Krugman y su diario favorito
Antes ya habíamos visto que los dos se llevan bien, a pesar de algún malentendendido. Pero hay ocasiones en que las fricciones pueden cambiar las cosas. Esta crisis, tan llevada y tan traída, ha provocado, en efecto, reacciones inesperadas de muchos economistas, incluidos los de "calibre" como Krugman y Mankiw, entre muchos otros. Después de ver durante varios meses las reacciones de ambos, me parece que Krugman se ha dejado llevar más por la pasión política que por la fundamentación analítica. Por lo menos eso es lo que se destila de su bitácora.
Krugman tiene los reflectores encima (no sólo por su influencia bien ganada en una deslumbrante carrera académica, sino por la que viene de más por haber recibido el Nobel), acaso un poco más que Mankiw, y es por ello que sus opiniones y críticas suelen viajar por el cyberespacio con más velocidad. Krugman se queja ahora de que la ideología y la política han opacado el análisis de los economistas en torno al paquete de estímulo fiscal. Los economistas mencionados en la crítica han defendido argumentos analíticos contrarios a los que defiende Krugman. Esos economistas, además, son "conservadores", a decir del Nobel 2008. En esa lista Krugman incluye a Mankiw por el simple hecho de ser conservador, pues incluso K revela que no sabe la opinión de M sobre el mencionado paquete. Uff!
O sea que si eres un economista que has defendido un punto de vista contrario al de Krugman, y si para colmo eres "conservador", pues te habrá sucedido que tu ideología y tu agenda personal te han opacado la vista y han sesgado tu análisis. O peor aún, si eres nomás conservador, pues ¡ni modo! seguro tu inocultable agenda política te impide hacer buena economía. Lo curioso es que, de seguro, a Krugman mismo no le pasa eso mismo, ni a los economistas que defiendan puntos de vista con los que él concuerde. Rogoff criticó esa misma actitud (la certeza de estar siempre en lo correcto) a otro Nobel, a Stiglitz, en una carta abierta que debiera ser un clásico.
Desde esta trinchera habíamos visto con buenos ojos el beneficio potencial de tener a Krugman entre los Nóbeles. Por de pronto, me parece que no está aprovechando ese capital, y acaso se acerca peligrosamente al comportamiento de Stiglitz, por lo menos en lo que hace a las relaciones con sus pares y algunas de sus opiniones de coyuntura, y que fue sucintamente descrito por Rogoff en esa carta abierta (que, parece, no tiene aún respuesta).
A veces se suele pensar que los Nobeles son alguna especie de máquina tira-líneas a quienes hay que acudir para escuchar la última neta. Pues no. Los casos de Krugman y Stiglitz están allí para recordar que la figura del Nobel es, a final de cuentas, una figura humana, con sus gustos y manías, sus virtudes y sus agendas políticas personales y no tanto.
Aquí parte de la entrada del blog de Krugman:
What’s been disturbing, however, is the parade of first-rate economists making totally non-serious arguments against fiscal expansion. You’ve got John Taylor arguing for permanent tax cuts as a response to temporary shocks, apparently oblivious to the logical problems. You’ve got John Cochrane going all Andrew-Mellon-liquidationist on us. You’ve got Eugene Fama reinventing the long-discredited Treasury View. You’ve got Gary Becker apparently unaware that monetary policy has hit the zero lower bound. And you’ve got Greg Mankiw — well, I don’t know what Greg actually believes, he just seems to be approvingly linking to anyone opposed to stimulus, regardless of the quality of their argument.
Needless to say, everyone I’ve mentioned is politically conservative. That’s their right: economists are citizens too. But it’s hard to avoid the conclusion that all of them have decided on political grounds that they don’t want a spending-based fiscal stimulus — and that these political considerations have led them to drop their usual quality-control standards when it comes to economic analysis.
Aquí le responde Mankiw, más duro que antes.
If Paul really wants to know what I believe, he can read what I have written on the subject.
Let me make one thing clear: When I link to another economist here on this blog, it is typically because I think his or her arguments are worth hearing and thinking about, not necessarily because I agree with all of them. I don't have the time (and, in some cases, expertise) to offer a refereeing service for every article I mention. So when I say, "Here is an article by Professor X," I mean "Here is an article by Professor X," not "Here is an article by Professor X, and I approve of everything he says."
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