Hoy ha sido un día muy fuerte. Cinco estudiantes y el Profesor Paulo Sheinvar, de familia brasileña que vino a México ante la dictadura de entonces, fallecieron en una tragedia en la México-Toluca. La irresponsabilidad muestra su cara más terrible. Un camión con toneladas de trigo se queda sin frenos, el chofer pierde el control y la caja doble impacta al autobús con casi 40 estudiantes, volcándolo. El curso de Investigación y Análisis Económico II, del segundo semestre, iba a Parangicutiro, Michoacán, a realizar práctica de campo con productores agrícolas. Todo lo que se aprende en esas visitas, no sólo de economía y agricultura sino de la vida y de la amistad, de uno mismo, sin duda fuente de recuerdos que los acompañarían el resto de sus vidas, quedará para mejor ocasión, para siempre. Los estudiantes rondan entre los 18 y los 27 años, el profe Paulo alrededor de los 60, Alethya, su adjunta, con quien compartí la generación como estudiante en la Facultad, incluyendo la huelga de 99-00, con 32. Ella resultó muy lastimada.
Comentando con amigos y colegas hoy en la Fac, me entero que el Profe Paulo realizaba estas prácticas de modo constante, una cada semestre, llevando a los chavos a enfrentar el mundo, dejando las ecuaciones y las gráficas en el pizarrón y en los textos para ver, de primera mano, cómo se produce en el campo. Nunca la vocación docente que asume la responsabilidad de treinta y tantos estudiantes debe terminar así. Nunca las ganas de compartir como estudiantes un buen momento con el grupo, nunca las ganas de aprender, nunca la emoción de salir a hacerle preguntas al mundo debe terminar así. En este país hay muchas tragedias. Unas se sienten más cerca que otras. Yo fui estudiante de INAE II también, en su momento también fui a prácticas de campo, aunque en el mismo DF, y también agradecí, y agradezco, la vocación y entrega de varios profesores de la Facultad a su labor docente. La docencia es un juego doble: uno se deshace en enseñar, y el otro se deshace en aprender. Es un juego virtuoso, en el que terminan aprendiendo tanto docente como estudiante. Un gana-gana como no hay otro. Nunca, nunca, debe terminar así. Goya para ellos.
1 comentario:
Me quedo con éstas líneas: "Nunca las ganas de compartir como estudiantes un buen momento con el grupo, nunca las ganas de aprender, nunca la emoción de salir a hacerle preguntas al mundo debe terminar así..."
La comunidad universitaria de luto.
Saludos Carlos, César
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