"...el miedo a la verdad, a la manifestación de la realidad, es uno de los sentimientos más extendidos entre los sectarios, igual si son de derechas que si son de izquierdas..."
Manuel Sacristán Luzón, 1978
En este 2025 se cumple el centenario del natalicio de Manuel Sacristán.
Para el día 5 de septiembre, el mero día, se publicaron una serie de videos y textos de reflexión sobre la vida y obra de Sacristán.
Como aquí le tenemos mucho aprecio, y le hemos dedicado algún trabajo a lo largo de los años (ver la etiqueta Sacristán de esta misma bitácora), preparamos video y texto, que se incluyen a continuación.
Ecología y política en el centenario de Manuel Sacristán
Carlos A. López Morales*
“¿Qué Marx se leerá en el siglo XXI?” se preguntaba Manuel Sacristán en 1983, en el centenario de la muerte del autor alemán.1 En aquella breve exposición contempló algunas de las posibilidades y adelantó alguna lectura preferida: la de la perspectiva política ante las tensiones entre creación y destrucción del desarrollo capitalista y entre los aparatos culturales que lo acompañan. Dicha lectura, dice Sacristán, sería la más fiel al sistema de Marx “y a su estilo intelectual”, como gustaba llamarle, aunque alerta sobre una importante laguna: la resolución de dichas tensiones es asunto abierto y libre de cualquier determinismo que equipare realidad con racionalidad o se apegue a inevitables evoluciones de la historia. Como resultado de esa ausencia, la perspectiva política debe conformarse con la búsqueda constante del porqué y del cómo es que dichas tensiones dejarán de serlo “cuando se viva otra cosa”, para usar su bonita fórmula, lo que además se lleva bien con la praxeología como género literario.
Ya bien pasado un cuarto del dicho siglo podemos parafrasear la pregunta, ahora para el propio autor español, a propósito del centenario de su natalicio: ¿qué Sacristán se lee (y se leerá) en el siglo XXI? Esta breve intervención, claro está, no puede tener como objetivo brindar definitividad en ese sentido sobre la obra de Sacristán. Alcanza, más bien, para plantear la pregunta y dejarla abierta, al tiempo de sugerir un elemento sin el que cualquier reflexión al respecto quedaría muy incompleta, a saber: la identificación de “los atisbos político-ecológicos” de Marx (y de Engels).2 Reconstruir a Sacristán sin ecología no solamente deja sin reconocer la peligrosidad con la que el cruce ya mencionado entre creación y destrucción se manifiesta cuatro décadas después de publicados aquellos “atisbos…”, sino que sería mal reflejo de sus preocupaciones más sentidas, a decir de los diversos materiales que preparó a partir de la década de 1970.3 En éstos se puede ver que a Sacristán le preocupaba la problemática ecológica no solo por mera curiosidad intelectual o de cultura general, sino por representar crisis civilizatoria con implicaciones fundamentales para la tradición política inspirada en aquellos clásicos.
En tiempos en los que son evidentes las implicaciones geológicas de la “especie exagerada”, hay que decir que la lectura sacristaniana tiene la virtud de notar que las preocupaciones ecológicas de Marx y Engels van mucho más allá de ser algunos “atisbos” más bien sueltos, sino que integran una visión de sistema con implicaciones políticas profundas. Enunciamos tres elementos que acaso puedan bastar para ver esto último. Primero, las preocupaciones de Marx y Engels sobre las condiciones adversas de vivienda y de alimentación de la clase obrera inglesa integran lo que Sacristán llama “ecología humana en condiciones capitalistas tempranas”. Marx ha de ser el primer científico social, dice Sacristán, en analizar la alimentación a escala demográfica desde una perspectiva política (i.e., el proceso de abaratamiento de la fuerza de trabajo). Segundo, el hallazgo de Marx, auxiliado por la entonces incipiente agronomía, sobre el impacto combinado que la industrialización agrícola y las crecientes concentraciones urbanas tiene en el agotamiento de la fertilidad del suelo destinado a la producción de alimentos. Este hallazgo, dice Sacristán, obliga a Marx a tomar cautela respecto del “avance por el lado malo” del desarrollo histórico del modo de producción, dado que aquí se hace evidente que la explotación capitalista “dificulta el intercambio entre el ser humano y la naturaleza, [y] perturba la condición de una fecundidad duradera de la tierra”.4
Estas incursiones en la ecología humana y en la agronomía contextualizan la conclusión de Marx sobre que el capitalismo como sistema “no desarrolla la técnica y la combinación del proceso crucial de la producción más que minando al mismo tiempo las fuentes de las que mana toda riqueza, la tierra y el trabajador”.5 Las implicaciones sistémicas de esta destrucción se integran en el tercer elemento identificado por Sacristán: la hipótesis de Marx según la cual “el capitalismo no se extinguirá hasta haber destruido antes totalmente el metabolismo duradero entre la especie humana y la naturaleza”. Las implicaciones políticas de esta hipótesis son profundas, pues para “vivir otra cosa” se tendrá que reconstruir sistemáticamente dicho metabolismo, pues en ello se va la viabilidad ecológica de la especie. Hay otras exploraciones programáticas asociadas a este resultado que se pueden discutir más propiamente a la luz de su mérito argumentativo o de su factibilidad corriente, como aquellas especulaciones de Engels sobre que esa reconstitución pasa por la desaparición de las ciudades y la dispersión homogénea de la población en el territorio.6 Por ahora basta notar la relevancia del uso por Sacristán del concepto “metabolismo duradero” con el que denota a la “relación correcta” de la especie humana con el resto de la naturaleza, entendida como la adecuada para el sostenimiento de la especie. Con ello, Sacristán anticipa por casi dos décadas el descubrimiento más extendido de la ecología de Marx y que se agrupa ahora en la noción de la ruptura metabólica.7
Sacristán acompañó la identificación de “los atisbos…” y sus implicaciones políticas con exploraciones sobre su significado metodológico y disciplinario, sobre el que cabe enunciar tres elementos de mucho interés, aunque sea a modo de agenda para reflexiones venideras. Primero, su alerta para no caer en la condena irracional de la ciencia positiva que impida su valoración por su calidad epistemológica.8 Segundo, su insistencia en la no irreductibilidad de los procesos sociales a sus elementos estrictamente biofísicos (por ejemplo, a propósito de la sociobiología, que por entonces atraía su interés). Y, por último, su apreciación positiva sobre la teoría de sistemas por el valor de conocimiento en el ejercicio de integración de la dinámica ecológica planetaria a partir de elementos disciplinarios. Así pues, la lectura de un Sacristán tempranamente ecologista y redondamente marxista y radical (en el sentido de buscar la raíz de los problemas) no sólo se presenta como muy factible, sino que contiene lecciones de novedad y pertinencia por el enfoque multifacético y multidisciplinario para abordar problemáticas complejas y no menos urgentes.
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* Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales. El Colegio de México. calopez@colmex.mx. El autor agradece a Hugo Contreras Sosa por la motivación y las sugerencias para elaborar esta nota.
1Sacristán, M. (1983), “¿Qué Marx se leerá en el siglo XXI? mientras tanto núm. doble (16/17), 127-132.
2 Sacristán, M. (1984), “Algunos atisbos político-ecológicos de Marx”, mientras tanto núm. 21, 39-49.
3 Las intervenciones ecológicas de Sacristán se materializan tanto en redacciones ex profeso como en
transcripciones de pláticas o de conferencias variadas. La mayor parte de ellas se encuentra disponible en
compilaciones publicadas en diversos momentos: Pacifismo, ecologismo y política alternativa(1987),
De la Primavera de Praga al marxismo ecologista (2004) y, más recientemente, Ecología y ciencia social.
Reflexiones sobre la crisis de la sociedad industrial (2021).
6 Pues habrá que ver los requerimientos territoriales de dicha dispersión y su impacto en las coberturas forestales,
de por sí ya bastante degradadas, y sobre todo cuando la población de 8.2 mil millones en 2025 (5 veces más que
a finales del siglo XIX) es mayoritariamente urbana a escala global.
7Dicho descubrimiento es ya muy visible a finales de la década de 1990, con Natural Causes de
James O’Connor (1997), Marx and Nature de Paul Burkett (1999), o Marx’s Ecologyde John Bellamy-Foster (2000).
8 Se trata de no confundir “los planos de la bondad o maldad práctica con la epistemológica”. Sacristán (1981), “La relación entre la sociedad y la naturaleza en la filosofía de las ciencias sociales”, mientras tanto núm. 10, 23-34
Hace un par de meses escribí este textito sobre los días aciagos de la política ambiental mexicana. Aunque le hace falta una edición que lo aclare, lo pongo por aquí para que no se quede archivado sin ver siquiera la luz. -------------------
El abandono gubernamental de los compromisos ecológicos del Estado
Carlos A. López Morales
Mayo 2022
En fecha reciente, titulares del poder ejecutivo federal, particularmente Presidencia y Semarnat, han usado los espacios públicos de difusión para señalar que las críticas al llamado “Tren Maya” carecen de validez porque quienes las elaboran son “pseudoambientalistas”, dando lo mismo si se trata de artistas pop, académiques con probadas carreras de investigación o colectivos de diversa escala y carácter en defensa del medio ambiente y del territorio. Lo que debe quedar claro es que el descrédito al interlocutor es una trampa para no hacerse cargo del contenido de la crítica, cuya validez depende del mérito propio, con independencia de quién la esgrime. Este infortunio solo empeora cuando se acompaña de la gastada frase con la que el oficialismo corriente intenta esquivar responsabilidades: el famoso “¿y dónde estaban cuando…?” A final de cuentas, detener el deterioro ecológico generalizado, incluyendo los impactos negativos en la salud y el bienestar de las familias mexicanas, es responsabilidad del gobierno, no del ambientalismo más consecuente o más oportunista, y es el gobierno, con su política ambiental, el que ha estado en falta.
Este episodio no resulta en sí mismo sorpresivo en tanto que es consistente con la manera en la que Presidencia atiende la urgencia de los asuntos públicos: esquivando, tergiversando, negando. La novedad, acaso, consiste en haber sumado a las instancias federales encargadas de la política ambiental para distraerse de sus responsabilidades sustantivas con ese jueguito de intrigas. Tal vez como premio, una mayoría morenista en el Congreso de la Unión impidió que la titular de medio ambiente compareciera ante esa tribuna a propósito de la destrucción que aquél “proyecto de desarrollo” puede implicar para los ecosistemas y las comunidades de la Península. En suma, este triste espectáculo es uno más con el que la presente administración profundiza en el abandono de los compromisos ecológicos del Estado mexicano. Dicho abandono es visible en la ocurrencia combinada de cuatro procesos: el declive de los presupuestos ambientales, el diseño inconsistente de política ambiental, el aumento del riesgo climático y ambiental y la ausente procuración de justicia ambiental, que debiera incluir no solo el castigo a la destrucción ecológica por parte del capital público o privado, que casi nunca ocurre, sino las diligencias para llevar justicia a activistas ambientales (y a sus familias y comunidades) que han sido asesinades por defender bosques, selvas y ríos, incluyendo los que han ocurrido en este sexenio y que se mantienen también en la impunidad.
El compromiso ecológico del Estado no es un recurso retórico: está implicado en el Art. 4 de la Constitución, que establece los derechos de toda persona a un medio ambiente sano y al acceso al agua potable y al saneamiento. De ese documento se derivan tres leyes generales de materia ambiental promulgadas en diversos momentos: la del equilibrio ecológico y protección ambiental, promulgada en 1988, que busca la preservación y restauración de los ecosistemas mexicanos al tiempo de definir los principios rectores de la política ambiental, incluyendo la procuración de justicia; la del cambio climático, promulgada en 2012, que articula las acciones de mitigación y adaptación climáticas con dicha política; y la general de aguas nacionales, de 1992, que establece el marco legal e institucional de la administración de los recursos hídricos nacionales. En respuesta a esa legislación, la administración pública federal ha construído durante las últimas cuatro décadas un andamiaje legal e institucional de cierta complejidad y especialización que brinda al Estado herramientas y presupuestos para atender sus compromisos ecológicos establecidos en ella. Y mientras ese proceso ha traído cierto liderazgo internacional en la materia, ha sido claramente insuficiente a la luz del pésimo desempeño ambiental del capitalismo mexicano.
Pero la respuesta del gobierno corriente a dicha insuficiencia no ha sido el fortalecimiento de la política ambiental y de las instituciones que la implementan, sino su tránsito hacia la irrelevancia, cuando no su práctico desmantelamiento, operado tanto a nivel presupuestal como de diseño de política y enmarcado en la tergiversación discursiva característica de las narrativas oficialistas de este sexenio. La vertiente presupuestal de dicho abandono es muy visible en la Figura 1, que muestra el presupuesto ambiental federal durante las cuatro administraciones que son posteriores a las modificaciones de 1999 al Artículo 4 Constitucional. Como se ve, la clara tendencia creciente de los tres primeros lustros se rompe abruptamente en la segunda mitad del sexenio de Peña Nieto que, al finalizar, representó un retroceso presupuestal de una década. El sexenio de López Obrador no solo no ha significado la recuperación de los presupuestos ambientales, sino lo contrario: la pérdida adicional de casi una tercera parte respecto del último presupuesto ambiental peñanietista. Así, el presupuesto ambiental de 2021 (21 mmdp a precios de 2013) es el más bajo en dos décadas, y es apenas la tercera parte del presupuesto más elevado (63 mmdp, en 2014).
Figura 1. Evolución del presupuesto ambiental federal 2000-2021
Nota: precios constantes de 2013.
Fuente: elaboración propia con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
La tergiversación de la política ambiental por diseño se refiere a la pretensión del gobierno actual de que su mayor compromiso ecológico se recoge en el programa Sembrando Vida, “el mayor programa de reforestación en el mundo”, como le gusta presumir. Sus presupuestos son considerables: para 2022 llegan a 30 mil millones de pesos (a precios corrientes), que son equivalentes a dos tercios de los del Ramo 16 (el de medio ambiente y recursos naturales) para ese mismo año. Existen al menos dos problemas centrales para considerar a este programa como parte de la política ambiental. Primero, es un programa de transferencias monetarias a poseedores de tierra con cierta vocación forestal que, sin embargo, no tiene los objetivos de conservación o restauración de vegetación primaria o secundaria, sino el de producción y valorización de sistemas agroforestales. A pesar de la epopéyica narrativa oficial, este no es el primer programa de reforestación masiva impulsado desde el gobierno federal, ahora con el concurso descentralizado de medio millón de beneficiarios en 20 estados de la república (en 2022), y la experiencia indica (pues muchos de los esfuerzos de reforestación en el pasado han fracasado) que existen varios retos de concepto e implementación, incluyendo la elección de árboles frutales y maderables y su sobrevivencia e impacto en socio-ecosistemas diversos, su pertinencia ecológica, la convergencia con la conservación de la biodiversidad, el carácter clientelar y la durabilidad de los apoyos, etc.
El segundo problema consiste en que el programa Sembrando Vida no está sectorizado en medio ambiente, sino que está a cargo de la Secretaría del Bienestar. Una revisión a las reglas de operación para 2022 muestra que sus considerandos no están sujetos a los objetivos del plan sectorial de medio ambiente, y que apenas ofrecen un vínculo débil con los objetivos de desarrollo sustentable, sobre todo con los objetivos de desarrollo social, pero no con los de conservación o recuperación de ecosistemas. ¿Cómo es que este programa, que no está sujeto a los objetivos ni implementado por las instituciones del sector ambiental, dará los resultados que busca la política ambiental? Todo un misterio. Pero aun con todo ese misterio y opacidad, por lo demás característicos de los programas “bandera” de la administración obradorista, es posible ver que Sembrando Vida ha sido confuso desde el inicio, sobre todo para los potenciales beneficiarios. Aunque las magnitudes precisas están aun por determinarse, esa confusión provocó la destrucción de vegetación primaria o secundaria para poder destinar el suelo ahora descubierto a la producción forestal subsidiada. Es decir, en su premura, el programa ofreció incentivos perversos de inicio, y queda pendiente determinar si las correcciones posteriores, que ahora incluyen el requerimiento explícito de que no se aceptan parcelas con la práctica de quema, han sido capaces de restituir la cobertura forestal perdida, aunque el recambio de especies forestales pueda ser contraproducente para la conservación de la biodiversidad, al tiempo de ofrecer los incentivos adecuados para ya no deforestar coberturas primarias o secundarias.
Figura 2. Cambio de temperatura en México 1901-2021.
Fuente: elaboración propia.
Esta suerte de retirada del Estado respecto de sus responsabilidades ecológicas contrasta con las mayores anomalías de temperatura en México observadas en el último siglo (ver Figura 2). Las manifestaciones presentes del cambio climático en México ya incluyen mayor probabilidad de incendios forestales (como de hecho ha sucedido en los últimos cinco años), de sequías (ya se anuncia en el norte del país las dificultades que 2022 podrá traer en la disponibilidad de los recursos hídricos, y en Monterrey se anunció el “día cero” para Junio), y de otros fenómenos hidrometeorológicos. Tampoco se han revertido las tendencias de degradación de ecosistemas o agotamiento de recursos, cuyo costo económico supera con creces a los beneficios del crecimiento económico, según reporta la contabilidad ambiental mexicana. Ante todo ello, como se ve, la respuesta del gobierno consiste en menores recursos y menos herramientas, cuando no en un aumento directo de las cargas ambientales, como sucede con la deforestación ya comentada, o con los impactos del giro energético obradorista, que incluye mayor contaminación por el uso termoeléctrico del combustóleo o por el mantenimiento de históricos subsidios a las gasolinas. Ante este panorama, la política ambiental federal, lejos de fortalecerse y expandir sus ámbitos de acción, ha transitado en cuatro años prácticamente hacia la irrelevancia, lo que imposibilita no solo la obtención de resultados positivos en la conservación de los ecosistemas y su biodiversidad, sino en el cumplimiento de las responsabilidades constitucionales de garantizar a toda persona un medio ambiente sano.
Recientemente la SEMARNAT mexicana negó la importación de toneladas de glifosato citando perversos efectos en la salud de los ecosistemas y de los productores agrícolas (ver el comunicado oficial).
En el complicado entorno de polarización política nacional, que incluye el reciente "filtrado" (que parece más intencional que nada) de un audio del actual titular criticando la deriva del gobierno federal, este tema ha enfrentado a la dependencia ambiental con la de desarrollo rural, que tiene una posición más bien entusiasta sobre ese herbicida (ver aquí). Dicho enfrentamiento, por lo demás, es solo un capítulo de una larga historia que incluye, por ejemplo, esta denuncia del actual titular de medio ambiente sobre el actual titular de desarrollo rural, antes de que fueran gobierno: El día que Monsanto infiltró a Morena.
Pero dejemos los chismes de Palacio.
Parte de la comentocracia, tal vez más por oposición que por conocimiento, ha tomado la simplona posición de defender al herbicida, antes que buscar entender qué demonios pasa. La posición principal es doble: decir que los efectos perniciosos del herbicida, sobre todo como cancerígeno, no están comprobados; y decir que su uso está generalizado en todo el mundo.
Recientemente, el periodista Sarmiento difundió esta infografía sobre el herbicida realizada por el National Pesticide Information Center, que es una colaboración entre la Universidad de Oregon y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos:
El glifosato no está prohibido en las principales economías del mundo. La mayoría de los estudios señalan que es seguro https://t.co/ouyjEoaqx0
Esa infografía tiene casi un centenar de referencias, pero a ojo de pájaro esa literatura es de hace más de 15 años, cuando su uso no estaba tan generalizado como ahora. Sarmiento también reproduce la posición del Vicepresidente del Consejo Nacional Agropecuario, que desde luego y de forma normal defiende su uso como insumo de producción:
Que lo comprueben con ciencia, el Glifosato no causa cáncer: Consejo Nacional Agropecuario https://t.co/qgAkri19YJ
El uso ha crecido de forma exponencial en los últimos 20 años, por lo que las consecuencias de la escala no están incluidas en la mayor parte de la literatura reportada en la infografía del NPIC, y correlaciona muy bien con una explosión literaria en la investigación sobre resistencia a antibióticos.
La polémica como cancerígeno es solo uno de los aspectos cruciales. El principal problema pudiera estar por venir: el glifosato descompone en ácido aminometilfosfónico, o AMPA en inglés, y la investigación apunta a que éste acumula en el entorno. Es decir que podemos estar haciendo pruebas sobre las cantidades observadas hoy y sacando nuestras conclusiones, sin tomar en cuenta el carácter transitorio de la condición actual.
Es como si negáramos el cambio climático porque vemos que la concentración de GEIs no causa aun mucho problema: sabemos que acumula y que, por tanto, lo peor vendrá mañana.
En una de las tablas incluyen un estudio para México:
En ese estudio, todas las muestras de agua subterránea tenían los compuestos de glifosato y AMPA en cantidades 10x las normas europeas, aunque mucho menor a la norma mexicana. Esto no es ningún consuelo: sabemos que la normatividad ambiental mexicana va muy muy atrasada respecto de los estándares internacionales.
El estudio mexicano concluye, además, que hay alta exposición en campesinos de subsistencia. Lo dicho: puede ser una bomba de tiempo.
Además de reportar que la investigación global encuentra la presencia de estos compuestos en los sistemas de distirbución de agua potable, el estudio informa sobre sus consecuencias para la biodiversidad:
El AMPA es tóxico para las plantas y la biota del suelo, y aun ahora ya ha cambiado la correlación de especies agrícolas al generar plantas resistentes al herbicida (que motivan la aplicación de más y más glifosato, en un círculo vicioso que no puede salir bien).
Mientras parece que los organismos grandes, como nosotros, no lo acumulamos, sino que se procesa y se excreta, sí que hay un conjunto importante de afectaciones potenciales a decir de fuertes correlaciones (que no implican causalidad) entre cáncer, problemas de parto, enfermades de la piel y trastornos neuronales. Vaya coctél.
Las conclusiones son muy claras:
¿Dónde nos deja todo esto?
Me parece que la posición que dice que el glifosato es seguro no toma en cuenta la investigación contemporánea.
Conclusiones como la de ese estudio llaman a adoptar una posición de mucha precaución. México necesita endurecer su normativa para ajustarse a los estándares internacionales.
Los impactos en la producción agrícola obligan a trabajar de la mano con los productores. El herbicida aumenta rendimientos (a costa de estos impactos ecológicos) y es natural que los productores defiendan su uso.
Cualquier prohibición, por más documentada que esté, debe operar en colaboración con la política agrícola: debe buscar alternativas que mejoren su implementación.
De otro modo, seguro formará un mercado negro, seguro se seguirá usando, y el Estado, débil como es, perderá un espacio de intervención que ahora tiene, aunque sea justamente permitiendo y promoviendo su uso.
Los medios y la comentocracia de todos tipos deben ser más rigurosos en la formación de la opinión pública.
Entonces ella se hace esas preguntas ¿Cómo se alimentan las urbes? Granos. Históricamente han sido granos (hasta el 90% de la proteína ha venido de los granos), principalmente trigo y maiz.
En la Cd. de México ha sido, en su cuenta, el maíz (no hay sorpresa) a través de la tortilla. En esta entrevista describe algunos detalles históricos sobre las cuestiones sociales respecto a la tortilla. Estos son algunos detalles interesantes
Ha habido una división social y de género en la producción de tortillas en la historia mexicana.
Esa división, que bien puede seguir vigente en ámbitos rurales, se ha roto en las últimas décadas en las zonas urbanas, especialmente en el DF (no creo que Gdl y Mty tengan historias distintas, pero parece que en Oaxaca aún es muy díficil encontrar una tortillería automatizada), en parte por el crecimiento de la clase media (?).
La automatización de la producción de tortillas, con las máquinas que se encuentran por doquier en cualquier tortillería, ha reducido los requerimientos laborales, pero también ha reducido la calidad de la tortilla (esto lo sabe cualquiera que pruebe una tortilla hecha a mano y luego una de tortillería de esquina, o peor, una de Walmart).
La introducción del molino, también, ha facilitado la labor de molienda del maíz, aún en ámbitos rurales.
Gruma logró desarrollar harina deshidratada que se puede vender en los famosos paquetitos de Maseca, y luego reproducir en casa (o en la tortillería) la producción de la masa húmeda, lo que ha eliminado la necesidad de los molinos en todos lados, por lo menos en las zonas urbanas.
Entonces, por un lado, harina deshidratada en paquetes de a kilo vía Maseca. Por otro, maquinas productoras de tortillas en todos lados, incluso adentro de las big box stores.
Luego está el pan. Servitje, inmigrante catalán, consiguió un par de máquinas rebanadoras para pan de caja en EU y ZAZ! nace el pan Bimbo. En relativamente poco tiempo, relata Rachel, Bimbo ya es la quinta empresa mundial de alimentos en el mundo.
Los granos, maíz y trigo, por tanto, vienen en paquetitos de Maseca y en el Pan Bimbo y se venden en Walmart y en otras departamentales...
Moraleja: Los temas alimenticios y de nutrición a veces parecen demasiado desconexos de nuestra investigación cotidiana. Lo cierto es que la producción de alimentos constituye la prima facie de cualquier preocupación sobre ecología humana y, por tanto, de las preocupación de las economías ambiental y ecológica. Hay muy pocos investigadores, no obstante, que estén cruzando estas disciplinas (nutrición, economía, biología, etc.) entre nosotros.
Como si la ausencia de los imposibles textos de Manuel Sacristán sobre estos tiempos no fuera ya insoportable, ahora se suma la también temprana ausencia de los de Paco Fernández Buey.
"Un amigo suyo [de FFB], otro gran gramsciano como él, describía así la tarea de aquella hora –también nuestra hora- en el primer número de mientras tanto, una de las revistas que también Paco más hizo suyas: 'la tarea –escribía Sacristán y compartían todos los editores- que habría que proponerse para que tras esta noche oscura de la crisis de una civilización despuntara una humanidad más justa en una Tierra habitable, en vez de un inmenso rebaño de atontados ruidosos en un estercolero químico, farmacéutico y radiactivo'. Paco Fernández Buey hizo mucho, muchísimo, todo lo que pudo y bastante más -con las consecuencias difíciles, duras y amargas en ocasiones (como las de su amigo Paco Téllez) que todos conocemos o podemos imaginar- para que despuntara esa humanidad justa en una Tierra habitable. ¿Y nosotros? ¿A qué estamos dispuestos?"
El Zapotillo sigue; prometen preservar edificios históricosINAH Autoridades federales participaron en la Mesa Resolutiva de la Presa El Zapotillo en el Centro Olimpo en Tepatitlán. E. BARRERA
Se movería piedra por piedra nuevo centro de población
El Gobierno federal destina un presupuesto de mil 600 millones de pesos exclusivamente para labores de reubicación - Los opositores a El Zapotillo acudirán a instancias internacionales TEPATITLÁN, JALISCO (02/JUN/2011).- La Presa El Zapotillo sí va. Esa fue la resolución final tras la última mesa de diálogo entre autoridades federales y pobladores de las comunidades que serán inundadas para su construcción en Los Altos de Jalisco. El último encuentro se realizó en el municipio de Tepatitlán. Asistieron el subsecretario de Gobernación, Juan Marcos Gutiérrez González, y el director general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), José Luis Luege Tamargo. Además de reportar que el embalse lleva avance de 27%, anunciaron que todos y cada uno de los edificios con autenticidad histórica analizados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) “serán trasladados intactos, pieza por pieza”, de Temacapulín al nuevo centro de población denominado Talicoyunque. “Tanto vestigios arqueológicos, como de alto valor histórico, se tienen que remover piedra por piedra, o lo que marque el INAH”, afirmó Luege Tamargo. Expuso que entre los monumentos susceptibles de reubicación se encuentra la iglesia entera, así como las arcadas y la plazoleta central. Además, dijo que “tumba por tumba”, el cementerio también habrá de ser trasladado íntegro al nuevo centro de población. Para tal propósito, el Gobierno federal ha destinado un presupuesto de mil 600 millones de pesos, que se dirigirán exclusivamente a las labores de reubicación. Una vez cumplido esto, dijo, el embalse comenzará a llenarse. La Conagua pronostica que, pese al descontento que expresan los grupos contra el proyecto, la reubicación quedará concluida para finales de este año. Se estima que sean mil 12 las personas que cambien de residencia: 480 de Temacapulín, 365 de Acasico y 167 de Palmarejo. “Tenemos la información de que Palmarejo está completamente resuelto; en Acasico va 70% y Temacapulín lleva más de la mitad (de convenios acordados)”. Las autoridades han previsto que la cortina quede concluida a finales de 2012 y que el caudal incremente el nivel para el periodo de lluvias de 2013 inundando así a los tres poblados alteños.
Moraleja: mover pueblos con sus monumentos y cementerios, pieza por pieza, e inundar dicha zona, provocando quién sabe cuánta cosa, por una presa cuya vida útil la CONAGUA estima en 25 años. Nada más. ¿Luego qué van a hacer con la presa? Como dicen en Chile ¿para qué tanta weá?
Brazil approves massive Amazon dam for construction(Reuters) - Brazil's environment agency gave its definitive approval on Wednesday for construction of the Belo Monte hydroelectric dam, a controversial $17 billion project in the Amazon that has drawn criticism from native Indians and conservationists. The regulator, Ibama, issued licenses to the consortium in charge of Belo Monte to build the massive dam on the Xingu River, a tributary to the Amazon. The government has said the 11,200-megawatt project, due to start producing electricity in 2015, is crucial to provide power to Brazil's fast-growing economy. It will be the world's third biggest hydroelectric dam after China's Three Gorges and Itaipu on the border of Brazil and Paraguay. In January, Ibama had issued a preliminary license allowing the construction site to be set up. Since then the project has been halted and resumed several times due to court injunctions obtained by environmentalists and native Indians opposing the dam. Norte Energia, the consortium that won the auction to build and operate Belo Monte, is made up of state-run utility holding company Eletrobras, Brazil's second-largest pension fund Petros and local construction companies. Originally conceived 30 years ago, progress on Belo Monte has been slowed over the years by protests, including an incident in 2009 in which Kayapo Indians armed with clubs and machetes attacked a state electricity official. Critics from singer Sting to Hollywood director James Cameron and environmental group Greenpeace have said the dam will damage the environment and harm thousands of people living in the region. The 6-km-long (3.75-mile) dam will displace 30,000 river dwellers, partially dry up a 100-km (62-mile) stretch of the Xingu river, and flood large areas of forest and grass land. (Reporting by Leonardo Goy, Raymond Colitt; Editing by Reese Ewing and Eric Beech)
Moraleja: ¿Dónde quedó la campaña "Amazonia sin represas"?...Belo Monte sería la 3a presa de mayor capacidad de generación en el mundo (después de Itaipú, también brazileña, y de las 3 gargantas chinas). Según (http://goo.gl/XHXeW), las presas tropicales quedan mal paradas en terminos de las emisiones de gases de efecto invernadero. Aún las plantas de carbón son más limpias. Deberían poner plantas de carbón en lugar de la presa... Así de malo es.
Manuel Sacristán famosamente describe en el editorial al número 1 de mientras tanto que el objetivo de las tareas que el movimiento roji-verde-morado debe promover es el de...
"... que tras esta noche oscura de la crisis de una civilización despuntara una humanidad más justa en una Tierra habitable, en vez de un inmenso rebaño de atontados ruidosos en un estercolero químico, farmacéutico y radiactivo".
Dejamos para luego el examen sobre lo atontado del rebaño que formamos (ruidosos seguro ya lo somos). Lo que aquí les traigo es evidencia de que ya nadamos en el estercolero químico, farmaceútico y radiactivo:
Sigo con los ultimos capitulos de Cadillac Dessert.
Encuentro con mas fuerza la primera mitad que la segunda. Pero esperemos el cierre.
Mi familia me envio copia del libro Agua y Seguridad Nacional de Gian Carlo Delgado, companiero de generacion en la Fac. de Economia.
Voy a la mitad, asi que no puedo dar una opinion sobre el conjunto del libro. Pero lo que llevo me permite aventurar mi opinion, un tanto dura. Ojala me equivoque y corrija para bien al terminar. Tal vez el hecho de haber conocido al autor por compartir un par de clases y los intereses academicos (el hizo doctorado en economia ecologica, como yo, pero en Barcelona) me orille a un escrutinio mas de cerca, a un ojo mas critico...Pues bien, el libro me parece mas regular que bueno.
Lo que me gusta del libro: el tema. Gian Carlo hizo buen trabajo de documentacion. Y parale de contar.
Lo que no me gusta:
La redaccion deja un poco que desear, muy informal a veces. Me parece que no hubo una revision por un tercero del manuscrito, lo que es el peligro de los libros academicos -no de los articulos de journal.
Los prejuicios politicos y las generalidades estan muy presentes (prejuicios: tildar como negativa la administracion descentralizada del agua, escandalizarse por la participacion de agentes no-estatales; generalidades: todo es culpa de "las necesidades del capital imperial norteamericano". Explicar todo por la existencia de dichas necesidades es no explicar nada. Otro prejuicio: escandalizarse por el reconocimiento de la dimension economica del agua. Hace una critica explicita de llamar "bien" al agua, pues un bien, dice, es una mercancia. El agua es un asunto lleno de particularidades no obvias. El conocimiento general y las reglas de dedo que pueden aplicar con otros recursos no necesariamente lo hacen con el asunto del agua. Pero GCD importa sin chistar las conclusiones a las que el arribo en otros textos respecto a la biodiversidad y dice que el agua es un caso casi igualito. Mas bien me parece que se pone los mismos lentes...
Menos me gustan los ejercicios de interpretacion de la ley y de la constitucion. No creo que la interpretacion de las leyes y de la constitucion sea el expertise de Gian Carlo. Sus interpretaciones de la ley, aunque respetables, me parecen muy jaladas por los pelos, muy forzadas. Prefiero una opinion mas informada de un constitucionalista.
El titulo dice "Seguridad Nacional" pero se dedica en gran parte a documentar asuntos de la cuenca fronteriza norte. Si se hubiera puesto a revisar las magnitudes el autor se hubiera dado cuenta que el saldo neto de las transferencias fronterizas (norte y sur) representan no mas del 15% de la oferta renovable de agua. Lo que implica que el libro centra la "seguridad nacional" con respecto al agua en una pequenia fraccion de la oferta nacional, sin disctutir el resto. No habla de agricultura. Hablar de agua y no decir "agricultura" es no hablar de agua. Por eso el titulo, a mi juicio, le queda muy grande.
Me falta el final del libro. Ojala regrese a esta entrada a desdecirme de lo que he dicho :o)
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Nota: Lamento la ausencia de acentos. Por cierto, soy afortunado receptor de una Cr-48, el prototipo de Google para probar su Chrome OS. Muy contento.
Los de la Revista Sociedad Latinoaméricana, editada por estudiantes de sociología de la FES-Aragón, pensaron que un artículo mío sobre ecología política y marxismo en la obra de Manuel Sacristán se vería bien en su número sobre medio ambiente. Al margen de la reproducción de dicho artículo, me parece estupendo el trabajo que hacen. Aquí los contenidos al número corriente: