Sobre el decrecimiento sostenible de Martínez Alier


Martínez Alier, aunque catalán, es uno de los fundadores y divulgadores en lengua castellana más importantes de la economía ecológica. Además, tiene participación en las izquierdas españolas y catalanas...De allí resalta un intercambio epistolar sobre anarquismo que mantuviera con Manuel Sacristán y que fuera publicado en el número 8 de Materiales. No cuento con ningún enlace a alguna versión electrónica a dicho intercambio. Pero aquí Fco. Fernández Buey discute un poco sobre eso.

Pues bien, ahora, en el año 2009, Martínez Alier disctute un poco sobre la crisis, el keynesianismo como moda renovada, y sobre ese artefacto llamado decrecimiento sostenible...

Aquí reproducimos el artículo, que se comenta brevemente más abajo...

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Decrecimiento sostenible
Joan Martínez Alier · · · · ·
22/02/09

La crisis económica actual ha puesto a John Maynard Keynes de moda porque existe capacidad industrial en las economías occidentales que no se aprovecha. Ante el aumento del desempleo, la receta adecuada es un mayor gasto público. Así habrá dinero para cambiar de automóvil y comprar el exceso de viviendas que deprime la industria de la construcción en Estados Unidos, en Reino Unido y en España. Keynes quería que la economía saliera de la crisis de 1929. Dijo explícitamente que lo que ocurriera a largo plazo, una vez la economía se recuperara de las dificultades, no le importaba. Fueron economistas posteriores como Harrod y Domar los que convirtieron el keynesianismo en una doctrina de crecimiento económico a largo plazo. Más tarde llegaron o resucitaron los neoliberales como Hayek, quienes aseguraron que el mercado sabía mucho más que el Estado. Ahora estamos escuchando a banqueros que piden que nacionalicen sus bancos, por favor. Estamos viendo la resurrección de Keynes (o su reencarnación en Krugman y Stiglitz). Pero podemos preguntarnos, ¿un Keynes de corto plazo, para salir de la crisis, o un Keynes también de largo plazo para seguir una senda virtuosa de crecimiento económico?

Es ahí donde entra la actual crítica de la Economía Ecológica. El crecimiento económico se ha basado en la energía del carbón, el petróleo y el gas natural. Parece aconsejable un keynesianismo verde que aumente la inversión pública en conservación de energía, en instalaciones fotovoltaicas, en transporte público urbano y rehabilitación de viviendas, en agricultura orgánica. Pero no lo parece continuar en la fe del crecimiento económico. En los países ricos debe darse un ligero decrecimiento económico que sea socialmente sostenible. Debemos entrar en una transición socio-ecológica. La economía ha de decrecer en términos de materiales y de consumo energético. Existe ya un acuerdo social en Europa para que las emisiones de dióxido de carbono se recorten un 20% con respecto a las de 1990, pero lo que no se había previsto es que, de hecho, al decrecer el PIB esas emisiones ya están disminuyendo.

Pero no sólo hay razones ecológicas para el decrecimiento. Hay psicólogos que han averiguado que la felicidad no aumenta con el aumento del PIB per cápita. Mejor dicho, sí que aumenta a niveles muy bajos, pero no después. Ahora bien, el decrecimiento económico provoca dificultades sociales que hemos de afrontar para que la propuesta antes citada pueda ser socialmente aceptada. Si la productividad del trabajo (por ejemplo, el número de automóviles que un trabajador produce al año) crece el 2% anualmente pero la economía no hace lo propio, eso llevará a un aumento del desempleo. La respuesta ha de ser doble. Los aumentos de productividad no están bien medidos. Si hay sustitución de energía humana por energía de máquinas, ¿los precios de esta energía tienen en cuenta el agotamiento de recursos, las externalidades negativas? Sabemos que no es así. Además, hay que separar el derecho a recibir una remuneración del hecho de tener empleo asalariado. Esa separación ya existe en muchos casos (niños y jóvenes, pensionistas, personas que perciben el seguro de desempleo), pero debe ampliarse más. Hay que redefinir el significado de 'empleo' -teniendo en cuenta los servicios domésticos no remunerados y el sector del voluntariado- y hay que introducir o ampliar la cobertura de la Renta de Ciudadano o Renta Básica.

Cabe plantear otra objeción. ¿Quién pagará la montaña de créditos, las hipotecas y la deuda pública si la economía no crece? La respuesta debe ser que nadie. No podemos forzar a la economía a crecer al ritmo del interés compuesto con que se acumulan las deudas. El sistema financiero debe tener reglas distintas de las actuales. En Europa y Estados Unidos lo que es nuevo no es, pues, el keynesianismo, ni tan sólo el keynesianismo verde. Lo nuevo es el movimiento social por el decrecimiento sostenible. La crisis abre expectativas para nuevas instituciones y hábitos sociales. El objetivo en los países ricos debe ser vivir de forma óptima dejando de lado el imperativo del crecimiento económico.


Joan Martínez Alier es catedrático del Departamento de Economía e Historia Económica de la Universidad Autónoma de Barcelona


Las provincias, 21 febrero 2009
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Me parece que no es el primero en señalar las "virtudes" ecológicas de cualquier crisis [las emisiones caen al caer la actividad económica]- En mi opinión, esta cuestión de cantidades no tiene importancia práctica: sin transición tecnológica, las emisiones regresarán a su nivel y tendencia [alcista, por cierto] una vez la actividad económica retome el dinamismo. Si es que ocurre, habremos retrasado con eso algun tiempito la catástrofe climática, para lo que eso sirva. ¿Por qué no cacareamos? Martínez acierta al tocar el punto de las posibilidades de cambio tecnológico como parte del estimulo [lo que llama "keynesianismo verde"]. Para desgracia de esta posición, la cuestión de costos relativos y de oportunidades de sustitución efectiva no siguen las necesidades de los burócratas que asignarían el presupuesto a cuestiones "verdes"... A pesar de todo lo que se habla al respecto, me parece que no hay mucha perspectiva de un estímulo verde de verdad...Mucho menos cuando es prioridad del equipo de Obama quemar el carbón que existe en el territorio estadounidense.

Pero este asunto queda disminuido cuando se toma en cuenta la verdadera tesis que avanza Martínez. Un decrecimiento sostenible en los países ricos. Sin duda, una tesis interesante, aunque en mi opinión ha dejado fuera un par de consideraciones que pueden matizar cualquier apoyo a dicha idea. Sin duda, habrá quienes desde un ecologismo entusiasta apoyen esta noción, y hagan por tanto activismo político. Esto es positivo al tener el efecto de cuestionar los impactos indirectos del consumismo occidental en los países ricos... No obstante, esta crítica estaría mal orientada, sobre todo cuando buena parte del crecimiento económico planetario no ocurre en los países ricos, sino en las naciones que se desarrollan, en particular India y China. No se trata de que los estadounidenses, los ingleses o los españoles no cambien el auto cada año, o no se compren el tercer ipod, sino de que los chinos, los indúes, los latinoamericanos (y mas tarde los africanos) querrán participar de ese "consumismo irracional". Para ser sostenible, cualquier decrecimiento tendría que enfocarse en las clases medias de las economías en desarrollo. Pero las implicaciones éticas de esto no son tan sencillas como las implicadas en pedirle a los ricos que ya no consuman tanto...o peor aún: imagínense al primer mundo, tan ostentoso como es, diciéndole a los que se desarrollan que ellos ya no pueden aspirar al desarrollo, y que tendrán que conformarse con un menor consumo... Estas consideraciones internacionales, a mi juicio, restan relevancia a esta noción del "decrecimiento" sostenible en los países ricos...

Otra cuestión que no se toca en la idea de Martínez: gran parte de los productos de exportación de los países en desarrollo se venden en los mercados de los países ricos. Un decrecimiento en estos mercados tendrá el efecto de reducciones en el empleo en los países periféricos. Martínez no dice nada sobre cómo resolver esta cuestión.

Por último, viene la cuestión poblacional. Enfocarse en el crecimiento económico muchas veces lleva a olvidar el asunto demográfico. España misma tiene ahora una política que incentiva el incremento demográfico. Gran parte de Europa se encuentra en esa situación. Habrá crecimiento económico, aunque no quieran, por esta razón. Es mucho más sostenible apoyar políticas poblacionales que decir "no hay que consumir tanto"... Ahora somos sólo dos tercios los que seremos en una generación adelante. El tercer tercio que hace falta nacerá en Asia, América Latina y Africa, allí donde el crecimiento económico, antes de ser sostenible o no, es una necesidad por ser la diferencia entre la vida y la muerte para mucha gente. Considerando esto último, pedir un "decrecimiento sostenible" en los paises ricos nada más parece muy cómodo. Mejor sería pedir que una mayor parte del crecimiento económico en el mundo desarrollado se aplique como asistencia al desarrollo. Luego, sí, podemos hablar sobre un cambio en los patrones de consumo en el mundo rico, y sus posibilidades en el mundo desarrollado... Pero no creo que sea adecuado avanzar la noción de que no hay que crecer cuando una fracción sustancial de la población mundial no tiene agua potable, muere de enfermedades curables, no tiene accesso a la educación, etc., etc.

Agua en México: agotamiento, degradación y precios sombra imputados

El INEGI calcula el PINE, o producto interno neto ecológico y lo publica en el sistema de cuentas económicas y ambientales. El producto interno neto es el PIB menos la depreciación de los acervos de capital. En la literatura de economía ambiental y ecológica se piensa que el PIN debe también contabilizar la depreciación de los acervos de capital natural. De esta forma, el PINE, donde la "E"es por "ecológico", según la literatura, sería un indicador de la sustentabilidad de una economía (en el sentido, se pensaba, que el PINE sería el máximo nivel de consumo que podría ocurrir en un año sin que se agoten los acervos de capital, o "máximo consumo sustentable"). A
partir de un paper clásico de Weitzman se estableció, además, que el PINE equivalía a la función Hamiltoniana cuando se evaluaba en el óptimo. En una entrada nerd habíamos comentado que esta interpretación sólo se mantenía para funciones lineales de utilidad. Como sea, a pesar de que sea muy díficil víncular el PINE observado con economías que optimizan dinámicamente, es
posible usarlo como medida de bienestar en evaluaciones de política pública.

Así pues, viendo los datos del agua en el cálculo del PINE fue posible darse cuenta de dos cosas: 1) cuáles acervos se consideran para el agotamiento 2) los precios sombra imputados.

En lo que hace a lo primero, tenemos que hay dos acervos considerados únicamente: los acuíferos subterráneos y un acervo mucho más efímero que podríamos denominar "agua de calidad aceptable". Es fácil obtener los precios sombra imputados dado que INEGI da los datos en
metros cúbicos y en miles de pesos. Recuerden que el precio sombra es una evaluación del costo de oportunidad (en este caso, en unidades monetarias de ingreso) de una unidad adicional del acervo en cuestión. (Si están familiriazados con las técnicas de optimización, los precios sombra son los multiplicadores de Lagrange, en el caso estático, o las variables de coestado en específicos problemas de opt. dinámica)...

Así pues, tenemos el siguiente comportamiento para cada uno de estos acervos:

Agua subterránea
Fuente: elab. propia con datos del Sist. Nal. de Cuentas Eco y Eco.

Las barras indican volumen en m3. Las líneas punteadas son los precios sombra imputados. Hay un comportamiento esperado: a medida que se agota el acervo sube su valuación. En una economía a la Hotelling tendríamos que el precio de mercado sería igual al costo de producción más el precio sombra (también interpretado en este caso como la renta de escasez). Si asumimos que el "costo de producción" del agua (por infraestuctura, por escurrimiento, etc.) es constante, entonces el precio del agua debería estar subiendo paulatinamente.

Si asumimos que estos precios sombra son los adecuados, al compararlos con los precios que cobra la CNA vemos que hay una transferencia enorme de renta hacia los consumidores por cada metro cúbico. En el caso de lo agrícolas, la transferencia es total.

No obstante, el PINE construído con estos datos no está completo. No hay cálculo sobre el precio sombra imputable al agua superficial. Cada año el país tiene un acervo determinado de agua superficial que deriva de las precipitaciones. La ONU tiene porcentajes de uso "sustentables" de este flujo físico (pero que podría verse como un stock económico): sólo es posible usar alrededor de cierta fracción debido a que el resto se debe destinar a funciones ecológicas, etc. Así, el agua superficial (ríos, lagos, presas, etc.) se convierte en un acervo que bien podría tener un precio sombra positivo (representando escasez). Con todo, parece que es buena hora para cambiar la estructura de precios que se pagan por el agua.

Aquí hay un problema...¿o no?

El agua se nos está acabando...
Contra la intuición, el consumo domiciliar o municipal es mínimo... Incluso el industrial palidece al lado del consumo agrícola (solo irrigación...no se contabiliza el uso consuntivo en la agricultura de temporal...)
Pero como en México existen subsidios allí donde no debiera haberlos (recuerden aquellos que Conasupo daba al consumo urbano de maíz, creando una estructura regresiva a cargo de los productores y consumidores rurales...) la recaudación de la CNA no sólo no ha subido, sino que ha declinado un poco en 10 años. Ni siquiera el factor población hace crecer la recaudación, ni el crecimiento mismo...ni qué esperar que subiera por simple y terrenal escasez. Increíble...

Los usuarios agrícolas no pagan...
Fuente: CNA. Programa Nal. Hídrico 07-12
Pero recuerden que las hectáreas de irrigación son las menos en el país....
Fuente: calculos propios con datos de Sagarpa.
Y que el 80% de los agricultores tienen propiedades menores a las 5 hectáreas...
Fuente: calculos propios con datos de Sagarpa.

¿No será que el subsidio agrícola al agua se distribuye regresivamente en la economía? ¿No sería mejor empezar a ponerle un precio al líquido y comenzar a fomentar su uso eficiente, no solo en la agricultura, pero específicamente en la agrícultura? ¿No sería ésta una política que ayude a redistribuir el ingreso un poco más equitativamente? Me parece que el asunto debe ser central en cualquier programa de acción y adaptación ante el cambio climático...Más cuando ya vemos que las bajas precipitaciones ya llegaron, provocando sequía y recortes al suministro en el DF...


Actualización: Las cuotas (CNA, Estadísticas del Agua en México 2008)


Juegos (in)creíbles...

Tal vez pocos ámbitos de la vida nacional son tan propensos al asunto de la credibilidad y la reputación como la administración de justicia en México.

Hace algunos días, un científico francés que venía de intercambio a México, a la UAM, fue asesinado por asaltantes que le quitaron alrededor de 80 mil pesos.

Días después, y ante la mirada atenta de la embajada francesa y la opinión internacional, el sistema de justicia atrapo a varios sospechosos.

Dado que en México uno es culpable hasta que se demuestre lo contrario, los tipos fueron derecho a prisión.

Ellos, claro, se decían inocentes. Posiblemente lo eran, y se trata de meros chivos expiatorios. Si no eran, saben que con decir eso podían ganar tiempo. Por mala fortuna no son pocos los casos en los que se encarcelan a los inocentes, por lo que la acusación tendría que ir muy bien sustentada, dándoles tiempo para preparar una mejor defensa, por ejemplo.

Ahora resulta que el principal sospechoso de haber disparado apareció muerto a golpes y por hipotermia en el Reno.  Ya no podrá reclamar su inocencia ni admitir su culpabilidad, según aplique.

Con todo, el caso apesta.

Para colmo, el mismo modo de operación fue visto de nuevo cuando un turista colombiano, llegandito del aeropuerto, fue despojado de varios miles de dólares... 





¿A quién le creemos?


Krugman vapuleado...

Imagen:http://www.nationmaster.com/wikimir/images/upload.wikimedia.org/wikipedia/en/thumb/3/38/Robert_barro.gif/180px-Robert_barro.gif

Aquí una entrevista a Robert Barro

Le da con todo:
Do you read Paul Krugman's blog?

Just when he writes nasty individual comments that people forward.

Oh, well he wrote a series of posts saying he thought the World War II spending evidence was not good, for a variety of reasons, but I guess...

He said elsewhere that it was good and that it was what got us out of the depression. He just says whatever is convenient for his political argument. He doesn't behave like an economist. And the guy has never done any work in Keynesian macroeconomics, which I actually did. He has never even done any work on that. His work is in trade stuff. He did excellent work, but it has nothing to do with what he's writing about.

I'm not in a position to...

No, of course not.

I'm not in a position to know things like the degree to which Paul Krugman counts as a relevant expert on new Keynesian economics.

He hasn't done any work on that. Greg Mankiw has worked in that area. 

Un (medio viejo) texto sobre economía del cambio climático y el Reporte Stern

Aquí un texto de hace más o menos un año que estaba destinado a al

guna publicación de divulgación. Es la primera de dos partes. La segunda parte sigue en el tintero. Pero se pone a disposición del respetable por si hubiere comentarios...


Cambio climático y economía (I)

Carlos A. López Morales+

Este trabajo se divide en dos partes. La primera parte, que conforma esta entrega, expone elementos de la discusión académica reciente que señala problemas y virtudes del llamado “Reporte Stern” sobre la economía del cambio climático. La segunda parte, que se incluirá en una próxima entrega, expone algunos elementos técnicos de la modelación económica del cambio climático. El trabajo en su conjunto ofrece una exposición general de tal modelación e ilustra su relación con la utilizada exitosamente en otros campos de la economía, en particular el de la macroeconomía moderna. El tono general de las conclusiones a las que actualmente llega el debate académico a este respecto sugiere problemas metodológicos no triviales. Las últimas páginas del trabajo, a modo de conclusiones, exploran este punto.

El Reporte Stern: el contexto y sus críticas

La preocupación científica sobre los efectos de la actividad económica planetaria sobre el medio natural es demasiado reciente.[1] Apenas se pueden contar unas cuantas décadas desde que se empezaron a realizar estudios de conclusiones ecológicas globales. En lo que hace al cambio climático, el desarrollo científico en economía se encuentra cronológicamente en su infancia, aunque no por ello se debe concluir que el gremio no tiene nada maduro qué decir al respecto. En la segunda mitad de 2006 se publicó un reporte sobre la economía del cambio climático que ha causado cierto revuelo en los círculos académicos. Sir Nicholas Stern, economista inglés con destacada carrera académica y política, recibió en 2005 el encargo de la corona británica para aconsejarla sobre los asuntos del cambio climático. El “Reporte Stern”, como se le ha llamado al informe que coordinó, concluye que los beneficios de promover en el corto plazo políticas agresivas de abatimiento de emisiones de gases “invernadero” superan por mucho, y con algún grado de certeza, a los costos futuros de no hacerlo.

Lo anterior se deduce del escenario planteado en el informe en el que el valor presente del costo anual del cambio climático se estima equivalente a un 5% del producto interno bruto (pib)mundial (susceptible de ascender al 20% en los peores escenarios climáticos), mientras que el valor presente del costo global de la política inmediata de mitigación se estima equivalente, en contraste, al 1% de dicha cifra (Stern, 2006). La implicación de política se deriva inmediatamente: se exhorta a los gobiernos a invertir, desde ya, el 1% del pib mundial en la reducción de las emisiones de dichos gases y a evitar, con eso, las consecuencias futuras más graves derivadas de su acumulación atmosférica.[2]Estos resultados, que pueden ser muy bien recibidos por quienes desde el ecologismo, pero no sólo, mantienen activismo político, han ocasionado consenso entre los economistas que llevan una o dos décadas en el tema, pero no un consenso positivo, sino uno bastante crítico, al que vale la pena prestar atención pues ilustra muy bien algunos problemas metodológicos de la economía con la que se analiza el cambio climático. La crítica va en dos niveles. Una teórica, orientada a señalar las deficiencias en los métodos y en los procedimientos usados para la obtención de esas conclusiones, y una política, que señala la sociología del reporte, por decirlo así.

Asuntos teóricos

El consenso de los especialistas radica en señalar que se han hecho deliberadamente en el reporte los supuestos que resultan adecuados para obtener esas conclusiones. Pero la cuestión no es tan sencilla: no se trata del uso de meros métodos numéricos ad-hoc, sino de posicionamientos éticos respecto al trato que se da a las generaciones futuras en el modelo utilizado, a la sazón un problema en teoría económica aún sin solución desde que John Rae lo sugiriera, es decir, un problema de al menos 150 años de edad.[3] A propósito de este punto, Hal Varian, el autor del famoso libro de texto, resume muy bien las opiniones vertidas por William Nordhaus, sobre quien se puede decir que es el co-fundador de la economía del cambio climático,[4] y por Partha Dasgupta, también considerado pionero en la economía de los recursos naturales: “La elección de una política apropiada con respecto al cambio climático”, dice Varian, “depende mucho de cómo uno pondera los costos y los beneficios que éste genera entre diferentes generaciones. El Reporte Stern escoge una manera de hacerlo, pero se pueden examinar muchas otras. Es probable que la exploración de supuestos alternativos y de sus implicaciones lleve a mejores políticas que cualquier recomendación general. Al menos en nuestro estado de entendimiento, exploración mata exhortación.” (Varian, 2006). Así, de acuerdo con esta opinión, el Reporte Stern manifiesta una de las posiciones posibles (a través de la elección de ciertos valores paramétricos, llamados “supuestos” por Varian), y es, en este sentido, nada concluyente. Dasgupta lo dice aún más fuerte: “[n]o se sirve a la causa cuando se eligen los valores de los parámetros para obtener las respuestas deseadas.” (Dasgupta, 2007a).[5]

El asunto con el Reporte Stern es, pues, que los resultados numéricos de costos y beneficios del cambio climático dependen mucho de la ética asumida para el trato de las generaciones futuras. Se puede decir que la literatura apuesta ahora a comprender y a reducir la incertidumbre provocada por el tratamiento del futuro, pero no a eliminarla.[6] El trato del futuro no es el único de los problemas metodológicos que se han encontrado en el Reporte. Robert Mendelsohn, profesor de la Universidad de Yale, publicó en 2006 una crítica en la revista Regulation, editada por el Instituto Cato, en la que identifica que mientras los costos del cambio climático son descontados a una tasa de 1.4%, los costos de abatimiento no reciben descuento alguno. “Para ser consistente”, dice Mendelsohn, “el costo de oportunidad de la inversión en mitigación debe valuarse usando la misma tasa de descuento con la que se determina el costo del cambio climático. (…) Asumiendo que se usa la tasa histórica de retorno del 4%, el valor de $1 de abatimiento es $2.9 cuando se evalúa a una tasa de descuento de 1.4%. Los costos de mitigación reportados en el estudio necesitan multiplicarse por tres para ser consistentes con el cálculo de los daños” (Mendelsohn, 2006). Además, Mendelsohn remata la crítica señalando un supuesto que puede escandalizar a más de un “tecno-escéptico”, pues Stern parece suponer, sin dar fundamento alguno, que el desarrollo técnico de las 5 décadas por venir reducirá en un factor de seis el costo de mitigación.

Otro conjunto de críticas está compilado electrónicamente por el Centro para la Ciencia y la Política Pública, con sede en Washington, en un volumen titulado “Críticas tempranas al Reporte Stern”. De allí destaca la opinión de Richard Tol, prolífico econometrista holandés que lleva más de una década publicando contribuciones a los métodos y procedimientos pertinentes para la economía del cambio climático:[7] “[p]ara alguien familiarizado con la economía del cambio climático, o con la literatura del análisis costo-beneficio del cambio climático”, escribe Tol, “las conclusiones principales del Reporte Stern son una sorpresa: los estimados caen muy por fuera del rango convencional. (…) El Reporte Stern es una oportunidad fallida para ayudar a alinear la política británica de cambio climático con esta literatura”. Además, Tol afirma que “el Reporte Stern es muy selectivo en la literatura citada sobre el impacto del cambio climático. El sesgo en la selección no es aleatorio, sino que enfatiza los estudios más pesimistas. La tasa de descuento usada es, incluso, inferior a la recomendación oficial de la Tesorería de Su Majestad. Los resultados son a menudo malinterpretados. El Reporte asegura que se basa en un análisis costo-beneficio, pero no se realizó ninguno.” Y finaliza, con tono lapidario: “Por tanto, el Reporte Stern puede ser hecho a un lado por alarmista e incompetente” (Tol, 2006).

Asuntos políticos

La segunda vertiente de crítica al Reporte Stern, la crítica sociológica, puede ser resumida en los siguientes pasajes que se leen en las críticas de Tol y de Nordhaus: El Reporte Stern, escribe el primero, “es un reporte al Primer Ministro y al Canciller de Hacienda del Reino Unido. Un grupo de 23 personas, coordinado por Sir Nicholas Stern y apoyado por muchos consultores, trabajaron poco más de un año para producir un reporte de algunas 700 páginas de economía de cambio climático.” (Tol, 2006). Nordhaus titubea aún menos, aunque en tono cómico: “Recuerdo un comentario de Mark Twain, quien dijo que él podía escribir dos páginas en 30 días o 30 páginas en dos días, pero que no podía escribir dos páginas en dos días. Sólo podemos desear que los autores del Reporte se hubieran tomado unos pocos meses más para escribir un tratado más conciso y consistente” (Nordhaus, 2007). Además, dice Nordhaus, el Reporte Stern “debe verse como un documento político… no un documento académico. Como todos los reportes al gobierno, el Reporte Stern se publica sin una revisión de métodos y supuestos experta e independiente. Pero incluso el análisis científico del Gobierno de Su Majestad necesita someterse al arbitraje experto” (Nordhaus, 2006). Mucho más aprensible, la crítica sociológica al Reporte lo deja igual que la técnica: bastante mal parado. No sólo los métodos usados para obtener conclusiones causan polémica, sino la manera misma en que están presentados, sin una auditoria técnica entre expertos sobre lo que allí se dice, como sí sucede con cualquier paper que se publica en las revistas especializadas en cualquier campo de investigación científica.

En el reporte existe, pues, una buena exposición de lo que hay que suponer para promover mayor abatimiento en el presente. Pero, como Mendelsohn apunta, “el análisis necesita fundamentarse en ciencia y en economía sólidas antes de que miles de millones de dólares anuales se inviertan en el abatimiento” y allí es donde comienzan algunas de las virtudes que se le pueden atribuir al reporte. John Quiggin, profesor de la australiana Universidad de Queensland, lo ejemplifica de la siguiente manera: “El reporte Stern cambió radicalmente los términos del debate presentando la problemática [del cambio climático] en términos económicos en lugar de en términos científicos” (Quiggin, 2006). Aquí no hay que detenerse en la desafortunada distinción entre lo “económico” y lo “científico”, pues se entiende que Quiggin discrimina entendiendo por “científico” todo aquello proveniente de las ciencias de la naturaleza. El hecho que aquí interesa es ese, pues: que el Reporte ha terminado con poner a la economía y a sus métodos en el centro de la cuestión del cambio climático, por lo menos cuando se evalúan políticas alternativas sobre agregados macroeconómicos, como lo es, claro está, el producto interno bruto mundial.

Nordhaus lo ha puesto del siguiente modo: “La revisión radical de la economía del cambio climático presentada en el Reporte no se origina en nueva ciencia, tampoco en nueva teoría económica ni en nueva modelación. Depende más bien de la elección de una tasa de descuento cercana a cero en combinación con una función de utilidad particular”, ambos elementos clave de la modelación macroeconómica moderna (Nordhaus, 2007). Dasgupta, por su parte, dice que “las conclusiones a las que Stern y su equipo llegan son implicaciones de su elección sobre un par de parámetros éticos, y no se derivan de los nuevos hechos climáticos” posiblemente derivados de nuevos modelos más refinados sobre el clima y la atmósfera planetarios (Dasgupta, 2007b). Como en muchos otros temas de interés público, la economía y sus métodos prueban su importancia también en el caso del cambio climático, pues de ellos se valen el análisis, el diseño y la implementación de políticas públicas con objetivos sociales determinados. Ya por un mero interés “de conocimiento”, ya por evaluar lo que está en juego, es conveniente dar una mirada, aunque sea breve, a las metodologías básicas de modelación de la economía del cambio climático. Se puede ver que son aplicación de modelaciones existentes (y exitosas) en la macroeconomía moderna (galardonadas más de una vez con el premio Nobel de Economía –la última, en 2006, a Edmund Phelps), y nos podemos preguntar si es posible heredar dicho éxito al campo climático.[8]Pareciera que la respuesta va adquiriendo poco a poco un tono negativo, por lo menos a partir de lo que se lee en las conclusiones de algunos de los participantes del debate académico corriente sobre este asunto, en particular las de Partha Dasgupta (2007b) y las de Martin Weitzman (2007). Pero ese tema se aborda en la segunda parte del presente trabajo.

Bibliografía

Dasgupta, Partha (2007a)/ “Commentary: The Stern Review’s Economics of Climate Change”, National Institute Economic Review 199.

Dasgupta, Partha (2007b)/ “Discounting Climate Change”, mimeo, Octubre.

Frederick, Shane; George Loewenstein y Ted O’Donoghue (2002)/ “Time Discounting and Time Preference: A Critical Review”, Journal of Economic Literature 40 (2).

López Morales, Carlos A. (2007a)/ “Ecología política y tradición marxista: las consideraciones analíticas y programáticas de Manuel Sacristán”,Economía Informa 340, mayo-junio.

López Morales, Carlos A. (2007b)/ “Discounting the Future at a Decreasing Rate and the Marginal Damage Costs of co2 Emissions: Reducing the Uncertainty”, ponencia presentada en la Conferencia Bianual 2006 de la Sociedad Estadounidense de Economía Ecológica, Pace University, Nueva York, Junio.

Mendelsohn, Robert (2006)/ “A Critique of the Stern Report”,Regulation 29 (4).

Nordhaus, William (2006)/ “The Stern Review on the Economics of Climate Change”, mimeo, Noviembre.

Nordhaus, William (2007)/ “A Review on the Stern Review on the Economics of Climate Change”, Journal of Economic Literature 45 (3).

Quiggin, John (2006)/ “Stern and the Critics on Discounting”, mimeo, Diciembre.

Tol, Richard (2006)/ “The Stern Review of the Economics of Climate Change: A Comment”, en The Center for Science and Public Policy/ The Stern Report. Some Early Criticisms, Washington, Noviembre.

Stern, Nicholas (2006)/ The Economics of Climate Change: The Stern Review, Cambridge University Press, Cambridge.

Varian, Hal (2006)/ “Recalculating the Costs of Global Climate Change”,The New York Times, edición del 14 de diciembre.

Weitzman, Martin (2007)/ “A Review on the Stern Review of the Economics of Climate Change”, Journal of Economic Literature 45 (3).



+ Profesor de la Facultad de Economía. Miembro del Seminario de Credibilidad Macroeconómica. Estudiante del segundo año del programa doctoral en economía ecológica impartido en Rensselaer Polytechnic Institute, Estados Unidos. PARA CITAR ESTE ARTÍCULO SE SUGIERE: López Morales, Carlos A. (2008)/ "Cambio climático y economía (I)", mimeo. Borrador disponible enhttp://docs.google.com/Doc?id=df7hjm5w_3gzhhkxgp

[1] Se pueden rastrear, siguiendo a Joan Martínez Alier o a Manuel Sacristán, atisbos decimonónicos de planteamientos analíticos de la economía energética de la agricultura, por ejemplo, o reflexiones ecológicas con cierto grado de generalidad en los clásicos de la tradición marxista; pero la preocupación ecológica explícita de carácter global o planetaria volcada analíticamente es claramente perteneciente a la segunda mitad del siglo XX, tal vez sólo después del famoso informe coordinado por Donella Meadows que el Massachussets Institute of Technology presentó en los setenta al Club de Roma. Algunos comentarios sobre los aportes de esos autores españoles a la luz del desenvolvimiento de dicha preocupación se pueden encontrar en López (2007a).

[2] Para dar una imagen de magnitud de la cifra: El 1% del pib mundial asciende ahora a 570 mil millones de dólares, cifra que es equivalente, a su vez, al 1.8% del pib de los países ricos y que es 7 veces superior al presupuesto global de ayuda financiera al desarrollo (Dasgupta, 2007a). Esta imagen estadística señala por sí misma uno de los dos problemas principales de la economía del cambio climático (el otro es el trato de la incertidumbre): se pide por motivos de equidad que las generaciones presentes gasten “intergeneracionalmente” 7 veces el gasto que de por sí hacen “intrageneracionalmente”.

[3] El problema del descuento del futuro ha ocupado a grandes economistas de los siglos xix y xx. Entre los decimonónicos se encuentran John Rae, Stanley Jevons y Böhm-Bawerk (Frederick, et.al., 2002). Ya en el siglo xx, Frank Ramsey y Paul Samuelson destacan desde su primera mitad. El primero proporcionó el esquema general de modelación; el segundo hizo una formulación técnica más explícita que se volvería convencional con el tiempo, a pesar de las advertencias metodológicas del propio Samuelson. La lista célebre para el resto del siglo xx y para lo que va del xxi continúa con Robert Solow, Roy Harrod, Tjalling Koopmans, Partha Dasgupta, Geoffrey Heal, Joseph Stiglitz, Nicholas Georgescu-Roegen, Thomas Schelling, Kenneth Arrow, William Baumol, Martin Weitzman y Robert Strotz, entre otros. Ya en este siglo, el asunto se comienza a analizar incluso por autores con formación en las ciencias de la naturaleza y que participan de programas de investigación de origen multidisciplinario, como el de la economía ecológica, síntoma de que el problema en cuestión, como muchos otros que están o estaban destinados exclusivamente a la economía, trasciende las tradicionales barreras disciplinarias. La ausencia de solución analítica (solución que respondería a la pregunta ¿qué tasa de descuento se debe usar en los problemas intertemporales de utilidad?) tal vez se deba al carácter ético del problema, terreno en el que a final de cuentas no se puede demostrar analíticamente nada.

[4] Otro co-fundador puede ser William Cline.

[5] Queda pendiente, sin embargo, la cuestión de qué tan metodológicamente abarcante es una exploración como la sugerida por Varian (es decir, paramétrica), pues al ser tal queda restringida al tipo particular de modelación usada convencionalmente en la economía del cambio climático, dejando fuera la posibilidad de explorar y evaluar políticas alternativas bajo algún otro tipo de modelación pertinente. Sobre esto se dirá algo al final de la segunda parte del presente trabajo.

[6] En López (2007b) se presentan metodologías que apuntan en ese sentido, aplicadas, no obstante, a problemas más particulares, menos sistémicos.

[7] Queda para otro momento la evaluación de si este centro de estudios tiene o no una agenda política por debajo de sus objetivos explícitos de “promover una examen justo y balanceado de la ciencia”, como lo estipula su sitio electrónico, pues la elección de los materiales que dicho centro reproduce motiva suspicacia, por decir lo menos. Richard Tol, no obstante, es un académico que merece atención, como muchos otros, independientemente de quién decida reproducir su trabajo.

[8] Por lo pronto, se especuló en el proceso Nobel de 2007 que William Nordhaus competía este año por el galardón junto a Eugene Fama, a Robert Barro y a Lena Edlund.


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Un fan de Dasgupta...

La economía no es una cosa fácil. Llevaba muchas horas tratando de sacarme algunas confusiones entre artefactos tan raros como el PNN (producto nacional neto), que es un observable en la economía, con conceptos más etéreos como el equivalente de consumo constante y el hamiltoniano (a valor corriente o presente, evaluado o no en las trayectorias óptimas)... y pues me había resignado a que la cosa era confusa nomás... Así que dí con Partha Dasgupta, uno de los autores que más disfruto leer. Pa que nos andamos con cosas. Dasgupta tira puras netas. Sus textos esclarecen muchos campos. Tiene netas en elección social, en la filosofía de la economía, es fundador de la economía de los recursos naturales, tiene documentos que esclarecen todo el rollo de la economía del cambio climático y el reporte Stern...Bueno, incluso tiene uno texto excelente sobre población...

Así que cuando vi que Sir Dasgupta tenia 1 y 2 documentos sobre el tema en que me ocupaba acudí presto a revisarlos. De entrada, me encuentro en el resumen con la siguiente frase:

Me cae que así debería ser la literatura económica: clara, al grano, no ambigüa...
Allí, en un par de frases, la confusión no lo es más...

"Nos va a matar de hambre el gobierno..." Sobre paternalismo y descentralización

"No hubo trabajo, estuvo cabrón..."
Esta nota 
contrasta en tono y contenido con esta otra

En una se critica la labor del gobierno para hacer frente a la crítica situación
En otra se premia la labor del gobierno para hacer frente a la crítica situación...¿Cuál es cuál?

Yo pensé en aprovechar en esta entrada el comentario del pescador yucateco para lanzar una crítica al paternalismo mexicano. Me parece que México es una sociedad acostumbrada a que papá gobierno le resuelva sus problemas. No somos una sociedad acostumbrada a tomar las riendas de la cosa, capaz de auto-organizarse de forma paralela al gobierno (las excepciones son demasiado pocas). Somos una sociedad que pide su independencia del gobierno en lo que le conviene (pagar impuestos y otras libertades) pero que no se quiere separar en otras (papá gobierno debe proveer, papá gobierno debe fijar los precios de mis mercancías, papá gobierno debe hacerme competitivo). Nos gustan las soluciones centralizadas en unas cosas y las descentralizadas en otras. No nos aventamos a la descentralización. No damos ese paso. Es posible pensar que ese paternalismo no nos ayuda en nada. 

Pero al ver la nota me dí cuenta que lo que dice el pescador tiene sentido desde su punto de vista. Trabajar todos los días por el equivalente a 5 o 6 dólares hace que cualquier turbulencia vuelva cualquier situación precaria en una de emergencia. Lo único que le diría al pescador, con riesgo altísimo de caer en clichés baratos, es que no es papá gobierno el responsable de mejorar su situación, sino la sociedad toda, incluyendolo a él. Y dejen decirlo con los conceptos que los economistas (tan odiados) tienen: su situación mejora no si el impuesto al diésel se va pa allá o pa acá. Si situación mejora cuando el costo de oportunidad de su tiempo se eleva sustancialmente. Una manera de elevar el valor de dicho costo es elevando la productividad general en la economía, lo que implica no sólo disponibilidad de capital y recursos (algunos, tal vez, provenientes del gobierno en forma de infraestuctura, por ejemplo), sino una reforma sustancial del tejido social (que incluya, sí o sí, una reforma educativa de fondo. La riqueza del país no está en el subsuelo marino ni en Pemex, sino en sus aulas.) Para ello, las relaciones sociales deben dejar de estar mediadas por ese paternalismo central y comenzar a resolverse más por sí mismas, de forma descentralizada...

El debate sobre el estímulo fiscal.

Parece que el debate sobre la crisis financiera, que ahora ha tomado al estímulo fiscal como objeto central, se dirime no en la investigación económica de frontera, sino en sus cuestiones elementales. Muchos, como Krugman, argumentan que ya no hay modo de sacar política monetaria. La razón? Le economía de EEUU está en la trampa de líquidez, de forma tal que no hay modo de sacarse una expansión monetaria de la manga. Otros, como Lucas, argumentan que sí, que aún hay modo utilizando a la política monetaria. Y más aún: que ese, el monetario, es el único modo. 

El debate, pa decirlo pronto, se pone bueno. 


MV=PY

  • Y con esa ecuación, Brad DeLong, de la UC en Berkeley, se desespera por lo que, en su juicio, es un error garrafal de John Cochrane, ni más ni menos. DeLong dice que es un error básico, de aquellos que cometen los estudiantes introductorios. Aquí, Cochrane dice que una vez que no hay política monetaria, y si Y=C+I+G, cualquier incremento en G lleva a disminiciones de C o I. Hay crowding-out uno a uno. Por eso, dice Cochrane, el estímulo fiscal es mala idea. Pero, como se ve, eso sólo se sostiene si uno ha supuesto que V es constante junto con M y P. Y ese, dice Delong, es un supuesto heroico. Aquí, Delong da un breve ejemplo de cómo V puede cambiar. 

  • Aquí, Mario Rizzo documenta alguna incredulidad del mismo Keynes respecto la pertinencia de la expansión en el gasto público.

Política, analísis e ideología: Krugman y Mankiw

Krugman y su diario favorito

Antes ya habíamos visto que los dos se llevan bien, a pesar de algún malentendendido. Pero hay ocasiones en que las fricciones pueden cambiar las cosas. Esta crisis, tan llevada y tan traída, ha provocado, en efecto, reacciones inesperadas de muchos economistas, incluidos los de "calibre" como Krugman y Mankiw, entre muchos otros. Después de ver durante varios meses las reacciones de ambos, me parece que Krugman se ha dejado llevar más por la pasión política que por la fundamentación analítica. Por lo menos eso es lo que se destila de su bitácora. 


Krugman tiene los reflectores encima (no sólo por su influencia bien ganada en una deslumbrante carrera académica, sino por la que viene de más por haber recibido el Nobel), acaso un poco más que Mankiw, y es por ello que sus opiniones y críticas suelen viajar por el cyberespacio con más velocidad. Krugman se queja ahora de que la ideología y la política han opacado el análisis de los economistas en torno al paquete de estímulo fiscal. Los economistas mencionados en la crítica han defendido argumentos analíticos contrarios a los que defiende Krugman. Esos economistas, además, son "conservadores", a decir del Nobel 2008. En esa lista Krugman incluye a Mankiw por el simple hecho de ser conservador, pues incluso K revela que no sabe la opinión de M sobre el mencionado paquete. Uff! 

O sea que si eres un economista que has defendido un punto de vista contrario al de Krugman, y si para colmo eres "conservador", pues te habrá sucedido que tu ideología y tu agenda personal te han opacado la vista y han sesgado tu análisis. O peor aún, si eres nomás conservador, pues ¡ni modo! seguro tu inocultable agenda política te impide hacer buena economía. Lo curioso es que, de seguro, a Krugman mismo no le pasa eso mismo, ni a los economistas que defiendan puntos de vista con los que él concuerde. Rogoff criticó esa misma actitud (la certeza de estar siempre en lo correcto) a otro Nobel, a Stiglitz, en una carta abierta que debiera ser un clásico. 
Desde esta trinchera habíamos visto con buenos ojos el beneficio potencial de tener a Krugman entre los Nóbeles. Por de pronto, me parece que no está aprovechando ese capital, y acaso se acerca peligrosamente al comportamiento de Stiglitz, por lo menos en lo que hace a las relaciones con sus pares y algunas de sus opiniones de coyuntura, y que fue sucintamente descrito por Rogoff en esa carta abierta (que, parece, no tiene aún respuesta). 

A veces se suele pensar que los Nobeles son alguna especie de máquina tira-líneas a quienes hay que acudir para escuchar la última neta. Pues no. Los casos de Krugman y Stiglitz están allí para recordar que la figura del Nobel es, a final de cuentas, una figura humana, con sus gustos y manías, sus virtudes y sus agendas políticas personales y no tanto.

Aquí parte de la entrada del blog de Krugman:

What’s been disturbing, however, is the parade of first-rate economists making totally non-serious arguments against fiscal expansion. You’ve got John Taylor arguing for permanent tax cuts as a response to temporary shocks, apparently oblivious to the logical problems. You’ve got John Cochrane going all Andrew-Mellon-liquidationist on us. You’ve got Eugene Fama reinventing the long-discredited Treasury View. You’ve got Gary Becker apparently unaware that monetary policy has hit the zero lower bound. And you’ve got Greg Mankiw — well, I don’t know what Greg actually believes, he just seems to be approvingly linking to anyone opposed to stimulus, regardless of the quality of their argument.

Needless to say, everyone I’ve mentioned is politically conservative. That’s their right: economists are citizens too. But it’s hard to avoid the conclusion that all of them have decided on political grounds that they don’t want a spending-based fiscal stimulus — and that these political considerations have led them to drop their usual quality-control standards when it comes to economic analysis.

Aquí le responde Mankiw, más duro que antes.

If Paul really wants to know what I believe, he can read what I have written on the subject.

Let me make one thing clear: When I link to another economist here on this blog, it is typically because I think his or her arguments are worth hearing and thinking about, not necessarily because I agree with all of them. I don't have the time (and, in some cases, expertise) to offer a refereeing service for every article I mention. So when I say, "Here is an article by Professor X," I mean "Here is an article by Professor X," not "Here is an article by Professor X, and I approve of everything he says."


Mankiw visto por el WSJ.

Julio Cortazar a propósito de Guanajuato

Pues cada quien que queme al judas que más esté cerca de su corazoncito, ya sea priísta, prdista o panista, a mi estas polémicas nomás me sirven para dos cosas, la primera, que  me ratifica la idea de que la democracia mexicana partidista ya sea del color que sea, es muy conservadora y represora, nomás hay que recordar el caso del operativo de nuestro jefe de gobierno a la discoteca New´s Divine o las tropelías del gobernador de Oaxaca; y la segunda, que me sirve de pretexto lo acontecido en Guanajuato para reeler La Rayuela y regresar al capítulo 7 que a continuación transcribo:

Capítulo 7

 

 

    Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

 

     Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

La policía moral asoma su fea cabeza en Guanajuato...

Imagen vía: http://mafalda.dreamers.com


Nota del Reforma en línea:


Castigan besos con cárcel en Guanajuato

La medida también aplicará a peatones que no utilicen puentes para cruzar las calles y personas que pidan limosna en cualquier sitio público

Jorge Escalante/Corresponsal

Guanajuato, México (15 de enero de 2009).- Para impulsar las "buenas costumbres", el Ayuntamiento de Guanajuato, con mayoría panista, aprobó un nuevo bando de Policía y Buen Gobierno que sancionará hasta con prisión a las parejas que se besen en la vía pública.

La medida también aplicará a peatones que no utilicen puentes para cruzar las calles y personas que pidan limosna en cualquier sitio público.

La aprobación de la nueva reglamentación fue justificada por el Alcalde panista, Eduardo Romero Hicks, quien mencionó que se trata de crear una política que motive a las buenas costumbres.

Dentro del reglamento se especifican sanciones hasta de mil 500 pesos a las personas que compren productos a comerciantes ambulantes.

Otra sanción similar se aplicará a quienes obstruyan la vía pública sin permiso, lo que a decir del regidor priista, Jorge Luis Hernández, viola la Constitución, porque prohíbe la libre manifestación.

Ediles de oposición, como Jorge de la Peña, acusaron a Romero Hicks de violar los derechos humanos de los ciudadanos al imponer sanciones a acciones que no son consideradas delictivas ni que atentan contra las buenas costumbres.

"Estamos regresando a la época de la Santa Inquisición, donde no se podrá transitar libremente por las calles", señaló.

El reglamento entrará en vigor una vez que se publique en el Periódico Oficial y podría tardar algunas semanas, de acuerdo al Presidente Municipal.

Responde Semarnat sobre Proárbol

Semarnat dice que un índice de mortandad de 50% sobre el total sembrado "es normal". 

Después de una búsqueda-ráfaga en google, encontramos este material, en el que, en efecto, puede haber índices de mortandad incluso superiores. Este estudio atribuye la situación a "factores desconocidos", lo que me hace escéptico sobre "la normalidad" de la mortandad. Si fuera "normal", si este fuera un comportamiento promedio, cabría esperar que los factores estuvieran identificados, al menos grosso-modo.

Cabría esperar que el dato de mortandad dependiera de muchos factores (especie sembrada, entorno, disponibilidad de lluvia, cuidado de la hectárea por parte de los beneficiarios, etc.), por lo que me parece muy económico, y en este caso inadecuado, atribuir el aparente fracaso del programa a pretendidos comportamientos promedios. Esta bitácora no cuenta ni con un mediano conocimiento sobre asuntos forestales y técnicos, ni mucho menos, pero sí cabría esperar explicaciones que tengan sentido común, que tengan un sustento técnico. Aquí, por ejemplo, hay un ejemplo de siembra de árboles que superó el 70% de supervivencia (por encima de las pruebas de laboratorio, como allí se dice, que pronosticaban un 60%). No se pretende decir que estos resultados debieran ser los alcanzados en el programa Proárbol, pues, por lo dicho, hay diferencias de índole varia. Una explicación con un poco de sentido común sería adecuada. Los productores de este último ejemplo dan razones que podrían explicar la mortalidad observada. Debe haber razones para la mortandad "promedio y normal" del 50% que dice la Semarnat. Más importante: debe haber modos de administrarla. 

Un ejemplo más, aquí hay una lista de preguntas y respuestas sobre un programa de siembra de árboles. Varias de las preguntas tienen que ver con la mortandad de los árboles. Cuando la mortandad es alta las razones, de nueva cuenta, están bien identificadas. La tasa de mortalidad objetivo es sólo del 10%. ¡Que se aclare!

cuando hacemos como que hacemos... ojalá así no sean las cosas con el programa especial de cambio climático

¿qué ganas dan? Parece que en el país no puede haber una iniciativa pública eficiente, que funcione. Pero aún así, incluso con toda esta ineptitud, hay quienes siguen prefiriendo al estado, al estado mexicano, para que sea el que asigne los recursos en el país. No. Un cambio de partido en el poder no soluciona esta situación. Estos casos, como en el dicho popular, fomentan nuestro optimismo...

Aquí la razón de la desazón:

En el Reforma no hay muchas notas sobre el asunto. Pero en una nota de Daniela Rea del 17 de octubre de 2008 se expone que una comisión de diputados pone en duda la posición de Greenpeace. 

¿Hay asuntos políticos entremedio con el periodicazo? Claro!! Pero eso no quita lo que parece rotundo fracaso del programa Proarbol.

el trato especial del DF


Foto: Secretaría de Obras y Servicios. DF.

Además de recibir el agua de otras regiones del país, el DF hereda tratos especiales en el manejo de la basura. Aquí, el titular de la Semarnat se desespera un poco con el gobierno de Ebrard y con la Asamblea. No faltarán quienes digan que esta crítica es parte del hostigamiento del gobierno federal al gobierno de Ebrard. Y sí, pero me parece que la crítica no es infundada.
Vía Reforma.

Aquí la noticia::

Encara Semarnat a Ebrard
Acusa Elvira que el Jefe de Gobierno incumple la ley ambiental mediante 'artilugios'


Adriana Alatorre

Ciudad de México (12 de enero de 2009).- Juan Rafael Elvira, Secretario de Medio Ambiente federal, encaró al Gobierno de Marcelo Ebrard al pedirle que busque su terreno para depositar la basura y acusarlo de no cumplir con lineamientos ambientales.

"Que busquen un área que no sea federal. Que les cueste, como les cuesta a cientos de municipios. Que lo compren, que lo equipen, que lo operen", reclamó.

Añadió que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) acatará el fallo del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa que extendió por 11 meses la posibilidad de que el GDF deposite desechos en el Bordo Poniente a pesar de que el Gobierno federal había solicitado su clausura.

Sin embargo, se quejó de que "artilugios legales" afecten el medio ambiente.

Advirtió que la ciudadanía del DF vive en gran peligro por la falta de responsabilidad del Gobierno de Ebrard en el manejo de la basura.

"Nosotros no tenemos ninguna inclinación por poner piedras a nadie ni a ningún Gobierno municipal.

Lo que queremos es que las leyes se cumplan y el medio ambiente se proteja", afirmó.

No se puede hablar de un Programa Especial de Cambio Climático, afirmó Elvira, cuando a 20 kilómetros de la Ciudad está el mayor expulsor de metano del País, el cual, aseguró, no tiene ningún control.

"Seguiremos buscando (una solución) con la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), porque nosotros tomamos una decisión y dijimos que era una situación improrrogable. No pueden decir que no se han preparado después de tantos años", agregó.

La Profepa tiene abiertos más de 400 procedimientos en el País por los municipios que no cumplen con las leyes en la disposición de sus desechos, por lo que el titular de la Semarnat aseguró que sería injusto no poner en la ley al Bordo Poniente, que es el más grande de Latinoamérica.

Luego de reconocer que se ha reunido con el Jefe de Gobierno capitalino para buscar una solución, Elvira expresó que ya no es tiempo de negociar con la Administración del DF porque, desde marzo de 2008, le pidieron corregir, y no lo hizo.

"Ha habido una falta de responsabilidad en los lineamientos. No se manejan los lixiviados adecuadamente.

Si el biogás se manejara adecuadamente, sería como si dejaran de circular 500 mil vehículos en la zona del Valle de México", explicó.

Economistas emergentes.

Interesante artículo de The Economist.

Crisis financiera internacional. El recuento de los daños...

...no sólo en la cuestión financiera, sino en la de la teoría económica. Hay por allí muchos quienes andan pregonando (a la sazón sin mucho conocimiento de causa) que esta crisis terminó con los famosos "paradigmas dominantes" de la teoría económica contemporánea. Antes ya habíamos sugerido la lectura de un documento de Romer, cuya hipótesis central dice que en el origen del debate académico en torno a la crisis están actitudes diferenciadas sobre la modelación en economía. Mi opinión está alejada de aquellos que piensan convenientemente en rupturas paradigmáticas. Yo no creo que el modo de hacer economía (de "pensar como economista", como dirían Frank y Bernanke, de crear modelos y probar hipótesis con herramientas matemáticas) vaya a cambiar con la crisis financiera. Tampoco creo que el contenido de los modelos estándar vaya a cambiar. No creo que en las universidades dejemos de enseñar teoría del consumidor, equilibrio general, elección social, y el modelo de Solow. No debiéramos hacerlo. Hay, no obstante, muchas lecturas. Se ha sugerido antes que sobre la crisis no existe una historia única que uno pueda ofrecer como explicación. Sobre la línea argumental de Shimer, que conocimos aquí, se puede concluir que ningún economista, ni Bernanke mismo, tiene información completa sobre la crisis por sí sólo. Me parece que Shimer acierta cuando sugiere que el conocimiento perfecto, si bien no concentrado en gurús, se encuentra distribuido en el gremio.

Pues bien, todo esto viene a colación por el siguiente texto, sacadito del horno, de Acemoglu, en el que discute estas y otras cuestiones. Valga decir que este texto, como el de Romer referido arriba, y como muchos otros, son muestras palpables del yerro de aquellos que piensan que los economistas "de la corriente principal" asumen acríticamente teorías y postulados. No señor. Hay en economía una fuerte tradición de autocrítica y de reflexión filosófica sobre las teorías y los métodos, sobre sus contenidos, sobre la labor general del economista.

Acemoglu: The crisis of 2008: Structural lessons for and from economics


Vía: Bitácora de Mankiw.

Una bitácora para visitar: Supuestos y Restricciones

http://supuestosyrestricciones.blogspot.com/

este 2009 inicia con un nueva bitácora de un buen amigo! Allí arriba el vínculo.

Escasea el agua en el DF y se comienza a sentir

Racionan agua en DF y el Estado de México
Johana Robles
El Universal


Miércoles 07 de enero de 2009

La escasez obliga a limitar el abasto durante 5 meses

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) anunció que suspenderá tres días de cada mes el abasto de agua potable en nueve delegaciones del Distrito Federal y 13 municipios del estado de México, de enero a mayo.

Esto a consecuencia de que las siete presas de donde se extrae el agua para el Sistema Cutzamala presentan un déficit, están a 62% de su capacidad, cuando deberían estar a 85% en esta temporada.

Alrededor de 5.5 millones de personas prevé la Conagua que serán los afectados por esta medida, con la que se busca ahorrar 10 millones de metros cúbicos del líquido y enfrentar la época de estiaje.

El Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACM) señaló que en total las presas deberían tener 720 millones de metros cúbicos de agua, pero sólo tienen 470 millones de metros cúbicos en estos momentos, lo que obligó a reducir la distribución del líquido en 50%.

Efrén Villalón, director general del Organismo de la Cuenca de Aguas del Valle de México de Conagua, argumentó que él déficit se dio por falta de lluvias suficientes para recargar las presas, por lo que el único factor que cambiaría la estrategía sería que lloviera.

“Si seguimos extrayendo y no hay recarga, el nivel de las presas bajará más hasta llegar a un punto que no tomaremos agua, sino el azolve, que es la tierra que se acumula en las presas. Llegaría a las plantas de tratamiento el agua sucia y habría que usar más químicos... habría problemas de operación”, advirtió.