Rayuela
Los precios de los alimentos, por la nubes. Lo mismo pasa con las medicinas, con la gasolina, con la electricidad, con...
¿Creerán los que mandan que no hay límites?
"...el miedo a la verdad, a la manifestación de la realidad, es uno de los sentimientos más extendidos entre los sectarios, igual si son de derechas que si son de izquierdas..." Manuel Sacristán Luzón, 1978
Los precios de los alimentos, por la nubes. Lo mismo pasa con las medicinas, con la gasolina, con la electricidad, con...
¿Creerán los que mandan que no hay límites?
Alianza AMLO-Zedillo
En una gira por Estados Unidos, y luego del primer informe de gobierno de Zedillo, el 10 de agosto de 1995, el presidente Zedillo fue sorprendido por la pregunta de un periodista mexicano sobre los rumores de golpe de Estado. Molesto, el presidente mexicano pidió no hacer caso de rumores, al tiempo que la pregunta y la respuesta fueron censuradas de la versión estenográfica. El periodista, por cierto, fue despedido de su medio. Pero en el ambiente flotaba la especie del golpe de Estado, de la renuncia de Zedillo. El PAN, junto con el PRI, cerraron filas en torno al presidente, en tanto que en el PRD se insistía, ya sin mucha intensidad, en la erección de un gobierno de salvación nacional.
Pero no todos pensaban lo mismo en el PRD. Desde dos flancos de esa izquierda institucional se calculaban las grietas que se abrían en la institución presidencial, a causa de la debilidad mostrada por los rumores de golpe de Estado. Los grupos políticos de Jesús Ortega -tribu conocida como Los Chuchos y que tenía una fuerte influencia en la Cámara de Diputados-, y el de Andrés Manuel López Obrador, quien pretendía la presidencia del PRD, se aproximaron al presidente para reeditar con Ernesto Zedillo el pacto político que en 1988 realizó el PAN con el gobierno de Salinas. Es decir, legitimar el gobierno de Zedillo a cambio de un acuerdo político.
El 2 de junio de 1996, en Misantla, Veracruz, el entonces candidato a la presidencia del PRD, Andrés Manuel López Obrador, lanzó un claro mensaje en ese sentido: "Por encima de todo condenamos cualquier rumor, cualquier acción cuyo propósito sea debilitar las instituciones nacionales, porque no sólo saldrá del poder el presidente (Zedillo), sino que perderíamos toda la nación... [ahora parece que ha elevado la apuesta... no importa si se "pierde la nación"... "al diablo con las instituciones"...] No queremos alianzas con el presidente Zedillo. Deseamos acuerdos donde él se comprometa con el pueblo y con la nación, con nosotros (con Andrés Manuel López Obrador como presidente del PRD) a construir una verdadera transición democrática. Queremos acceder al poder, pero no sobre el cadáver de la República [ahora no importa... sobre el cádaver incluso... "que se hunda Pemex"]. Queremos un nuevo proyecto nacional, pero ello sería imposible si perdemos la nación... Le reitero al presidente un ´acuerdo de unidad y apoyo político´".
El repentino e inexplicable cambio estratégico que proponía a Ernesto Zedillo el aún candidato a presidir el PRD le valió a López Obrador una severa crítica del otro contendiente a ese cargo, Heberto Castillo, quien comparó a AMLO con Vicente Lombardo Toledano. Visionario, Heberto Castillo dijo el 10 de junio de 1996 que el PRD no buscaba alianzas con quienes impulsan la política neoliberal, sino que pretendía cambiar esa política neoliberal. Y luego reprochó el cambio de discurso de Andrés Manuel López Obrador, que primero impulsó con Cárdenas la erección de un gobierno de salvación nacional, sin Zedillo, y que ahora impulsaba un acuerdo político, con Zedillo, para acceder al poder.
Heberto Castillo ya no vivió para ver que se cumplió su pronóstico. López Obrador se hizo presidente del PRD, llevó como su operador político a Jesús Ortega, en la secretaría general del partido, y muy pronto empezaron los cambios. No sólo el periódico La Jornada dejó de criticar a Zedillo [zaz!!! habría que documentar este asunto, pues es muy interesante que el diario "independiente" se comporte muy acorde con determinados intereses políticos... a ver si ya empezamos a comprender que no hay tal cosa como diarios "independientes"...], sino que lo convirtió casi en un héroe nacional, en tanto que se repitió el fenómeno idéntico al ocurrido en la alianza del PAN con Salinas -entre 1988 y 1989-, ya que entre 1996 y 2000 aparecieron claros signos de la alianza Zedillo-AMLO.
El PRD al poder
¿Pero cuáles fueron esos signos? Los únicos que valen en política, los del poder. Así, Zedillo incorporó al PRD, junto con el PAN y el PRI, a dar los primeros pasos hacia una nueva reforma política que, al final del sexenio, dejaría al gobierno fuera del control de las elecciones federales [lo que hace palidecer los análisis de los "intelectuales", tanto "neutrales" como "de izquierdas", que le asignan al PRD parte de ese "éxito", el de la reforma política. No señor. Todo fue acuerdo político, no resultado de la "lucha democrática"]. La reforma era, sin duda, mucho más avanzada que la conseguida por el PAN en 1989-1990, pero el método empleado por el PRD para legitimar al gobierno de Zedillo y para rechazar la amenaza del golpe de Estado había sido el mismo utilizado por el PAN entre 89-90; el de dar apoyo al gobierno a cambio de poder. Así, en julio de 1997, y contra lo que había ocurrido en 1988, en donde le fue desconocido el triunfo al Frente Democrático Nacional, Cuauhtémoc gana en el DF la Jefatura de Gobierno, en tanto que el PRI perdió en esa misma elección la mayoría en la Cámara de Diputados.
Pero no era todo, en septiembre de 1998 el PRD gana Zacatecas, con el ex priísta Ricardo Monreal; en enero de 1999 el PRD gana Tlaxcala con el ex priísta Alfonso Sánchez Anaya; en abril del mismo año, el Partido de la Revolución Democrática gana Baja California Sur con el ex priísta Leonel Cota Montaño, y en diciembre de 2000 una coalición de todos los partidos contra el PRI, incluido el PRD, gana Chiapas, con Pablo Salazar. López Obrador jugó en esa alianza del PRD con Zedillo el mismo papel que Diego Fernández en las alianzas del PAN con Salinas. La única diferencia es que Diego presumía su influencia y AMLO la escondía. Pero la cereza del pastel fue en el año 2000, cuando López Obrador se postuló como candidato a jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Todos saben que Andrés Manuel López Obrador no cumplía los requisitos legales, que el PRI y el PAN lo impugnaban, pero también todos saben -y algunos como Liébano Sáenz lo niegan en público- que la solución vino de la casa presidencial. Zedillo contuvo al PRI y Vicente Fox al PAN. ¿Por qué Vicente Fox? Porque desde 1999 Vicente Fox hizo una alianza con Zedillo para sacar adelante el Fobaproa. Para ello intramuros del Partido Acción Nacional debieron echar, literalmente, a Felipe Calderón, quien era el presidente de ese partido, quien se oponía a la candidatura presidencial de Fox, quien se oponía a que el PAN avalara, como lo hizo, el caso Fobaproa, quien se oponía a validar la candidatura ilegal de AMLO, y quien pretendía la reelección al frente de Acción Nacional. Felipe Calderón fue echado -y hasta se fue del país-, y en su lugar fue impuesto Luis Felipe Bravo Mena. En la elección presidencial de 2000, Vicente Fox derrotó al Partido Revolucionario Institucional, y López Obrador ganó la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal.
Zedillo con AMLO
Esa fue la "Presidencia moderna", la que hizo posible la alternancia en el poder presidencial, aun a costa del propio PRI, partido del que Zedillo se decía militante. Pero esa presidencia no ha sido comprendida, porque su labor no ha terminado. ¿Quién va a terminar esa labor? No lo hará una hipotética presidencia de Roberto Madrazo, quien al contrario, perseguiría a Zedillo. Tampoco lo hará una eventual presidencia de Felipe Calderón, quien fue echado del PAN con la ayuda de Zedillo. [Por eso tiene sentido el reciente "espaldarazo" de CSG a FCH...]¿Quién entonces? El ex priísta, luego perredista, que en 1996 dejó atrás la tesis de quitar a Zedillo de Los Pinos para pactar con Zedillo el reparto del poder, la reforma electoral, los triunfos del PRD y al final de cuentas la alternancia. Esa presidencia, según Zedillo, sería la de Andrés Manuel López Obrador.
En realidad Liébano Sáenz es el mensajero de Zedillo, el ex presidente que no sólo reclama la paternidad de la "Presidencia moderna", sino que recomienda los pasos a seguir para concluir con su obra. ¿Qué es lo que sigue? Una mirada al capítulo octavo de La Presidencia moderna permite ver que el paso siguiente es la reforma al Poder Legislativo. Es moneda corriente que en julio de 2006 los electores volverán a propiciar un Congreso dividido, lo que supone las mismas dificultades que tiene Fox, pero para el presidente en turno. ¿Y qué hacer frente a esa dificultad? Dice Liébano Sáenz: "El régimen debe dotar al mandatario de las facultades y atribuciones que le permitan cumplir sus responsabilidades frente a un Poder Legislativo independiente, activo, riguroso en el cumplimiento de sus funciones, pero a su vez responsable de la buena marcha de los asuntos públicos y sujeto a una ética de responsabilidad". El paso siguiente en la transición de Zedillo y Andrés Manuel López Obrador es el legislativo, con todos lo riesgos de crear un gobierno autócrata. Pero la discusión apenas empieza. Al tiempo.
Al conmemorar el 190 aniversario del nacimiento de Carlos Marx, catedráticos e investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) destacaron que “hoy más que nunca es indispensable leer a los clásicos, y Marx es uno de ellos, al ser uno de los críticos más radicales de las injusticias sociales que genera el capitalismo salvaje, cuya única meta es la acumulación de riquezas y plusvalía, sin importar las consecuencias para los humanos”.
[Karl. No Carlos. Si yo viajo a Alemania pediría que me llamaran Carlos, que es mi nombre, y no Karl. A los anglosajones les pediría que me llamaran Carlos, no Charles. Marx se llamó Karl, no Carlos]
Reunidos en el auditorio Antonio Caso de la máxima casa de estudios, Ambrosio Velasco Gómez, director de la Facultad de Filosofía y Letras; John Saxe Fernández, catedrático del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, y Enrique Dussel, filósofo e investigador de la UNAM, afirmaron que desde la lucha de clases y el análisis de los efectos del capitalismo podemos encontrar “las claves que desentrañan muchas de los efectos devastadores del capitalismo”.
Dussel destacó que Marx mostró por qué el obrero, “aun trabajando, es pobre. Señala que genera más de lo que recibe, y a eso le llamó plusvalor, pues toda la ganancia es proporcional a la pobreza, como establece en la ley de la acumulación. Se trata, pues, de un pensamiento científico, pero, al mismo tiempo ético, porque vio el sufrimiento de la gente y encontró una teoría que lo explicaba”.
Saxe Fernández destacó que ante un momento de inflexión como el actual, la reflexión histórica y geográfica, así como el análisis de clase que propone Marx, son “centrales”, pues aseguró que las categorías de neoliberal y neoporfirista “dejan muchas aristas fuera para entender lo que pasa entre las oligarquías, en este caso, de Estados Unidos y México, para explicar el motivo central de la actual propuesta de reforma energética planteada por el presidente Felipe Calderón”.
[Sólo puedo dar un comentario parcial, pues no estuve presente en el evento para escuchar en su totalidad los planteamientos expuestos y me tengo que conformar con la nota periodística, que puede dejar mucho fuera. Los comentarios parecen ir en tres sentidos: 1) destacar aspectos analíticos de la obra de Marx (reduciéndose a lo que hay en El Capital), como son la plusvalía y anexas. Una anotación sobre el carácter ético del asunto, que debería apuntar al hecho de que la totalidad del esfuerzo intelectual de Marx no es especialmente analítica, sino mucho más amplia, aunque también muy analítica. Luego hay asuntos más generales, como el asunto de la lucha de clases, y la necesidad de leer a los clásicos de las ciencias sociales. A mi parecer lo más relevante que se puede decir en un momento como ese, de conmemoración, con el objetivo de ser recogido en una nota de periódico como esta, es que más allá de los aspectos analíticos en la obra de Marx lo trascendental es su intención transformadora. Esa intención transformadora, de emancipación, tiene (o tuvo, por lo que se ve con muchas expresiones "de izquierda") una vocación científica muy clara, orientadora de todo lo demás. De allí viene la necesidad del carácter analítico. Enfocarse en los aspectos analíticos (conceptos como plusvalía, tasa de ganancia, etc.) o apuntar nomás en el carácter ético de su obra, reduce, a mi juicio, el alcance y la importancia del "pensamiento" de Marx, por decirlo de alguna forma, pues la unicidad de su esfuerzo intelectual es, de entrada, asunto de debate. Es mejor decir que la de Marx es una obra que tiene como objetivo central la transformación, y que tiene, para decirlo en la interpretación de Sacristán, tres elementos centrales: los filosóficos, los analíticos y los políticos. No es sólo la ética de la explotación, como lo expuso Dussel, a decir de la nota, sino la liberación, la emancipación.]
Por su parte, estudiantes de la Facultad de Economía (FE) impidieron la inauguración formal del encuentro, tras denunciar que autoridades de esa institución “pretenden borrar de la currícula el pensamiento marxista, y es una incongruencia que hoy pretendan hablar de su obra”, por lo que exigieron que José Antonio Ibarra Romero, secretario general de la FE, se retirara del lugar, lo que propició que la mesa inaugural concluyera de forma abrupta.
[Como dice un buen amigo mío, aquí es donde la puerca tuerce el rabo, pues esto es ni más ni menos que un absurdo. Un grupo de estudiantes impiden un evento que busca promover el cultivo de la obra de Marx. ¿Cuándo se ha visto? Pero el asunto es que el grupo de estudiantes no piensa que a Marx no hay que leerlo (que los hay), sino que son estudiantes que toman su obra como inspiración de su actitud política (y académica, pues en esa Facultad de Economía esa actitud puede ser el mejor pretexto para no ponerse a estudiar economía y matemáticas, pues son "neoliberal" una, y "burguesa" la otra...). Sobre semejante pretensión (la de borrar a Marx de la currícula) sólo puedo decir que esa es una percepción política (muy cómoda, por cierto, pues no hay mejor motivación para ejercer sus acciones, como la de impedir este evento) equívocada y no fundamentada objetivamente. Yo no puedo defender ni un momento la manera en que se enseña a Marx en la Facultad. Es urgente una transformación en la manera de leer a Marx. Pero ante cualquier señal de que se les quiere tocar "su quesito", se autonombran los herederos de esa tradición, se igualan con "el barbón", como le han dicho, y se ponen a clausurar eventos. La razón dada (de que es un "agravio" que las autoridades de la Fac. participen en el evento, lo que a mi juicio se me hace un acierto de esas autoridades) muestra una intolerancia que no debiera existir en la tradición de la que dicen participar, pues deja ver que ellos deciden quién sí y quién no puede hablar sobre Marx, en lugar de que lo vean como una excelente oportunidad de discutir con ellas "el campo teórico", como lo perciben, que ellos dicen dominar y defender... Y esos son los estudiantes que dicen tener la razón. Permítanme disentir fuertemente con ellos]
Afirmaron que el cuerpo directivo y los integrantes del consejo técnico de la facultad no han abierto un “espacio plural” para discutir un nuevo plan de estudios, por lo que continuarán demandando a las autoridades que cualquier reforma que se aplique sea integral e incluyente.
[Esa demanda del "espacio plural" es falaz. Me parece que los espacios institucionales están abiertos (tal vez como nunca en mucho tiempo). E incluso, si dichos espacios no estuvieran abiertos, ¿no es característica de la tradición de izquierda abrirse los espacios que requiere? Es un círculo vicioso el de ellos. Yo no les conozco ninguna posición académica sustantiva, ningún trabajo de investigación con el cual fundamentar sus posiciones. Les conozco, sí, cartas y "manifiestos" llenos de personalizaciones, insultos y mentiras. Por tal motivo no participan del debate sustantivo. Como no participan, pues no se sienten incluídos. Como no están incluidos entonces cualquier reforma no será "integral", a su juicio. Como no hay reforma "integral", pues entonces hay "resistir", como ellos dicen, y cerrar este tipo de eventos.]
En entrevista, Ibarra Romero, aseguró que “no se trata de una imposición vertical de nuevos contenidos; se han discutido y estamos abiertos al diálogo”, por lo que rechazó que con la creación de una nueva licenciatura de economía y negocios se pretenda borrar el pensamiento de Marx, “cuando ha sido uno de los pilares en la formación de nuestra facultad, pero eso no implica que dejemos a un lado nuevos conocimientos”.
[No sólo no lo implica, sino que lo ímpide, diría yo. La comprensión o la interpretación fructífera de la obra de Marx alienta la adquisición de esos nuevos conocimientos. Al entender la necesidad de actualizar la analítica de cualquier proyecto de transformación (la analítica de Marx es, ahora, más "hija de su tiempo". Muchos de sus conceptos analíticos están caducos, por decirlo así. Lo que no ofrece ningún problema en el esquema marxista. Los conceptos analíticos son caducos por definición, y ni qué decir sobre esa caducidad en ciencias sociales) los estudiantes que quieran abrazarse a uno deberían ser los primeros en las filas para inscribirse a los cursos de teoría economíca y matemáticas. También, ¿por qué no?, en los cursos de esa nueva carrera que tanta picazón en la conciencia les provoca.]Al Poder Legislativo, a la opinión pública:
Ante un triunfo de la civilidad, la saludable aceptación en el Congreso de la Unión de la propuesta del debate nacional del Frente Amplio Progresista sobre los temas energéticos, queda señalar algunas certidumbres y sugerencias:
¿Un triunfo de la civilidad? ¿De qué hablan los intelectuales? ¿La civilidad para ellos se expresa en la toma de tribunas, en la polarización extrema, en el discurso único? No nos hagamos: los que apoyan el movimiento del FAP rápido llaman "calderonista" o "vendepatrias" a cualquiera que no se una a su lucha o que no coincida en su discurso. Por otro lado, si uno comulga con ese movimiento, la andanada mediática se dejará venir y de "peligro para México" o, peor, "fascista" no bajarán. Pues bien, en ese contexto "los intelectuales", como los presenta La Jornada, ven un triunfo de la civilidad, cuando en mi humilde opinión "civilidad", e incluso "ciudadanía", no están por ningún lado...Pero los intelectuales no sólo piensan que sí hay civilidad...sino que incluso triunfa... ¿A qué le tiran? Ahora, tengamos en cuenta que la "aceptación" en el Congreso de la propuesta de debate del FAP no fue "saludable" ¿o sí? ¿Qué tán saludable puede ser si tienen tomadas las tribunas? Es pregunta nomás...
El debate necesita el tiempo justo y el primer debate debe ser sobre cuál es el tiempo justo.
Eso me recuerda a algunas asambleas del CGH en la huelga de hace ya 9 años.Estos días se han distinguido por sólidas y lamentables campañas de odio y por la personalización al extremo del conflicto.
La personalización al extremo. De acuerdo. Me parece muy sensata la tesis que Ricardo Alemán viene presentando en El Universal. El asunto se trata de una venganza política. Por un lado, AMLO hará todo para no darle nada al "espurio". Según Alemán, eso pasa incluso por dejar "que se hunda Pemex". ("A Pemex lo rescatamos cuando sea Presidente" dijo AMLO a sus cercanos, documenta Alemán, precisamente con las medidas incluidas en la reforma calderonista. "Pero allí será diferente", dicen los que lo apoyan. ¿Por qué? Quién sabe.) Por otro, parece que el centro de gravedad de la política calderonista es, precisamente, AMLO. Pero la personalización del conflicto la hacen precisamente estos personajes, no la mediáticas campañas de odio (que también contribuyen).
Nos importa sobremanera destacar que el centro y la razón de todo es el carácter de la reforma, del cual dependerá gran parte del destino próximo de México. Aunque ningún debate lo signifique todo, este, ya propuesto y aceptado, sí clarificará lo suficiente las condiciones de la reforma a Pemex. No sólo hay que darle tiempo al debate, hay que negárselo a las descalificaciones tan innecesarias, y hacerlo todo en el clima de serenidad exigible y evidente. Las razones trascienden siempre a las presiones, y este es nuestro compromiso
[Se van con el obús lanzado por AMLO, sin crítica. No se trata de minimizar el papel del petróleo en el desarrollo nacional...-tal vez ha sido más un problema "que una ayuda"...mera conjetura, antes de que me quemen en leña verde... El desarrollo nacional depende también de muchas otras cosas, y tal vez más que de Pemex...Pero allí "la izquierda" no se rasga vestiduras por que esos asuntos ya son privados...(La educación, por ejemplo; La banca, pa seguirle,... y si nos vamos a valor agregado, la industria de la construcción, o ya de plano, digo, faltaba más, la automotriz...]Es indispensable que no sólo el Poder Legislativo, encargado de la última forma legal del proyecto, sino la sociedad civil en sus muy variados sectores, discuta y adquiera, durante el debate, muchísimos elementos de juicio, hasta ahora monopolizados por quienes creen monopolizar a los experto [¿por qué no han hecho la misma aseveración con reformas no menos importantes?... ]Como se ha probado, expertos los hay en ambos lados de la polémica [afirmación que está a punto de rayar en la ciencia "buena", la de ellos, y la "mala", la del gobierno...Si los "expertos" son los que dice La Jornada (Bartlett, Carrancá y demás) pues como que algo anda muy muy mal no???], y a ellos les corresponderán los cuestionamientos centrales, pero a todos nos corresponde participar, en la medida de nuestras posibilidades, en el proceso de ciudadanización que va de lo que no se nos ha permitido conocer a lo que necesitamos saber para ser parte activa y no meramente contemplativa o rezongona de la nación. [ZAZ!!]
Para que el debate sea efectivamente nacional y efectivamente local requiere de la intervención de la radio y la televisión. Sin esto sería un diálogo entre expertos, o inexpertos, sin las repercusiones mínimas, salvo, como se ha visto, el saqueo de los recursos nacionales. [O sea que , al final de cuentas, de nadan nos sirven los expertos. Las repercusiones de su diálogo no puede ser sino el saqueo de los recursos naturales... Caramba! Es de quedarse sin aliento!!! ¿Qué creo yo? Que ni ellos se lo creen, y esta es la fórmula que encontraron para pasar lista ante el caudillo. Sí. Eso creo. Sí, con esas palabras. Pues no se quieren quedar fuera de cualquier cosa que pueda venir... Sí, me puedo equívocar, pero no veo "señales" que me indiquen otra cosa...]
La experiencia histórica impulsa la exigencia de tiempo justo para el debate [Quiero usar palabras de Sacristán: ¡Qué baratas salen las grandes campanadas del futuro!]. Hemos visto y lo hemos resentido profundamente cómo, de qué forma, al arrinconar a la ciudadanía y al concentrar todo en unos cuantos delegados de todavía menos personas, se cometen atentados auténticos como el Fobaproa, el IPAB, el rescate de las carreteras y demás privatizaciones. ¡Cómo hubiera hecho falta un debate nacional en torno al Fobaproa! [Ahí está...¿no qué no? Al diablo con esas instituciones... las dejamos solitas y nos recetan el Fobraproa, el Ipab y demás... Curioso es, digo, como para tener más elementos, que CSG culpe de esos lastres no al congreso, sino al ejecutivo, al de Zedillo y al de Fox... Pero como había que detener al congreso, ese que tiene el máximo número de representantes de la "izquierda"que nunca había tenido, pues algo así como "todo se vale"...De nuevo, la parsimonia: No creo que se crean lo que firman. Más bien es el "presente" ante el pase de lista...]
Un resultado positivo ya innegable: se vive en el orden nacional y como exigencia inaplazable la exigencia de debates que contrarresten y trasciendan el desánimo y el aplazamiento de la ciudadanización [Ah qué coincidencia no creen?]. Ese vigor comunitario no debe perderse [¿Vigor comunitario? Por dios!! Andaban inspirados!! De comunitario no veo yo nada por ningún lado, si me excusan decir mi hereje opinión... Lo que veo es el corporativismo y la formación de cuadros para traducirse en una base electoral, que es lo que de últimas les importa: la sobrevivencia del partido con cargo al erario...(sobrevividores les deberíamos decir a algunos de ellos...jijiji]. Ir al debate en los tiempos que el debate mismo exige es un procedimiento civilizado y racional.
Atentamente.
Marco Antonio Campos, Rolando Cordera, Arnaldo Córdova, Laura Esquivel, Bolívar Echeverría, Víctor Flores Olea, Luis Javier Garrido, Héctor Díaz Polanco, Margo Glantz, Antonio Gershenson, Enrique González Pedrero, Hugo Gutiérrez Vega, David Ibarra, Guadalupe Loaeza, Lorenzo Meyer, Carlos Monsiváis, Jorge Eduardo Navarrete, Carlos Payán, Carlos Pellicer, José María Pérez Gay, Sergio Pitol, Elena Poniatowska, Ida Rodríguez Prampolini, Adolfo Sánchez Rebolledo, Enrique Semo y Héctor Vasconcelos
Recuerdo una frase de Manuel Sacristán quejándose de lo inútil de los intelectuales. Antes bien había que ir a dominar analíticamente algún aspecto de la realidad para intervenir en ella... Allì les va, como para ponerle pimienta....