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Sobre la polémica del glifosato en México

 (7min)

Recientemente la SEMARNAT mexicana negó la importación de toneladas de glifosato citando perversos efectos en la salud de los ecosistemas y de los productores agrícolas (ver el comunicado oficial).

En el complicado entorno de polarización política nacional, que incluye el reciente "filtrado" (que parece más intencional que nada) de un audio del actual titular criticando la deriva del gobierno federal, este tema ha enfrentado a la dependencia ambiental con la de desarrollo rural, que tiene una posición más bien entusiasta sobre ese herbicida (ver aquí). Dicho enfrentamiento, por lo demás, es solo un capítulo de una larga historia que incluye, por ejemplo, esta denuncia del actual titular de medio ambiente sobre el actual titular de desarrollo rural, antes de que fueran gobierno: El día que Monsanto infiltró a Morena.

Pero dejemos los chismes de Palacio. 

Parte de la comentocracia, tal vez más por oposición que por conocimiento, ha tomado la simplona posición de defender al herbicida, antes que buscar entender qué demonios pasa. La posición principal es doble: decir que los efectos perniciosos del herbicida, sobre todo como cancerígeno, no están comprobados; y decir que su uso está generalizado en todo el mundo.

Recientemente, el periodista Sarmiento difundió esta infografía sobre el herbicida realizada por el National Pesticide Information Center, que es una colaboración entre la Universidad de Oregon y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos:

Esa infografía tiene casi un centenar de referencias, pero a ojo de pájaro esa literatura es de hace más de 15 años, cuando su uso no estaba tan generalizado como ahora. Sarmiento también reproduce la posición del Vicepresidente del Consejo Nacional Agropecuario, que desde luego y de forma normal defiende su uso como insumo de producción:

¿Qué se hace ante este complicado tema? Podemos revisar literatura más reciente. Encontré este meta-análisis de 2018: 

Van Bruggen, A. H. C., He, M. M., Shin, K., Mai, V., Jeong, K. C., Finckh, M. R., & Morris Jr, J. G. (2018). Environmental and health effects of the herbicide glyphosate. Science of the Total Environment, 616, 255-268.  

Estos son los puntos y el abstract gráfico:

y muestran dos puntos clave:

  • El uso ha crecido de forma exponencial en los últimos 20 años, por lo que las consecuencias de la escala no están incluidas en la mayor parte de la literatura reportada en la infografía del NPIC, y correlaciona muy bien con una explosión literaria en la investigación sobre resistencia a antibióticos.

  • La polémica como cancerígeno es solo uno de los aspectos cruciales. El principal problema pudiera estar por venir: el glifosato descompone en ácido aminometilfosfónico, o AMPA en inglés, y la investigación apunta a que éste acumula en el entorno. Es decir que podemos estar haciendo pruebas sobre las cantidades observadas hoy y sacando nuestras conclusiones, sin tomar en cuenta el carácter transitorio de la condición actual. 

    Es como si negáramos el cambio climático porque vemos que la concentración de GEIs no causa aun mucho problema: sabemos que acumula y que, por tanto, lo peor vendrá mañana. 

En una de las tablas incluyen un estudio para México:

que es este:

Rendón-von Osten, J., & Dzul-Caamal, R. (2017). Glyphosate residues in groundwater, drinking water and urine of subsistence farmers from intensive agriculture localities: a survey in Hopelchén, Campeche, Mexico. International journal of environmental research and public health, 14(6), 595.

En ese estudio, todas las muestras de agua subterránea tenían los compuestos de glifosato y AMPA en cantidades 10x las normas europeas, aunque mucho menor a la norma mexicana. Esto no es ningún consuelo: sabemos que la normatividad ambiental mexicana va muy muy atrasada respecto de los estándares internacionales.

El estudio mexicano concluye, además, que hay alta exposición en campesinos de subsistencia. Lo dicho: puede ser una bomba de tiempo.

Además de reportar que la investigación global encuentra la presencia de estos compuestos en los sistemas de distirbución de agua potable, el estudio informa sobre sus consecuencias para la biodiversidad:

  • El AMPA es tóxico para las plantas y la biota del suelo, y aun ahora ya ha cambiado la correlación de especies agrícolas al generar plantas resistentes al herbicida (que motivan la aplicación de más y más glifosato, en un círculo vicioso que no puede salir bien).

  • Mientras parece que los organismos grandes, como nosotros, no lo acumulamos, sino que se procesa y se excreta, sí que hay un conjunto importante de afectaciones potenciales a decir de fuertes correlaciones (que no implican causalidad) entre cáncer, problemas de parto, enfermades de la piel y trastornos neuronales. Vaya coctél. 

Las conclusiones son muy claras:


¿Dónde nos deja todo esto?

  • Me parece que la posición que dice que el glifosato es seguro no toma en cuenta la investigación contemporánea.

  • Conclusiones como la de ese estudio llaman a adoptar una posición de mucha precaución. México necesita endurecer su normativa para ajustarse a los estándares internacionales. 

  • Los impactos en la producción agrícola obligan a trabajar de la mano con los productores. El herbicida aumenta rendimientos (a costa de estos impactos ecológicos) y es natural que los productores defiendan su uso. 

  • Cualquier prohibición, por más documentada que esté, debe operar en colaboración con la política agrícola: debe buscar alternativas que mejoren su implementación.

    De otro modo, seguro formará un mercado negro, seguro se seguirá usando, y el Estado, débil como es, perderá un espacio de intervención que ahora tiene, aunque sea justamente permitiendo y promoviendo su uso. 

  • Los medios y la comentocracia de todos tipos deben ser más rigurosos en la formación de la opinión pública.


Alimentos y ciudades ¿cómo se alimenta al DF?


La respuesta rápida: Walmart (y otras big box stores), bimbo, maseca, tianguis y mercados.

Un post con imágenes de Google Earth sobre los tianguis en México, que ha recibido cierta respuesta en la twitteriza y en la blogueriza (Alex Villagomez lo recoge también en su Tintero), dirige rápido la atención a Rachel Laudan, quien tiene un background multidisciplinario, se dedica ahora a la super interesante tarea de ser historiadora de alimentos, radicando en México (en Chimalistac por lo que se ve), y que sostiene este blog, muy interesante por lo demás.

Entonces ella se hace esas preguntas ¿Cómo se alimentan las urbes? Granos. Históricamente han sido granos (hasta el 90% de la proteína ha venido de los granos), principalmente trigo y maiz.

En la Cd. de México ha sido, en su cuenta, el maíz (no hay sorpresa) a través de la tortilla. En esta entrevista describe algunos detalles históricos sobre las cuestiones sociales respecto a la tortilla. Estos son algunos detalles interesantes


  1. Ha habido una división social y de género en la producción de tortillas en la historia mexicana. 
  2. Esa división, que bien puede seguir vigente en ámbitos rurales, se ha roto en las últimas décadas en las zonas urbanas, especialmente en el DF (no creo que Gdl y Mty tengan historias distintas, pero parece que en Oaxaca aún es muy díficil encontrar una tortillería automatizada), en parte por el crecimiento de la clase media (?). 
  3. La automatización de la producción de tortillas, con las máquinas que se encuentran por doquier en cualquier tortillería, ha reducido los requerimientos laborales, pero también ha reducido la calidad de la tortilla (esto lo sabe cualquiera que pruebe una tortilla hecha a mano y luego una de tortillería de esquina, o peor, una de Walmart).   
  4. La introducción del molino, también, ha facilitado la labor de molienda del maíz, aún en ámbitos rurales.
  5. Gruma logró desarrollar harina deshidratada que se puede vender en los famosos paquetitos de Maseca, y luego reproducir en casa (o en la tortillería) la producción de la masa húmeda, lo que ha eliminado la necesidad de los molinos en todos lados, por lo menos en las zonas urbanas.
  6. Entonces, por un lado, harina deshidratada en paquetes de a kilo vía Maseca. Por otro, maquinas productoras de tortillas en todos lados, incluso adentro de las big box stores. 
  7. Luego está el pan. Servitje, inmigrante catalán, consiguió un par de máquinas rebanadoras para pan de caja en EU y ZAZ! nace el pan Bimbo. En relativamente poco tiempo, relata Rachel, Bimbo ya es la quinta empresa mundial de alimentos en el mundo. 
  8. Los granos, maíz y trigo, por tanto, vienen en paquetitos de Maseca y en el Pan Bimbo y se venden en Walmart y en otras departamentales...
Luego  están los tianguis. El relato de Rachel es estupendo. También el de David Lida, y no añado más que una lista breve de recursos con esta temática, por demás apasionante.

Moraleja:  Los temas alimenticios y de nutrición a veces parecen demasiado desconexos de nuestra investigación cotidiana. Lo cierto es que la producción de alimentos constituye la prima facie de cualquier preocupación sobre ecología humana y, por tanto, de las preocupación de las economías ambiental y ecológica. Hay muy pocos investigadores, no obstante, que estén cruzando estas disciplinas (nutrición, economía, biología, etc.) entre nosotros. 

Ceteris Paribus, retroalimentación, y supuestos económicos


Así pues, nos adentramos en el método de costo de reemplazo para estimar costos in situ de la erosión

En breve, supongamos que x* es la cantidad óptima de insumo en una unidad productora. La erosión hace que se pierda la cantidad x*-x_o del insumo en cuestión (ie nutrientes) y el método estima los costos in situ como lo que tendría que gastarse en el mercado para reemplazar dicha cantidad (Área D) (ie fertilizante)

Barbier, en el ya aquí multicitado paper, dice, correctamente, que dicho método subestima los costos in situ al negar el área E, que es la contribución al producto marginal por encima del precio del insumo de cada unidad entre x*-x_o (que es lo quehace que x* sea óptimo de entrada).

Este método puede dar una idea de lo que pasa si tiene sentido el ceteris paribus, es decir, entre más pequeña resulta la unidad productora. El problema es cuando se generalizan las estimaciones a nivel nacional, por ejemplo. El método entonces ofrece mayores desviaciones... pues al área E hay que sumarle los efectos que un aumento generalizado de la demanda por fertilizante tiene en en el precio de mercado, que no podrá seguir suponiéndose constante.

Estos análisis de equilibrio parcial, por tanto, no resultan tan adecuado cuando se hacen a una escala en la que el método  adecuado sería, más bien, el equilibrio general (no tiene que ser a nivel macro macro... de hecho sería mejor con un modelito intersectorial, interregional, es decir a nivel meso). El problema, como todo estudiante aplicado sabe, es que el equilibrio general es n veces más complejo de implementar que el equilibrio parcial

Moraleja: Los problemas de escala levantan su fea cabeza, de nuevo.

En este modelito de Barbier...





Necesito una forma funcional para f y para h que hagan sentido. Ya tengo el código en GAMS, ya hice un par de pruebas obteniendo políticas óptimas (aunque aún no sé con qué tanto sentido económico), y quiero obtener resultados visibles y soluciones analíticas para ver cómo se ve el problema con horizonte infinito. Todo ello para analizar cómo depende la política óptima de conservación de suelos (el gasto en z_2 y en z_1en el modelo de Barbier) de los parámetros tecnológicos y de comportamiento, y para tener bien entendido el referente teórico ideal para comparar métodos de evaluación de los costos de la erosión que se pueden implementar (ie., perdida de productividad y costo de reemplazo)...

Pero por ahora, busque y busque,  me siento como Mafalda en su problema con el tonelero.

hay de economistas a economistas...

En este caso, economistas agrícolas:



Dangerous academics?

I got my PhD at the Department of Agricultural and Resource Economics at UC Davis. I entered the department to do development economics but ended up specializing in environmental and natural resource economics (ERE).*

But that didn't mean that I ignored agricultural economics. In fact, I learned quite a bit about farmers (most of it good), agricultural policies, and land and water management.

OTOH, I also learned about the "consultant-research machine" that one can find in most academic settings. In short, academics with credibility are paid to write reports for people in industry. Usually these reports are objective and based on the researcher's beliefs, but sometimes money can push the border between objective and "whatever you want us to say." It's hard to know.

In one case, we (ERE grad students) were depressed to see several of our professors and fellow students working on the cost-benefit of pesticide use, publishing "findings" for academic, industry and regulatory audiences that supported of the use of methyl bromide (MBr) for strawberries [PDF].** It seems that they assisted in winning an exemption from international protocols to ban methyl bromide (a carcinogen and ozone-depleting chemical).

MBr was eventually phased out, but now I see that its replacement -- methyl iodide -- is considered dangerousfor farm workers, the environment (and perhaps consumers).

And guess who is writing in support of methyl iodide [PDF]? The same folks. This is a sad pattern.

Bottom Line: Academics should remember that costs on one group for benefits to another group involves politics, not just economics. And they need to be careful about taking money from winners to cast doubt on costs to losers.


* In one memorable rebellion, I presented evidence to the chair (an aggie) that 2/3rds of the professors were aggies, but 2/3rds of the graduate students were ERE-oriented. That fact was not well received.

** These folks also claimed to be environmental economists. We agreed that their work related to environmental issues; we were not sure that it supported a healthy environment.
Moraleja: Parece que no hay entre economistas cosa tal como la esfera pura y ascéptica de la academia con sus cubículos y sus torres de marfíl. Lo que sí hay es una elección (otra más!!)...