Sobre profecías autovalidantes

Va, de la imaginación del Gabo, un ejemplo de lo que puede ser una profecía autovalidante. Esto es, una situación que, una vez que se tiene considerada su realización en las expectativas de los agentes, influye de tal manera en las decisiones de éstos a tal grado que su comportamiento lleva a que se cumpla.


Algo muy grave va a suceder en este pueblo


Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde:

–No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.

Ellos se ríen de la madre. Dicen que esos son presentimientos de vieja, cosas que pasan. El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice:

–Te apuesto un peso a que no la haces.

Todos se ríen. Él se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla. Contesta:

–Es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo.

Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mamá o una nieta o en fin, cualquier pariente. Feliz con su peso, dice:

–Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque es un tonto.

–¿Y por qué es un tonto?

–Hombre, porque no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo.

Entonces le dice su madre:

–No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces salen.

La pariente lo oye y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero:

–Véndame una libra de carne –y en el momento que se la están cortando, agrega–: Mejor véndame dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado.

El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar una libra de carne, le dice:

–Lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas.

Entonces la vieja responde:

–Tengo varios hijos, mire, mejor deme cuatro libras.

Se lleva las cuatro libras; y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor. Llega el momento en que todo el mundo, en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto, a las dos de la tarde, hace calor como siempre. Alguien dice:

–¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo?

–¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!

(Tanto calor que es pueblo donde los músicos tenían instrumentos remendados con brea y tocaban siempre a la sombra porque si tocaban al sol se les caían a pedazos.)

–Sin embargo –dice uno–, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.

–Pero a las dos de la tarde es cuando hay más calor.

–Sí, pero no tanto calor como ahora.

Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz:

–Hay un pajarito en la plaza.

Y viene todo el mundo, espantado, a ver el pajarito.

–Pero señores, siempre ha habido pajaritos que bajan.

–Sí, pero nunca a esta hora.

Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.

–Yo sí soy muy macho –grita uno–. Yo me voy.

Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde está el pobre pueblo viéndolo. Hasta el momento en que dicen:

–Si éste se atreve, pues nosotros también nos vamos.

Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo.

Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice:

–Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa –y entonces la incendia y otros incendian también sus casas.

Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, clamando:

–Yo dije que algo muy grave iba a pasar, y me dijeron que estaba loca.


Cuento contado por Gabriel García Márquez, en un congreso de escritores, al hablar sobre la diferencia entre contar un cuento o escribirlo


Seguridad alimentaria y agua virtual

Pocos conceptos imprecisos se difuminan con tanta velocidad como el del agua virtual.
Hace poco salió una nota en un diario con algunas cifras del agua virtual. [Aquí el enlace]

¿Cuánta agua se requiere para un vaso de cerveza? 75 litros
¿Cuánta agua se requiere para un zeppelin de refresco? 900 litros
¿Cuánta agua se requiere para un par de jeans Levi's? 1900 litros

El concepto hace un gran trabajo para transmitir los requerimientos indirectos del recurso para producir algún bien determinado. Lo único malo es el nombre "virtual", pues el agua usada será todo lo que quieran menos virtual. "Incorporada" es más preciso, pero no tan "sexy"...

Pues bien. Es común en los ambientes nostálgicos del nacionalismo sesentón referir la seguridad alimentaria (la capacidad del sistema agricola para producir más alimento del que se requiere) como una de las virtudes del desarrollo liderado por el Estado. No se mencionan, convenientemente, las estadísticas poblacionales, ni los datos del agua que se requeriría hoy para lograr dicha situación. En el país hay crisis hídrica. Esta imagen da muestra de ello.

Es común definir un ratio de retiro/disponibilidad del 40% para definir una situación de escasez. La línea horizontal de la gráfica muestra dicho umbral. Las barras indican los ratios respectivos a las 13 regiones hidrológicas-administrativas en las que la CNA divide al país. Los númerillos abajo indican participación en el PIB. Ahora bien, este artículo, que ya habiamos referido antes, argumenta que la composición del comercio agrícola de México le ha ahorrado enormes cantidades de agua. De acuerdo al World Water Assessment Programme de 2009, el comercio de agua incorporada o agua virtual le ahorra al país 8,300 millones de metros cúbicos al año.

El artículo da una imagen de lo anterior, aunque con datos un poco viejitos
Primero, el balance económico:


Fuente: Aquí.

Luego, el balance hídrico
Fuente: Aquí.

Los datos son impactantes. Así que cuando escuchen que alguien propone "¡seguridad alimentaria ya!" pregúntenle ¿y de dónde sacamos el agua necesaria?


10 meses a 10 años: La huelga del CGH en perspectiva


10 meses a 10 años: La huelga del CGH en perspectiva

Carlos A. López Morales

Más allá de afirmar que el evento que se conmemora es un capítulo más en el historial de movimientos estudiantiles en la Universidad, y más allá de atender o no a dicha conmemor

ación (cuya memorabilia incluirá está vez, de nuevo, marchas, mítines, festivales, o simples reuniones teñidas de nostalgia), conviene preguntarse si hay en ese movimiento lecciones que puedan resultar de utilidad para el presente y el futuro. Lecciones no sólo para aquellos interesados en participar en movimientos de esa naturaleza, sino para la comunidad universitaria en su conjunto. Este documento supone que es así: que en esa historia hay piedras con las que no habría que volver a tropezar, pero también procesos y enseñanzas que habría que valorar y promover; y ofrece una breve caracterización al respecto. La obra política del filósofo marxista español Manuel Sacristán opera ahora, como en ocasiones anteriores, como base de reflexión.

La perspectiva que da el tiempo

Si bien puede decirse que la comunidad universitaria, diversa como es, no recuerda la huelga de 99-00 de una forma homogénea, también se podría afirmar que acaso es mayoría la de aquellos que la recuerdan con hastío y desesperanza, ya porque representó, sin más, una irrecuperable pérdida de tiempo; ya por ser fuente de impotencia ante la degradación definitiva de la actividad política que ocurrió en el seno del movimiento con el paso de los meses. Para los "nuevos", los que ahora están en preparatorias, cecehaches y facultades, y que por entonces no formaban parte de la UNAM, la huelga de 99-00 puede no ser más que un capítulo del historial de movimientos estudiantiles, y tal vez uno que no tuvo ni tanta pena ni tanta gloria como otros que les puedan merecer más atención, como el del 29, como el del 68.

El balance ya comienza a ser negativo. Tal vez no puede ser de otra forma. Un movimiento de esa naturaleza, que paraliza por meses las labores sustantivas de una institución de esa envergadura, tiene que ser catársis, tiene en su naturaleza algo de catástrofe. Puede ser normal entonces que los recuerdos sean de trauma, cargados de negatividad, aún a pesar de que ya media una década entera. Pues bien, a pesar del balance que ya se antoja negativo, hay que poner los puntos sobre algunas íes; por lo menos sobre dos. La primera: la UNAM, gracias al movimiento, sigue siendo gratuita. La gratuidad equivale a una colegiatura de 20 centavos de peso al año. Es muy probable que la cantidad que se gasta cobrando esa cantidad (en salarios, en material, en oficinas) sea superior a la cantidad que nominalmente se reúne. Si no ocurre así, si la recaudación es mayor que los egresos para obtenerla, es probable que se deba al altruismo universitario, a que los estudiantes dan más que esos 20 centavos. Como sea, el movimiento del CGH tuvo éxito al derogar los cambios que el CU había hecho al RGP en aquella sesión de marzo en el Instituto de Cardiología. El movimiento surgió a favor de la gratuidad, y logró la gratuidad.

La segunda: si uno confía en los diferentes rankings que ahora son costumbre y que suelen guiar la opinión pública, se puede decir con cierta soltura que la UNAM goza de más prestigio hoy que antes de que estallara aquella huelga. Al margen de la poca o mucha veracidad de dichos rankings, la presencia en ellos es síntoma de que la Universidad está cumpliendo sus funciones sustantivas de buena forma, que hay en ella vida académica que trasciende los límites en ocasiones infranqueables que suponen los muros de las diversas facultades, y que por tanto llega a trastocar, más para bien que para mal, la vida cultural del resto de la sociedad. Esto muestra que muchos de los argumentos ofrecidos por quienes se oponían a la huelga y, sobre todo, por quienes apoyaban el establecimiento de las cuotas -en el sentido de que gratuidad y masa es sinónimo de baja calidad, cuando no de fracaso- estaban (y están) equivocados. El movimiento del CGH atizó entonces un debate que sigue vigente (tal vez lo esté mientras exista la universidad como ahora la conocemos): el de la provisión pública, subsidiada y masiva de la educación superior.

Puede haber muchas razones socio-políticas de interés a favor de ese tipo de provisión, pero aquí enunciamos una razón económica simple: toda educación trae consigo externalidades positivas (capital humano capacitado, elevación de la productividad agregada, cultura entendida ampliamente, etc.), que no son contabilizadas por los agentes individuales en el examen de costos y beneficios privados. Por esa razón, en una situación hipotética en la que el mercado privado fuese el único provisor de educación, éste "se quedaría corto," por así decir, respecto a lo que socialmente es deseable.1

Así que a pesar de los presagios oscuros que por entonces se avanzaban para oponerse al movimiento del CGH sobre la imposibilidad de la educación superior pública y gratuita, hoy contamos con una UNAM que sigue siendo gratuita (a decir de aquellos 0.20 pesos anuales de colegiatura) y que goza un prestigio tal vez nunca igualado en su historia cuatricentenaria. Mayor prestigio, no obstante, no es sinónimo de menos problemas. Dificultades y vicios los tiene la UNAM por racimos, y acaso en eso también vaya sin parangón entre sus pares.2

Con todo, al menos por estas dos razones (la gratuidad y la calidad), el "haber" del movimiento del CGH no se encuentra vacío. Eso no quiere decir, por mala fortuna, que el movimiento haya sido exitoso. A los movimientos sociales hay que contemplarlos a la luz de sus potencialidades, por la factibilidad del programa que orienta sus acciones. El CGH no se propuso el objetivo absurdo de destruir a la Universidad contemporánea (como se decía en los medios), sino el objetivo suscribible de su transformación democrática. Así pues, contemplado amplíamente, el movimiento estudiantil de 99-00 fue un fracaso cuya rotundidad comienza a ser visible con el paso del tiempo. Es un fracaso de la política. Un fracaso de una generación.


La Universidad en la sociedad capitalista

En contraposición a algunas visiones un tanto ilusas que querían ver a la Universidad (y a la detención de sus labores) como medio para comenzar un imposible levantamiento social de aspiraciones mucho más abarcantes, el fracaso del movimiento del CGH llama a recordar la función de la universidad en las sociedades contemporáneas, papel que la ubica por cierto muy lejos de aquellos cuerpos sociales cuyo papel auto asignado sería el de promover revoluciones. Para resolver la cuestión de la función de la universidad con frecuencia se suele recurrir a la visión liberal que la entiende como el lugar de la diversidad, de la libertad e integridad culturales. Pero esta visión, si bien acierta al reconocer el papel de la institución en las sociedades capitalistas contemporáneas, y que Manuel Sacristán identificara sin rodeos como el de creación de hegemonía, falla al desligar dicho papel de la realidad a la que atiende, de la descentralizada división del trabajo de las sociedades capitalistas modernas.3

El conjunto social ilustrado por el paso en las aulas tiene como misión el dominio de la técnica y, por tanto, tiene en germen la posibilidad de influir en los medios de producción. Pero la hegemonía no sólo termina por expresarse en el dominio de los oficios, según Sacristán, sino que influye en el resto de la sociedad determinando amplios aspectos de su cultura. El conjunto universitario, en tanto grupo social, contribuye por eso al sostenimiento y al perfeccionamiento de la división social del trabajo de las economías modernas. La visión liberal, que ve por misión de la Universidad la de "integrar lo que anda hecho pedazos por el mundo," como diría Ortega, pasa por alto el fin último de la Universidad, determinado y posibilitado por la disgregación productiva que es la organización capitalista.

Pero la relación de la Universidad con la división del trabajo no termina allí, en la instrucción particular y especializada del cuerpo social que ha de gestionar el proceso productivo, sino que la misma división del trabajo a la que responde tiene para ella una labor mucho más profunda. Labor que tiene que ver con el desarrollo y promoción de esa fuerza productiva que es la ciencia. La labor de creación de hegemonía cultural se acompaña en la universidad por la misión del desarrollo científico indispensable en el sistema productivo contemporáneo.

Así pues, continua Sacristán, quien escribía en España en situación de crisis universitaria, cuando la Universidad es masiva se corre el peligro de que la hegemonía cultural pierda justificación y sentido. Cuando el título universitario deja de asegurar movilidad social, cuando los espacios de la élite no se explican por el grado académico, por argumentos técnicos, sino por el ius primi occupantis, entonces se hace explícito el carácter jerárquico y elitizado de la división clasista del trabajo, carácter que Marx mismo, apunta Sacristán, pensaba en su tiempo que ya podía ser superado.

La Universidad es un lugar, entonces, en donde se instruye ciencia y donde se transmite cultura hegemónica, cultura de dominio. Pero es precisamente por eso que la convicción de su transformación democrática tiene la mayor de las relevancias. Se trata de anteponer a la elitización inherente que es la creación de hegemonía cultural el acceso masivo al conocimiento. "Los pueblos tienen que seguir llegando, acrecentadamente, a la enseñanza superior, y tienen que impedir que los fraccionen jerárquicamente en ella."4 El fin último de este programa, que acaso se imbrique con otros más generales, es, a decir del filósofo español, el de una "organización de la enseñanza del investigar y de las profesiones que rompa con la contaminación ideológica hegemonizadora de hombres y eternizadora de una división del trabajo ya innecesaria... ."

Es por eso que tenía y tiene sentido, en un primer momento, anteponer el acceso gratuito a la intención de cobrar colegiaturas.5 Es por eso, también, que el programa político que el CGH se fijó para guiar sus acciones, el de la transformación democrática de la Universidad, que si bien nunca estuvo plenamente definido, aunque contemplaba un mecanismo con reglas claras, el congreso, para implementarse, traspasaba por tanto el asunto de la gratuidad, e iba por un objetivo para el que la gratuidad era tan sólo requisito. Por ello el programa del movimiento adquirió profundidad y alcance, al tiempo de ser políticamente factible, aunque por un breve período de tiempo (que acaso pasó inadvertido).


El fracaso de la política

En la búsqueda de sus objetivos políticos (gratuidad y transformación), el CGH tuvo varias etapas en lo que hace a su organización política interna. Pensemos, a efectos de la exposición, en tres etapas fundamentales y consecutivas cronológicamente: la organización colectiva, el enfrentamiento de corrientes, y la degradación final. La primera es muestra del éxito (y constancia de los riesgos) que tiene la organización colectiva por medios asamblearios. La segunda es en parte consecuencia de esos riesgos y en parte respuesta ante la intrusión de agentes externos (partidos políticos, por ejemplo) en la dirección (aún atomizada) del movimiento. La tercera es, sin más, triste recuerdo del fracaso de la política colectiva y victoria rotunda del grupúsculo sectario poseedor de la última moralidad posible. Esta etapa, que acaso comenzara simbólicamente con los alambres de púas resguardando a los moderadores de interminables asambleas, llevó a lo que quedó del movimiento a su martirización, en esa suerte de "quedarse hasta el final, aunque no tenga ningún sentido," para acabar en prisiones después de la violación a la autonomía que fue la incursión policiaco-militar del 6 de Febrero.

La política interna del movimiento estudiantil es un fuerte claroscuro que muestra lo más brillante y lo más negro de la organización colectiva estudiantil, que es un tipo de organización no partidista. Ante la ilusión de que era posible, al fin, algún ejercicio de lo que Sacristán llamó alguna vez "vida política decente," en este caso alejada de los partidos políticos y de las organizaciones tradicionales -ilusión bien fundamentada, además, no en aspiraciones trasnochadas, sino en la experiencia de las primeras etapas organizacionales del CGH-, rápido se contrapuso la triste constatación de que incluso entre universitarios que quieren universidad democrática la política también va cargada de mentiras, de agendas externas, y de dobles discursos.

Los riesgos del asambleísmo que desconfía de sus integrantes, en combinación con una suerte de crisis de identidad generacional, constituyeron parcela fértil a los descalificativos mutuos que el movimiento importó del discurso mediático que le atacaba. Rápido, el CGH se convirtió en fauna con identidades políticas irreconciliables, al grado tal de no poderse explicar cómo grupos tan contrarios pudieron hacer algo juntos alguna vez, y de requerir ridículas taxonomías para poder diseccionar su composición grupuscular. La miopía del cuerpo estudiantil universitario, supuesto poseedor de métodos de discernimiento y capaz de imaginarse universidades democráticas, le impidió eludir el torito simplón de la división cultural que los medios y los partidos políticos, ambas instituciones de hegemonía cultural establecida, promovieron para controlarlo.

El fracaso del movimiento estudiantil en lograr su objetivo transformador es un fracaso mucho más amplio, que trasciende al mero grupo de individuos que lo componía: es el fracaso de la política que nace no partidista y que muere con los cuadros incorporados orgánicamente en el corazón de los partidos. Es el fracaso de la política que nace despersonalizada y desconfiada de los individuos, elevando lo colectivo a niveles pocas veces vistos, y que muere en la descalificación con nombre, apellido, pertenencia a grupo político y código postal. Es el fracaso, a final de cuentas, de un grupo social, el estudiantil universitario, al que la sociedad le otorgó la oportunidad de saber en dónde demonios estaba parado -pero que se negó a ver- para luego botar todo por la ventana imaginándose procesos imposibles, victorias inalcanzables y enemigos a modo. Las consecuencias culturales de semejante derrota son profundas y duraderas. La necesidad de enfrentarlas, y acaso superarlas, puede resultar imperiosa. Podríamos empezar por dejar de crearnos enemigos a modo y batallas morales que se ganan con goles de vestidor, y comenzar a estudiar con lo que la Universidad misma ofrece la sociedad cuya injusticia se pretende superar.

Al final del día, el fracaso del movimiento, de su política, que tiene por definición características de mecanismo de implementación, no implica fracaso del objetivo, de lo que se quería implementar. La misma regla que se aplica ahora a procesos mucho más amplios y profundos, aunque de igual forma dependientes de los movimientos sociales, tradicionales o no, y de su política, como es el caso del socialismo y de su tradición, se puede aplicar al movimiento estudiantil de hace una década: El fracaso del CGH no debe verse como el fracaso de la universidad democrática en tanto objetivo del movimiento universitario. Las lecciones están allí, en esa historia, para quien quiera revisarlas. Las labores pendientes también.

Notas

  1. Así pues, la intervención pública, aquí como en muchas otras áreas, está fundamentada analíticamente. Hay que reconocer que ésta es razón económica reconocida en el gremio (al punto de incluirse en los libros de texto de introducción a la economía). Milton Friedman mismo, por ejemplo, no sólo no atacaba, sino que promovía la provisión pública y subsidiada de este bien. Mecanismos de provisión y de subsidio los hay muchos, y allí está el detalle, pero esa es discusión de otro texto.

  2. Una muestra familiar en Economía es la rigidez colectiva que lleva a que en más de treinta años sólo se haya modificado el plan de estudios una vez, en 1994, y con muchos errores. Muestra de eso lo es también el arduo proceso político que ha representado la presente reforma académica (que se extiende ya por 4 o 5 años), y que debiera dejarnos con nuevo plan y con nueva cara.

  3. Las ideas que se exponen en los párrafos que siguen se basan muy de cerca en el texto "Sobre la Universidad y la división del trabajo" de Manuel Sacristán (ver nota al pie siguiente), y que fuera glosado en el segundo número de intervenciones:
    http://mx.geocities.com/intervenciones_economia/si.pdf

  4. Sacristán, Manuel, 1977, La Universidad y la División del Trabajo, Argumentos 6 (1). Texto basado en conferencias dictadas entre 1969 y 1970. Hay versión electrónica:

  5. En ocasiones se solía argumentar la necesidad de las cuotas citando cambios en la composición social del cuerpo estudiantil. Con el paso del tiempo, decía el argumento, más clase media que baja entraba a la Universidad, por lo que habría que aprovechar la mayor capacidad de pago para ayudar a su financiamiento. La aludida modificación en la composición social del cuerpo estudiantil no debe motivar cambios en la política de cuotas (que acaso terminen por volver definitiva esa composición), sino cambios en la política de acceso.


Sobre el uso del agua, la ecología política y el antropocentrismo

Este párrafo extraído de

http://fiesta.bren.ucsb.edu/~alloret/waterstuff/Global%20Water%20shortages%20BARKER.pdf
es muy revelador:

(BCM parece querer decir miles de millones de metros cúbicos)

El punto se relaciona con la sentencia sacristaniana de que los asuntos de ecología política son por definición antropocéntricos. La preocupación por demás justificada de los impactos ambientales de las grandes presas debe sopesarse, o contrastarse, con la situación de los recursos hídricos en general. Mientras el agua superficial es, para decirlo rápido, renovable -aunque dependiente del ciclo hidrológico, que ahora parece modificarse debido al cambio climático, el agua subterránea, muchas veces recurso fósil, no lo es (sobre todo cerca de las costas, debido a la intrusión salina). Por el aumento de la población, por el crecimiento económico, por el cambio en las dietas (que cuando se sale de la pobreza se componen de más carne, por tanto de más tierra y de más agua por proteína consumida), la demanda creciente del agua requiere cada vez más la extracción de los mantos freáticos.
Por tanto, para resolver el problema humano de alimentar a los 9 mil millones que seremos tal vez se requiera dejar el agua subterránea en niveles sustentables (extracción = recarga), o en veda (extracción=0), como de hecho ya ocurre con varios acuíferos en México, y aumentar el aprovechamiento del agua superficial, aún a pesar de los gritos de ambientalistas nostálgicos de equilibrios ecosistémicos imposibles; pero asumiendo entonces los costos asociados, incluídos, claro está, los ambientales. Pero el punto es que no hay que decir "¡no más presas!" sino "más agua para alimentar a todos los que vienen," y acompañar todo el asunto con oposición ante el absurdo en que se convierten las dietas en el mundo (incluída, ya se ve, la de centenares de millones que en China ya reclaman su ración de carne roja). Un cambio en las dietas, pues, a fin de volverlas ya no "sustentables" o "amigables con el ambiente," sino meramente factibles.

Agricultura en México y gráficos dinámicos e interactivos de Google Documents

Esto es excelente.
De a poco que uno explore la gran diversidad de productos que Google ofrece se da cuenta de lo bueno que es la condenada compañía. Además del buscador, del servicio de correo, del servicio para albergar bitácoras como ésta y sitios personales en Google Pages y Google Sites, de personalizar el Internet con iGoogle, del servicio de fotos de Picasa, del servicio de calendario, etc etc etc; existe el servicio de Office, Google Documents. A medida que pasa el tiempo, Google documents, y todos los demás servicios, se van mejorando. 

Casi casi he dejado de usar Microsoft Office (excepto Excel, pues programas como matlab, lingo, gams tienen todavía una interface exclusiva con excel para vincular hojas de cálculo). Pero de allí en fuera utilizo Open Office.

El asunto del código libre, estimo, resulta superior al código bajo patente como el de Microsoft. Y así, explorando las posibilidades del "sofware libre", exploraba lo nuevo que hay en Google Documents. El procesador de palabras aún no es sustituto del Word de Office y del Writer de Open Office. Si acaso, sirve para publicar textos convenientemente en internet, como este. La aplicación de presentaciones puede resultar muy buena para eliminar las incompatibilidades de software que suelen ocurrir en conferencias y universidades: sólo se requiere acceso a Internet, y desde allí puedes dar tu presentación. 

Pero la aplicación que, de menos, consideraría ya complementaria a excel de Microsoft o calc de Open Office, es la hoja de cálculo de Google Docs. Aunque trabajar toma un poco de tiempo (cualquier cálculo que ordenes se realiza en un servidor quien sabe dónde, en lugar de en tu disco duro), hay aplicaciones que se simplifican y se mejoran enormemente respecto las existrentes en los procesadores de datos mencionados. Una de ellas es el gráfico dinámico. 

Ya habíamos visto un gráfico dinámico, como este de Sala-i-Martin. Pero ahora es posible hacer uno de forma sencilla. Google docs tiene un gráfico de demostración, que es de verdad impresionante. Este gráfico es capaz de mostrar hasta 5 dimensiones: las dos espaciales en los ejes, la temporal con el movimiento, una más con los colores usados, y otra con el tamaño de los datos. Como si fuera poco, el gráfico es interactivo: uno puede decidir qué variables observar, de qué forma, cambiar colores, dimensiones, pasarlo a gráfico de barras, etc.

Así que aquí está la primera prueba de un gráfico animado a través de la hoja de cálculo de Google Docs. Muestra datos agrícolas para México. Divide los productos agrícolas en tres: granos básicos, oleaginosas, y otros granos. Toma en cuenta superficie sembrada en millones de hectáreas, vólumen de producción en millones de toneladas y productividad por hectárea. [La posibilidad de meter hasta 5 dimensiones de las variables hacen poco trivial la creación del gráfico. Hay que darle una buena pensada. De mientras, con fines de prueba, tenemos una variable redundante -la productividad- y aún podríamos meter otra variable más] 



Quisiéramos que con el paso del tiempo los puntos se fueran trasladando al Noroeste del cuadrante (reduciendo territorio sembrado pero elevando la producción).  La productividad en las tres categorías aumenta durante el periodo (posa el mouse sobre cualquiera de los puntos para ver cómo van cambiando los valores de las variables), aunque no ha sido una tendencia continua. En el primer lustro (95-00), otros granos. categoría que incluye a la soya y la cebada, mostró un comportamiento de péndulo: iba y venía al Suroeste y al Noreste...
Si uno ve el comportamiento de las oleaginosas directamente en valores absolutos, parece que los valores están anclados en la esquina inferior izquierda. Para eliminar la interferencia que provocan las diferencias en los niveles absolutos de hectáreas y producción podemos pasar el gráfico a escala logarítmica. Dicha escala da más peso a variaciones que ocurren a niveles bajos con respecto al asignado a variaciones en niveles altos. Operar así revela una caída libre en hectáreas y en producción de oleaginosas entre 1998 y 2000. Y aún otra más pronunciada entre 2001 y 2002. El sector se recupera, aunque sin mejorar productividad, en 2003 y 2004.

Los granos básicos, donde básico viene por su importancia en la dieta mexicana -maíz, frijol, arroz, etc., muestran alguna mejoría. Entre 1995 y 2001 la bolita se traslada horizontalmente, a la izquierda, y apenas verticalmente. Esto quiere decir que se mantiene el nivel de producción mientras la superficie utilizada se reduce. A partir de 2003 comienza una tendencia alcista sin que aumenten las hectáreas utilizadas: este sector muestra significativos aumentos de la productividad. No obstante, si el cambio en productividad se mide por cambio en el color, resulta más significativo, en términos relativos, el aumento en la productividad del sector de otros granos. Más información se puede obtener si se dividen los cultivos de acuerdo a su tecnología principal (irrigación o temporal). Lo bueno es que estas variables se pueden meter sin problemas en estos gráficos. Una nueva versión aparecerá en días venideros....

México: Narcotráfico e incentivos... y sigue la mata dando

Cierta confusión existe respecto los resultados de la operación Xcellerator, dados a conocer ahora. Diversos diarios, en sus portales electrónicos, dan por titular que dicha operación capturó a 755 integrantes y asociados del Cártel de Sinaloa. 

Las notas:

Se puede pensar que los arrestos ocurrieron en un mega operativo simultáneo, de tintes cinematográficos. Pues no. Los arrestos ocurrieron a lo largo de 2 años que ha durado la operación. La DEA asegura que ha desarticulado el brazo operativo en EUA de dicho Cártel, y declara que, en efecto, esto es una guerra. Por otro lado, los recursos del famoso Plan Mérida han sido aprobados. Así que llegará una buena inyección al aparato policiaco-militar que en México combate al narcotráfico.

El asunto que nos motiva en esta entrada se expresa en un par de frases de Leonhart, administradora de la DEA, y que han sido recogidas por la nota en La Jornada:


A su vez, la administradora en funciones de la DEA, Michelle Leonhart, dijo que se trata de un duro golpe contra el cártel de Sinaloa y señaló que el alza en los precios de la cocaína en Estados Unidos muestra el impacto de la ofensiva mexicana contra estas organizaciones delictivas.

Expuso que en los últimos 24 meses ha aumentado el precio de la cocaína en 104 por ciento, mientras que la pureza disminuyó en 34.8 por ciento.


En una entrada previa, habíamos preguntado si la guerra mexicana y estadounidense contra el narco, cuyos resultados ahora se extienden, ya era hora, al vecino norteño, no tendría el resultado imprevisto de aumentar los incentivos que operan en dicha actividad. Para el caso mexicano, preguntábamos también si estos incentivos crecientes no tendrían el resultado no deseado de fortalecer la organización del narco mientras que en el Estado mexicano ocurría lo contrario. Pues bien. Las frases de Leonhart muestran que en efecto hay consecuencias de la lucha mexicana que se hacen sentir en el mercado estadounidense: los precios suben (duplicándose) y la calidad baja. Así que conviene dedicarle un tiempito a organizar nociones para ver, de forma sencilla, qué podría estar pasando, y sirve de excusa para hacer este ejercicio que ya daba vueltas desde hace algún tiempo...

Todo esto es síntoma de dos cosas, al menos: la oferta es muy inestable y la demanda muy inelástica. Inestable porque responde muy fuerte, desplazándose, a choques externos. Inelástica porque el asunto es una adicción. Además, podría pasar que la demanda dependa más del incremento poblacional que del entorno económico, de forma tal que se podría estar desplazando a la derecha incluso cuando hay crisis, o también precisamente porque hay crisis... Pero por efectos de exposición consideremos que la demanda se queda quieta.

La pregunta de la entrada ya comentada se relaciona con ver qué pasa con los ingresos en este mercado. Demanda inelástica y oferta inestable. ¿Cómo quisieramos que fuera la oferta? ¿Elástica o inelástica? ¿Cuál situación puede asociarse con que los golpes al narcotráfico sean eso, verdaderos golpes, y no eventos que acaben trasladando ingreso a los narcos, fortaleciéndolos?

Veámos dos casos extremos para distinguir los efectos que la elasticidad de la oferta puede tener. Primero la oferta perfectamente inelástica: 
... y la perfectamente elástica:

La reducción de la oferta incrementa sin ambiguedades el precio. Debido al supuesto de estabilidad en la demanda, la cantidad distribuida se reduce también (Si la demanda estuviera creciendo, como de hecho podría suceder, la cantidad distribuida podría incluso aumentar asociándose a incrementos mayores en los precios. Esta es una posibilidad que hay que considerar). 

En el caso de la oferta inelástica, la traslación de la curva provoca pérdida social neta (ingresos y excedentes que se dejan de percibir) igual a E+D. Con la oferta 1, el excedente de los productores es C+D. Con la oferta 2, es B+C. Los consumidores gozaban un excedente igual a A+B+E y ahora sólo igual a A. Hay una transferencia de ingresos de los demandantes a los oferentes. El dibujo muestra que, con una traslación adecuada de la oferta y con una elasticidad de la demanda lo suficientemente baja, los ingresos de los productores pueden de hecho aumentar (es decir, casos en los que B>D no son imposibles). ¿Qué pasa si la demanda se estuviera desplazando a la derecha? La situación sólo empeora: la mejora de los productores puede incluso quedar asegurada. Sólo escenarios en que ocurren reducciones significativas en la demanda los productores pueden quedar peor que antes.

En el caso de la oferta elástica sucede que, por construcción, el excedente de los productores no sólo no cambia, sino que es igual a cero. Además, este escenario se puede asociar con un incremento en los costos de producción medidos por el area debajo de la curva de oferta. Con la oferta 1, los costos de producción son C+D. Con la oferta 2, estos son B+C. Así que desplazamientos adecuados de la oferta pueden elevar los costos de producción incluso cuando se está distribuyendo una cantidad menor que antes. Los consumidores pierden el área B+E: B se va a los productores; E representa la pérdida social neta (que en este mercado particular no sería mucha "pérdida"). En el caso en que la demanda se este deplazando a la derecha, la oferta elástica mantiene el precio constante, por lo que sólo ocurre un aumento del gasto en producción y un aumento del excedente de los consumidores.

¿Dónde nos deja todo esto? Contrario a lo que se piensa, la reciente "guerra" contra el narco, a pesar de estar enfocada en el proceso de oferta, sí afecta a la demanda (aunque no genera desplazamientos directos, ni cambios en su elasticidad): en ambos casos, ocurre una transferencia de excedente (igual al área B) hacia los productores. Y aquí esta la cuestión. Esta transferencia puede más que compensar la pérdida de ingresos ocasionada por el choque derivado de los operativos: si la oferta es inelástica, la transferencia es puro beneficio, y los productores pueden incluso estar mejor que antes; si es elástica, el excedente es por construcción cero, y el choque sólo implica que sea más costoso distribuir la misma cantidad, o incluso cantidades menores. 

La hipótesis de que la guerra contra el narco puede estar de última beneficiándolo es plausible conforme más inelástica sea la oferta, y conforme la demanda se vaya a la derecha. Ojalá que los operativos tengan como consecuencia no sólo desplazamientos de la curva, sino también disminiciones en el valor (absoluto) de la elasticidad. Sin duda, mejores resultados aún se pueden obtener si las acciones se acompañan con reducciones directas en la demanda...

Sobre el asunto de las televisoras y los spots...

El asunto es sencillo:


NOS ESTÁN VIENDO LA CARA...

TAN TÁN...
Fuente: http://img144.imageshack.us/img144/9415/televisatvazteca2sb0.jpg

Qué le pasa a Salinas Pliego:

Pactan Televisa y TV Azteca 

El presidente de Televisión Azteca, Ricardo Salinas Pliego, reconoció que concertó con Televisa pasar en bloques los spots de los partidos al arrancar las precampañas para no perder audiencia.

"El problema era, si hacíamos un corte nosotros a una hora y Televisa a otra, mi audiencia se iba a perder y viceversa. Entonces, lo lógico fue: nos pusimos de acuerdo para no perder la audiencia. Ni la tuya ni la mía. Vamos a hacerlo al mismo tiempo (transmitir spots electorales). Entonces, todos vayan al baño, háganse un sándwich, y regresamos en seis minutos", admitió Salinas Pliego ante estudiantes del Tec de Monterrey, de acuerdo con un audio que difundió ayer la periodista Carmen Aristegui en su programa de radio en MVS.


Fuente: Reforma En Línea. Nota de Manuel Durán.

Lo tremendo es que las televisoras están obligadas por ley a transmitir esos spots y a contribuir a la cultura democrática... ¡¡Ya se ve!! 

Este asunto de los spots es todo un show... Lo curioso es que todos asumen que nadie verá los dichosos spots. Ni los del IFE ni los del gobierno federal...

Peor aún, un resultado de la reforma electoral es que el gobierno federal ha duplicado el gasto en promoción. Aquí, parece, hay gato encerrado. Se trataba de ahorrarle al erario parte de la fortuna que cuesta nuestra terrible democracia... Simplemente han eliminado al intermediario partidista.... Las televisoras seguirán recibiendo su cacho del pastel electoral... Queda claro quién manda. Faltaba más!

Sobre el decrecimiento sostenible de Martínez Alier


Martínez Alier, aunque catalán, es uno de los fundadores y divulgadores en lengua castellana más importantes de la economía ecológica. Además, tiene participación en las izquierdas españolas y catalanas...De allí resalta un intercambio epistolar sobre anarquismo que mantuviera con Manuel Sacristán y que fuera publicado en el número 8 de Materiales. No cuento con ningún enlace a alguna versión electrónica a dicho intercambio. Pero aquí Fco. Fernández Buey discute un poco sobre eso.

Pues bien, ahora, en el año 2009, Martínez Alier disctute un poco sobre la crisis, el keynesianismo como moda renovada, y sobre ese artefacto llamado decrecimiento sostenible...

Aquí reproducimos el artículo, que se comenta brevemente más abajo...

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Decrecimiento sostenible
Joan Martínez Alier · · · · ·
22/02/09

La crisis económica actual ha puesto a John Maynard Keynes de moda porque existe capacidad industrial en las economías occidentales que no se aprovecha. Ante el aumento del desempleo, la receta adecuada es un mayor gasto público. Así habrá dinero para cambiar de automóvil y comprar el exceso de viviendas que deprime la industria de la construcción en Estados Unidos, en Reino Unido y en España. Keynes quería que la economía saliera de la crisis de 1929. Dijo explícitamente que lo que ocurriera a largo plazo, una vez la economía se recuperara de las dificultades, no le importaba. Fueron economistas posteriores como Harrod y Domar los que convirtieron el keynesianismo en una doctrina de crecimiento económico a largo plazo. Más tarde llegaron o resucitaron los neoliberales como Hayek, quienes aseguraron que el mercado sabía mucho más que el Estado. Ahora estamos escuchando a banqueros que piden que nacionalicen sus bancos, por favor. Estamos viendo la resurrección de Keynes (o su reencarnación en Krugman y Stiglitz). Pero podemos preguntarnos, ¿un Keynes de corto plazo, para salir de la crisis, o un Keynes también de largo plazo para seguir una senda virtuosa de crecimiento económico?

Es ahí donde entra la actual crítica de la Economía Ecológica. El crecimiento económico se ha basado en la energía del carbón, el petróleo y el gas natural. Parece aconsejable un keynesianismo verde que aumente la inversión pública en conservación de energía, en instalaciones fotovoltaicas, en transporte público urbano y rehabilitación de viviendas, en agricultura orgánica. Pero no lo parece continuar en la fe del crecimiento económico. En los países ricos debe darse un ligero decrecimiento económico que sea socialmente sostenible. Debemos entrar en una transición socio-ecológica. La economía ha de decrecer en términos de materiales y de consumo energético. Existe ya un acuerdo social en Europa para que las emisiones de dióxido de carbono se recorten un 20% con respecto a las de 1990, pero lo que no se había previsto es que, de hecho, al decrecer el PIB esas emisiones ya están disminuyendo.

Pero no sólo hay razones ecológicas para el decrecimiento. Hay psicólogos que han averiguado que la felicidad no aumenta con el aumento del PIB per cápita. Mejor dicho, sí que aumenta a niveles muy bajos, pero no después. Ahora bien, el decrecimiento económico provoca dificultades sociales que hemos de afrontar para que la propuesta antes citada pueda ser socialmente aceptada. Si la productividad del trabajo (por ejemplo, el número de automóviles que un trabajador produce al año) crece el 2% anualmente pero la economía no hace lo propio, eso llevará a un aumento del desempleo. La respuesta ha de ser doble. Los aumentos de productividad no están bien medidos. Si hay sustitución de energía humana por energía de máquinas, ¿los precios de esta energía tienen en cuenta el agotamiento de recursos, las externalidades negativas? Sabemos que no es así. Además, hay que separar el derecho a recibir una remuneración del hecho de tener empleo asalariado. Esa separación ya existe en muchos casos (niños y jóvenes, pensionistas, personas que perciben el seguro de desempleo), pero debe ampliarse más. Hay que redefinir el significado de 'empleo' -teniendo en cuenta los servicios domésticos no remunerados y el sector del voluntariado- y hay que introducir o ampliar la cobertura de la Renta de Ciudadano o Renta Básica.

Cabe plantear otra objeción. ¿Quién pagará la montaña de créditos, las hipotecas y la deuda pública si la economía no crece? La respuesta debe ser que nadie. No podemos forzar a la economía a crecer al ritmo del interés compuesto con que se acumulan las deudas. El sistema financiero debe tener reglas distintas de las actuales. En Europa y Estados Unidos lo que es nuevo no es, pues, el keynesianismo, ni tan sólo el keynesianismo verde. Lo nuevo es el movimiento social por el decrecimiento sostenible. La crisis abre expectativas para nuevas instituciones y hábitos sociales. El objetivo en los países ricos debe ser vivir de forma óptima dejando de lado el imperativo del crecimiento económico.


Joan Martínez Alier es catedrático del Departamento de Economía e Historia Económica de la Universidad Autónoma de Barcelona


Las provincias, 21 febrero 2009
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Me parece que no es el primero en señalar las "virtudes" ecológicas de cualquier crisis [las emisiones caen al caer la actividad económica]- En mi opinión, esta cuestión de cantidades no tiene importancia práctica: sin transición tecnológica, las emisiones regresarán a su nivel y tendencia [alcista, por cierto] una vez la actividad económica retome el dinamismo. Si es que ocurre, habremos retrasado con eso algun tiempito la catástrofe climática, para lo que eso sirva. ¿Por qué no cacareamos? Martínez acierta al tocar el punto de las posibilidades de cambio tecnológico como parte del estimulo [lo que llama "keynesianismo verde"]. Para desgracia de esta posición, la cuestión de costos relativos y de oportunidades de sustitución efectiva no siguen las necesidades de los burócratas que asignarían el presupuesto a cuestiones "verdes"... A pesar de todo lo que se habla al respecto, me parece que no hay mucha perspectiva de un estímulo verde de verdad...Mucho menos cuando es prioridad del equipo de Obama quemar el carbón que existe en el territorio estadounidense.

Pero este asunto queda disminuido cuando se toma en cuenta la verdadera tesis que avanza Martínez. Un decrecimiento sostenible en los países ricos. Sin duda, una tesis interesante, aunque en mi opinión ha dejado fuera un par de consideraciones que pueden matizar cualquier apoyo a dicha idea. Sin duda, habrá quienes desde un ecologismo entusiasta apoyen esta noción, y hagan por tanto activismo político. Esto es positivo al tener el efecto de cuestionar los impactos indirectos del consumismo occidental en los países ricos... No obstante, esta crítica estaría mal orientada, sobre todo cuando buena parte del crecimiento económico planetario no ocurre en los países ricos, sino en las naciones que se desarrollan, en particular India y China. No se trata de que los estadounidenses, los ingleses o los españoles no cambien el auto cada año, o no se compren el tercer ipod, sino de que los chinos, los indúes, los latinoamericanos (y mas tarde los africanos) querrán participar de ese "consumismo irracional". Para ser sostenible, cualquier decrecimiento tendría que enfocarse en las clases medias de las economías en desarrollo. Pero las implicaciones éticas de esto no son tan sencillas como las implicadas en pedirle a los ricos que ya no consuman tanto...o peor aún: imagínense al primer mundo, tan ostentoso como es, diciéndole a los que se desarrollan que ellos ya no pueden aspirar al desarrollo, y que tendrán que conformarse con un menor consumo... Estas consideraciones internacionales, a mi juicio, restan relevancia a esta noción del "decrecimiento" sostenible en los países ricos...

Otra cuestión que no se toca en la idea de Martínez: gran parte de los productos de exportación de los países en desarrollo se venden en los mercados de los países ricos. Un decrecimiento en estos mercados tendrá el efecto de reducciones en el empleo en los países periféricos. Martínez no dice nada sobre cómo resolver esta cuestión.

Por último, viene la cuestión poblacional. Enfocarse en el crecimiento económico muchas veces lleva a olvidar el asunto demográfico. España misma tiene ahora una política que incentiva el incremento demográfico. Gran parte de Europa se encuentra en esa situación. Habrá crecimiento económico, aunque no quieran, por esta razón. Es mucho más sostenible apoyar políticas poblacionales que decir "no hay que consumir tanto"... Ahora somos sólo dos tercios los que seremos en una generación adelante. El tercer tercio que hace falta nacerá en Asia, América Latina y Africa, allí donde el crecimiento económico, antes de ser sostenible o no, es una necesidad por ser la diferencia entre la vida y la muerte para mucha gente. Considerando esto último, pedir un "decrecimiento sostenible" en los paises ricos nada más parece muy cómodo. Mejor sería pedir que una mayor parte del crecimiento económico en el mundo desarrollado se aplique como asistencia al desarrollo. Luego, sí, podemos hablar sobre un cambio en los patrones de consumo en el mundo rico, y sus posibilidades en el mundo desarrollado... Pero no creo que sea adecuado avanzar la noción de que no hay que crecer cuando una fracción sustancial de la población mundial no tiene agua potable, muere de enfermedades curables, no tiene accesso a la educación, etc., etc.