atizando el fuego

la llevada y tan traida opinion publica le ha dado a AMLO el triunfo sobre el asunto de la reforma energetica. El tabasquenio metio gol al "obligar", tal es el razonamiento de la "comentocracia", al gobierno no solo a modificar su propuesta de reforma en tal o cual apartado, sino a aprobar una muy distinta de la original... Esa comentocracia ha dicho que el proceso es muestra de debilidad del ejecutivo. Fox ya critico la reforma por timorata. AMLO, muy al estilo cegehachero, no reconoce que gano, y ahora se lanza en picada a hacer mitines y "acciones de resistencia", como les llama, para decirle a los empresarios una suerte de "de lo que se salvaron", y un "no se les ocurra de nuevo"...en mi particular punto de vista, seran menos los que lo acompanien en esta nueva estrategia, "suicida" como la califico la comentocracia...en mi humilde opinion, es muy plausible que tabasquenio haya ganado la batalla politica de la reforma (a pesar de haber perdido batallas internas y a pesar de que ha perdido "momento", como dicen los anglosajones, en cuanto a seguidores y en cuanto a la fuerza de su movimiento), pero ahora se quedo sin enemigo a modo para mantenerlo vivo politicamente. A pesar de que el diga que eso, la vitalidad politica, no le interesa, me parece que sus acciones muestran que eso es precisamente lo que le interesa... como sea, esta entrada no iba a hablar de AMLO, que se pinta solito, sino del gobierno y su partido, los que en lugar de reconocer que el ejecutivo se quedo corto en sus intenciones (sean estas buenas o malas, no hay aqui juicio de valor), y de reconocer que la comentocracia piensa que Calderon ha salido debilitado (y fortalecido AMLO) se ha puesto a reclamar la autoria de la reforma aprobada...

como si dijeran "ese gol lo meti yo"... si asi fuera, me parece, seria mas un autogol que un gol que define campeonatos...

lo que van a lograr con eso es que los seguidores de AMLO, y a lo mejor el propio AMLO, le digan al gobierno que no, que ese gol es de ellos: asi, atizando el fuego, gobierno y movimiento se van a entrampar en una serie de dimes y diretes sobre a quien hay que colgarle el milagrito de la reforma....le verdad es que me parece que no habria santo cuerdo que lo reclame...

una vez mas, aumentaran los tamanios de AMLO como lider politico y de opinion, dandole de nuevo todo aquello de lo que el se ha deshecho...por de pronto, como se ve, ya fija otra vez la agenda nacional....

Banca central en turbulencia...

Con la promesa de comentarla en breve, ahora incluimos la nota de Ken Rogoff, que apareció en El País en la fecha que se lee abajo...


TRIBUNA: Laboratorio de ideas KENNETH ROGOFF

El reto de los bancos centrales

KENNETH ROGOFF 21/09/2008

Después de un año de crisis financiera mundial, varios bancos centrales clave siguen extraordinariamente expuestos a la flojedad de los sectores financieros privados de sus respectivos países. Hasta ahora, la estrategia de mantener los sistemas bancarios con la sonda de alimentación del crédito a corto plazo garantizado por el contribuyente tenía sentido. Pero con el tiempo, los bancos centrales tienen que desenchufar la máquina. De lo contrario acabarán ellos también en cuidados intensivos, cuando las pérdidas crediticias arrollen a sus balances de situación.

La idea de que las mayores economías del mundo sólo se enfrentan a un pánico poco duradero parece cada vez más forzada. Por el contrario, está quedando claro que tras un periodo de beneficios y crecimiento épicos el sector financiero necesita experimentar ahora un periodo de consolidación y poda. Hay que permitir que los bancos débiles se hundan o se fusionen (indemnizando a los depositarios ordinarios con los fondos de garantía estatales) para que los fuertes puedan resurgir con fuerza renovada.

Si éste es el diagnóstico correcto de la crisis financiera, los esfuerzos por bloquear una dinámica saludable y normal no harán más que prolongar y exacerbar el problema. No permitir la consolidación necesaria es debilitar los mercados crediticios, no fortalecerlos.

La Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra están particularmente expuestos. Colectivamente han concedido cientos de miles de millones de euros en préstamos a corto plazo a bancos tradicionales y a complejos bancos de inversión no regulados. Muchos otros bancos centrales observan el movimiento con nerviosismo, perfectamente conscientes de que pronto podrían encontrarse en la misma situación, porque la economía mundial sigue debilitándose y las tasas de morosidad en todo tipo de préstamos siguen aumentando.

Si los bancos centrales se enfrentan a un enorme golpe contra sus balances de situación no será necesariamente el fin del mundo. Ha sucedido antes, por ejemplo, durante la crisis financiera de la década de 1990. Pero la historia da a entender que recuperar el balance de situación de un banco central nunca es agradable. Enfrentado a las pérdidas crediticias, el banco central puede optar por la inflación o por esperar a que los contribuyentes lo recapitalicen. Ambas soluciones son extremadamente traumáticas.

Una inflación desatada causa todo tipo de distorsiones e ineficiencias. (Y no crean que los bancos centrales han descartado el impuesto de la inflación. De hecho, la inflación se disparó durante el año pasado, facilitando oportunamente la necesaria corrección del precio real de la vivienda). Los rescates fiscales, por su parte, rara vez son tranquilos, e inevitablemente ponen en peligro la independencia del banco central.

Está también el tema de la equidad. El sector financiero ha obtenido beneficios extraordinarios, en especial en los países anglohablantes. Y aunque calcular el tamaño de este sector es extremadamente difícil debido a su opacidad y complejidad, las estadísticas oficiales estadounidenses indican que las empresas financieras obtuvieron aproximadamente un tercio de los beneficios empresariales estadounidenses en 2006. Dividendos multimillonarios en Wall Street y en la City londinense se han vuelto algo habitual, y las empresas financieras dominaban las listas de donantes a los principales candidatos políticos a las elecciones presidenciales estadounidenses de 2008.

¿Por qué entonces iban los contribuyentes ordinarios a pagar para rescatar al sector financiero? ¿Por qué no al automovilístico o al siderúrgico, o a cualquiera de los otros sectores que han sufrido recesión en años recientes? Este argumento tiene más fuerza si los bancos centrales recurren al impuesto de la inflación,que recae de manera desproporcionada sobre los pobres, con menos medios para protegerse de los aumentos de precios que debilitan el valor de sus ahorros.

El economista británico Willem Buiter acusa sin rodeos a los bancos centrales y a las autoridades de las haciendas públicas de "captura reguladora" por parte del sector financiero, en especial en Estados Unidos. Es una acusación fuerte, sobre todo si tenemos en cuenta las enormes incertidumbres a las que se enfrentan los bancos centrales y las autoridades de las haciendas públicas. Pero si dichas autoridades no realizan ajustes a medida que avanza la crisis, la acusación de Buiter tal vez parezca menos extrema.

¿Cómo pueden entonces los bancos centrales salir de este profundo agujero? La clave es precisar la distinción entre las empresas financieras cuyas dificultades están causadas verdaderamente por el pánico (y por lo tanto son temporales) y los problemas que son más fundamentales.

Tras un periodo de expansión masiva durante el cual el sector de los servicios financieros casi duplicó su tamaño, lo natural y lo normal es que se produzca una reducción. El problema de los préstamos hipotecarios subprime ha provocado una caída en las líneas de negocio principales de algunas instituciones financieras, en especial sus actividades de derivados, opacas pero extremadamente rentables. Es inevitable que se produzca una contracción del sector. Los bancos centrales tienen que empezar a fomentar la consolidación, en lugar de ampliar indiscriminadamente el crédito.

En principio, el sector financiero puede reducir su tamaño haciendo que cada institución se contraiga de manera proporcional, pongamos, un 15%. Pero éste no es el patrón típico de ningún sector económico. Si los fondos de riqueza soberana quieren entrar y mantener a flote empresas hambrientas de capital con la esperanza de una gran recuperación, debería permitírseles. Pero dichos fondos deberían también comprender que los grandes accionistas extranjeros en empresas financieras pueden ser mucho menos efectivos que los locales a la hora de coaccionar a los bancos centrales para que concedan enormes líneas de crédito sin condiciones.

Es hora de hacer inventario de la crisis y reconocer que el sector financiero está experimentando cambios fundamentales y no es una simple víctima del pánico especulativo contra las hipotecas. Sin duda, una mejor regulación forma parte de la respuesta a largo plazo, pero no es la panacea. Los actuales propietarios de bonos y acciones de empresas financieras deben pagar el precio mayor o habrá pocas esperanzas de que se comporten de manera más responsable en el futuro. -