo un show... Lo curioso es que todos asumen que nadie verá los dichosos spots. Ni los del IFE ni los del gobierno federal...

Peor aún, un resultado de la reforma electoral es que el gobierno federal ha duplicado el gasto en promoción. Aquí, parece, hay gato encerrado. Se trataba de ahorrarle al erario parte de la fortuna que cuesta nuestra terrible democracia... Simplemente han eliminado al intermediario partidista.... Las televisoras seguirán recibiendo su cacho del pastel electoral... Queda claro quién manda. Faltaba más!