Pago por servicios hidrológico-ambientales

Una idea:


  • No se trata de encontrar el valor de la naturaleza y hacer que se paguen precios por alguna crédula visión sobre las asignaciones de mercado. Se trata de encontrar soluciones más baratas a las alternativas. En lenguaje de economía ecológica, el retorno monetizado por invertir en capital natural está por encima, muuuy por encima, del retorno de invertir en capital manufacturado de la mejor alternativa. Se trata, en vez, de brindar información sobre soluciones más eficientes (de mayor ratio beneficio/costo, en términos sociales)... de darnos cuenta de la diferencia de rendimientos.
Moraleja: Hay dinero sobre la mesa. Pero no lo queremos ver. Aún.

El agua de la llave...

Esto es lo que el agua que llega a la Cd de Mexico por el sistema Cutzamala hace antes de meterse a los tubos y a las bombas...


Cascada el Salto. Ixtapan del Oro, EdoMex. Foto: Yo merengues.

Moraleja: Reconectando con el territorio...De donde viene el agua que usas en el banio??

De lo que se perdieron...

...si no fueron a escuchar a Exequiel Ezcurra esta mañana en la Fac de Ciencias de la UNAM....

La semana pasada me perdí a Joan Martínez Alier. Chin. Ni modo.

El viernes estará un ex-ministro Noruego para el medio ambiente.

No. No es Brundtland. Ella fue primer ministro.

Moraleja... ¿Así o más seminarios?

Filosofando sobre la valoración de los servicios ecosistémicos

Gracias, Daily. Gracias Heal.

Daily doesn't believe the absolute value of an ecosystem can ever be measured. Heal agrees, yet both scientists say that pricing ecosystem services is an important tool for making decisions about nature—and for making the case for conservation. "Valuation is just one step in the broader politics of decision making," she says. "We need to be creative and innovative in changing social institutions so we are aligning economic forces with conservation."

Fuente: How much is clean water worth? By Jim Morrison

Encontrando el valor de los servicios ecosistémicos

Pues de a poco adentrándome en este tema que atrae, pensaría, a un 60-70% de los que hacen economía ecológica. Tenía un cierto prejuicio ante este cuerpo de literatura (ie., andar poniendo el signo $ a todo lo que se cruce), pero me doy cuenta que no estaba tan informado (los costos de la especialización dentro de las especializaciones). ¿El objetivo que me lleva a esto? Capturar algunos de los beneficios económicos que el llamado bosque del agua provee al DF, Toluca, y Cuernavaca. Para muestra, volteen a Cuautitlán para ver lo que pasa con las inundaciones...

De Geoffrey Heal, jefazo:
"The traditional argument for environmental conservation had been essentially aesthetic or ethical. It was beautiful or a moral responsibility. But there are powerful economic reasons for keeping things intact as well."

Sobre el agua virtual

Ocurre que estoy en un seminario/curso sobre divulgación de la ciencia (tema apasionante, más en épocas en que encuentran planetas "earth-like" a 36 años luz orbitando su estrella en la zona habitable, y en épocas enlas que se anuncia que el Bosón de Higgs está acorralado y piensan encontrarlo antes de navidad).

Pues bueno, una de las tareas en esta semana fue la de escribir un artículo de divulgación de algún tema que nos guste, y elegí el agua virtual. Una hora de trabajo y 4 párrafos. No me desagrada, no me encanta, pero aquí está, para la mejor opinión del respetable...


¿Qué es el agua virtual y por qué es importante?

Carlos A López
Septiembre, 2011

Nunca antes en la historia del planeta los recursos naturales han tenido que soportar a una población de 7 mil millones de habitantes, y aún está creciendo. La organización de las naciones unidas (ONU), basada en estimaciones de expertos de todo el mundo, espera que la población del planeta se estabilice en alrededor de 10 mil millones de habitantes para 2050. Eso quiere decir que por cada dos personas que observas hoy, habrá tres un par de generaciones adelante. Pero el reto no es únicamente por números: los patrones de consumo se van sofisticando a medida que las sociedades se desarrollan, de tal suerte que cada ser humano requiere el uso directo e indirecto de más recursos, en particular de tierra agrícola y de agua dulce. La imagen de que el agua dulce es una pequeña fracción del agua total en el planeta, apenas el 2.5%, es relativamente conocida. Menos conocido es el hecho de que la demanda económica global equivale sólo al 8% del agua dulce que cada año el ciclo hidrológico global hace disponible, volumen que se denomina oferta sustentable. Si estas cifras describen una situación de abundancia, ¿por qué hay escasez? ¿Por qué el agua representa uno de los mayores retos de la sociedad presente y la futura?

Básicamente por tres motivos. El primero es que el agua está muy inequitativamente distribuída en el mundo. Brasil, por ejemplo, tiene el 15% de la oferta renovable global, mientras que China sólo el 5%. El segundo es que el agua se distribuye de forma desigual en el tiempo, haciendo necesaria la construcción de infraestructura de almacenamiento que no todos los países pueden costear. El tercero es que el agua es necesaria para todas las formas de vida, y que es un insumo intermedio crucial para la provisión de servicios ambientales de los que dependemos tan certeramente como lo hacemos de la comida y de la energía. Estos motivos explican en parte cómo es que en pleno siglo XXI mil millones de personas carezcan del acceso a una fuente confiable de agua, y que dos mil millones carezcan de infraestructura de saneamiento. Como resultado, las enfermedades asociadas al consumo de agua contaminada, en su mayoría tratables a bajo costo, matan más gente cada año que cualquier forma de conflicto violento en el mundo.

Así que uno de los retos para la sociedad del siglo XXI es el de lograr un uso técnicamente eficiente del agua, respetando criterios básicos aunque rígidos sobre equidad entre presente y futuro, y respetando las funciones del agua en el mantenimiento de la buena salud de los ecosistemas. Junto al desarrollo tecnológico para el manejo de los recursos de agua, que suelen llamarse medidas de oferta, se encuentran los impactos en el uso del agua causados por cambios en los patrones de consumo humano, llamados medidas de demanda. Una de estas medidas se relaciona con el consumo del agua virtual, que es el volumen consumido durante todo el proceso de producción de los bienes de consumo. Un coche, por ejemplo, si bien contiene físicamente apenas una mínima cantidad de agua, requiere de 400,000 litros para su producción. Lo mismo pasa con otros bienes, como los alimentos. Un kilogramo de carne de puerco, por ejemplo, requiere de entre 3,000 y 6,000 litros para su producción. Un kilogramo de pollo, entre 2,400 y 3,500 litros, y un kilogramo de carne de res entre 13,000 y 140,000 litros. En contraste, un kilogramo de arroz requiere de 1,600 litros, uno de trigo 850 litros, y uno de maíz 500 litros. Se ha estimado que para producir una hamburguesa promedio se han consumido 2,400 litros de agua, y para una tasa de café 140 litros.

A esta agua se le denomina virtual porque no se ve directamente al no estár físicamente incorporada al bien de consumo. Pero es agua que realmente se utiliza en algún lugar en el mundo, y que puede afectar las situaciones locales y globales de escasez. Las elecciones cotidianas de consumo, como con los alimentos, afectan la magnitud de agua utilizada localmente y, en la medida en la que los productos sean comerciados internacionalmente, en el resto del mundo. Uno de los temas de investigación de frontera en asuntos globales de sustentabilidad es el papel de las dietas en el uso de los recursos naturales en el mundo. Una dieta asiática o mediterránea, por ejemplo, utiliza menos tierra y menos agua por caloría que una dieta occidental, mucho más basada en carnes rojas. Los problemas de escasez y de sustentabilidad muchas veces parecen tan complejos e intratables que pensamos que no podemos hacer nada ante ellos, y que es papel de los gobiernos y las grandes empresas de llevar a cabo las medidas adecuadas. Lo cierto es que nuestras decisiones cotidianas, aparentemente tan chiquitas e inocentes en el contexto nacional o global, tienen efectos multiplicativos, para bien o para mal. Un patrón responsable de consumo puede contribuir, litro a litro, a aminorar la competencia sobre los cada vez más escasos recursos hídricos.