"si no pueden, renuncien"

Foto: La Jornada. Víctor Camacho.

Cuando las masas no van en la misma dirección...La Jornada se comporta como lo que durante mucho tiempo criticó...

Las imágenes de la marcha hace pensar que fueron centenares de miles...Pero La Jornada se refiere nomás al dato oficial (como si fuera el bueno) y dice que fueron 80 mil personas. Cuando la huelga de la UNAM recuerdo que La Jornada misma se mofaba de los cálculos oficiales de los asistentes a una marcha estudiantil. Por ejemplo, cuando los organizadores calculaban 80 mil, la SSP del DF decía 20 mil... Pero ahora, como a La Jornada le gustan algunas posiciones del PRD, y como al PRD no le gusta que marchen "los fresas", pues entonces asume esa posición oficialista, e incluso se mofa de los asistentes (por ejemplo, porque no saben cómo tomar el metro). [Ver nota]

La marcha contra la inseguridad se llevó a cabo no solo en el DF, sino en muchas ciudades del país (88, dicen los organizadores; 21, la SSP y La Jornada) y aun en el extranjero. La marcha de blanco, como se le conoce. Es la secuela de una marcha similar con el mismo motivo que ocurrió en la segunda mitad del sexenio de Fox (y que fue caricaturizada ridículamente por el PRD y y el GDF cuando AMLO era jefe de gobierno a través de panfletos de dibujos animados por ser la marcha de "los fresas").

Hay dos características de estas marchas: la composición social de sus integrantes (los críticos señalan que "hasta van artistas de Televisa y gente de Polanco, Interlomas, etc.") y su pretendido apartidismo. En mi opinión, la primera no es relevante: darle relevancia a esa condición social es discriminar. Punto. A mi me da pena cuando quienes se dicen de izquierda gastan saliva y el hígado minimizando eventos como este por ser "de clase media pa' arriba"...como si por eso cualquier manifestación política fuera menos importante. Y lo que es más, al revisar las crónicas de la marcha aparece el hecho de que al final de cuentas había diversidad ("había de todo, como en botica", escribe Ricardo Alemán), y que es La Jornada y los "de izquierda" quienes se cuelgan de la lámpara por el hecho de que las clases medias-altas y altas ahora sí participaron en una manifestación, y que la sola presencia de estas clases (y "sus fenotipos", como La Jornada le llama, con tufo racista) hace pensar que es "la marcha de los pirruris"... Con todo, no hay que pasar por alto que las televisoras han montado un espectáculo mediático, lo que para algunos refuerza el tufo clasista del evento...

La segunda es muy relevante. Si hubiera estado en México, probablemente hubiera ido no sólo por la demanda por seguridad (que es una demanda burguesa, cierto, pero que en México en estos momentos equivale a la sobrevivencia como sociedad y como país) sino por el carácter apartidista que tuvo, por el espíritu crítico hacia toda la clase política que mal gobierna el país (la misma que se indignó por el "si no pueden, renuncien" de Martí). Ayer, esa frase, "si no pueden, renuncien", se convirtió en consigna espontánea en miles de voces. Ojalá la presión social hacia la clase política no quedara nomás en este tipo de marchas. Ojalá varios de los integrantes de esa clase política estuvieran temblando y temiendo por su puesto. Pero no. A pesar de la legitimidad de la marcha, a pesar de su fuerza y espontaneidad, la clase política ha probado tener resiliencia ante este tipo de manifestaciones... Lo que no es suscribible de la marcha es que la desesperación social se traduce en regresiones como la de la pena de muerte. No fueron pocas las mantas y consignas que pedían pena de muerte a los secuestradores. Eso pone el debate en otro terreno. Yo no suscribo esa demanda ni por error, y mucho menos con el sistema de justicia mexicano. Más bien este tipo de marchas son más valvula de escape que mecha que inicia movimientos. Muchos de los participantes llegarán satisfechos a sus casas pensando que han hecho bien (y sí, hicieron bien) y que han puesto su granito de arena. Pero es precisamente por eso que estos eventos se dan cada 4 años, y no con mayor frecuencia e intensidad. Serán muy pocos los que lleguen a casa con las ganas de activarse políticamente. Ojalá fuera la gota que derrame el vaso para un verdadero movimiento social, que no sea corporativo, que no esté exclusivamente orientado explícita o implícitamente a cuestiones electorales y partidistas, como otros...

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