La tarifa única de agua

La CONAGUA dice que quiere una tarifa única a nivel nacional.

Aquí la nota
http://excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=706469

¿Es esta buena idea?

El objetivo es, dice Luege, tarifas "justas, reales y con subsidios transparentes."

De botepronto, mi tripa me dice que no. Puede ser que Luege sepa algo que yo no, y que yo esté dejando algo demasiado importante fuera del razonamiento, pero creo que no es buena idea. La tarifa única podra ser todo lo real que quieran (lo que quiera que eso quiera decir), y podrá transparentar todos los subsidios que quieran, pero no es ¨justa".

Veamos.

Una tarifa única a nivel nacional genera subsidios por un motivo principal: el agua está "encerrada" geográficamente, así que no hay mecanismo de arbitraje que tienda a igualar los costos de producción y extracción entre diferentes regiones. Estos costos son diferentes por razones técnicas dependiendo de la zona.

(Aunque hay que calificar esto. El petróleo no está "encerrado" geográficamente en el sentido en que se transporta alrededor del globo. Aún así, no hay un único precio internacional. Lo que pasa con el petróleo, que seguro ocurre con el agua también, es que se presenta con calidades distintas, por lo que los costos de su utilización varían con la calidad. Al agua hay que tratarla para consumo humano directo, aunque no necesariamente para uso agrícola... )

Digamos que la tarifa única se pone de acuerdo a la region con el menor costo de suministro. Los consumidores de las demas regiones recibirían un subsidio (bien transparente, eso sí) que crecerá conforme más costoso sea distribuir el agua (con una esperable correlación con el grado de escasez). La tarifa única estaría poniendo un velo a la escasez relativa, haciendo que los consumidores en, digamos, el norte del paìs, donde apenas hay agua, paguen cuotas del sur, donde hay mucha, por ello no estableciendo el incentivo adecuado para reducir el consumo etc. Los ganones son los consumidores pero el perdedor es el dueño del recurso, el Estado. Ademas, un esquema tarifario con esas distorsiones con relación a la disponibilidad no contribuye al uso sustentable del agua...

Si la tarifa única se pone de acuerdo a la región del mayor costo, siendo presumiblemente donde el agua es más escasa, entonces los consumidores de las regiones con más agua estarían "disfrutando" un subsidio negativo, o un impuesto más bien, al pagar una tarifa que más que cubre los costos operativos de sumistrarles el agua, sobrevalorando también la escasez relativa del recurso. Los perdedores son los usuarios, pero el ganón ahora es el Estado.

Una tarifa intermedia distribuye las pérdidas y ganancias entre el Estado y los consumidores, generando un potencial conflicto de intereses en el que la justicia, o la racionalidad económica, no está invitada a la mesa necesariamente.

¿Tiene sentido esto? ¿Qué sabe Luege que se me escapa?

Moraleja.
Luege parte de que la disparidad tarifaria por regiones no es deseable. Yo no entiendo por qué no!! Yo creo que en la medida en que dicha disparidad tenga racionalidad económica (reflejando escasez relativa y costos de oportunidad) sí que lo es.


Moraleja II
Caigo en cuenta que si Luege se refiere a la disparidad entre usos, pues allí la cosa tiene más sentido. Aunque no necesariamente. En la medida en que un sistema económico descanse en un sistema hidrológico integrado, en el sentido en que haya competencia entre usos por la misma agua, pues entonces sí, el costo de oportunidad sube y conviene que todos los usos en competencia enfrenten el mismo precio. Pero si no, si el sistema económico descansa en sistemas hidrológicos no interconectados, entonces el costo de oportunidad entre cuencas comienza a variar (mas bajo donde domine la irrigación, más alto donde domine el uso industrial), y la tarifa única comienza entonces a introducir distorsiones no deseables... No por nada creo que la economía del agua es de las más complicadas entre las economías de los recursos naturales...

Sobre ortodoxias ...

La nueva ortodoxia de algunos sectores de la izquierda, incluso los que yo pensaría son menos propensos a buscar el aplauso fácil, como la revista Sin Permiso, es la de decir que la ortodoxia económica (la que ellos llaman "ortodoxia" en todo caso) esta acabada. También es ortodoxia para ellos la de fundamentar lo anterior no en estudios propios que los lleve a esas conclusiones, o de menos en miembros de esa ortodoxia que piensen de esa manera, sino en opiniones muy subjetivas que resultan muy a modo por personas que bien podrían tener agendas políticas medio oscuras o poco claras.

Me había llamado la atención que los de Sin Permiso (la versión electrónica, de menos) habían reproducido el texto de Paco Ignacio Taibo II que La Jornada sacó. (El de las ocho tesis, al que bien podría contestársele con 8 tesis exactamente en dirección contraria y no perder validez epistémica... o más bien, no ganar validez epistémica...) Ya se sabe que los de La Jornada publican lo que sea. Pero me extrañaba que ahora los de Sin Permiso reproducían la cuestión. No tengo nada contra PIT, pero ese texto es poco serio, por decir lo menos.

Pues en la misma andanada los de SP reproducen el texto de abajo, de un analista "de los más respetados en EU", dicen. Yo, desde mis muchas ignorancias, no lo conocía. Pero ya veo a las ortodoxias de las llamadas izquierdas hablar de economía como si supieran repitiendo medio acríticamente lo que se lee en ese texto, que reproduzco abajo para solaz esparcimiento---  comento en rojo, no sin guardarme alguna que otra ironía según convenga...



La macroeconomía ortodoxa está acabada, lo que pasa es que no todos los zombies que la practican reconocen que están muertos

Randall Wray · · · · · 



La violencia, desde ya, en el mismo título...Veo que esta es la version original en inglés... y tiene un título bien distinto... algo le pasó a la traducción en el camino...

El texto que sigue es el de una conferencia dictada en el simposio de la ASSA [Unión de Asociaciones de Ciencia Social, por su siglas en inglés] celebrado en Denver la pasada semana, en una mesa organizada por James Galbraith ("El paradigma económica bajo presión") y patrocinada por Economistas por la Paz y la seguridad.
Como es harto sabido, la Reina preguntó a sus economistas porqué ninguno vio venir la crisis. Ni que decir tiene, la respuesta es complicada, pero parte de la misma tiene que buscarse en la evolución de la teoría económica en el período de postguerra: desde la "Edad de Keynes", pasando por la era friedmanita y el regreso de la virulenta teoría económica neoclásica, hasta, finalmente, el Nuevo Consenso Monetario, con una nueva versión antikeynesiana de los ajustes ocasionales realizados por un banco central eximido de rendir cuentas a nadie ("independiente").

Aqui se acaban las esperanzas de un análisis serio e imparcial.. la economía "neoclasica", adjetivo que creo ya anacrónico, es virulenta; y además, si el banco central es independiente es porque no le rinde cuentas a  nadie... JA! Lo que es no mirar la historia de inflación en el siglo XX (que explica que la independencia del BC es, más bien, para que las autoridades fiscales tengan a quién rendirle cuentas!.. Pero bue... sigamos...
No podemos dejar de lado los desarrollos paralelos en la teoría financiera –con su hipótesis de los mercados financieros eficientes— y la subsiguiente desregulación y de-supervisión que llevaron a la financiarización de todo.
Pero para hacer corta una larga historia: si tu teoría dice que es imposible un colapso global, no lo verás venir. Y lo cierto es que, como ha sostenido Jamie [Galbraith] en su gran libro El Estado predador, nadie, salvo en Chicago y en otros institutos de investigación pretendidamente superior, tomó jamás en serio el mantra del libre mercado: fuera de las torres de marfil, nunca pasó de ser ese mantra una consigna, una justificación del enriquecimiento de la minoría con poder.
Como Jamie [Galbraith], yo creo también que la macroeconomía ortodoxa está acabada; lo que pasa es que no todos los zombies que la practican reconocen que están muertos. Luego del estallido de la crisis, Jamie, Duncan Foley y yo fuimos invitados por la Universidad de Chicago ha discutir en mesas redondas con una docena o así de Chicago boys.
Ninguno de ellos –la cosa difícilmente resultará sorprendente— se mostró dispuesto a apearse de su dogma de los mercados libres y eficientes: la crisis estaba causada por un exceso de interferencias públicas. Solución: más desregulación. Y tras tres años de crisis, quienes nunca la vieron venir dicen observar indicios de recuperación por doquiera que miran.
El viejo "nosotros tenemos la neta y ellos son bien malos"... en donde se ha visto??
Sólo la academia está desnortada. Quienquiera que actuara en los mercados financieros la vio venir: en realidad, planificaron dándola por hecha, y trabajaron con denuedo para provocarla; sacarían beneficio por el camino, y aún mayor beneficio cuando llegara el colapso recogiendo ganancias en sus apuestas en los mercados de derivados financieros de impagos crediticios (CDS) y robando todas las viviendas.
Hipótesis que no se sostiene en la era de la información en tiempo real...  
Es la sociedad de propietarios de Bush, y el objetivo fue siempre transferir toda la propiedad a los de arriba por la vía de crear burbujas en serie: lo que Michael Hudson llama Burbujonia: el mayor despojo de tierras desde el movimiento de cercamiento y privatización [en la Europa de los siglos XVI-XVIII].
Pues no señor; no hay recuperación. Los bancos son más insolventes hoy –masivamente insolventes— que hace dos años. Están cocinando sus libros de contabilidad para poder pagar bonos a sus ejecutivos y remunerar a los intermediarios financieros y a los operadores de ejecuciones hipotecarias por su exitosa labor de transferir toda la riqueza a la elite.
Pero Jamie me ha pedido que hable hoy aquí sobre la situación de la teoría económica, no de la economía.
O de como cuesta trabajo en centrarse en lo que venimos a hacer... pero ya estando en donde estamos, pues se aprovecha la oportunidad de decir que nosotros somos bien chidos y los otros no...
Y me voy a centrar en un zombie que nada particularmente necesitado de una estaca de madera en el corazón o de una bala de plata en la cabeza: el llamado Nuevo Consenso Monetario. Se trata de una versión actualizada del viejo pseudokeynesianismo bastardo del modelo ISLM.
La idea es que la inflación ralentiza el crecimiento, razón por la cual hay que combatirla diligentemente. La Reserva Federal mantendrá bajas la expectativas de inflación, la inflación será baja y el crecimiento, robusto.
ISLM? con inflación? no pues no entiendo mucho me cae! ISLMs hay muchos, casi al gusto. Los que me son familiares y que pueden incluir inflación (pues la versión Wikipedia a la que enlanza SP no puede incluir inflacion, pero el traductor, creo, no se dio cuenta de eso), es la familia de modelos dinámicos, como el de Blanchard. Y aún en esos, los precios pegajosos, no la inflación, es lo que ralentiza el crecimiento.. Pero sigamos...
Todos los eslabones de esta cadena de razonamiento son deliciosamente ilusorios.

En este punto, el lector debiera tenerlo claro...
Se supone que la Reserva Federal maneja las expectativas convenciendo a los mercados de que controla la inflación, y mientras controle las expectativas, controla la inflación.
O de cómo pase de noche mi curo de teoría de juegos, y de cómo no he aprendido el concepto de equilibrio de reputación y la credibilidad... 
Pero si no puede controlar las expectativas, no puede manejar la inflación, y todo queda en agua de borrajas. ¡Menudo alfilerillo del que prender toda la política pública!
Y así quedan destruídas 3 décadas de teoría monetaria técnicamente muy solvente... En qué piensan los economistas???
Y en cualquier caso: ¿por qué habría de generar crecimiento robusto una inflación baja? Pues porque…, bueno, porque lo dice la Reserva Federal, a redropelo de cualquier prueba empírica.
Bueno, que salgan las pruebas empíricas de crecimiento robusto con inflación de 60% o, ya en estas, de 580%... qué mejor contraejemplo que ese...
Ahí afuera, en el mundo real, las meras expectativas no pueden gobernar ningún fenómeno económico: las expectativas de inflación sólo determinarán la inflación real si quienes de verdad pueden influir en los precios actúan sobre esas expectativas. Y la inflación por debajo del doble dígito jamás ha sido un freno al crecimiento económico.
Aquí ofrezco el párrafo original, al que tuve que acudir (perdón por el traductor):
Out in the real world, expectations alone cannot govern any economic phenomena: inflation expectations will determine actual inflation only if those with ability to influence prices act on those expectations. And inflation below the high double digits has never proven to be a barrier to economic growth.
Puf. Bienvenidos al país de Perogrullo. Y qué piensa Wray? Qué clase de prueba requiere. De lo que sí hay prueba es que las inflaciones de 2 dígitos empobrecen a los pueblos. Por décadas. Que alguien le diga por favor!!
Tomemos la situación actual a modo de ejemplo. Hemos pasado a una nueva emisión, por la Reserve Federal, de flexibilización cuantitativa (QE2), una aplicación del Nuevo Consenso Monetario (NCM).
Declaro mi ignorancia ante tal NCM, con tanta pompa y circunstancia...
El helicópero cargado de dólares de Ben [Bernanke] va a inyectar billones de dólares en la economía, supuestamente para crear expectativas de inflación a fin de contrarrestar las fuerzas deflacionarias del mundo real. Ello es que muchos extremistas políticos están esperando realmente la llegada de la inflación y corriendo como pollos sin cabeza comprando oro y disparatando sobre la hiperinflación y el colapso del dólar. Y sin embargo, de inflación, nada de nada. ¿Por qué?
Aquí se refiere a Glen Beck, seguro, referencia de trascendencia en el mundo de la economía seria, como ya se sabe!! Ven? Ven? Ven lo que las izquierdas leen para enterarse de economía??
Porque quienes de verdad tendrían poder para imponer precios –las grandes corporaciones empresariales y los sindicatos— no pueden crear inflación. Los trabajadores no pueden aumentar sus salarios, dado el desempleo masivo; y las empresas no pueden aumentar los precios, dadas las presiones competitivas. Así que, por fuertes que sean las ansias subjetivas de creer, nada pueden esas ansias frente a unos hechos objetivos enterquecidos.
No lo puedo evitar. Tengo que parafrasear esa figura de nuestra cultura cultural: SIC de la redacción!!! Impresiona, de verdad, la profundidad del análisis económico de este párrafo. Sigo en shock....
Terminará por verse que los extremistas andan muy equivocados. La Reserva Federal no puede crear inflación. En manos del banco central está el poder para bajar el precio de las reservas –el tipo de interés interbancario a 24 horas— tan cerca de cero como quiera. También puede bajar los tipos de interés a más largo plazo sobre activos que esté dispuesto a comprar, pero eso tiene un límite práctico, superior a cero, basado en lo que Keynes llamó la regla del cuadrado.
Ellos siempre estan equivocados. Qué duda cabe? 
Supuestamente, la flexibilización cuantitativa bombea dinero hacia la economía, a fin de generar gasto y crear expectativas de inflación. Pero todo lo que consigue es substituir letras del Tesoro por reservas en los libros de contabilidad bancaria, rebajando los ingresos por intereses. La flexibilización cuantitativa no funciona porque:

• (1) la reservas bancarias adicionales no permiten o no estimulan un mayor préstamo bancario;

• (2) los efectos del tipo de interés son, a lo sumo, pequeños, y quedan anegados por la furia desapalancadora del sector privado;

– La mejor estimación, basada en el estudio de la Reserva federal neoyorquina: 18 puntos básicos

• (3) las ventas de letras del Tesoro no pasan de ser una permuta financiera que reduce el vencimiento de los activos del sector privado, pero no aumenta los ingresos del sector privado; y

• (4) dado el reducido vencimiento de los portafolios del sector privado, la reducción del ingreso por intereses podría llegar a tener efectos reales deflacionarios.
Confieso. No entiendo ni jota.
Pero todo eso ya lo sabíamos: Japón ha venido practicando la flexibilización cuantitativa durante 20 años, buscando crear expectativas de inflación y contrarrestar los vientos deflacionarios. Es interesante comparar la experiencia japonesa con la estadounidense (hasta ahora), observando la siguiente serie de tres gráficos: 





Como dicen, la historia nunca se repite; pero en este caso, rima estupendamente. Sólo la locura podría llevarnos a seguir la senda japonesa y esperar resultados distintos.
Se me permitirá terminar mi crítica del Nuevo Consenso Monetario con una observación de un Galbraith, esta vez John Kenneth:
"Para frenar el desempleo y la recesión en los EEUU, así como contener el riesgo de inflación, la entidad que se precisa es la Reserva Federal (…) Durante muchos años (y los que seguirán) se ha hallado ésta bajo la dirección, desde Washington, de un presidente harto respetado (…) La institución y su máximo dirigente constituyen la respuesta autorizada tanto al auge y la inflación como a la recesión y la depresión (…) Se considera que las tranquilas medidas respaldadas por la Reserva Federal son las acciones económicas más aptas y más aceptadas. También son patentemente ineficaces. No logran lo que se supone que logran. La recesión y el desempleo o el auge y la inflación siguen su curso. He aquí nuestra forma de fraude más estimada, y si bien se mira, la más evidente."
Aun si la teoría económica "keynesiana" de la inmediata postguerra tenía muy poco que ver con Keynes, al menos guardaba cierta relación con el mundo real. Lo que pasaba por macroeconomía en el precipicio del colapso global no tenía ya nada que ver con la realidad: resulta tan pertinente para nuestra economía como la teoría de la tierra plana para la ciencia natural.
En suma: esperar que los economistas de la Reina pronostiquen la crisis sería como poner a los partidarios de la teoría de la tierra plana al frente de una nave espacial de la NASA y esperar que hagan predicciones exactas de los puntos de regreso y aterrizaje del ingenio aeroespacial. Huelga decirlo: los consejeros económicos de los presidentes Bush y Obama no podían hacerlo mejor.
Refiriéndose al trabajo de los economistas más célebres de los últimos treinta años, Lord Robert Skidelsky ha dejado dicho lo que sigue: "Raramente en la historia se han entregado mentes tan poderosas a ideas tan extravagantes". Pero no eran sólo ideas extravagantes: las ideas de los Larry Summers, Bob Rubin, Greg Mankiw, Marty Feldstein, Ben Bernanke y John Taylor de este mundo tenían, encima, mucho peligro.
Sin embargo, un economista sí consiguió acertar, y vio venir la crisis. Fue Hyman Minsky. Su teoría decía que "ello" podía repetirse: las fuerza del mercado son desestabilizadoras.
Aqui estoy perdido. Perdido. 
La economía salida de la II Guerra Mundial tenía un sistema financiero robusto: apenas deudas privadas, y una montaña de deuda pública sana y líquida. Varias reformas del New Deal y de la posguerra lograron estabilizar la economía: una red de bienestar que estabilizó el consumo; una estricta regulación financiera; leyes de salario mínimo y de sostén a los sindicatos; hipotecas a bajo coste y préstamos baratos a los estudiantes, etc. Y el recuerdo de la Gran Depresión, disuasorio de comportamientos económicos de riesgo.
Paulatinamente, todo fue cambiando: los recuerdos se desvanecieron, la autorregulación desplazó a las regulaciones financieras, los sindicatos perdieron poder y sostén público, la globalización trajo consigo una presión competitiva a la baja sobre los salarios, y la red de bienestar social fue deshilachándose. Además, las empresas ávidas de beneficios y las instituciones financieras tomaran cada vez más riesgos con unas finanzas cada vez más precarias. Creció la tendencia a la fragilidad. Eso "lo" hizo posible, de nuevo.
Aunque la mayoría de los que apelan a Minsky se centran en el crash, él creía que la inestabilidad principal es una tendencia hacia una euforia explosiva. Alta demanda agregada y altos beneficios ligados a un alto nivel de empleo aumentan las expectativas e incentivan cada vez más las aventuras arriesgadas basadas en compromisos y opciones de ingresos futuros que no se realizarán.
Una bola de nieve de quiebras lleva entonces a la deflación por deuda y a altos niveles de desempleo, a menos que haya mecanismos de "interrupción de circuitos" que intervengan para frenar las fuerzas de mercado. Los principales interruptores de circuitos son el Gran Banco (el banco central como prestador de último recurso) y el Gran Gobierno (los déficits presupuestarios contracíclicos).
Y hete aquí que, ay, ay, ay, ¡hemos tenido un Gran Banco y un Gran Gobierno! De consuno, el equipo formado por Benny [Bernanke] y Timmy [Geithner] han gastado, prestado o garantizado la friolera de 25 billones de dólares en nombre del Tío Sam. Y ni siquiera eso es bastante. "Ello" sigue ocurriendo.
El problema es que el grueso de eso lo ha hecho el Gran Banco Fed con el propósito de ayudar a las entidades financieras, buscando reflotar los desvalorizados activos de las mismas. La teoría en que eso se fundaba: necesitamos un capitalismo de gestores del dinero, y la única esperanza de mantenerlo pasa por hinchar otra burbuja.
Ya no sé de qué estan hablando... La traducción es malita malita...creo
No funcionará. El problema es la financiarización, no una estrategia económica sostenible. Lo que necesitamos es, antes bien, girar hacia un anticuado New Deal keynesiano-minskyano basado en el empleo, los salarios crecientes y el consumo, especialmente consumo público, unas finanzas contenidas y disminuidas, y mayor igualdad. También hay que disminuir la política monetaria, y en cambio, la política fiscal debe desempeñar un papel mucho mayor. No pequeños ajustes ocasionales, sino una presencia positiva y permanente para contrarrestar y guiar y servir de suplemento al propósito privado.
Disminuir la política monetaria. Si. Aumentemos la política fiscal, y multipliquemos por dos la política política... lo que quiera que eso quiere decir...
Lo más importante: tenemos que disponer de una teoría aplicable al mundo en que realmente vivimos, no de una teoría imaginariamente representativa de agentes que asignan recursos a lo largo de una senda de consumo óptimo.
2 palabras. No comments! Ya lo dijo el divo de Juárez: No vale la pena!
Por eso estamos encaramados a las espaldas de gigantes como Minsky: en la tradición de la ciencia económica heterodoxa.
L. Randall Wray es uno de los analistas económicos más respetados de Estados Unidos. Colabora con el proyecto newdeal 2.0 y escribe regularmente en New Economic Perspectives. Profesor de economía en la University of Missouri-Kansas City e investigador en el "Center for Full Employment and Price Stability". Ha sido presidente de la Association for Institutionalist Thought (AFIT) y ha formado parte del comité de dirección de la Association for Evolutionary Economics (AFEE). Randall Wray ha trabajado durante mucho tiempo en el análisis de problemas de política monetaria, macroeconomía y políticas de pleno empleo. Es autor de Understanding Modern Money: The Key to Full Employment and Price Stability (Elgar, 1998) y Money and Credit in Capitalist Economies (Elgar 1990).
Traducción para www.sinpermiso.info: Miguel de Puñoenrostro
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Moraleja:
Numero de entradas que mencionan a Wray en el blog de Mankiw; Cero
Número de entradas que mencionan a Wray en el blog de Krugman: Cero
Número de entradas que mencionan a Wray en la docena de blogs de economía a los que estoy suscrito: Algunas, Sí. Veamos, por ejemplo:
Esta, Esta, Esta, y sería.
Lo dicho. Hay que ser escépticos ante quienes se presentan como teniendo la neta y siendo "los más respetados en la cuadra". La manía de las izquierdas de arrimarse a estas interpretaciones es más compleja, y conviene hablar sobre ello...