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Del 5 de marzo de 2006...

Heberto Castillo criticando a AMLO por pactar con "gobiernos neoliberales", el de Zedillo. En su itinerario político de ese día, Ricardo Alemán da cuenta de la alianza entre el PRD de AMLO y la presidencia de Zedillo que, muy similar al caso del PAN con CSG en la anterior administración, vendía gobernabilidad a cambio de apertura política (léase, tal o cuál estado, tal o cual reforma política... sí, muy al estilo de las famosas "concertasesiones", o como se escriban esas figuras raras de la política mexicana)...

Una cosa dijo AMLO que sigue siendo consistente 10 años después: "queremos acceder al poder"... Mi opinión es que esa siempre ha sido la regla política: el acceso al poder. Ese es el verdadero objetivo. Ya en este 2008 Alemán opina (documentadamente, por cierto) que a AMLO Pemex no le importa nada: "Que se hunda Pemex", "Ya lo rescataremos nosotros desde la presidencia", pero no está dispuesto a darle nada, nada de nada, al "espurio", lo que fortalece su hipótesis (con la que concuerdo) de que al FAP y a AMLO lo único que les interesa es el acceso al poder (no Pemex, no un plan de desarrollo nacional, no el "proyecto alternativo", sino el poder...) Así dicho suena simplista. Puede haber matices. Pero esa hipótesis refleja, a mi juicio, gran parte del asunto... Veámos un extracto, comentado en rojo:

Ricardo Alemán
Itinerario Político
5 de marzo 2006
El universal [vínculo]
(extracto)

Alianza AMLO-Zedillo

En una gira por Estados Unidos, y luego del primer informe de gobierno de Zedillo, el 10 de agosto de 1995, el presidente Zedillo fue sorprendido por la pregunta de un periodista mexicano sobre los rumores de golpe de Estado. Molesto, el presidente mexicano pidió no hacer caso de rumores, al tiempo que la pregunta y la respuesta fueron censuradas de la versión estenográfica. El periodista, por cierto, fue despedido de su medio. Pero en el ambiente flotaba la especie del golpe de Estado, de la renuncia de Zedillo. El PAN, junto con el PRI, cerraron filas en torno al presidente, en tanto que en el PRD se insistía, ya sin mucha intensidad, en la erección de un gobierno de salvación nacional.

Pero no todos pensaban lo mismo en el PRD. Desde dos flancos de esa izquierda institucional se calculaban las grietas que se abrían en la institución presidencial, a causa de la debilidad mostrada por los rumores de golpe de Estado. Los grupos políticos de Jesús Ortega -tribu conocida como Los Chuchos y que tenía una fuerte influencia en la Cámara de Diputados-, y el de Andrés Manuel López Obrador, quien pretendía la presidencia del PRD, se aproximaron al presidente para reeditar con Ernesto Zedillo el pacto político que en 1988 realizó el PAN con el gobierno de Salinas. Es decir, legitimar el gobierno de Zedillo a cambio de un acuerdo político.

El 2 de junio de 1996, en Misantla, Veracruz, el entonces candidato a la presidencia del PRD, Andrés Manuel López Obrador, lanzó un claro mensaje en ese sentido: "Por encima de todo condenamos cualquier rumor, cualquier acción cuyo propósito sea debilitar las instituciones nacionales, porque no sólo saldrá del poder el presidente (Zedillo), sino que perderíamos toda la nación... [ahora parece que ha elevado la apuesta... no importa si se "pierde la nación"... "al diablo con las instituciones"...] No queremos alianzas con el presidente Zedillo. Deseamos acuerdos donde él se comprometa con el pueblo y con la nación, con nosotros (con Andrés Manuel López Obrador como presidente del PRD) a construir una verdadera transición democrática. Queremos acceder al poder, pero no sobre el cadáver de la República [ahora no importa... sobre el cádaver incluso... "que se hunda Pemex"]. Queremos un nuevo proyecto nacional, pero ello sería imposible si perdemos la nación... Le reitero al presidente un ´acuerdo de unidad y apoyo político´".

El repentino e inexplicable cambio estratégico que proponía a Ernesto Zedillo el aún candidato a presidir el PRD le valió a López Obrador una severa crítica del otro contendiente a ese cargo, Heberto Castillo, quien comparó a AMLO con Vicente Lombardo Toledano. Visionario, Heberto Castillo dijo el 10 de junio de 1996 que el PRD no buscaba alianzas con quienes impulsan la política neoliberal, sino que pretendía cambiar esa política neoliberal. Y luego reprochó el cambio de discurso de Andrés Manuel López Obrador, que primero impulsó con Cárdenas la erección de un gobierno de salvación nacional, sin Zedillo, y que ahora impulsaba un acuerdo político, con Zedillo, para acceder al poder.

Heberto Castillo ya no vivió para ver que se cumplió su pronóstico. López Obrador se hizo presidente del PRD, llevó como su operador político a Jesús Ortega, en la secretaría general del partido, y muy pronto empezaron los cambios. No sólo el periódico La Jornada dejó de criticar a Zedillo [zaz!!! habría que documentar este asunto, pues es muy interesante que el diario "independiente" se comporte muy acorde con determinados intereses políticos... a ver si ya empezamos a comprender que no hay tal cosa como diarios "independientes"...], sino que lo convirtió casi en un héroe nacional, en tanto que se repitió el fenómeno idéntico al ocurrido en la alianza del PAN con Salinas -entre 1988 y 1989-, ya que entre 1996 y 2000 aparecieron claros signos de la alianza Zedillo-AMLO.

El PRD al poder

¿Pero cuáles fueron esos signos? Los únicos que valen en política, los del poder. Así, Zedillo incorporó al PRD, junto con el PAN y el PRI, a dar los primeros pasos hacia una nueva reforma política que, al final del sexenio, dejaría al gobierno fuera del control de las elecciones federales [lo que hace palidecer los análisis de los "intelectuales", tanto "neutrales" como "de izquierdas", que le asignan al PRD parte de ese "éxito", el de la reforma política. No señor. Todo fue acuerdo político, no resultado de la "lucha democrática"]. La reforma era, sin duda, mucho más avanzada que la conseguida por el PAN en 1989-1990, pero el método empleado por el PRD para legitimar al gobierno de Zedillo y para rechazar la amenaza del golpe de Estado había sido el mismo utilizado por el PAN entre 89-90; el de dar apoyo al gobierno a cambio de poder. Así, en julio de 1997, y contra lo que había ocurrido en 1988, en donde le fue desconocido el triunfo al Frente Democrático Nacional, Cuauhtémoc gana en el DF la Jefatura de Gobierno, en tanto que el PRI perdió en esa misma elección la mayoría en la Cámara de Diputados.

Pero no era todo, en septiembre de 1998 el PRD gana Zacatecas, con el ex priísta Ricardo Monreal; en enero de 1999 el PRD gana Tlaxcala con el ex priísta Alfonso Sánchez Anaya; en abril del mismo año, el Partido de la Revolución Democrática gana Baja California Sur con el ex priísta Leonel Cota Montaño, y en diciembre de 2000 una coalición de todos los partidos contra el PRI, incluido el PRD, gana Chiapas, con Pablo Salazar. López Obrador jugó en esa alianza del PRD con Zedillo el mismo papel que Diego Fernández en las alianzas del PAN con Salinas. La única diferencia es que Diego presumía su influencia y AMLO la escondía. Pero la cereza del pastel fue en el año 2000, cuando López Obrador se postuló como candidato a jefe de Gobierno del Distrito Federal.

Todos saben que Andrés Manuel López Obrador no cumplía los requisitos legales, que el PRI y el PAN lo impugnaban, pero también todos saben -y algunos como Liébano Sáenz lo niegan en público- que la solución vino de la casa presidencial. Zedillo contuvo al PRI y Vicente Fox al PAN. ¿Por qué Vicente Fox? Porque desde 1999 Vicente Fox hizo una alianza con Zedillo para sacar adelante el Fobaproa. Para ello intramuros del Partido Acción Nacional debieron echar, literalmente, a Felipe Calderón, quien era el presidente de ese partido, quien se oponía a la candidatura presidencial de Fox, quien se oponía a que el PAN avalara, como lo hizo, el caso Fobaproa, quien se oponía a validar la candidatura ilegal de AMLO, y quien pretendía la reelección al frente de Acción Nacional. Felipe Calderón fue echado -y hasta se fue del país-, y en su lugar fue impuesto Luis Felipe Bravo Mena. En la elección presidencial de 2000, Vicente Fox derrotó al Partido Revolucionario Institucional, y López Obrador ganó la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal.

Zedillo con AMLO

Esa fue la "Presidencia moderna", la que hizo posible la alternancia en el poder presidencial, aun a costa del propio PRI, partido del que Zedillo se decía militante. Pero esa presidencia no ha sido comprendida, porque su labor no ha terminado. ¿Quién va a terminar esa labor? No lo hará una hipotética presidencia de Roberto Madrazo, quien al contrario, perseguiría a Zedillo. Tampoco lo hará una eventual presidencia de Felipe Calderón, quien fue echado del PAN con la ayuda de Zedillo. [Por eso tiene sentido el reciente "espaldarazo" de CSG a FCH...]¿Quién entonces? El ex priísta, luego perredista, que en 1996 dejó atrás la tesis de quitar a Zedillo de Los Pinos para pactar con Zedillo el reparto del poder, la reforma electoral, los triunfos del PRD y al final de cuentas la alternancia. Esa presidencia, según Zedillo, sería la de Andrés Manuel López Obrador.

En realidad Liébano Sáenz es el mensajero de Zedillo, el ex presidente que no sólo reclama la paternidad de la "Presidencia moderna", sino que recomienda los pasos a seguir para concluir con su obra. ¿Qué es lo que sigue? Una mirada al capítulo octavo de La Presidencia moderna permite ver que el paso siguiente es la reforma al Poder Legislativo. Es moneda corriente que en julio de 2006 los electores volverán a propiciar un Congreso dividido, lo que supone las mismas dificultades que tiene Fox, pero para el presidente en turno. ¿Y qué hacer frente a esa dificultad? Dice Liébano Sáenz: "El régimen debe dotar al mandatario de las facultades y atribuciones que le permitan cumplir sus responsabilidades frente a un Poder Legislativo independiente, activo, riguroso en el cumplimiento de sus funciones, pero a su vez responsable de la buena marcha de los asuntos públicos y sujeto a una ética de responsabilidad". El paso siguiente en la transición de Zedillo y Andrés Manuel López Obrador es el legislativo, con todos lo riesgos de crear un gobierno autócrata. Pero la discusión apenas empieza. Al tiempo.

Contribuyendo al misticismo y la mentira...

El Fisgón
Mayo 9
La Jornada
Amenaza de Hambruna


Las conclusiones que la gente saca a partir de este cartón son: el TLC provocó la ruina del campo. Y no es que a la larga el TLC haya contribuído a una eventual mejora del campo. No. No es esa la tesis que aquí presento... La tesis que presento va en el rollo de pensar que la ruina del campo está presente desde antes del TLC, y que tiene un carácter más sistémico, no tan dependiente de un tratado comercial... ¿A poco el Fisgón se cree el rollo que presenta? ¿A poco realmente piensan que antes del TLC los campesinos vivían felices y contentos, como el campesino del cartón? ¿A poco espera que la banda se lo crea? ¿No cree usted que este cuate miente en sus cartones, y que contribuye al engaño colectivo que La Jornada sistemáticamente promueve?

Ardor y odio....

el insulto y la bajeza.... Yo creo que hay que tener estilo para todo. Quino, por ejemplo, es un maestro de estilo y elegancia, en mi opinión... Nerilicón me gustaba mucho allá en la década de los noventa, por su razonamiento gráfico. Luego le perdí la pista. De los de hoy, Calderón (el del Reforma, hay que cuidarse hasta de las sombras) es de los más elaborados, ocurrentes y con mucho humor, e hirientes, para algunos... Me imagino a muchos que les da vueltas la tripa...
Rapé en el milenio se salva. No se hable siquiera de los maestrazos Jis y Trino, que desde el Santos hasta "otro día" y las multi-tiras (Rey chiquito, las fábulas, los ruleteros, crónicas marcianas y las que se me olvidan), y hasta considero, ¿por qué no? al ocurrente Terrazas, quien verdaderamente discute la verdadera (la redundancia es obligada) política nacional...

Pero ¿esto?

El Fisgón
"A los caídos" La Jornada. Mayo 7 2008.



















No es que me dé roña ni me espante. Esas tribus son eso. Tribus. Pero ahora se pelearan el cheque. Ya se vé que El Fisgón no les quiere dar ni un centavo. Para allá va la cosa, y La Jornada ha tomado su decisión, como es fácil documentar... Un diario así, creo yo, no puede ponerse como "independiente", mucho menos de "izquierda". Pero andábamos en el cartón... Nada, lo dicho. El estilo. Y esta gente criticaba al Mosh y a "lo peor" del CGH en el '99... peor aún: "el movimiento" lo tiene como un "cartonista" comprometido... o mejor aún, combativo... Híjole qué carambas! Creo que al Fisgón habrá que tenerlo en la mira.
Pues no es el primer cartón... ni será el último... ¿Qué por qué "discutir" al Fisgón? Pues porque me da la gana...y porque considero que no es trivial...

La década perdida de Salinas...

EL diario mexicano Reforma publicó en su sitio web el prólogo y el epílogo del nuevo libro de CSG. Comentaremos poco a poco alguna de la información. A propósito de una o dos entradas anteriores discutiendo editoriales recientes de La Jornada, habíamos comentado sobre Oportunidades y sobre neoliberalismo. Aquí CSG da su versión de la historia. La tesis central del nuevo libro, a decir de la nota periodística es que 1995-2005 es una nueva década perdida en la historia reciente de México. FOBAPROA y lo que él llama "populismo autoritario" (el de AMLO) son las causas principales, y le avienta a Zedillo y a Fox (y de rebote a AMLO) la culpa histórica de dejar al país en una nueva década perdida. Salinas habla de neoliberalismo, al igual que La Jornada, pero lo define de una manera muy diferente (a razón de que, como lo hemos mencionado, tal cosa no existe en tanto escuela de pensamiento económico. Si así fuera, sería más fácil definirlo, pero aquí la tesis nuestra es que neoliberalismo no es una doctrina económica como sí el keynesianismo o, estirando los resortes, algunas expresiones del monetarismo). Aquí reproducimos un extracto del prólogo, y de a poco iremos comentando en rojo, como ya es natural...

La década perdida. CSG. Prólogo (extracto) publicado por el diario Reforma

Hacia una caracterización del neoliberalismo...

[lo que habla que no está "caracterizado" de forma, digamos, única. Parece que el término se puede utilizar más en política (o, con más precisión, en la ciencia política) que en economía. Si ésto tiene razón de ser, si no está completamente disparatado, la naturaleza del concepto, más política y cultural que analítica, es razón de su significado difuso, y es fuente de la necesidad que sienten los que de neoliberalismo hablan para definirlo o, como queda dicho por CSG, "caracterizarlo"...]

La esencia del neoliberalismo está en su fundamentalismo de mercado (lo cual, sorprendentemente en México se complementó con el apoyo a los monopolios); asimismo, el neoliberalismo en México consideró que la nación no era más que un mero agregado de individuos, aislados y sin organización, y la soberanía era un asunto del pasado. Abatieron la autodeterminación popular. Los gobiernos neoliberales convirtieron en doctrina el llamado Consenso de Washington. Todo, en el marco de un país postrado social y económicamente, pues en unos cuantos años entregaron el sistema de pagos, duplicaron la deuda pública y lo contaminaron de la enfermedad holandesa.

[De entrada, esto es muy curioso... pues muchos quienes piensan que opinan desde la izquierda mexicana pondrían a CSG entre los promotores de ese "fundamentalismo de mercado" y de la promoción de los monopolios. ¿Qué tendría que decir CSG de Telmex y de Slim? Ahora, sobre lo de "convertir en doctrina el Consenso de Washington" habría que decir que si bien algunas de las políticas económicas de CSG son heterodoxas -no olvidemos que Dornbusch estuvo como asesor-, no necesariamente eso iba en contra, por así decir, de dicho consenso...CSG dice en su prólogo que ese tema se discute en la parte primera del libro. Hay que ver, entonces, qué dice, pero hasta que tengamos el libro...]

Los neoliberales hicieron depender todo de la acción individual y privada, del individualismo posesivo: sólo se trabaja para sí y el individuo desea más de los demás. Consideraron el mundo un mero campo para la actividad de compradores y vendedores. Ninguna sociedad representaba otra cosa que un gran mercado. Hicieron énfasis en la democracia formal, pues asumieron los cambios legales como fin último de los procesos democratizadores. De acuerdo con ellos, la democracia emanaba únicamente del individuo. No tuvieron preocupación real por la defensa de los derechos humanos, pues los consideraron un obstáculo para castigar a los delincuentes.

La convicción neoliberal, adversa a la soberanía popular, ha estado dominada por la creencia de que sólo la eficiencia económica de individuos aislados puede promover el crecimiento y reducir la pobreza. En lugar de referirse a la racionalidad económica, antepone su fundamentalismo del mercado. No hay espacio para políticas sociales que alienten la organización popular, el empadronamiento de los pobres. Así, el neoliberalismo destruye el capital social mediante la centralización y la dádiva individual de sus programas, y el rompimiento de las organizaciones sociales. En realidad ha sido el clientelismo de la tecnocracia.

[Si uno extrayera estos párrafos y los presentara así nomás, y si le pidiéramos a algunos "de izquierda" que los leyeran y que adivinaran al autor, yo creo que el último que dirían es CSG. Así anda la conciencia política...Aunque CSG no dice mucho -¿cómo va a decir cualquier cosa?- de las desapariciones de activistas durante su mandato... esas desapariciones tampoco promovían "la soberanía popular"...]

Al centralizar, caen en la paradoja de recurrir al Estado que parecían rechazar con su dogma del mercado. Finalmente, al llegar al gobierno en realidad daban a la acción estatal un papel medular. A pesar de ello, resultaron incompetentes, pues cayeron en los índices de eficacia gubernamental.

Entre los neoliberales el mercado representó la realidad absoluta. La sociedad fue considerada un complejo de mercados: los mecanismos del mercado bastaban para resolver el reto de la justicia y, en última instancia, la injusticia se resolvía por sí sola. Para los neoliberales, el crecimiento económico fue una meta privada. En lo social, promovieron el asistencialismo: el apoyo individualizado, focalizador, impuesto desde la autoridad para debilitar la organización popular. En las zonas donde resultó más evidente la inequidad, como las rurales, promovieron métodos individualistas de producción. En general, alentaron el voluntarismo y la creación de asociaciones sin objetos expresamente sociales. El resultado final fue el egoísmo y la soledad.

En el neoliberalismo no hubo nada que modificara los métodos tradicionales de ejercer el poder desde un Estado centralizado; pero aún, en particular amplificó el control del Estado sobre individuos aislados, como si las decisiones económicas se dieran en un vacío político, sin confrontación de intereses y sin un marco de complejas circunstancias internacionales.

[Si nos preguntáramos ¿es mejor esta definición de "neoliberalismo" que la que vimos recientemente de La Jornada? yo diría, y este es el punto, que "depende". ¿De qué? pues de los intereses y los objetivos discursivos de quien evalúa. La idea que asoma es que estos conceptos, decíamos, mas políticos y culturales que analíticos, son recipiente de muchos significados. ¿qué significado atribuirles? Bueno, pues hay que definir qué es lo que se quiere decir... En lo particular, yo considero poco fructífero, más allá de aquél terreno político-cultural, sentarse horas y horas a desmenuzar el asunto del neoliberalismo y centrar en sus definiciones la comprensión de la historia económica -y política y cultural- mexicana. Mejor es percatarse de eso, dejar al neoliberalismo allí, en ese terreno, y pasar pronto a los conceptos analítico. Por lo que se ve a partir de la nota periodística, y tras la experiencia de haber leído en gran parte el mamotreto anterior de CSG, me parece que a éste no le interesa lo otro, es decir, no le interesa la analítica de la historia mexicana reciente, por lo menos no le interesa para hacer de ella el contenido de su nuevo libro. Más bien parece que lo que le interesa es intervenir en ese terreno, el político-cultural, como a La Jornada con sus editoriales, y desde allí brindar su opinión. Pero no hay que olvidar que ésta, su opinión, es mucho más documentada y mucho mejor estructurada que la de los editoriales de aquél diario, por lo que hay más contenido, "más carnita"...]

En una entrada próxima comentaremos otros fragmentos del prólogo, donde habla de AMLO y su "populismo autoritario"...

Una mirada al mundo... con otros ojos...

En esta entrada comento brevemente en rojo la columna de hoy de Krugman, que aparece en El Universal mexicano. [aqui el original]

1 de mayo 2008
El Universal.
Paul Krugman

Un planeta agotado

Hace nueve años The Economist publicó un gran reportaje sobre el petróleo, que se vendía entonces en 10 dólares el barril

La revista advertía que eso quizá no duraría. En cambio, sugería, el petróleo bien podría caer a cinco dólares el barril.

De cualquier modo, afirmaba The Economist, el mundo tenía ante sí “la perspectiva de un petróleo barato y abundante en el futuro previsible”.

La semana pasada, el petróleo llegó a los 117 dólares.

[Habra que ver que es lo que dice The Economist ahora. A lo mejor, en una actitud de precaucion y prudencia, su "futuro previsible" consistia en un horizonte de algunos meses :oS]

No es sólo que el petróleo ha desafiado la complacencia de hace unos años. Los precios de los alimentos también se han disparado, al igual que los de los metales básicos. Y el incremento global de las materias primas está reviviendo un asunto del que no habíamos oído mucho desde los 70: ¿el abastecimiento limitado de recursos naturales representará un obstáculo para el crecimiento económico mundial a futuro?

[Si Krugman y otros no habian oido de eso desde los 70, se deberia a que estaban prestando atencion a otras cosas. A partir de los limites al crecimiento de los 70 existe un ruidoso movimiento cultural -en todos niveles: cientifico, social, artistico- alertando sobre eso. Hay corrientes de pensamiento economico, por ejemplo la economia ecologica, que tienen esa tesis como base, es decir, la insostenibilidad del crecimiento en un mundo con algunos recursos finitos. Como sea, es bueno que desde alli, desde la corriente principal, se recuerden de la posibilidad de que ese movimiento amplio este en lo cierto.]

La respuesta a esta pregunta depende en gran medida de cuál se considere el motivo que está impulsando los precios de los recursos. En términos generales, existen tres opiniones distintas.

La primera sostiene que la razón fundamental es la especulación; que los inversionistas, buscando grandes ganancias en momentos en que las tasas de interés son bajas, se han volcado a los futuros de materias primas, impulsando los precios. En esta óptica, pronto llegará el día en que la burbuja se reviente y los altos precios de los recursos naturales empezarán a descender.

La segunda visión es que el disparo de los precios se basa, de hecho, en los fundamentos económicos, especialmente la creciente demanda de los chinos —que cada vez comen más carne y compran más automóviles—, pero que en su momento perforaremos más pozos y sembraremos más hectáreas, por lo que el aumento de la oferta conducirá de nuevo los precios a la baja. [por cuanto tiempo???]

La tercera postura es que la era de los recursos naturales baratos se acabó para siempre, que nos estamos quedando sin petróleo, sin tierras para expandir la producción de alimentos y, en general, sin un planeta para seguir explotando.

Mi opinión es que nos ubicamos entre la segunda y la tercera opinión. [Me parece una conjetura plausible. Ademas de que juega a la segura: si se equivoca y resulta que estabamos en la primera, entonces el mundo podra vivir con el hecho de que Krugman se equivoco, pero con unos limites al crecimiento que no se manifiestan -por lo menos en los precios. Si resulta que la combinacion de la segunda y la tercera es correcta, entonces aparecera el clasico "se los dije".]

Algunas personas muy inteligentes —entre ellas George Soros— creen que vivimos una burbuja de materias primas (aunque Soros dice que la burbuja aún se encuentra en su “fase de crecimiento”). Mi objeción con esta postura, empero, es ésta: ¿dónde están los inventarios? [En efecto. Hay un gran debate academico en el campo de la ecologia industrial preguntandose, precisamente, los montos de los acervos de recursos de esa indole.]

Normalmente, la especulación impulsa los precios de las materias primas al promover la acumulación. Pero no hay indicios de acumulación de recursos en los datos: los inventarios de alimentos y metales se ubican en mínimos históricos o cerca de ellos, mientras que los inventarios petroleros muestran un nivel normal.

El mejor argumento a favor de la segunda teoría —que el agotamiento de recursos es real pero temporal— es el fuerte parecido entre lo que estamos presenciando ahora y la crisis de recursos de los 70.

Lo que más recuerdan los estadounidenses de los 70 es el disparo de los precios petroleros y las filas en las gasolineras. Pero también se registró una grave crisis alimentaria global que provocó mucho sufrimiento en las filas para pagar de los supermercados y, lo que es más importante, contribuyó al surgimiento de hambrunas devastadoras en naciones pobres.

En retrospectiva, el auge de las materias primas de 1972 fue probablemente resultado de un rápido crecimiento económico mundial que superó el ritmo de crecimiento del abastecimiento, combinado con los efectos del mal clima y los conflictos en Medio Oriente. Con el tiempo la mala suerte terminó, se destinaron nuevas tierras al cultivo, se encontraron nuevas fuentes de petróleo en el golfo de México y en el mar del Norte, y los recursos volvieron a ser baratos.

Sin embargo, en esta ocasión las cosas podrían ser distintas: las preocupaciones sobre lo que puede suceder cuando una economía mundial siempre en crecimiento empuja al límite los recursos de un planeta finito, parecen más fundamentadas ahora que en los 70. [Bueno, a ver, fundamentadas estuvieron desde entonces. Solo que ahora los hechos son mas evidentes.]

Para empezar, no creo que el crecimiento en China disminuya marcadamente en el corto plazo. Eso representa un gran contraste respecto de lo acontecido en los 70, cuando el crecimiento en Japón y Europa, las economías emergentes de la época, retrocedió y con ello suavizó mucha de la presión sobre los recursos mundiales.

En tanto, cada vez es más difícil encontrar recursos. Los grandes descubrimientos de petróleo, en particular, son cada vez menos y más tardados, y en los últimos años la producción petrolera de nuevas fuentes ha sido apenas suficiente para compensar la declinante producción de fuentes establecidas.

Y el mal clima que azota zonas de producción agrícola esta vez empieza a lucir más fundamental y permanente que El Niño y La Niña, que arruinaron las cosechas hace 35 años. Australia, en especial, sufre ahora el décimo año de una sequía que cada vez parece más una manifestación a largo plazo del cambio climático.

Supongamos que realmente estamos llegando a los límites globales. ¿Qué significa?

Incluso si resulta que efectivamente estamos en el techo, o muy cerca, de la producción petrolera mundial, eso no significa que un día diremos “ay Dios, nos acabamos de quedar sin petróleo” y veremos como la civilización se colapsa hacia una anarquía estilo Mad Max.

Pero las naciones ricas enfrentarán crecientes presiones sobre sus economías derivadas del alza de los precios de los recursos naturales, lo que hará más difícil elevar sus estándares de vida. Y algunos países pobres se encontrarán viviendo peligrosamente cerca del límite, o por encima de éste.

No mire ahora, pero probablemente los buenos tiempos están llegando a su fin. [Buenos, claro esta, no para todos.] (Traducción: Gregorio Narváez)

La vision simplista

Aqui el editorial de La Jornada del dia de hoy. Comentarios mios en rojo. La tesis que sobresale: el deterioro social es consecuencia de "modelos economicos" que los gobiernos aplican. Ante esos destrozos, los programas sociales son meros cosmeticos. La solucion? Poner a un gobierno cuyo modelo no genere esos destrozos. Tan Tan. Y yo que pensaba que la izquierda se caracterizaba por pensamiento sistemico. Y yo que pensaba que la izquierda consideraba que las estructuras de poder son funcionales al modo de organizacion productiva, y que corrompen facilmente aun a los mejor intencionados. Y yo que pensaba que a la izquierda le interesaba romper esas estructuras de poder y dar oportunidad a nuevos modos de organizarse socialmente, a nuevos modos de vivir lo cotidiano, como sugeria Sacristan. Por lo que hace a la "izquierda" mexicana, parece que yo soy muy ingenuo...

La Jornada, 29 de abril de 2008.

Política social sin sustento

El titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón Hinojosa, presentó ayer su programa de política social llamado Vivir Mejor, inspirado, a decir de las propias autoridades federales, en el Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol) elaborado y puesto en marcha por la administración de Carlos Salinas de Gortari. Durante el acto de presentación, el político michoacano afirmó que Vivir Mejor busca erradicar la pobreza extrema mediante el ataque de “las verdaderas causas, no sólo sus efectos”.

En un país como el nuestro, que acusa severos y exasperantes rezagos sociales, siempre será necesaria la formulación y articulación de estrategias orientadas a combatirlos, pero ninguna política social irá más allá de un mero paliativo si se deja intocado el modelo económico que genera miseria, desigualdad y marginación.

[Y que proponen entonces? Abandonar el modelo economico? Como? Con Lopez Obrador? A poco las transferencias en efectivo del gobierno del DF son las buenas, mientras que las transferencias, en un esquema bastante mas complicado que ha sido senialado por sus exitos internacionalmente, de los programas federales son los malos? Para quien quiera ver un poquito mas alla, aqui el vinculo a algunos documentos academicos que analizan el tema: 1, 2, 3, como se puede ver, el asunto es mas complicado de lo que parece cuando se le aplica un poquito de teoria social...]

Desde el salinato, los sucesivos gobiernos federales han procurado remendar con una mano los destrozos que causan con la otra [pongamonos de acuerdo: son los gobiernos o es el "modelo" economico?? Ah... la tesis es muy simple: es "el modelo" que aplican los gobiernos...]. Pero el reparto de despensas, cobijas y bultos de cemento, la promoción de microempresas y la creación de obras de infraestructura no bastan para contrarrestar los efectos devastadores de la contención salarial, el “adelgazamiento del Estado” –que hoy se presenta como una propuesta para “fortalecer” a Pemex y que pretende, en realidad, la privatización de la industria petrolera–[de alguna forma habia que mantener el tema no??], las medidas antinflacionarias de consecuencias recesivas, la apertura indiscriminada y hasta entreguista de los mercados nacionales, la liberación de precios, el desmantelamiento de instituciones estatales orientadas a la redistribución de la riqueza, las concesiones sin límite a los capitales financieros locales y foráneos con el supuesto propósito de “alentar la inversión extranjera”, la voraz privatización –ilegal o legalizada– de los bienes públicos, el manejo clasista de una política fiscal que se ensaña contra los que menos tienen, el saqueo tolerado y hasta propiciado de los recursos naturales.

Tales prácticas, que reciben en conjunto el nombre de neoliberalismo, multiplican el número de pobres, cancelan la movilidad social, propician la concentración de la riqueza en unas cuantas manos y generan, por añadidura, una irritación social que resulta más peligrosa mientras más se empeña el grupo gobernante en ignorarla. [ante la no posibilidad de definir "neoliberalismo" desde una posicion razonada, fundamentada, aqui ensayan una nueva definicion con adjetivos, por ver si les gusta mas que otras...Cuando se ve la cosa mas de cerca, rapido se ve que no hay en teoria economica una "escuela neoliberal", con sus autores y textos clasicos, que fundamente "la doctrina". Ojala el mundo fuera asi de simple.]

En tal circunstancia, los mecanismos de política social, de 1988 a la fecha, constituyen meros actos de simulación, en el mejor de los casos, cuando no instrumentos de control electoral de los gobiernos en turno. Así ocurrió con el Pronasol, utilizado con fines propagandísticos, electorales y de control corporativo, en tanto que, durante el foxismo, se utilizó a la Secretaría de Desarrollo Social y sus programas como plataforma político-electoral del partido en el poder, como lo evidenció el uso indebido del padrón de esa dependencia por parte de Acción Nacional con fines de proselitismo para la campaña presidencial del propio Calderón en 2006. [Y el PRD es diferente en la capital?? A poco me van a venir a decir que el PRD no utiliza electoralmente la base social que recibe las transferencias de los programas de gobierno del DF? A poco realmente se la creen asi nomas??]

Hoy día, por lo demás, la aplicación de una política de desarrollo social resulta necesariamente incierta, si se considera que desde inicios del foxismo el gobierno adulteró los registros y redefinió los criterios de medición de la pobreza, como lo han demostrado investigadores y académicos, a fin de presentar resultados exitosos y hasta espectaculares en el combate a los rezagos sociales.

Para empezar con buen pie el combate a la pobreza bastaría con que el gobierno se propusiera observar los principios constitucionales [no que era el modelo economico???] que consagran el derecho de los mexicanos a un salario mínimo suficiente para satisfacer sus necesidades (artículo 123); a la salud y la vivienda digna (artículo 4), y a la educación (artículo 3). Para ello, sería necesario imprimir un viraje a la política económica a fin de orientarla al bienestar de los mexicanos y al respeto de los derechos de la población, y no al beneficio de los capitales financieros y a la satisfacción de los apetitos de acumulación del grupo en el poder. En tanto eso no suceda, parece improbable que las acciones oficiales de política social vayan más allá de la demagogia y el populismo. [Que tal??? Recuerdo un programa de TV en el que Munios Ledo, el auto proclamado "lider de las izquierdas mexicanas", decia que la caracteristica de la izquierda es el enfoque de la politica social. Ya saben, redistribucion del ingreso, equidad social, etc etc. No es que eso no este en la agenda, pero es que eso no es lo que distingue a la izquierda, pues en principio no habria fuerza politica que quiera sobrevivir electoralmente que diga que eso no es lo que le interesa. Yo me inclinaba a pensar que la verdadera caracteristica de la izquierda era la de avanzar un programa de emancipacion social. Se le llamaba socialismo o, mas aun, comunismo. Hay fuerzas politicas que se interesan en el rostro humano del desarrollo. Bien. Pero no todas se interesan en la emancipacion social. Esa, tiendo a pensar a veces, es la verdadera caracteristica. En las viejas discusiones "de izquierda" una explicacion como la de La Jornada o la de PML seria ampliamente criticada, pues el editorial de una y la tesis de otro suponen que solo con un gobierno que "oberve" los preceptos constitucionales se caminaria a solucionar el problema de la pobreza, al tiempo de definirse como "de izquierda". O sea que que lo que hay que hacer es cambiar al gobierno para que cambie lo que ellos llaman "el modelo" economico. Segun yo, la izquierda que se asume realmente como tal no habla de cambiar un gobierno por otro, sino de cambiar el sistema social en su conjunto. Pero a lo mejor eso ya le suena muy anacronico a la gente....muy rebelde, y a final de cuentas hay que asegurar la venta del diario y la sobrevivencia politica con cargo al erario.]

La Jornada le apuesta a Obama...

(Imagen obtenida en la Internet. Vínculo del sitio original)


Aquí reproducimos la editorial del día de hoy de La Jornada. La tesis central: La ventaja de Obama se debe a una preferencia "del voto ciudadano", pero no incluye ningún análisis sobre el papel de los medios en las preferencias electorales...comentarios de quien escribe en rojo...


La Jornada, 29 de abril de 2008.

Demócratas en EU: la fuerza del aparato

Las peculiaridades antidemocráticas del sistema político y electoral introducen en la actual disputa por la Casa Blanca una paradoja inquietante: si bien Barack Obama es el favorito para ganarla, de acuerdo con las encuestas, ni siquiera es seguro que consiga la postulación de su partido, el Demócrata, para las elecciones presidenciales de noviembre próximo.

Los demócratas aparecen, en la circunstancia actual, desgarrados entre el poder de los sectores financiero e industrial, de matriz inequívocamente conservadora [o sea que dichos sectores, tal cual, ya no pueden tener intereses demócratas, o "progesistas", como les llaman en EEUU: en el análisis político que La Jornada ofrece a sus lectores no caben matices. El asunto es "inequívoco"], y el deseo de renovación, acaso mayoritario, de la ciudadanía. El primero ha encontrado su candidata en Hillary Clinton, una mujer que, en términos políticos, guarda muy poca semejanza con la que en 1992 pugnaba por una política social que redujera la creciente brecha entre ricos y pobres en Estados Unidos y que impuso en la Casa Blanca un estilo de informalidad, modernidad y apertura. Hoy, la senadora Clinton es una figura del establishment imperial y belicista, que ha dejado ver su cara más sanguinaria en las invasiones de Afganistán y de Irak.

[Ah caray! ¿Y Obama no es una figura de ese "establishment" también? ¿o basta con que haya declarado su antipatía por dichas acciones bélicas?]

Por si quedara duda de lo anterior, baste con ver los guiños desesperados que Clinton lanza al electorado conservador: por ejemplo, su injustificada amenaza de que, de llegar a la Presidencia, destruiría a Irán si ese país atacara a Israel, declaración que no venía al caso en el de por sí complicado escenario de Medio Oriente y que sólo se explica por el afán de la declarante de granjearse las simpatías de los halcones demócratas y de uno que otro republicano. Al mismo tiempo, Hillary Clinton busca seducir a los votantes liberales y progresistas con la perspectiva de convertirse en la primera mujer que ejerza la Presidencia en la historia de Estados Unidos.

[Ajá. ¿Y Obama no seduce a los mismos votantes con la tremenda perspectiva de ser el primer presidente Afroamericano en la historia de EUA?]

En esta lógica, no debe descartarse la posibilidad de que Clinton logre hacer valer la fuerza del aparato demócrata para conseguir la candidatura presidencial en la convención partidaria programada para agosto próximo [como si fuera una decisión que dependiera de ella de modo tal que nomás "tiene que hacerla valer"], a pesar de que, en conjunto, el sufragio popular ha favorecido a su adversario [en un sistema antidemocrático, como quedó dicho desde el principio, que no se olvide], y pese a los sondeos que indican que el senador por Illinois derrotaría por un margen claro al aspirante presidencial republicano, John McCain, en las elecciones de noviembre.

Una competencia final entre Clinton y McCain sería, en esencia, una lucha por matices. Pero si Obama consiguiera la nominación demócrata, en el país más poderoso del mundo se pondría en juego la posibilidad de operar cambios específicos y urgentes que, sin embargo, han permanecido bloqueados por décadas: la democratización de un régimen político en el que, además de los votos, cuentan los intereses corporativos; el acotamiento de la pobreza creciente, la redignificación de la clase media y la recuperación de derechos civiles y humanos que hoy están perdidos (un botón de muestra es el aval otorgado por George W. Bush al uso de la tortura en los interrogatorios de presuntos terroristas, sobre el cual aportan detalles The New York Times y The Washington Post en sus ediciones de ayer). Asimismo, de un Ejecutivo encabezado por Obama cabría esperar la atenuación, al menos, de los aspectos más violentamente ilegales en la proyección del poderío estadunidense en el mundo. [¿De verdad cabe esperarse eso? ¿Cuándo ese poderío se ha detenido por tener a un demócrata en la Casa Blanca? ¿Cuándo ha dejado de ser "ilegal"? ¿Por qué habría de ser diferente? No hay respuesta. Pero los que buscan análisis simplistas ya lo tienen a la mano: Clinton es una más. Pertenece a ese establishment. Con Obama hay esperanza. Tan Tán]

Cabe preguntarse si el ala conservadora del Partido Demócrata preferirá imponer una candidatura débil, como sería la de Hillary Clinton, e incrementar de esa forma el riesgo de que la Casa Blanca quede en manos del Partido Republicano por al menos otros cuatro años, o si reconocerá las tendencias mayoritarias de sus votantes y permitirá que sea Obama su abanderado presidencial.

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Ya se verá con el tiempo si realmente con el senador se abría esa posibilidad para "democratizar el régimen político", "acotar la pobreza creciente", y "redignificar la clase media" en el vecino del norte. Así nomás, como para ponerle candela, dejamos caer las siguientes piezas de Paul Krugman, que, en tono desesperado, llama a votar por la senadora precisamente porque él piensa que es con ella y no con él con quien se abren esas posibilidades . [Si hay dudas sobre la convicción "demócrata" (de partido, vaya) de Krugman, revisar su excelente libro La conciencia de un liberal]...

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Columna "Mirada al mundo". Paul Krugman. Publicado en El Universal del día 7 de febrero de 2008. [Vínculo al original]


Los candidatos demócratas y el sistema de salud

La principal diferencia entre Hillary Clinton y Barack Obama en materia de políticas públicas tiene que ver con el sistema de salud

Es un desacuerdo que podría parecer técnico y oscuro, y he leído muchas declaraciones de que sólo a los más puntillosos les importan los detalles de las propuestas.

Pero, como he tratado de explicar en columnas anteriores, realmente existe una enorme divergencia entre los enfoques de los candidatos. Nuevas investigaciones —recientemente publicadas— confirman lo que he estado diciendo: la diferencia entre los planes bien podría ser la diferencia entre obtener un seguro médico universal —objetivo clave de los progresistas— o quedar muy lejos de hacerlo.

Específicamente, cálculos recientes señalan que un plan parecido al de Clinton daría cobertura a cerca del doble de gente actualmente no asegurada de la que cubriría un plan parecido al de Obama, a un costo sólo ligeramente mayor.

Ambos planes requieren que aseguradoras privadas ofrezcan pólizas a toda la gente, sin importar su historial médico. Asimismo, ambos permiten a la gente adquirir un seguro gubernamental en caso de no querer el privado. Y ambos planes buscan que el precio de este seguro médico esté al alcance de los estadounidenses de bajos ingresos.

Sin embargo, la propuesta de Clinton es más explícita sobre cómo mantener esos precios asequibles, pues promete limitar los costos del seguro a un porcentaje determinado de los ingresos familiares. Y también parece incluir más fondos para subsidios.

La enorme diferencia, empero, radica en la obligatoriedad: el plan de Clinton exige que todos tengan seguro médico; el de Obama, no.

Obama afirma que la gente adquirirá un seguro médico si su precio es asequible. Desafortunadamente, la evidencia indica lo contrario. Después de todo, ya contamos con programas que ofrecen seguro médico gratis o muy económico a muchos estadounidenses de bajos ingresos sin obligarlos a que se afilien. Y mucha de esa gente, por la razón que sea, no se afilia.

Un plan estilo Obama también enfrentaría el problema de la gente saludable que decide arriesgarse y no contrata un seguro hasta que desarrolla problemas médicos, provocando así un incremento en el precio de las primas que afecta al resto de la gente. Obama, contradiciendo sus primeras declaraciones de que la accesibilidad es el único obstáculo para la cobertura, ahora está hablando de penalizar a los que retrasen su afiliación, pero no está claro cómo funcionaría esto.

Así que el plan de Obama dejaría sin seguro a más gente que el plan de Clinton. ¿Qué tan grande es la diferencia? Para responder a esta pregunta es necesario hacer un análisis minucioso de las decisiones que se toman en materia de salud. Eso es lo que hace Jonathan Gruber —del Instituto de Tecnología de Massachusetts y uno de los principales especialistas en el sistema de salud— en un nuevo ensayo.

Gruber estima que un plan no obligatorio, muy parecido al de Obama, cubriría a 23 millones de personas actualmente sin seguro, a un costo para los contribuyentes de 102 mil millones de dólares al año. Un plan idéntico pero obligatorio cubriría a 45 millones de los no asegurados —esencialmente a todos— a un precio de 124 mil mdd para los contribuyentes. En general, el plan estilo Obama costaría 4 mil 400 dólares por cada nuevo asegurado; el de Clinton sólo 2 mil 700 dólares.

A mi parecer esa no es una diferencia trivial. Un plan alcanza más o menos la cobertura universal; el otro, aunque con un costo de 80% respecto del anterior, cubre sólo a la mitad de la gente actualmente no asegurada.

Al igual que con cualquier estudio económico, los resultados de Gruber sólo son tan buenos como su modelo. Sin embargo, son consistentes con los resultados de otros estudios, como uno realizado en 2003 comisionado por la Fundación Robert Wood Johnson, que comparó diversos planes de reformas al sistema de salud y encontró que la obligatoriedad marca una gran diferencia tanto para lograr la cobertura de los no asegurados como en materia de eficiencia de costos.

Y por eso muchos expertos en el sistema de salud, como Gruber, apoyan con firmeza la obligatoriedad.

Ahora, algunos podrían afirmar que nada de esto importa, porque las leyes que los presidentes logran que se promulguen a menudo se parecen muy poco a sus propuestas de campaña. Y, de hecho, no existe ninguna garantía de que Clinton, de ser elegida, podría obtener la aprobación de algo parecido a su actual plan de cuidado médico.

Pero aunque es fácil ver cómo el plan de Clinton podría terminar siendo despojado de su esencia, es difícil ver cómo podría repararse el hueco en el plan de Obama. ¿Por qué? Porque en el asunto del sistema de salud la campaña de Obama ha saboteado sus propias posibilidades.

Verá, la campaña de Obama ha satanizado la idea de la obligatoriedad, más recientemente con una táctica de miedo consistente en enviar a los votantes un correo extraordinariamente parecido a los anuncios de “Harry y Louise” que la industria de los seguros médicos financió en 1993. Estos mensajes, donde una pareja muestra su angustia por no poder pagar su póliza, contribuyeron a arruinar la oportunidad que surgió entonces de obtener un seguro médico universal.

Si Obama llega a la Casa Blanca y trata de implementar una cobertura médica universal, se encontrará con que no puede hacerse sin la obligatoriedad. Pero si trata de establecer los mandatos necesarios, los enemigos de la reforma utilizarán sus propias palabras en su contra.

Combinando los análisis económicos con las realidades políticas, creo que la conclusión es la siguiente: si Clinton obtiene la nominación demócrata, existe la posibilidad —nadie sabe qué tan grande— de que logremos instituir un cuidado médico universal en la próxima administración. Si Obama obtiene la nominación, esto simplemente no sucederá.

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Aquí algunas citas al economista provenientes de otras columnas:

  • "A menos que Hillary Clinton gane abrumadoramente este martes, Barack Obama será el candidato demócrata. Y él no es en absoluto el tipo de candidato que uno hubiera esperado que surgiera en medio de la reacción en contra del gobierno republicano. Ahora, nadie confundiría a Obama con un republicano, aunque contrariamente a las declaraciones tanto de sus partidarios como de sus oponentes, su récord de votos lo coloca, junto con Clinton, más o menos en el centro del partido demócrata más que en su ala más progresista." Columna Mirada al mundo. El Universal. 7 de marzo de 2008.
  • "Algunos progresistas están consternados por la dirección que su partido parece haber tomado: querían a otro Franklin D. Roosevelt y en vez de eso sienten que están ante una versión oratoriamente mejorada de Michael Bloomberg. Sin embargo, otros insisten en que el mensaje de esperanza y el carisma personal de Obama darán como resultado una abrumadora victoria electoral, y que implementará una agenda dramáticamente progresista. El problema es que la fe en la capacidad de transformación de Obama está basada en evidencias sorprendentemente escasas." Columna Mirada al mundo. El Universal. 7 de marzo de 2008. [A pesar de escasas, esas evidencias le alcanzaron a la La Jornada para apostarle al senador, como vimos arriba]


No faltará quién diga así rápido, como para salvar "la posición", que Krugman será un analista más "al servicio de ese establishment que la senadora representa", que sus columnas son "ataques mediáticos en contra del movimiento social que lleva en su hombro al senador"... Por lo menos Krugman ha hecho públicos los testimonios, los argumentos y los datos que sustentan su posición política (en la forma de un libro, faltaba más, y de una bitácora.)