La literatura anglosajona llama "low hanging fruit" a las opciones de política menos costosas, las más fácil de llevar a cabo. La metáfora es obvia. Primero te comes las manzanas que alcanzas con la mano, antes de trepar al árbol para comerte las de arriba. No se me ocurre de momento una traducción cómoda al castellano, pero lo traigo a colación para sugerir que con respecto al agua en la Cd de México podría haber "low hanging fruits" que no queremos tomar por necios (bueno no, es más bien por restricciones políticas, pero que resultan mas costosas en términos económicos). Hablemos del Sistema Cutzamala, de sus recurrentes crisis, para ponerlo en su contexto. Primero veamos una imagen para fijar la magnitud del sistema intercuencas. La imagen muestra 5 presas importantes del sistema. De Oeste a Este son Tuxpan y El Bosque, en Michoacán; e Ixtapan del Oro, Valle de Bravo y Villa Victoria, en el Estado de México. Luego el agua se traslada a la mancha urbana, donde se mezcla con agua de otras fuentes para drenarse hacia el Norte alimentando al distrito de riego más grande del mundo que depende de flujos de agua residual. Yikes! Vean la mancha verde alrededor del pin verde y comparen con la mancha gris alrededor del pin morado. De ese tamaño es el distrito de riego.
Aquí un croquis detallado del sistema y de sus elementos. Hay presas, tubos, plantas de bombeo, plantas de potabilización, etc (Fuente: Estadísticas del Agua en México. CNA, 2011)
El 2009 fue un año muy movidito en términos de la operación del Cutzamala. La sequía de ese año puso en jaque al sistema, llevando las presas a 47% de su capacidad, y a la provisión de agua a la zona metropolitana, con cortes varios. Aquí, por ejemplo, un abánico de noticias sobre el Cutzamala en 2009. Como se ve, la situación fue muy crítica. De lo perdido lo que se encuentre: los níveles bajos de presas y canales fueron aprovechados por la CONAGUA para desazolvar parte de la infraestructura, pues sale más barato así que teniendo que desahogar a propósito.
Ahora, ya en 2012, la cuestión se repite. La tremenda sequía de estos meses está reduciendo el nivel de las presas (actualmente en 69%) alertando a los administradores que ya anunciaron recortes preventivos. Esta estrategia es muy interesante, pues el objetivo de tales recortes es reducir el impacto que un corte abrupto puede tener en la ciudadanía, somo si fuera una forma de promover vía oferta el suavizamiento temporal del consumo de agua (Me pregunto si no es mejor suavizar vía demanda, con precios, y me respondo que sí, pero es políticamente inviable en época electoral -y no electoral, pa que nos hacemos?).
En la literatura ya se barajan algunas opciones adicionales para asegurar la provisión en el futuro para hacer frente a la demanda esperada. Este es el nuevo capítulo en la centenaria historia de intervenciones ingenieriles (desde el Albarradón de Nezahualcóyotl, los acueductos prehispánicos, el Tajo de Nochistongo, el mismo Cutzamala y los grandes emisores de los S. XX y XXI) para alterar la hidrología de la zona, ahora involucrando a varias cuencas alrededor. El siguiente mapa muestra las opciones consideradas. Las flechas azules muestran los flujos actuales del sistema Cutzamala hacia la ciudad. La flecha naranaja corresponde al desagüe hacia Hidalgo. Las flechas rojas indican los proyectos alternativos. De Oeste a Este: del río Temascaltepec hacia Valle de Bravo, de la Presa Taxhimay hacia la ZMVM, del río morelense Amacuzac hacia la ZMVM, del veracruzano Tecolutla y, por último, del poblano río oriental.
Fuente: Carrera-Hernandez, J.J & Gaskin, S.J.(2009) Water management in the Basin of Mexico: current state and alternative scenarios. Hydrogeology Journal, 17:1483-1494. (DOI 10.1007/210040-009-0442-2)
Pero preguntemos, pues ¿qué tan importante es el sistema Cutzamala para la ZMVM? La siguiente tablita expone las fuentes de provisión y sus magnitudes. El Cutzamala, con 15m3/s (unos 0.5 km3/año), representa el 25% del volumen suministrado. Casi el 70% de dicho volumen viene de explotación interna, mayoritariamente subterránea, mientras que el resto lo provee el sistema del Lerma. Ese 70% consiste de ~40m3/s que se extraen de diversos pozos del acuífero de la ZMCM, cuya zona de recarga principal está en el llamado bosque del agua, en particular en la zona de Contreras y en la Sierra Chichinautzin-Ajusco.
Me pregunto si ayudar en la provisión tanto teniendo una mejor administración de las extracciones como aplicando diversas medidas de conservación y restauración no es menos costoso que hacer malabares hidráulicos en el Cutzamala. Por ejemplo, se sabe que alrededor del 40% del volumen suministrado se pierde por fugas en la red de distribución. Yo primero pensaba, optimista, que estas fugas infiltraban hacia el acuífero, ayudando un tanto a la recarga. A pesar de lo absurdo que sería traer agua de 300 km solo para echarla al subterráneo chilango, eso no sería tan grave como lo que realmente parece suceder. El asunto es que esas fugas se dan no tanto en las tuberías profundas como lo hacen en las tomas domiciliarias y en el baño (!!!) de tu casa y de la mía. O sea que las fugas no infiltran, sino que se combinan en el desagüe, representando pérdidas desde el punto de vista del sistema interno. De un estudio del Centro de Capacitación de Agua y Saneamiento, reportado en este artículo:
O sea que traemos agua de Michoacán, la potabilizamos en el EdoMex en una de las 10 plantas de potabilización más grandes del mundo (la de Berros), le damos un viaje por las tuberías del DF, visita tu casa, se cuela por un sapo defectuoso, se suma al agua residual, y termina regando maíz o alfalfa en algún municipio de Hidalgo. ¡¡¡Las cosas que hay que ver!!!
Autoridades del Sistema de Aguas de la Ciudad de México, por ejemplo, han dejado en claro lo que cambiar el sapito del excusado puede hacer para disminuir estas fugas. ¿No es esta una fruta que cuelga muy abajo? ¿No saldría más barato invertir en un programa que reparta o promueva el cambio del sapito del excusado cada cuanto e intentar reducir esos 12% o 15% de la tablita de arriba? Si se miden contra la provisión total de arriba (63m3/s), esto correspondería a entre 7 y 9 m3/s, que son equivalentes a las segunda o tercera etapas del Cutzamala (ver aquí). Si promovemos esos cambios tan sencillos, y tal vez más con adicionales medidas de demanda, ¿no podríamos hacer innecesaria la construcción de infraestructura adicional de trasvase intercuencas?
El otro día escuchaba este estupendo programa de WNYC sobre agua. Allí mencionan brevemente el caso de NYC, y de cómo una renovación de la infraestructura sanitaria (ie, excusados de menor capacidad, regaderas eficientes, control de fugas) ha mantenido practicamente constante el consumo de agua de la ciudad, a pesar de que la población se ha casi-duplicado. ¿No es esto mejor y más barato que construir mas trasvases con vida útil limitada y que generan costos elevados en las zonas donde se ubican? Esa ciudad también es botón de muestra de que la conservación y el enfoque de cuencas tiene dividendos económicos enormes. Geofrrey Heal les llama "los retornos financieros de la biósfera". Pero sobre eso escribo después.
Moraleja: Es hora de pasar de lo que Peter Gleick llama "el camino duro" (ie, tubos y presas) a "el camino suave" (ie, administración de demanda). Dicho de otro modo, en lugar de actualizar hardware para un software caduco, hay que actualizar software para usar mejor el hardware que tenemos. Leer historia ayuda. Y uno sólo puede esperar que los de CNA y del SACM estudien el Cadillac Desert que narra qué pasa cuando la visión ingenieril (construir, construir, construir presas y más presas y más presas) domina a la integral... Ahora EEUU comienza a desandar el camino con la reoperación de presas o, de plano, con su remoción. Como nos vemos se vieron y como se ven nos veremos. Ojalá no dentro de mucho...