Cuando recibía el premio nacional a la juventud, Andrés Gómez, estudiante del CCH, increpó a FCH llamándole espurio y luego, a la luz de las cámaras, no le dió la mano. Independientemente de las razones que le hayan llevado a actuar de ese modo, me parece que la actitud de Andrés Gómez fue consistente con sus convicciones, las que sean, y que no titubeó un sólo momento en llevarlas a cabo. El hecho de que él es uno de los mejores estudiantes del país, de acuerdo a las evaluaciones oficiales, califica la situación y le da tinte mediático. Él logró su cometido, seguramente, estar en primera plana y provocar unas suerte de escándalo mediático. Lo que resalta de todo esto es la inmadurez de la presidencia de la república para actuar ante el hecho, justo cuando Calderón daba un discurso de tolerancia, libertad de expresión y democracia. Mostrando incompetencia e incomprensión ante la "gravedad" de la amenaza, el estado mayor presidencial se llevó a Andrés y lo puso a disposición del MP. Presidencia no presentó cargos. Pero eso no es síntoma de cordura. Ahora han dejado caer la "justificación legal" de la actuación de la fuerza de seguridad que acompaña al presidente. Una justificación que a mi juicio sólo acentúa el ridículo en el que los puso, a todos, el joven estudiante. Ante esto sólo cabe la expresión de ese gran filósofo llevado a las pantallas (chica y grande) y que lleva por nombre Homero Simpson: "Me recargo en la pared!!"
Vean la justificación legal con tecnicismos que, ante el hecho evidentemente político y cultural, demuestran inmadurez e incompetencia de esa índole, es decir, política y cultural.
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