Mercado de permisos de emisión (Cap-and-trade) vs impuesto pigouviano: "es la pendiente de las curvas marginales, estúpidos!"


"Es la economía, estúpidos" La clintoniana frase para llamar la atención sobre el verdadero debate se hizo un
clásico. La tomamos prestada para llamar la atención sobre aspectos de un debate en economía del cambio climático sobre el que no se presta la suficiente atención. Hay debate en la literatura de economía ambiental y del cambio climático sobre qué preferir: un sistema de permisos (cap&trade) o un impuesto pigouviano. Como muchos (si no todos) los debates en economía, éste desata pasiones y, a veces (por fortuna no siempre), posiciones irreductibles.

Muestra del debate en línea:
El asunto, como veremos, no es ver cuál es mejor que otro: todo depende de la relación de los costos marginales de abatimiento y del daño marginal de las emisiones. Más precisamente, todo depende de la forma de las curvas que relacionan cómo cambian unos y otro a diferentes niveles de emisiones. Es decir, la cuestión depende de las pendientes de las curvas de daño marginal y de ahorro marginal (ahorro derivado de abatimiento evitado)... Veamos:

Hay una suerte de consenso aparente en el gremio que favorece la implantanción de un impuesto verde en lugar de la implantación de un sistema "cap&trade" para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. En dicho sistema, el gobierno define el volumen de emisiones que tolera (en toneladas o en partes por millón) y otorga un número determinado de permisos de emisión. Las empresas emisoras competirán por adquirir
tales permisos de acuerdo a un balance entre su disponibilidad a pagar y los costos de abatimiento ahorrados por emitir una unidad adicional de dichos gases. Se cree que un sistema tal ayuda a re-asignar el abatimiento de emisiones de acuerdo a un criterio de minimización de costos.

Un asunto adicional que suele preocupar se relaciona con la manera en la que las empresas adquieren los permisos la primera vez, cómo se fijan las dotaciones iniciales de permisos. Una opción es que el gobierno distribuya equitativamente y gratis los permisos entre las empresas que entrarán en el nuevo mercado, y luego ellas comercien entre sí (opción conocida como "grandfathering"). Otra opción es que el gobierno subaste los permisos, caso llamado cap-auction-trade y que permitiría capturar recursos que luego se podrían usar para promover programas públicos etc.

En lugar de un cap-action-trade, la opción es la implantación de un impuesto pigouviano a las emisiones
. Las emisiones, y en general el problema del cambio climático, son un problema de externalidades negativas, es decir, una situación en la que el costo marginal social de la última unidad (de cualquier bien en cuyo proceso se generen las emisiones) es mayor al costo marginal privado. Un impuesto que capture la diferencia (un impuesto pigouviano) hace que sea el costo marginal social, y no únicamente el privado, el que se tome en cuenta en el examen de costos-beneficios para determinal el nivel de producto. Por esa razón se dice que el impuesto "internaliza la externalidad".

El consenso aparente en el gremio es el de preferir el impuesto pigouviano sobre el cap-and-trade por potenciales pérdidas menores de eficiencia. Esa razón, entre otras, ha llevado a Mankiw a tener su "club de Pigou" y a llamar recientemente al cap-and-trade un sistema feo, bueno por lo menos el que se quiere aprobar en el Congreso de EUA. Lo cierto es que hay casos analíticos en los que un sistema cap-and-trade se prefiere a
un impuesto y casos en que ocurre lo contrario. El debate, parece, está lejos de aclararse, y el consenso, a final de cuentas, lejos de alcanzarse (por eso es aparente...)

Vayamos a ejemplificar la cosa. Primero veamos cómo funciona un cap-and-trade.

[La autoría de los ejemplos es de Dan Shawhan, de RPI. La traducción del enunciado y la explicación de la solución es de quien escribe esta entrada]

Hay dos firmas cada una emitiendo 20 unidades de un contaminante (que se combina uniformemente en el ambiente -por lo que las externalidades no están focalizadas, son para todos). El gobierno establece un límite de emisión de 20 unidades. Las funciones de costos de abatimiento (CTA, costos totales de abatimiento, A) son las siguientes:

CTA1=10+0.75(A1^2)
CTA2=5+0.5(A2^2)

Pregunta: Si el gobierno usa un sistema cap-and-trade (una unidad de emisión=un permiso), ¿cuántos permisos terminará teniendo cada firma? ¿Cuál es el precio de los permisos?

Para encontrar la respuesta, consideremos el caso hipotético en que una de las firmas, dígamos la 1, tiene todos los permisos de emisión. Dado que se requiere abatir 20 unidades, y hay equivalencia "una" emisión = un permiso, la firma 1 tiene 20 permisos. Así que todo el abatimiento tiene que lograrse por la firma 2 -que tendría que salirse del mercado, no producir, y así abatir sus 20 unidades de emisión. En la situación original A1=0 y A2=20, por lo que CTA2>CTA1. El costo marginal de abatimiento de cada firma es CMA1
=0; CMA2=20. Si el precio del permiso cayera en el intervalo (0,20), se dejan fuera los casos de indiferencia, la firma 2 estaría con seguridad dispuesta a pagar por él y a abatir una unidad. Recordemos que el CMA de la firma 2 para esa unidad es 20. Si paga, digamos, 15, entonces emite esa unidad y se ahorra 5. La firma 1 tiene originalmente CMA1=0, por lo que estaría dispuesta a vender un permiso de emisión y a emitir en consecuencia esa unidad. Si el precio fue 15, la firma uno gana esos 15, dado que su CMA es cero. La transacción se lleva a cabo y ambas firmas ganan. Una mejora de Pareto. Después de esta transacción, A1=1 y A2=19. Sigue ocurriendo que CMA2>CMA1, por lo que hay incentivos a seguir comerciando permisos a precios que caen en (1.5, 19). Siguiendo con la iteración, se puede ver que ésta termina cuando CMA2=CMA1=precio del permiso. Con sumitas y restitas se puede ver que A1=8, A2=12 y p=12.

Respuesta: La firma 1 vendió 8 permisos de los 20 que tenía, por lo que se queda con 12, mientras que la firma 2 termina con los 8 que compró. El precio del permiso es 12.

[La misma solución se obtiene analíticamente resolviendo el sistema de ecuaciones que resulta de combinar las condiciones de primer orden del siguiente par de programas: min {CTAi-pAi}, para i=1,2, en el que p es el precio de los permisos, con la condición de factibilidad A1+A2=20.]

Si en lugar del cap-and-trade el gobierno buscara un impuesto que indujera el abatimiento buscado al menor costo posible, tendría que resolver min {CTA1+CTA2} sujeto a A1+A2=20.
Ocurre que el impuesto es igual el precio sombra del abatimiento requerido, es decir, el impuesto equivale al valor del multiplicador de lagrange en el óptimo. Ocurre, cosa interesante, que en el óptimo CMA1=CMA2, igual que en el sistema de permisos. El impuesto óptimo es igual a 12, equivalente al precio de equilibrio en el mercado de permisos y equivalente, como decíamos, al precio sombra de las emisiones --si el gobierno
modificara el objetivo en una unidad (dígamos a 19 o 21 unidades), el costo total (CTA1+CTA2) cambiaría en 12. [De allí la importancia en economía ambiental y ecológica de los precios sombra...]

¡¡Qué cosa!! ¡No hay diferencia entre un cap-and-trade y un impuesto! ¿Por qué, entonces, hay una aparente preferencia al impuesto? ¿Por qué Mankiw tiene su club de Pigou incluso cuando reconoce, en el documento al que se vincula más arriba, que el sistema cap&trade y el impuesto son equivalentes?

Una razón es que hemos estado hablando de situaciones de cierta forma idílicas. Los problemas aparecen cuando uno se separa de las situaciones idílicas. Cuando los permisos no se subastan sino que se transfieren sin costo a las empresas, se transfiere el poder de mercado existente en las industrias relevantes al mercado de permisos, lo que, además de operar en contra de la eficiencia social, hace que el gobierno renuncie al ingreso que podría obtener si ocurriera subasta, o que podría obtener en el caso del impuesto.
Este mismo problema ha sido señalado por Tol, en un documento que se discutió en la entrada previa a esta, al señalar que el sistema europeo de permisos se convirtió en un esquema de subsidios cruzados que redujo la eficiencia. Tol opta sin ambages por la implantación de un impuesto. Otra razón de Mankiw para preferir el impuesto al sistema de permisos es que con el impuesto se vuelve posible el doble-dividendo, es decir, una ganancia en eficiencia adicional a la internalización de externalidades originada en un potencial "reciclaje" de ingreso público. Este reciclaje no es otra cosa que la sustitución de impuestos distorsionadores por el impuesto pigouviano. El ingreso público se mantiene constante mientras las distorsiones se eliminan. Miel sobre hojuelas. (Una ganancia similar al doble dividendo sólo es posible cuando las dotaciones iniciales de los permisos se venden en una subasta...) Aunque bueno, estaríamos pensando también en el caso en el que todos los planificadores serían benevolentes, interesados por tanto en fijar impuestos que maximizen el bienestar social...

Pero Mankiw mismo reconoce que transmite lo que él entiende como el consenso en el gremio, y que él no es ningún experto en el tema. Cuando se mira más de cerca, el debate se complejiza al identificar casos en los que es preferible el cap-and-trade y casos en los que es preferible el impuesto. Casos en los que no hay equivalencia entre una y otra opciones (incluso asumiendo que los problemas que menciona Mankiw no existen), sino que sin ambigüedades se prefiere una o la otra. Veamos esto otra vez con ejemplos sencillos. [Los ejemplos siguen basados en Shawhan, y en Kolstad y Weitzman]

Consideremos para ello lo que ocurre con el daño marginal y el ahorro marginal asociados a las emisiones. El daño marginal estima monetariamente los daños totales que ocurren por la última unidad emitida. El ahorro marginal es lo que la industría deja de gastar en abatimiento por el hecho de emitir la última unidad. El daño marginal es creciente con la cantidad de emisiones, el ahorro marginal es decreciente, lo que se relaciona con el costo marginal del abatimiento creciente del ejemplo de arriba: el costo marginal crece conforme se abate más -se emite menos-. A poco abatimiento (=muchas emisiones) los costos son bajos, y el ahorro también.
A mucho abatimiento (= pocas emisiones) el costo es alto, y el ahorro también. Para ir al punto más rápido nos ahorramos el caso determinístico y consideramos el caso con incertidumbre y el caso en que la pendiente de la curva de daño marginal es menor -en valor absoluto- a la de ahorro marginal. Los resultados del asunto dependen, como veremos, de la incertidumbre y la relación entre las pendientes de ambas curvas. Supongamos que hay incertidumbre sobre el comportamiento de la función de ahorro de las industrias relevantes (tal vez porque la política se diseña para el futuro, o porque el regulador que formula la política no conoce las funciones de costo de las firmas). La figura de abajo recoje el caso inicial:
MD= daño marginal; E[MS]=ahorro marginal esperado. El monto óptimo de emisiones es q, mientras que la equivalencia con el impuesto ocurre cuando éste es igual a t. En el caso de certidumbre (como en el del ejemplo numérico de arriba), el cap&trade y el impuesto logran un resultado equivalente (haciendo caso omiso a los problemas señalados por Mankiw). Veamos sólo un caso. ¿Qué pasa cuando la verdadera curva
MS está a la derecha de la esperada? ¿Cuál esquema de política es mejor?
Si se implantó un cap&trade, las emisiones permitidas son q (que son las que el regulador determinó con base en la curva MS esperada). El precio que alcanzan los permisos es P* (pues las empresas intercambiarán permisos hasta que el precio sea equivalente a lo que podrían ahorrar por emitir y no abatir -como en el ejemplo numérico de arriba). No obstante, la situación primero-mejor es aquella en la que se cruzan MS
_H y MD. En las emisiones mas allá de q el ahorro marginal por no abatirlas es mayor al daño que provocan. Hay dinero sobre la mesa que no se reclama. El triángulo A es la pérdida social asociada a este caso.

¿Qué pasa si en lugar del cap&trade se hubiera elegido el impuesto?
El impuesto se hubiera fijado igual a t. Pero como MS_H resultó ser distinta a la esperada, las empresas, enfrentando ese impuesto, emiten hasta qfee, que es cuando se iguala el impuesto al ahorro marginal por abatir. De nueva cuenta, la solución primero mejor es la instersección de MS_H y MD. Se ve que se emite un poco más de lo que es óptimo, generando emisiones cuyo daño marginal es mayor al ahorro marginal. No obstante, la pérdida social es bastante menor que en el caso anterior. (No confundirse: las emisiones en exceso no son qfee-q*, sino las que hay entre qfee y las asociadas a la intersección entre MS_H y MD).

Jugando con los casos posibles (MS a la izquierda de la esperada, MD con mayor pendiente absoluta que MS) llegamos a la proposición de Weitzman, que se traduce libremente de la expuesta por Kolstad:

"Con incertidumbre sobre los costos marginales de las emisiones, las regulaciones sobre la cantidad son preferibles si la curva de daño marginal tiene pendiente más pronunciada que el ahorro marginal de emitir. En cambio, los impuestos a las emisiones se prefieren si ocurre lo contrario."

El ejemplo gráfico confirma el caso en el que el impuesto es preferible al sistema de permisos. Pero si cambiaramos la relación entre las pendientes, si la pendiente de la curva de daños fuera mayor -en valor absoluto- a la de ahorro marginal, entonces la pérdida social sería mayor con el impuesto que con el sistema de permisos. En ese caso, el cap&trade sería sin ambigüedades preferido. Mankiw y buena parte del gremio discuten sólo sobre el caso determinístico en el que los sistemas son idílicamente equivalentes.
Prefieren el impuesto por asuntos de economía política: el sistema de permisos importa poder de mercado existente en otros lados hacia el mercado de permisos, por lo que se pierde eficiencia. El impuesto no importa dicho poder, logra el mismo resultado, y posibilita el doble dividendeo. Todo eso es cierto mientras no nos movamos del caso determinístico, caso también idílico. En un ambiente con incertidumbre sobre la curva de costos de abatimiento, el asunto no es tan en automático. El debate, como se ve, debiera dedicarse a ver la relación entre dichas curvas marginales en casos e industrias específicas, y dejar de hacer nubes de polvo poniéndose a decidir, casi a priori, cual sistema es mejor...

La cuestión también puede mejorar con la implantación de los sistemas híbridos (sistema de permisos e impuestos, al mismo tiempo), como veremos en una entrada posterior. También es interesante añadir incertidumbre en la curva de daño marginal, sobre la que la incertidumbre es más profunda de hecho que sobre la de costos. En la literatura de cambio climático se suele tratar a la incertidumbre sobre la curva de costos como mero asunto de ingenieria, de estimación y de cálculo (es decir, se sabe que se puede saber dicha estructura), mientras que la incertidumbre sobre los daños es estructural (se sabe que no se puede saber). Se puede hacer como si se supiera (así ha trabajado la economía del cambio climático a la Nordhaus hasta ahora). Pero la cosa se pone peluda cuando se ven casos en los que la incertidumbre no es sólo riesgo, sino desconocimiento (Dasgupta y Weitzman, de nuevo, son los que han avanzado esta noción). Así que, puestos a atar cabos, podría ser el caso que no se puede saber en abstracto qué sistema es mejor, y todo dependería
de la particularidad de los casos. La teoría general, abstracta, sería útil para transmitir el mensaje de su poca aplicabilidad...Pedir modelos que sean válidos en todos los casos equivaldría a pedir mapas de escala 1:1...


Actualización:
Aquí una imagen de lo que piensa el gremio. En su excelente blog "environmental economics", John Whitehead publicó un gráfico que muestra resultados de una encuesta con 203 observaciones (~20% en la tasa de respuesta).
Parece que hay evidencia de una preferencia del impuesto sobre el cap-and-trade.
Whinehead tiene varias entradas sobre el cap-and-trade y el impuesto [en una de ellas también menciona el paper de Weitzman...]

¿Hay que preocuparse por el cambio climático? Parte 2...


En una entrada previa habíamos puesto el vínculo a un texto de Richard Tol. Dijimos que valía la pena comentarse. Ahora comentamos. Reproducimos el texto con comentarios entremedio...

Richard S.J. Tol*
Economic and Social Research Institute, Dublin, Ireland
Vrije Universiteit, Amsterdam, The Netherlands

Ireland is subject to strict greenhouse gas emission reductions under EU climate policy. Part of the target will be met by buying offsets abroad, but the remainder will have to be realised domestically. The current economic crisis is reducing greenhouse gas emissions. This may get us close to compliance with our targets under the Kyoto Protocol. However, recession cannot be treated as a long-term answer to climate change problems.

[Visión muy distinta al cacareo ecologista asociado a la crisis. Por ejemplo Martínez Alier, aquí y aquí.]

Policies aimed at keeping the growth of greenhouse gas emissions in check are needed. Such policies mean higher taxes and more expensive energy, transport and food. How can this be justified? Carbon dioxide and methane are the two most important greenhouse gases, resulting from the burning of oil, coal and gas, and the
production of dairy and beef, respectively. Greenhouse gases change the energy balance of the atmosphere, trapping more energy on the planet, and heating up the atmosphere. This is elementary physics, established in the early 19th century by among others John Tyndall from Co. Carlow. Although there are still people who argue that there are other processes in the atmosphere that will cancel out the enhanced greenhouse effect, the science is well-established and future global warming is beyond reasonable doubt.
For some people, this is sufficient reason for action. The planet is warming. This is humankind’s fault. It has to stop. Such reasoning is wrong. Just because something is new and different does not make it wrong. Climate change will take us into uncharted territory, but so do many other things.

[Creo que tiene razón cuando dice que cuando algo es "nuevo y diferente" no implica que sea "malo". El cambio climático nos pone en condiciones distintas con el ambiente... como lo han hecho muchas cosas. Últimamente me ha cruzado por la mente que los ecologistas medio irracionales que andan por ahí
oponiéndose a todo -a la construcción de presas para aumentar la oferta de agua dulce, a los transgénicos, a cualquier obra de infraestructura, etc.- se hubieran opuesto al desarrollo mismo de la agricultura debido a los impactos ambientales potenciales que tenía -muchos de los cuales se acabaron cumpliendo, aunque varios miles de años después de su surgimiento... Como lo hemos mencionado antes, el ecologismo tiene que ser antropocéntrico para tener sentido, pues no hay razón alguna en ponerse a defender equilibrios ecosistémicos no sólo inexistentes sino imposibles..]

Other people emphasise the worst case scenario. That is just scaremongering. One can easily paint a dramatic picture of the impact of climate change. [...del mismo modo en que se podría pintar una imagen dramática, no menos cierta, del desarrollo de la agricultura...] Sea level rise is a good example (Tol et al., 2006). If
Greenland melts and West Antarctica slides, sea level would rise by 15 metres. All the deltas would go under, including the coastal plains of Bangladesh and the Netherlands. Hundreds of millions of people would have to flee. This is scary – until one realises that this would happen, if at all, over a time scale of 1,000 years. [primera exageración de Tol. Si no, que le pregunte a la gente de Madives Islands] The likely scenario for this century is a sea level rise of 50 cm – that is, half a centimetre per year. Coastal engineers should be able to keep up with that.

The solution to the climate problem is not costless (Tol et al., 2008). Climate policy will hurt the poor, it will hurt farmers, and it will hurt energy producers. [Sorprende un poco la certeza de las afirmaciones, como si fueran conocimiento establecido. Es cierto que eso es lo que informan varios modelos económicos de cambio climático. Pero también es cierto que esos resultados dependen mucho del espacio paramétrico, de los valores de parámetros éticos sobre los que no hay consenso... Aquí hemos dicho al respecto]Economists are
able to design policies that would minimise costs, and even turn a small benefit. Engineers are even more optimistic about the costs of greenhouse gas emission reduction, pointing to the potential for substantial gains in energy efficiency at low cost. Unfortunately, such proposals work under ideal circumstances only. Because of political constraints, actual policies are never as sophisticated and smart as academics would like – and the costs to society are invariably higher than necessary. [Cierto...Es interesante entonces que la teoría no haya empezado el análisis de las políticas segundo mejor, o tercero- o cuarto-mejor... al menos no con la frecuencia con la que sería deseable]

The costs of climate policy are real and immediate. The exchequer has reserved €270 million for the period 2008-12 to finance greenhouse gas emission reduction abroad.

[Footnote: Under the provisions of the Kyoto Protocol of the United Nations, countries are allowed to finance projects that reduce emissions in other countries and count these as their own emission reductions. In the Irish media, such payments are regularly portrayed as Kyoto fines. This is incorrect, first, because this is a normal market transaction and second, because there are no fines for non-compliance with targets of the Kyoto Protocol.]

The forced growth of wind power is driving up the price of electricity in Ireland. How do these costs compare to the benefits of climate policy? Can these benefits be measured? Can they be compared to the cost? Such
research has now been carried out for over 30 years, and the first robust insights are emerging.
Estimating the impact of climate change is a daunting task, first of all because climate has such a wide range of effects. Sea level rise is mentioned above, but climate change also affects the demand for winter heating, the demand for summer cooling, the supply of wind and water power, river floods, surface and groundwater resources, the demand for water, crop yields, agricultural pests and pathogens, farm animal welfare and productivity, and tourism flows. Climate change also affects human health, through heat and cold stress that enhance cardiovascular and respiratory problem, and through water-, food-, and vector-borne diseases such as salmonellosis and malaria. And climate change would have profound impacts on nature and biodiversity.
Estimating the impact of climate change is also difficult because climate change is so uncertain. The uncertainty begins with the future number of people, their wealth, their energy and their emissions, continues with the response of the atmosphere and oceans to greenhouse gas emissions, includes the vulnerability of future societies to climate change, and ends with the uncertainty about the impacts themselves. [Excelente
párrafo que resume décadas de trabajo en el área...]
The impacts of climate change are uncertain and vary between sectors, between countries, and over time. [Precisamente por eso extrañan las certezas de las afirmaciones de hace un párrafo...] Depending on the impact, place, time, and study, one can find large or small impacts, and positive or negative ones. In order to provide an overall estimate of the seriousness of climate change, economists have aggregated all impacts, using money as the numeraire. For some impacts, e.g., the cost of dyke building, money is the natural metric. For other impacts, e.g., the impact on human health, the methods of monetary valuation have to be used. This introduces additional uncertainty and even controversy into the analysis (Pearce et al., 1996).
The following insights emerge from the economic literature on the impact of climate change (Tol, 2009):
  1. The impact of climate change is relatively small. The average impact on welfare is equivalent to losing a few per cent of income. That is, the impact of a century worth of climate change is comparable to the impact of one or two years of economic growth. [Excelente proposición. Sería interesante ver, puestos a hacer equivalencias, a cuántos cambios climáticos equivale la actual crisis y la pérdida de crecimiento de estos uno o dos años....Aunque claro: Tol hace caso omiso a los eventos catastróficos de baja probabilidad. Es decir, parece poner atención solamente al 95% del área de alguna curva de distribución de probabilidad -ej. la normal; mientras que hay excelente literatura sobre las consecuencias de tener "colas gordas" -fat tails- en las curvas de distribución de eventos catastróficos --ver aquí, aquí y aquí... tales colas gordas elevan la probabilidad de catástrofe y por tanto el costo estimado del cambio climático -ademas de generar casos en los que no hay política óptima posible para hacer frente a eso, como en el modelillo sencillo de Dasgupta... ]
  2. Although the impact of climate change may be small, it is real and it is negative. Climate change is likely to have a positive impact in the first half of the 21st century, and impacts turn negative later. The initial positive impacts are irrelevant for policy. The workings of the climate system are so slow that they cannot be avoided even if emissions were to fall to zero tomorrow. The part of climate change that can be influenced by climate change, has net negative impacts.
  3. Impacts are much more negative in poor countries than in rich ones. This is because poor countries tend to be in hotter places already, poor countries have a greater share of their economic activity in exposed sectors such as agriculture, and because poor countries have greater difficulty in successfully adapting to climate change.
Figure 1 illustrates these points. It depicts the total economic impact of climate change. The impact on Ireland is small, but this hides large positive impacts on winter mortality and heating, and large negative impacts on summer cooling and biodiversity, particularly coastal wetlands. For Ireland, the turning point is around 2035 – that is, incremental impacts are negative. For the world average, incremental impacts turn negative by 2020 already, and total impacts are negative as of 2060. Note that impacts do not exceed 1.3 per cent of GDP in the 21st century. The world average hides large differences between countries.

Figure 1 also displays the impact on the best-off country (Canada) and the worst-off country (the Maldives in the first half of the century, and the Congo in the second half). The world average economic impact is positive at first because rich countries in the temperate zone dominate the world economy. The majority of the people on the planet are already negatively affected by climate change. Estimates of the total economic impact of climate change are interesting, but not particularly relevant. Climate change cannot be altogether avoided, so the benefits of climate policy are but a fraction of the impact of climate change. In fact, any policy decision has only a miniscule effect on climate change. Therefore, the marginal impact of emissions is a more appropriate indicator for policy evaluation. This is commonly referred to as the social cost of carbon. It equals the net present value of the incremental impacts caused by a small increase in emissions.
There are many estimates of the social cost of carbon in the economic literature. A number of insights emerge from this literature (Tol, 2005):

  • The social cost of carbon depends strongly on a number of ethical assumptions, particularly how much one cares about risk, about impact on other countries, and about the future. This is no surprise, as climate change is a long-term, global, and uncertain problem. However, decisions are made every day that reflect how much we care about the future, foreign lands, and risk. If one uses revealed preferences to set the value of these ethical assumptions, then one finds that the social cost of carbon is roughly equal to the current price of emission permits in the EU Emissions Trading Scheme. [Pero Dasgupta tiene una crítica a esto de andar importando parámetros de un estudio a otro...el vínculo anda por allí arriba...]
  • Studies that have been subject to peer-review tend to be more optimistic about climate change than studies that have had noquality control. That is, a lot of the scaremongering is not based on sound science. The Stern Review is the best-known example of pseudo-scientific exaggeration (Yohe and Tol, 2007). [Tremendo. Pero es erróneo. El hecho de igualar estudios que no se han sometido a arbitraje con ciencia poco sólida puede ser peligroso. Tol se apoya en convenciones. Este hecho ("ciencia sólida"=estudios con arbitraje) tiene tantos contraejemplos... A manera de broma, Xavier Sala-i-Martin cuenta varias anécdotas. Además, cualquier estudio post-arbitraje -y por tanto, siguiendo la fórmula de Tol, cientificamante sólido, pasó por una etapa, el pre-arbitraje, en la que no estaba revisado por pares -y por tanto, no era ciencia sólida... El arbitraje no da la solidez científica. Sólo la rectifica, cuando la hay. El arbitraje es necesario, sin duda, pero no suficiente... El arbitraje está lleno de problemas...el paper de Einstein estuvo a punto de pasar desapercibido precisamente por los peligros del arbitraje... Hay demasiada estrategia en el arbitraje como para pensar que se guía estrictamente por meros preceptos científicos... hay ejemplos, también, en los que meras tomadas de pelo han sido publicadas en journals de prestigio a pesar del arbitraje... El punto que quiere hacer Tol (que la proposición "el cambio climático es costoso" se basa en pseudo ciencia) se tambalea por eso... Es cierto que los estudios arbitrados son, en promedio, de mejor calidad que los estudios no-arbitrados. Pero esa es una característica del agregado, de todo el conjunto, que no necesariamente se traslada a todos los individuos que lo integran. Tol opera con la ley de los grandes números y con el teorema del límite central, pero al revés ---equiparando la media poblacional a la media de cualquier muestra, por pequeña que sea...- Por todo esto, si bien es cierto que el Reporte Stern se fue sin arbitraje, decir que por eso es pseudo-ciencia es demasiado exagerado, es querer aparecer como los chicos cool en bata de laboratorio que descalifican el conocimiento convencional -tal vez sólo por que no los invitaron a ellos-. Si, es cierto, hay muchas cosas que andan por ahí sin arbitraje. Pero no es lo mismo la llamada "gray literature" (el conjunto de working papers y discussion papers, los reportes oficiales, etc) que los artículos de las revistas pseudo-científicas. Poner a todas las papas en el mismo saco es un error...]
  • Estimates have become less pessimistic over time. [Eso depende del conjunto de la literatura que se mire...]
  • Uncertainties are large and negative surprises are more likely than positive surprises. That is, the risk premium is a large share of the estimated social cost of carbon cited above.

What does this all mean for Ireland? To date, Ireland’s climate policy was determined by the European Union. This was one of the “grand bargains” of Europe, in which countries like Germany and the Netherlands set the environmental policy for the whole union in return for funding the agricultural and regional policies. No longer. Unless the current recession is worse than feared, Ireland will become a net contributor to the European Union, and Ireland can and should demand a greater say in the decisions made in Brussels. The estimates of the social cost of carbon cited above suggest that actual European climate policy is roughly on the right track – but note that the rhetoric in Brussels calls for much more stringent action.

As argued above, Ireland has little to fear from climate change. Climate policy in Ireland can only be justified by the moral obligation not to harm others. At the same time, Ireland can contribute only very little to international climate policy. Our emissions are too small to register. It is unlikely that carbon-free electricity or transport will be invented or commercialised on Irish soil. That implies that we in Ireland should do our bit for climate policy. Not more, because that would hurt the competitiveness of our industry, and not less, because that would be immoral. [Es interesante que acabe situando el asunto de la política del cambio climático en una especie de capricho moral: no hay que hacer mucho porque sale demasiado caro. no hay que hacer poco porque nos veríamos muy mal. pero de cualquier forma, lo que hagamos no importará para evitar/modificar los patrones climáticos...]

“Doing our bit for climate” should be done in as simple, as cheap, and as effective a way as possible. This implies a carbon tax, and a carbon tax only. For as yet unregulated emissions, a carbon tax can be introduced in the next budget. It would bring welcome revenue. A carbon tax should not come on top of existing climate policy. A carbon tax should replace it. This would bring welcome savings in the government budget.

At the European level, Ireland should argue for a uniform carbon tax in all Member States. The success of this argument may be furthered by the double shock effect of Ireland taking the lead on climate policy, and Ireland proposing a harmonised tax. Eventually, a carbon tax should replace emissions trade. To date, emissions trade has been about hidden subsidies to selected companies rather than about emission reduction. The volatility of the permit price creates uncertainty and deters financiers from investing in research and development. A tax does not suffer that drawback.

Climate change is a real problem. The impact of climate change on Ireland is moderate. The effect of greenhouse gas emission reduction in Ireland on climate change is minor. Nonetheless, as a responsible nation, Ireland should make a constructive contribution to international climate policy. A carbon tax, and a carbon tax only, would be a simple, cheap and effective way to reduce emissions and demonstrate good will.

REFERENCES

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