Consolidación y régimen fiscal

Hay que decirlo todo.


La discusión del foro alegra y contrasta como claro en oscuro con los foros electrónicos de ya saben qué diario (y, dijimos que hay que decirlo todo, de otros también).


PS: dijimos que habría más artificios para equilibrar las refutaciones. Andamos en esa, namás que hay mucho en la mesa.

Cordera y el sindicalismo

Al SME hay que tenerlo como cualquier otro sindicato. Por tanto, su lucha es la de los trabajadores, y hay que defenderse. Además, dice RC, el discurso antiSME no es democrático. Sigamos, pues, alimentando el maniqueísmo y negando la diversidad de opiniones.

No concuerdo. Al sindicalismo que se enfrenta al patrón público, cuyo capital viene de todos, hay que medirlo diferente que al sindicalismo que se enfrenta al patrón privado. Si no fuera así, tendríamos que celebrar acríticamente "las conquistas sindicales" (como las del SME) aún cuando éstas van en detrimento del interés del patrón, el Estado, todos. No se trata que no haya sindicatos públicos. Muy lejos de allí, lo que hay que discutir es qué sindicalismo necesita el país cuando el patrón somos todos. Indignarse con Cordera ante "el sueldo decente" que unos pocos trabajadores han "conquistado" olvida ver que esos trabajadores lo son de una empresa que opera en números rojos, cuya existencia no va de acuerdo al interés público, y con cargo a los impuestos, esos que andan muy muy escasos. Mejor pidamos democracia y transparencia sindicales en todos los sindicatos publicos.

La Sheimbaum da 5 ptos, los 5 no son precisos

La Sheimbaum da 5 ptos, los 5 no son precisos y me permito comentar largamente aquí.

1. Los abogados que he visto y que han distutido el punto, como el que sale en el Reporte índigo de esta semana, han coincidido con que el decreto no es ilegal. Ese abogado en particular es mucho mas honesto al decir que el asunto, si acaso, está abierto a interpretación, y que él pensaba que el decreto no es ilegal. En honor a la verdad y a la honestidad, la Sheimbaum debería decir que su versión es sólo una, no la única.

2. También es cierto que si LyFC le paga a CFE el precio de cualquier industrial se debe a una intención de no descapitalizar a CFE (si eso es exitoso o no, admito, lo desconozco ahora, y necesitaría informarme, pero entonces, si pensamos que eso no es aceptable, preparémonos para un aumento sustancial al costo de la luz -todos, uso doméstico, uso empresarial, y uso gubernamental). De mientras, se puede decir muy bien que está desde hace décadas en el interés público el tener una industria eléctrica integrada en una sola empresa pública. A LyFC la llevan liquidando décadas, y si no han podido es por el espíritu de sobrevivencia del SME (que lo llevó a darle la espalda al movimiento democrático del STERM en los 70 y a apoyar al mismo Salinas, y luego a Colosio, en 1988 y 1994.) Si LyFC estaba descapitalizada es que estuvo décadas en liquidación, hasta que Salinas le dio vida de nuevo. La situación financiera de la empresa es sólo testigo de su redundancia. Lo dicho, desde hace mucho se sabe que al Estado le conviene una sola empresa pública.
Sobre este punto cabe decir que el SME tenía un régimen de co-gestión de la empresa que pocos sindicatos, si es que alguno, disfrutan. No son sólo "los trabajadores", sino en parte "administradores" de la empresa. Es cierto que en la junta eran minoría, pero no estaban ausentes del todo.

3. Sheimbaum no menciona que el SME creó 4 mil plazas en los últimos años "que no servían para nada", en las palabras (no exactas) de Muñoz, quien ahora marcha al lado de Esparza. Muñoz atacó con versiones que no han sido discutidas, ni desmentidas, sobre la venta de plazas. Para entrar al SME tenías que tener un familiar, recibir una recomendación, y pagar la plaza. Tal vez no fueron o son todos, pero las prácticas allí están. Entonces opera un mecanismo perverso: el SME decide quién entra a trabajar y quién no. Cada que entra alguien, entra con compromisos políticos (que se traduce en votos) y pagando una cuota. ¿Qué importa si la plaza era necesaria o no? La pagaban nuestros impuestos, pues la empresa no generaba riqueza. Se comparan los sueldos de 6mil pesos contra los de los funcionarios públicos. Adelante, que a nadie se le olvide la desigualdad que hay en este país, pero también hay que recordar que esa plaza sindical, aun sea de 500 pesos al mes, no se necesitaba. Ese arreglo sindical, por ejemplo, obligaba a LyFC comprar los medidores que el mismo SME arreglaba, a pesar de ser mucho más caros que los que hay en el mercado, y criticaba la instalación de computadoras pues desplazaba a trabajadores. Todo, con cargo a los impuestos y en detrimento del servicio. Es bien plausible que el sindicato no es el único responsable, pero de verdad que no ayudó ni tantito. Si todo es falso, que lo desmientan. Las pruebas en contra allí están, aunque demasiado dispersas.
Mejor haría esa lana pública apoyando, por ejemplo, a las PyMEs, que son las que verdaderamente crean empleo en el país. El Estado no puede ser el empleador de última instancia. Si el gobierno no atacó la red de venta de plazas y la corrupción al interno (que, insisto, el mismo Muñoz criticó, y que muchos trabajadores han mencionado en entrevistas de calle, pero que, por alguna razón, no publica La Jornada) es porque el SNTE y los petroleros no salen bien librados de lo mismo. Eso puede explicar porque callan tirios y troyanos. Si esa fuera la moneda, se tendrían que ir contra ellos, y no pueden abrir tantos frentes al mismo tiempo (además ya el Mont dijo que de momento no se enfrentan a ellos). Pero si el SNTE y el STPRM hacen lo mismo, no hace defendible, ni tantito, al SME. Y si para la izquierda esa son prácticas deleznables, con todo, sin cuartel, contra la Gordillo y Deschamps, hasta que los destituyan y limpien esos sindicatos. La izquierda salió en defensa de las clase trabajadora. A mi me parece que la mayoría de la clase trabajadora no tiene la causa del SME. La clase trabajadora está vulnerable, empleada en las pymes y en otras áreas del gobierno, vulnerables como nadie al ciclo económico. Se perdieron cientos de miles de empleos con la crisis. Es una lástima que nadie hizo vaquita para ayudarles a llegar a fin de mes, que nadie salió en marcha para demandar su reinstalación. Ojalá me equivoque en esto.

4. Claudia dice que los vicios del SME hay que corregirse. Tan tán. A mi no me parecen vicios menores, cuya defensa vaya en el interés público o de las mayorías.

5. Esa es la verdadera cuestión. La izquierda debería estar pidiendo a Calderón que salga a explicar los contratos en las oficinas de Lozano, y la visión de mediano plazo que tienen para CFE (a esos contratos, no lo menciona Sheimbaum, el SME no se opuso de entrada, pues tenían concesiones espejo que los hacía prestadores del servicio). Lo que hay que ver es dónde radica el interés público. El gobierno esta convencido en que hay que licitar, y muy probablemente lo van a hacer. La cuestión es ver si la concesión va de acuerdo al interés público (sin respuestas preconcebidas), y ver qué arreglo institucional hay que poner entre la empresa pública o la privada. En efecto, nadie quiere otro Slim, ni otro Salinas Pliego. Hay que evitarlo a toda costa, pero tampoco queremos otra LyFC.

La blogósfera y la economía del cambio cimático

Los tiempos de los blogs y el internet. Debate sobre un capítulo que no ha sido publicado...

Luz y Fuerza del Centro 3a parte

Este asunto va a tener muuuucha tela para cortar, en todos los ámbitos. Puede significar una suerte de parteagüas de la administración actual. Para bien o para mal.

Vayan vínculos para documentar nuestro optimismo, como en la fórmula popular...


Luz y Fuerza del Centro 2a parte

Ayer aprendí que parte de los argumentos en contra de la desaparición de LyFC es porque se piensa que el ejecutivo está atacando los derechos laborales. Esparza pone la cosa como si se estuvieran atacando sus "privilegios" por el simple hecho de tenerlos. Se puede decir, cierto, que esos "privilegios", muchos o pocos, son producto de la lucha sindical, y que conviene a las izquierdas asumirse de ese lado, defendiendo los productos de la lucha sindical. Hasta aquí muy natural. Luego viene a consideración que el patrón no es el capital privado, sino el público. Seguro que tendrá sentido mantener un sindicato entre los empleados públicos. Pero seguro su lucha, y sus conquistas, no se leen iguales (no deben leerse iguales) a que si son empleados del capital privado. Si su patrón fuera el capital privado, hace mucho tiempo que la empresa ya no existiría, por lo que esos "privilegios" simplemente no exisitrían.

Su existencia es artificial, con cargo a los contribuyentes, y así sus "privilegios", y es así no desde el periodo llamado "neoliberal", sino desde Echeverría (quien quiso desaparecer a LyFC), por lo que he visto en la fragmentada historia disponible en la red. Aunque con dirigencia distinta (y probablemente pudo haberse visto entonces como sindicato distinto), el SME mutó para apoyar a Salinas en el 88 a cambio de que no cumpliera el proceso de extinción. Salinas les cumplió, al final de su mandato, no liquidando a LyFC. Según lo que he visto, al líder de entonces lo expulsaron por corrupto. Con todo, al SME hay que aplaudirle sus constancia par asegurar su sobrevivencia. Seguro se requieren talentos para sobrevivir tantas presidencias que han querido desaparecer a la compañía (sufriendo "las de Caín", como decía un trabajador entrevistado ayer en las pantallas del Milenio).

El asunto, no hay que olvidar, es que la existencia de la misma empresa es artificial casi desde que surgió, con cargo al erario. No se debe a la "incompetencia" de la administración (incompetencias que, de ser ciertas, harían pensar más de dos veces cualquier intención de expandir el dominio del capital público), ni a que Telmex o presidencia no paguen la luz, sino a que la empresa estaba destinada, diseñada, para funcionar así. Ahora comparan los sueldos y salarios de los trabajadores de LyFC con los de los funcionarios públicos. Está bien. Qué lo hagan. Que a nadie se le olvide la desigualdad imperante en el país. Pero no hay que olvidar que LyFC debiera ser una compañía que funcione a propio derecho, con sus propios recursos, en números negros. Creo que todo se debe al contexto. Si el SME tuviera los "privilegios" que tiene, pero si LyFC funcionara en números negros, etc., si la repartición de utilidades fuera una en que el SME gana lo que gana, no tendría ningún problema con ello. El asunto es que no hay utilidad, todo es con cargo al erario, con los impuestos del resto de los mexicanos. La igualdad ha sido ideal de izquierdas. Los programas políticos se contrastan contra ese ideal para evaluarse. ¿Por qué ellos sí y los demás no?