Elementos para una economía del espacio urbano















Una cosa es obvia al andar por las calles de la Ciudad de México: la tradegia de los espacios comunes. Cada vez noto con más claridad que aquí existe un mercado gritando por aparecer: el del uso del espacio público. Aquí algunos elementos:
  • De los 22 millones de viajes que se llevan a cabo diariamente en la ZMVM, 14.8 (70%) son en transporte público, 10 millones de los cuales exclusivamente en microbús,  6.8 en automóvil privado (30%), y el resto son mixtos. (Encuesta de movilidad del DF, aunque de algunos años atrás)
  • No obstante, el 71% del parque vehicular en la ZMVM corresponde a los autos particulares. Los microbuses representan el 0.98%.



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  • Veamos: el 70% del parque vehicular da el 30% de los viajes, unos 6.8 millones, mientras que el 1% del parque vehicular hace alrededor del 50% de los viajes, unos 10 millones.
  • Pero el uso del espacio en vialidades es desproporcionado. Aquí un visual de este documento, del colectivo http://www.taller13.com/. Comparen el espacio que ocupan 240 personas en su auto particular contra el espacio que ocupan en un metrobús.

  • La infraestructura vial, las reglas de tránsito, y los mecanismos de incentivos favorecen a los tenedores de autos y a su uso. Recordemos el subsidio a la tenencia en el DF. Le significó un boquete al GDF de 5 mil mdp. De forma paralela, la admón local interrumpió los planes de la línea 5 del metrobús (de 1 mil mdp) porque se quedaron sin lana. Como que algo no está bien ¿verdad?
  • Existe una sobreutilización por los autos de las calles en la ciudad. Esta sobreutilización se debe, entre otras cosas, a
    • Manejar un auto es muy barato. La expedición de licencias está sub-valorada: no hay exámenes de manejo, e incluso hubo períodos en que eran permanentes.
    • Subsidio a la gasolina mantiene artificialmente por debajo el costo económico de los combustibles.
    • Estacionamiento gratuito en aceras o muy barato en estacionamientos privados. La promesa de encontrar un espacio en la acera es suficiente para que la gente decida llevar el auto, aunque tenga que pasar 30 minutos dando vueltas, haciendo tráfico, para encontrar un lugar. También, la ausencia de regulación (con, por ejemplo, parquímetros) hace que las personas dejen sus autos sobre la calle, en lugar de en sus estacionamientos, disminuyendo el espacio disponible.
    • La ausencia de un sistema de transporte público eficiente. Es un circulo vicioso que se romperá cuando las clases medias ruidosas comiencen a exigir con mayor ahínco la mejora del sistema de transporte público. 
  • La creación de infraestructura urbana no ayuda. El tráfico, dicen los que saben, es como un gas que ocupará cualquier espacio que lo contenga. Si ampliamos la superficie pavimentada, con el esquema de incentivos presente, en poco tiempo esa superficie estará saturada. Puentes, dobles pisos, supervías, etc., no son la solución al problema de movilidad.
  • El espacio público urbano no es nada más las calles. Sino la atmósfera. ¿Cómo? La sobreutilización del auto no solo satura las calles, sino que las emisiones asociadas sobrepasan la capacidad de asimilación de contaminantes de la atmósfera, aumentando la contaminación local, y provocando daños en todos. Los estándares mexicanos de contaminación están por debajo de la norma internacional y, de acuerdo con algunos, se mueren al año casi 15000 personas en el país por problemas asociados a la contaminación. En la Cd. de México es muy evidente la saturación cotidiana de la capacidad atmosférica por diluir contaminantes.
Así que hay que comenzar a defender la nada popular agenda de elevar el costo de manejar el auto en espacios urbanos, ya sea por mayor precio de gasolina, mayor precio del espacio de estacionamiento, o mayor costo de utilización de calles y vialidades, o todo junto. Ir en carro al centro histórico es una aberración que le debe costar al que se le ocurre. Se trata de avanzar la agenda de que el espacio público en el DF se recuperará, y con eso la calidad de vida, cuando el uso del auto disminuya considerablemente. ¿Cómo? Hay dos modos, no excluyentes: el aumento del costo ya mencionado, y la estrangulación física de las vialidades disponibles para los autos. 

Dotaciones de agua subterránea en África

Hace tres días se publicó en Environmental Research Letters un estudio titulado "Quantitative Maps of groundwater resources in Africa" (HT. Nat Springer) Se trata de un meta-análisis de estudios locales y regionales sobre agua subterránea en Africa. Allí se incluyen mapas como el siguiente.


Un continente azul. Por supuesto que no es común ver este color en los mapas del continente madre. Por debajo del Sahara se encuentran acuíferos fósiles de magnitud considerable, que se originaron cuando el Sahara estaba cubierto por oceános!! En Africa central parece no haber mucho almacenamiento subterráneo, pero es allí donde también se concentran los recursos superficiales.

El estudio puede cambiar por completo el panorama de los escenarios para el futuro en cuanto al desarrollo del continente y a la producción global de alimentos. ¿De cuánta agua estamos hablando? El rango de acervo estimado en el estudio es de 0.66 y 1.2 millones de kilometros cúbicos. ¿Es esto poco o mucho?

Es mucho, muchísimo. Este cuadro (incluído en mi tesis) muestra la distribución continental del agua renovable en el mundo, es decir, la suma del flujo superficial y de recarga subterránea (Son flujos y no los acervos. No se contabilizan aquí el agua almacenada en lagos y presas, ni el agua almacenada en acuíferos).


Un km3 de agua son mil millones de metros cúbicos. Un m3 de agua son mil litros. La oferta renovable global anda por allí de los 54 mil km3. La de África anda en 5.5 miles de km3. Y ya vemos la diferencia de magnitudes: tomando el límite inferior del rango, los acuíferos del continente africano contienen de menos 100 veces la magnitud del flujo renovable continental, y representan 10 veces la magnitud del flujo renovable global. Repita conmigo: los acuíferos de África contienen de menos 10 veces el agua del flujo renovable global.

¿Cómo tratar de forma sustentable este acervo nuevo? Es agua fósil. No se recarga. Una vez que se utiliza no está más. También, no se dice mucho sobre la accesibilidad del agua, ni mucho menos de su calidad. Aún suponiendo que la calidad del agua sea inmejorable, haciendo el tratamiento innecesario, la extracción supone un esfuerzo energético descomunal. África no está electrificada. África no puede proveer aún de esa energía. Se tiene que construir. ¿Cómo? No hay mucho para dónde hacerse: carbón, nuclear, presas, o renovables. Las primeras son las más costo-efectivas, aunque habría emisiones de CO2 y residuos nucleares, respectivamente. Las renovables (en particular la solar en el desierto) pueden ser más costo efectivas que en otras latitudes del planeta, pero no necesariamente son más baratas que el carbón y la nuclear. Las presas pueden ser, ay, el camino a seguir. África no ha iniciado aún el desarrollo de la "administración dura" del agua de Peter Gleick, y que en otras latitudes más desarrolladas se está ya abandonando (a favor de la "administración suave", de la demanda). África tiene que desarrollar esta infraestructura. Sólo que, por favor, no siguiendo a pie juntillas el patrón de desarrollo occidental. Las presas son monstruos administrativos, y allí tiene que haber innovación organizativa.

Son buenas noticias, sin duda. Casi comparable al evento en el que los países descubren otros yacimientos fósiles, de petróleo. Los yacimientos representan un reto administrativo: es como cuando alguien se saca la lotería. Lo puede usar e invertir inteligentemente (ie., Noruega), o lo puede desperdiciar en gasto corriente (ie, México).

Moraleja: Hay mucha incertidumbre respecto a lo reportado en el estudio. Es, a final de cuentas, un meta-análisis, y seguro está importando las incertidumbres de los estudios individuales en los que se basa. No obstante, es deseable que el panorama alentador que pinta motive el desarrollo agrícola en muchas regiones africanas. No sólo porque aliviana las presiones en otros lugares sobre la frontera agrícola (es probable que, si todo esto se desarrolla bien, África esté exportando alimentos al resto del mundo en una o dos generaciones), sino porque crea tejido social, porque permite acumular capital social. Y ese es el más escaso en el continente, y por ello impide la extracción de las condiciones infrahumanas en las que se vive en muchas regiones. La comprensión de las potenciales implicaciones es todo un reto.